Peter May. foto: RHM.fuente:elmundo.esEl autor escocés se pone el kilt para presentar a su detective Fin MacLeod
Fin MacLeod está deprimido. Es un policía deprimido enterrado entre sus libros. Fin estudia por correo. Nunca fue a la universidad. Cuando era un chaval, era demasiado estúpido. Creía que perdía el tiempo estudiando. Como creía que perdía el tiempo viviendo en la claustrofóbica isla de Lewis, pequeño y rocoso paraíso de infernales condiciones climatológicas escocés. Por eso se fue. Pero ahora tiene que volver. La prisa lo convirtió en policía y hay un asesinato sin resolver en su viejo pueblo. 'La isla de los cazadores de pájaros' (Grijalbo), primera entrega de la trilogía Lewis, es la carta de presentación del sonriente Peter May en España.Ataviado con una falda escocesa ("no es que la lleve habitualmente, pero sí en las ocasiones especiales", admite), May dice que el bueno de Fin tiene mucho de sí mismo. "Yo también tuve una especie de novia en la escuela primaria. Fuimos novios durante siete años. Y en el baile de fin de curso no se me ocurrió otra cosa que invitar a otra chica. Ella me escribió una larga carta que es la misma carta que Marsaili le escribe a Fin", cuenta. De hecho, May trató de encontrar a la chica, que se llamaba Jennifer, y descubrió que se había casado dos veces y había tenido dos hijos y que, para cuando la novela se publicó, llevaba ocho años muerta. "Fue un auténtico 'shock'. Sólo quería decirle que me había inspirado uno de los personajes clave de la novela. Pero ya nunca lo haré", asegura el escritor.
Fin debe volver a Lewis porque ha aparecido un cadáver que supuestamente ha sido asesinado con el mismo 'modus operandi' que el usado para acabar con la vida de un ciudadano de Glasgow, cuyo muerte investigaba antes de que ocurriera lo que ocurrió (su hijo pequeño murió) y el detective dejara el trabajo por un tiempo. Volver a la isla no le hará ningún bien, aunque le permitirá reecontrarse consigo mismo, en el momento en el que aún no había cometido ninguno de los errores que han marcado su vida. "He pasado mucho tiempo en la isla y he conocido a personas que crecieron allí y sé lo que sienten. Todos ellos sintieron en algún momento la necesidad de huir, pero también, en otro momento, sintieron la necesidad de regresar, para sentirse a salvo, pero también para recordar quiénes fueron y descubrir quién son", dice May, que no creció en una isla sino en la ciudad (Glasgow) pero pasó la mayor parte de sus vacaciones de infancia en islas como Lewis. Y la luna de miel en Ibiza.
"El ambiente de la isla es claustrofóbico, ideal para construir un thriller", dice May, que esta semana participa en BCNegra, el encuentro para amantes del género criminal que tiene lugar en Barcelona. Los cazadores de pájaros de los que habla el título de la historia, por cierto, son reales. "Una vez al año, un grupo de 12 hombres, en realidad, 12 jóvenes, vive durante dos semanas en una roca en mitad del mar, cazando una rara especie de ave, para reproducir el ritual que se lleva celebrando desde hace 400 años. Les arrancan las plumas, las tuestan de una determinada manera y regresan con un botín que es 'delicatessen' para el pueblo. Es una especie de rito de paso que convierte a sus participantes en elegidos, en hombres a los que respetar en un futuro", cuenta el escritor, que pasó una larga noche con cuatro de estos hombres en un pub de la misma isla de Lewis. "Sus historias me inspiraron", dice.
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