31.10.14

Cinco títulos de novela negra japonesa muy recomendables

El pasado viernes 24 de octubre tuve el placer de moderar la mesa redonda dedicada a la novela negra japonesa dentro de la séptima edición de Getafe Negro, festival de novela policíaca de Madrid

De izquierda a derecha: Andrés Pascual, Carlos Bassas, Ricardo Bosque, José Luis Ramírez y José Andrés Espelt./ricardobosque.wordpress.com
Los participantes, cuatro especialistas en el género y en la cultura japonesa: los escritores Carlos Bassas del Rey y Andrés Pascual, José Luis Ramírez (editor de Quaterni) y José Andrés Espelt, crítico y colaborador de varios sellos editoriales, más conocido como Cruce de cables.
Hablamos con ellos de las diferencias y similitudes entre la novela negra oriental y la occidental, los temas recurrentes, el papel de la mujer como autora y como personaje, las desigualdades sociales, laborales y en materia sexual, las perversiones, filias y fobias niponas, las colegialas, los trenes bala, la yakuza, gatos y fantasmas… Personalmente diré que me pareció que la charla fue tan interesante para los ponentes como para el público asistente, pero si queréis una visión más objetiva os invito a leer la crónica publicada en Leer sin prisa, creo que resume muy bien lo que allí se dijo.
Para terminar la charla, pensamos que procedía pasar de lo general a lo concreto, así que nos permitimos hacer una sugerencia cada uno de nosotros. Difícil elegir entre mucho y muy bueno, pero la selección fue esta que os dejo a continuación, con portada y enlace a la sinopsis de la editorial correspondiente clicando en el título. Espero que os animéis a echarles un vistazo y a adentraros en lo que, para mí, ha sido todo un descubrimiento: la literatura criminal japonesa.
tokio 
El expreso de Tokio, Seicho Matsumoto (recomendada por Andrés Pascual)
llave 
La llave maestra, Masako Togawa (recomendada por Carlos Bassas)
kasha 
La sombra del Kasha, Miyuki Miyabe (recomendada por José Luis Ramírez)
okamoto 
Hanshichi, Okamoto Kido (recomendada por José Andrés Espelt)
Out-UK-Cover 
Out, Natsuo Kirino (mi recomendación)

25.10.14

García Márquez, el gran conspirador

Álvarez ha querido hablar de Gabo como un hijo, con esa mirada bipolar que todos los hijos tienen sobre sus padres, con ese respeto: "Gabo nos allanó el camino a todos los escritores colombianos", subraya casi antes de empezar

Sergio Álvarez (izquierda) y Juan Cruz |Getafe Negro./elpais.com
 
En un programa tan amplio como el de Getafe Negro, tienen cabida temas dispares y apasionantes. Los escritores Juan Cruz y  Sergio Álvarez han hablado esta tarde en la localidad del sur de Madrid de la vertiente negra de Gabriel García Márquez, de su capacidad para acercarse al lado más oscuro de la realidad a través del mejor periodismo de sucesos y de toda su obra.

Cruz y Álvarez, distinta generación, distinto origen, distintos recorridos, han coincidido en su fascinación por la figura del ganador del Premio Nobel de Literatura, su vida al lado del poder, en la sombra de las conspiraciones del siglo XX, junto a todos los grandes acontecimientos de las últimas décadas. Una vida de conspirador para un narrador genial que tuvo en el periodismo una de sus grandes labores, influencias y pasiones. Una vida de novela negra.

Seguimos así con la cobertura de Getafe Negro que iniciamos con las recomendaciones sobre el programa, varias de ellas todavía vigentes, las lecturas de las estrellas del festival, la entrevista a modo de tercer grado con Lorenzo Silva o mi conversación con Lee Child en el Museo del Prado. Lean y disfruten.


“El periodismo y el tono de su abuela son los dos grandes instrumentos de García Márquez para contar historias” ha atacado Juan Cruz nada más empezar. El periodista, gran conocedor de la obra del escritor colombiano y admirador de su trabajo periodístico habla de Gabo como un gran fabulador, un mentiroso que contaba grandes verdades y que vivía por y para las historias.“Los materiales que usó Gabo como periodismo puro cuando ya era famoso, por ejemplo en Noticia de un secuestro, son esos que había aprendido en su periódico, como encargado de sucesos, y los establece como paradigma del reportaje más importante que se ha hecho sobre terrorismo en la prensa española en todo el siglo XX. Sus materiales fueron siempre periodísticos” ¿Fabulación? “Hacía falta para la ficción, la hacía más creíble, no para los reportajes, que nunca tuvieron desmentidos”, asegura.

El colombiano Sergio Álvarez ha querido hablar de Gabo como un hijo, con esa mirada bipolar que todos los hijos tienen sobre sus padres, con ese respeto: “Gabo nos allanó el camino a todos los escritores colombianos", subraya casi antes de empezar.  

“Uno podría construir un gran imaginario relacionado con la novela policíaca a partir de sus novelas, pero es a partir de sus vidas donde se engrandece esa figura. Su vida es la de un inmenso conspirador. De hecho yo creo que escribía en los ratos libres que le dejaba la conspiración, el intento de hacerse amigo de un presidente, de trabajar en las sombras del espionaje. Tiene un inmenso timing como ser humano y como narrador y eso es la novela negra, lo que le hace tan importante y esencial: grandes personajes, gran uso del tiempo, una relación con los lectores que nosotros llamamos suspense y que al final tiene una solución. Y en todo esto García Márquez es un mago”.

¿Es o no es un mentiroso? ¿Realmente eso importa? “No nos mentía”, asegura el autor de La lectora,  “construía verdad a través de ciertas mentiras. Si conseguía emocionarnos con ciertas mentiras ese hecho se convertía en importante”, añade algo emocionado, como el hijo que se fascina ante la figura del padre.  “La cercanía de García Márquez con lo policíaco viene de los tiempos que le tocaron vivir: Allende, la Guerra Fría, etc. Y lo supo vivir y contarlo y ser partícipe de ello”. ¿Y cómo se ve eso en sus libros? “Si uno lo analiza con cuidado,los libros de Gabo son todos grandes investigaciones con los que él juega. Por ejemplo en Cien años de Soledad con el manuscrito de Melquíades”.

 Alvarez 2Crónica de  una muerte anunciada es fascinante como narración y si uno se pone a leer las entrevistas, las personas a las que investigó, cómo se convirtió en un inmenso detective”, asegura Álvarez, antes de entrar de lleno en Noticia de un secuestro, el libro clave del Gabo periodista. “Pablo Escobar secuestraba a los ricos y  eso tiene mucho de thriller, nadie pensaba que no tuvieran que ser secuestrados”, afirma entrando de lleno en una polémica que García Márquez supo incendiar con una narración milimétrica de una investigación. “Nos cuenta un inmenso thriller y a través de él consigue que nos entendamos un poco más”, añade arrojando cierta luz de esperanza. “Aprendí una cosa de Gabo y es que incluso en la crónica oscura, con los muertos y los secuestros, lo importante es poder contar las cosas humanas y contarlas a partir de ese punto de vista mucho más enriquecedor”.

“Me ha emocionado lo que has dicho”, salta Cruz casi encima de las palabras de su compañero de tertulia. “Es inevitable que uno haya vivido situaciones en las que la tragedia humana cobra nombres propios”, relata en su torrente casi infinito de palabras. “Todas las historias en el periodismo y en la vida adquieren otra dimensión cuando ves el latido humano de la tragedia”.

Más enseñanzas. Álvarez entra a analizar: "La novela negra nórdica es racional, lógica. En América Latina nadie se creería eso. Que alguien es decente y honrado y tan inteligente y sutil, no se lo creería nadie”, ataca Álvarez. “Y García Márquez en Crónica de una muerte anunciada nos enseña que el azar también crea grandes historias”.

El día que Pablo Escobar prohibió las drogas

En Medellín, el mayor capo de la droga de la historia de Colombia, Pablo Escobar, prohibía la droga cuando la situación se ponía fea y la violencia se desbordaba. Esta maravillosa paradoja, contada por Álvarez con el ritmo de un buen narrador, inmersa en una investigación periodística, en una aventura por conseguir un reportaje, muestra la enorme capacidad de narración de los colombianos y oculta una enseñanza. “Uno por rastrear una historia termina encontrándose un montón de cosas absurdas que nadie creería”, concluye para demostrar los extraños límites de la realidad, tan bien manejados por Gabo.

Y si hablamos de historias y fábulas, Juan Cruz no tiene tantas como García Márquez, pero se le acerca. Eso ya lo dejamos para otro día.

NOTA: Todo este papel en el mundo diplomático, en conversaciones más o menos secretas, siempre de intermediario, de agente de Cuba ante Estados Unidos, ha sido narrado en Back Channel to Cuba, de los investigadores William M. Leogrande y Peter Kornbluh.

Los campeones mundiales de la novela negra contemporánea

Celebramos Getafe Negro con una selección de autores contemporáneos del género

Ilustración de Fernando Vicente para Estudio en Escarlata./elpais.com

Getafe Negro llena estos días todo Madrid de autores de novela negra y locos de la ficción criminal. Desde EL PAÍS ya hemos hablado con algunos de esos autores (Jo Nesbo o Lee Child) pero ahora queríamos proponer algo más ágil, divertido y polémico.
Elegimos 13 escritores contemporáneos cuya obra, éxito de ventas y/o crítica, repercusión e influencia les colocan muy arriba en el escalafón del género. Hay anglosajones, nórdicos, franceses o españoles.
Faltan, como en cualquier lista (se me ocurren a bote pronto James Sallis, Deon Meyer , Donna Leon o Tana French), pero a alguien había que dejar fuera. Son 13 para que se pueda elegir uno por mes y uno de más de regalo. Importante: el orden no es jerárquico.

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Michael Connelly (Filadelfia, 1956)

El padre del personaje Harry Bosch es una figura clave en la literatura del género de las últimas dos décadas. Su pasado por el mundo del periodismo como reportero de sucesos le da un estilo directo, pulcro y emocionante. En los 16 libros escritos sobre Bosch el personaje evoluciona, envejece y se hunde como pocos en la oscuridad de un trabajo nada agradable. Si tengo que elegir, me quedo con Cuesta Abajo. Es también responsable de la serie del abogado Mike Haller y de otras obras como Deuda de sangre.
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Dennis Lehane (Boston, 1965)

Uno de los grandes renovadores del género. Una voz esencial en la novela negra de los últimos años con una obra diversa y literariamente rica. Su serie protagonizada por los detectives Kenzie y Gennaro es una delicia. Su maestría con el género se ve perfectamente en otras obras ajenas a esta serie como Vivir de noche, Mystic River o Shutter Island. Es, además, guionista de The Wire, creador y guionista de Boardwalk Empire y uno de los escritores del género que mejor han sido llevados a la pantalla.
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James Ellroy (Los Ángeles, 1948)

El autor de la Trilogía americana o del Cuarteto de los Ángeles, entre las que se incluye la hiper famosa L.A. Confidencial, y de otras series menos conocidas pero igual de esenciales como la Trilogía del sargento Lloyd es posiblemente uno de los personajes más insoportables de la escena contemporánea. Pero su extensa y gran obra le justifica. Su radiografía del EE UU de los 40, 50 y 60 del siglo XX, su buceo en lo peor de las cloacas del poder, su estilo abrumador y original y la fuerza del universo que ha creado le hacen sin distinción merecedor de casi todos los halagos que él mismo se dedica
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Jo Nesbo (Oslo, 1960)

Decir novela negra nórdica hoy en día es decir Jo Nesbo. Las novelas de Harry Hole son un manual de los límites del género y del ser humano para enfrentarse al sufrimiento. El inicio de Némesis (una de las mejores narraciones de un atraco de la literatura contemporánea) o la evolución de Harry Hole en las, hasta ahora, últimas novelas del personaje son dos grandes ejemplos. Promete matarlo, lo que no dejaría de ser una novedad que dejaría huérfanos a los millones de fans de este policía tan, tan especial. Su enorme difusión en el mundo anglosajón ha hecho de este excantante y antiguo economista uno de los autores de más éxito de la ficción criminal.
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John Banville (Wexford, 1945)

El reciente Premio Príncipe de Asturias de las Letras ha llevado a cabo sus incursiones en el género bajo el pseudónimo de Benjamin Black. Las cinco novelas de Quirke y Hackett, personajes sublimes, supusieron un impulso literario tremendo para un género siempre bajo sospecha. El lémur es un sencillo y maravilloso thriller. Aunque hay opiniones para todos los gustos, La rubia de los ojos negros es una acertada continuación de las obras de Raymond Chandler, una misión suicida de la que sale bien parado. Un grandísimo escritor haga lo que haga.
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Gillian Flynn (Kansas, 1971)

De plena actualidad por la película Perdida, basada en su excelente thriller con el mismo título, esta antigua periodista y crítica de televisión víctima de un ERE es una voz renovadora del género, que trata con maestría la novela psicológica femenina, que entra de lleno en la novela de venganza, una hija bastarda de Jerry Seinfeld y Patricia Highsmith, capacidades que demuestra de sobra en otro de sus libros, Heridas abiertas. Todo esto sin olvidar que Perdida es el tercer libro electrónico más comprado de la historia y que llegó a desbancar a 50 sombras de Grey en la lista de The New York Times aunque, todo hay que decirlo, con bastante más calidad.
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Andrea Camilleri (Sicilia, 1925)

“Comunista, siempre, siempre, siempre, por justicia social” “empleado de la escritura” y, sobre todo, padre de Salvo Montalbano, uno de los mejores regalos que nos ha hecho la literatura italiana del último siglo. El autor recibió el Pepe Carvalho de novela negra en Barcelona el pasado mes de febrero, un reconocimiento que esperamos no sea el último a una carrera excelsa.
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Fred Vargas (París, 1957)

La creadora del comisario Adamsberg, ese hombre que tiene como don y como castigo una tremenda intuición, es una de las más loadas autoras de novela negra contemporánea por la calidad de sus textos. Algo que tiene más mérito todavía si consideramos que durante años escribió las novelas a salto de mata, en las tres semanas que tenía de vacaciones de verano. Por cierto, le encantan las pequeñas batallas.
Por ejemplo, sigue publicando en Francia en la misma pequeña editorial a pesar de las ofertas millonarias que le han hecho los grandes grupos.
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Henning Mankell (Estocolmo 1948)

Con Kurt Wallander ya fuera del panorama y su creador relatando su vida bajo el cáncer brutal que padece, Mankell se merece un homenaje. Y Wallander, ese policía melómano, gordo e hipertenso, ese pobre justiciero inteligente e infeliz, ha tenido una influencia enorme en todo lo que ha venido después.
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Ian Rankin (Fife, 1960)

Hablar de Rankin es hacerlo de John Rebus, aquel policía malencardado, complejo, contestatario, genial. Le hizo envejecer, le jubiló, pero ha tenido que rescatarlo e incluso lo ha cruzado con el policía de asuntos internos Malcom Fox. Todo para crear una saga tremendamente exitosa, con cientos de miles de lectores detrás de las peripecias de John Rebus, pobre John Rebus. Su renovación de la novela negra escocesa, que tantos y tantos buenos autores nos ha traído, le hacen merecedor de un sitio en esta pequeña lista.

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Pierre Lemaitre (Paris, 1951)

No es nada fácil que un Premio Goncourt de novela no sólo venga del género negro, sino que lo reivindique. Tampoco es fácil que alguien que empieza a escribir a los 56, a los 63 tenga ya un buen puñado de novelas negras como por ejemplo la trilogía del comisario Camille Verhoeven (excelente debut y homenaje al género con Travail Soigne) o Robe de Marié, auténticas referencias del género. Una voz brutal y con un hondo sentir literario.
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Francisco González Ledesma (Barcelona, 1927)

Puede que la novela negra española tenga varios padres, lo que nadie discute es que González Ledesma es uno de ellos. El creador de Ricardo Méndez, ese extraño detective con los bolsillos llenos de libros imposibles, sobre todo dotó al género en España de una mirada más social, más pegada a la realidad, más crítica. Otro maestro al que hemos incluido aunque no se pueda ya prodigar.
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Lorenzo Silva (Madrid, 1966)

Responsable de esa pareja de guardias civiles formada por Bevilacqua y Chamorro; responsable a su vez de dotar a esos personajes de un visión más cercana para el lector español; responsable, si no culpable, de haber arrasado con esos dos personajes en las siete novelas que ha escrito con ellos de protagonistas. Premio Planeta, Premio Nadal, autor de género juvenil y, sobre todo, un escritor comprometido con la calidad del género.

Banville: "Todo el mundo sabía y sabe que en Irlanda se comete pederastia"

John Banville repasa en Oviedo ante alumnos de Humanidades su dualidad creativa

John Banville, Premio Príncipe de Asturias de las Letras. / Julián Rojas./elpais.com

Sentado junto a la estatua de Úrculo en Oviedo, en esa cabeza de libros apilados coronada por un sombrero Borsalino, como el que lleva el premio Príncipe de Asturias de las letras de este año, uno no llega a saber bien si la obra firmada por el artista asturiano se trataba de un profético homenaje a John Banville o a Benjamin Black.
Quizás, la prenda acompañe más al autor de género negro, urdidor de una intensa e inteligente trama continua de elegante suspense que al narrador poético de El mar. Si quien lleva su verdadero nombre, Banville, es un autor apresado por los enigmas líricos, el del pseudónimo Black despliega una inteligencia de pistas que dan la vuelta al género con suspense.
En esa placentera esquizofrenia devota de Robert L. Stevenson se mueve el irlandés. En esa relajada dualidad, juguetona y cómplice, esquiva y sana con los géneros. Porque Banville (Wexford, 1945) posee tanto talento que puede ser a la vez dos cosas tan radicalmente opuestas como escritor de culto y autor de éxito para públicos más amplios.
Y esto último sin que su inquebrantable compromiso con la literatura le lleve al terreno del best-seller. Aunque para él es más sencillo de explicar: “Para mí existen dos maneras de escribir, la del artista y la del artesano. Banville es el primero, Black, el segundo”, confiesa por la tarde, degustando un vino blanco, en el hotel Reconquista.
Por la mañana, afable, encantado, accesible, Banville conquistó a un auditorio masivamente joven de estudiantes en la universidad de Oviedo. Muchos de ellos con ejemplares de sus libros. “Black funciona basándose en el cliché, Banville está en su mundo imaginario. El otro en el mundo real. Yo necesito la fantasía, la realidad me mata”.
Sobre todo abordando asuntos como la pederastia y los abusos. “Quizás no hayamos dado con la palabra exacta, la que dé significado preciso a esa atrocidad, quizás sea una cuestión de lenguaje”, comentaba en privado.
“Todo el mundo sabía en Irlanda y sabe, que se cometen abusos”, declaró ante los estudiantes. “Sabíamos y no sabíamos a la vez”, comentó. Como en todos esos países en los que durante décadas ese drama se ha tratado con silencios y sobreentendidos, caso de España.
Son esos asuntos en los que ambos escritores coinciden a veces. Temáticas recurrentes de uno de los autores más sutiles, misteriosos y sugerentes de la literatura mundial. Cuestión de puntos de vista también, como abordaba el autor bajo un lema que presidía la sala por la mañana y rezaba: “El extraño caso del Dr Banville y Mr Black”.
En él conviven y se cruzan de la manera más natural, los dos creadores: “No hago más que reflejar esa multiplicidad de puntos de vista que hace el mundo tan maravilloso. Inventamos y nos reinventamos constantemente, somos individuos que arrojamos con diferente intensidad luz en el mundo”.
Quizás él lo haga un tanto apartado: “Soy un individuo bastante desconectado de lo que ocurre y encerrado en una habitación desde la que hago uso de mi imaginación, más que otras cosas”, afirma. “Nadando en la ambigüedad, también, es lo que hace que la vida sea interesante, de otra forma, la realidad acabaría con nosotros, a mi me interesa tratar de aproximarme a los secretos, a las penumbras”. Y a fe que lo ha hecho, como ahora, con trabajo y una novela firmada por Banville en la que lleva metido tres años: “Tuve que reescribirla, me equivoqué en el tono, en la forma, es como cuando escuchas la radio y no atinas a encontrar la frecuencia nítida”.
Pasará al catálogo de una imaginación y una dedicación fecunda de la que han salido obras frecuentemente sublimes como la citada El mar, pero también ese regalo de los dioses mirándonos con terror que es Los infinitos o la arrebatadora Antigua luz –por parte de Banville- así como El otro nombre de Laura, En busca de abril o Muerte en verano, firmados por Benjamin Black.

22.10.14

Novelas de detectives, bajo la lupa

Ya quedaron atrás los tiempos de los sabuesos refinados, de pipa y gabardina, para darles lugar a los rudos y complejos que tienen compromisos sociales y políticos

 
Una pléyade de detectives de novela negra y criminal./semana.com

Casi cada país tiene uno y suman tantos que se puede decir que hay uno para cada gusto. Los detectives en la literatura pasan por su mejor momento, no solo en cantidad, también en calidad. Además de vender millones, algunos son adaptados al cine y a la televisión. No solo eso: han hecho que personajes como el mítico Sherlock Holmes haya regresado, pero recargado
La lista de nombres sería interminable. Se consultó a expertos en el tema y estos serían los detectives de mayor importancia e impacto en la actualidad.

Kurt Wallander

Autor: Henning Mankell
País: Suecia
Libros: doce títulos componen la saga, que termina con Huesos en el jardín (2013).
Es tal vez el más popular de los detectives actuales, sus historias se tradujeron a 37 idiomas y ya vendió unos 40 millones de ejemplares. Sus libros originaron  dos series, versión sueca e inglesa, y un par de largometrajes.  Wallander es amante de la ópera, bebedor, divorciado y sufre de diabetes.  Su labor refleja que ni las sociedades ideales, como la sueca, están exentas de crímenes. En sus historias hay críticas al apartheid, al comunismo, al nazismo y a una sociedad, en general, decadente. Su futuro es una incógnita: Mankell, su creador, padece cáncer.

Kostas Jaritos

Autor: Pétros Markaris
País: Grecia
Libros: tiene ocho entregas que van desde 1995 hasta 2012 con la novela Pan, educación, libertad, última entrega de La trilogía de la crisis. 
Colecciona diccionarios y tiene una especial debilidad por los tomates rellenos.  Es difícil encontrar un detective más político, que Jaritos, un sobreviviente de la quiebra de su país. Crítico del Estado y la corrupción, de la Unión Europea y de los absurdos geopolíticos.

Harry Hole

Autor: Jo Nesbo
País: Noruega
Libros: diez títulos forman esta saga que empezó en 1997. Para la crítica su mejor libro es Petirrojo (2000).
Ha vendido 18 millones de copias. Nesbo describe a su personaje: “Harry es un hombre en lucha permanente con el mundo y consigo mismo”.  Y habría que sumarle: maleducado y de malas en el amor. En su obra hay inquietudes por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial y el 11-S. Martin Scorsese quiso adaptar al cine El muñeco de nieve, una de las historias de la saga.

John Rebus

Autor: Ian Rankin
País: Escocia
Libros: tiene 21 títulos y el más reciente fue Los santos de la Biblia de las tinieblas (2013).
The Indepedent lo calificó como “la mente más convincente en la novela negra moderna”. Gran lector, melómano, fumador y bebedor. Odia la tecnología y es apolítico, pero juzga la corrupción, la pobreza,  al crimen y a un sistema policial que no se ayuda. Ameritó una serie de televisión. 

Mario Conde

Autor: Leonardo Padura
País: Cuba
Libros: tiene ocho títulos y se destaca Adiós, Hemingway.
Sus cuatro primeras entregas transcurren en 1989, antes de la desintegración de la Unión Soviética. Conde es un tipo decente, un expolicía que compra  y vende libros de segunda. Padura dice que su personaje “refleja la realidad que se vivió y se vive en Cuba”. En La neblina del ayer, en medio de boleros, se sabe cómo es descender a los bajos fondos de La Habana.

Édgar 'el zurdo' Mendieta

Autor: Élmer Mendoza
País: México
Libros: Balas de plata (2008), La prueba del ácido (2010) y Nombre de perro (2012)
Nació y vive en Culiacán, estado de Sinaloa. Hace parte de la Policía Ministerial del Estado. Casi siempre viste de negro, toma Nescafé, odia la literatura policiaca y oye a Elton John. Su tarea es resolver casos en medio del mundo del narcotráfico, del cartel del Pacífico y de los políticos corruptos. Expone sin consideración la violencia que atraviesa su país.

Precious Ramotswe

Autor: Alexander McCall Smith
País: Botswana
Libros: saga de 22 entregas que comenzó en 1998 con La 1ª agencia de mujeres detectives.
Es quizá la más particular de los detectives: gentil, tierna, graciosa y sin las sombras que cargan sus otros colegas, incluso sus historias se pueden calificar como infantiles. Sus casos se desarrollan en Gaborone, capital de Botswana, y casi todos tienen que ver con robos, infidelidades o conflictos de familia. Su éxito ha sido tal que en 2008 HBO hizo una serie sobre ella. Sus relatos constituyen otra forma de ver a África.

Chen Cao

Autor: Qiu Xialong
País: China
Libros: ocho nombres componen su serie que se inició con Muerte de una heroína roja (2000). Su más reciente publicación es El enigma de China (2013).
Es inspector jefe de la Policía de Shanghai. Estudió literatura inglesa, es poeta y traduce novelas policiacas. A través de sus historias se conoce la realidad social y cultural de la China moderna, las tensiones entre el capitalismo y el socialismo.  En Muerte de una heroína roja tiene que aclarar el crimen de una simpatizante del partido.

Cayetano Brulé

Autor: Roberto Ampuero
País: Chile
Libros: siete títulos hacen parte de la cadena, entre los que se destacan ¿Quién mató a Cristián Kustermann? (1993) y El caso Neruda (2008).
Nació en La Habana, pero emigró a Miami antes de la irrupción castrista. Luego se fue a vivir a Valparaíso, en la época de Salvador Allende. Un tipo gordo, bigotón y casi calvo, pero muy exitoso con las mujeres, que obtuvo el título de detective privado por correspondencia.  Una paradoja: en el libro Halcones de la noche (2004) tiene que evitar que maten a Fidel Castro.

Espinosa

Autor: Luis Alfredo García-Roza
País: Brasil
Libros: en 2003, con El silencio de la lluvia, empezó esta serie que suma ya nueve libros.
Su creador dice que Espinosa “no es un superhéroe que vive rodeado de bellezas bronceadas”. Se trata de un oficinista común y corriente, reservado, bien educado y buen lector. Sus casos reflejan la complejidad de Río de Janeiro, el poder del hampa, el narcotráfico, la vida en las favelas, sus contrastes.  

Harry Bosch

Autor: Michael Conelly
País: Estados Unidos
Libros: Su serie, con el libro Cuesta abajo (2013), llegó a las 18  entregas.
Ya es casi un clásico. Se calcula que tiene unos 45 millones de lectores. Aunque alrededor suyo hay mucha desesperanza, es un hombre divertido que toca el saxo y que es implacable con los criminales de Los Angeles. Este año se hizo para televisión un piloto sobre este personaje para saber, a través de una encuesta, si gustaba. La respuesta del público fue sí.  Aún no se sabe cuándo se estrenará.

21.10.14

Novela negra, se agota el modelo escandinavo

El Festival de Novela de Madrid, Getafe Negro, reúne a los más destacados autores del género. Bajo el lema de Cosecha Negra debaten sobre la actualidad de relato policial

Afiche oficial de Getafe Negro que se realiza por estos  días en Madrid./elmundo.es
Desde hace algunas ediciones, el Festival de Novela de Madrid reúne en el Instituto Cervantes a algunos de los más destacados autores del género a lo largo del último año, que bajo el lema de Cosecha Negra debaten sobre la actualidad de relato policial. En esta ocasión han sido dos las convocatorias. El primer acercamiento se celebró el pasado jueves en la Biblioteca Pública Central. Allí, Miguel Sáez Carral, la argentina Solange Camaüer, Pere Cervantes y Fernando Rueda, moderados por Paco Gómez Escribano, conversaron sobre la presencia del género en la cultura, la política y la sociedad.

Una segunda mesa, ya en la sede del Cervantes, volvió a convocar ayer a Camaüer, ganadora el pasado mes de julio con 'Sabiduría elemental' (Edaf) del Ciudad de Getafe de Novela Negra. Junto a ella estuvieron Mikel Santiago, cuya 'La última noche en Tremore Beach' (Ediciones B) presentada a comienzos del verano ya va por la sexta edición; Carlos Salem -'Un Jamón calibre 45' (RBA)- y Clara Peñalver, creadora de la serie protagonizada por la detective Ada Levy. Su nueva entrega, 'El juego de los cementerios' (Random House), también se encuentra entre los grandes éxitos de la temporada. Esperanza Moreno, editora de Edaf, actuó de moderadora.
En opinión de Camaüer, estas ficciones gozan de su enorme éxito entre los lectores de todo el mundo "porque en ellas hay una búsqueda de la justicia que falta en la sociedad. La agresividad social se trasmite a través de los relatos policiales y produce cierto alivio que algo se resuelva, que la verdad se descubra al final".
Salem ve en la novela negra "la novela política actual porque narra el momento que estamos viviendo". Aunque ya lleva muchos años afincado en España y es aquí donde ha publicado sus relatos criminales, no ha perdido el contacto con el género en su Argentina natal. Según explicó, allí sería inconcebible que un policía protagonizase una investigación. "En Argentina, la realidad ha sido una novela negra durante mucho tiempo y la policía está muy contaminada por la corrupción".
Cabría por tanto imaginarle más próximo al modelo escandinavo, donde es frecuente que el investigador no sea un policía. Pero le resulta agotado. En términos semejantes se expresó Peñalver. A su juicio, los lectores autóctonos "están dando una oportunidad a los autores españoles y empezándoles a comprender. Ya empiezan a cansarse de los escritores suecos, que tienen muy pocas bandas emocionales, al igual que se cansaron en su día del modelo americano, donde impera la razón".
Sin embargo, Mikel Santiago se reconoce más próximo a los modelos cinematográficos y televisivos. 'La última noche en Tremore Beach', que en breve será publicada en Francia, Japón y Estados Unidos y conocerá una adaptación al cine, es el resultado de su pasión por Irlanda. "Me enamoré del país cuando viví allí y quise hacer una novela irlandesa. Aunque, probablemente, los lectores irlandeses digan que no lo es", bromeó.
De lo que no cabe duda es de que se trata de una de las pocas propuestas de los últimos tiempos trufada por la fantasía. Quizás por eso la crítica le ha comparado a los grandes de la novela de intriga -Stephen King, Jöel Dicker o John Connolly- antes que con los cultivadores de la novela negra propiamente dicha. En cualquier caso, ha sido una de las grandes sorpresas de la temporada.

18.10.14

Cinco propuestas de lectura para Getafe Negro

La fiesta de Getafe Negro ya está en marcha y como hemos hecho en otras ocasiones con BCNegra o con la Semana Negra de Gijón, vamos con algunas recomendaciones de lecturas de autores que van a estar en la localidad madrileña hasta el próximo 26 de octubre

Leopardo de Jo Nesbo, es para estremecerse./elpais.com
 
Como siempre, la elección es personal y basada en mis gustos y en el interés de los autores, dado que todos son grandes nombres que van a estar estos días por Getafe. Seguimos así con la cobertura del festival, que se inició con los puntos fuertes y un avance del programa y siguió ayer mismo con la entrevista a su alma mater, el escritor Lorenzo Silva.
Ya saben, vayan a Getafe, lean y disfruten.

Un disparo, Lee Child (RBA). Una aventura (la primera de las publicadas por RBA, la décima de la serie) de Jack Reacher, un ex policía militar, justiciero, extraño vagabundo y superviviente nato. Cuando hay que ser despiadado, lo es. Child es un maestro de la literatura de espectáculo y sus thrillers se devoran. Un disparo es una de las mejores muestras. El autor ha ganado el RBA de novela negra con Personal y estará en Getafe para charlar con Toni García (que le conoce de cine) el miércoles 22 a las 18.00.
El leopardo, Jo Nesbo (Roja y Negra). Aquí un lector que se creía que con El muñeco de nieve (anterior entrega de la serie) Nesbo había alcanzado el máximo de tensión y Harry Hole, nuestro querido Harry Hole, su máximo de hundimiento personal. Pues no, estaba equivocado. En El leopardo Hole está sublime, como siempre, acabado, como siempre, y en aguas muy oscuras, como siempre. Y la novela es brutal. Hablaremos de ella en breve. Nesbo charlará con Lorenzo Silva el jueves a las 20.00 (el acto lo presenta quien esto escribe) y el viernes a las 12 protagonizará un encuentro con los lectores.
Los cuerpos extraños, Lorenzo Silva (Destino). Última aventura hasta hoy de esa pareja de guardias civiles formada por Bevilacqua y Chamorro. Ahora más viejos, más complejos y más desengañados pero con el mismo afán de justicia. Y con la corrupción en Valencia y en la política española de fondo. El autor vuelve a demostrar que controla el género y que conoce de maravilla el trabajo policial. Como auténtico alma mater del Festival, Silva estará un poco por todas partes, así que es mejor que les deje el programa y le busquen.
Laidlaw, William McIlvanney (RBA). No vayan a buscar a McIlvanney en las listas de los más vendidos porque no lo van a encontrar. Vayan a buscarlo en entrevistas a otros autores y referencias de quienes vinieron detrás (Ian Rankin o Pierre Lemaitre, sin ir más lejos) y verán la cantidad de admiradores que tiene este autor escocés entre sus compañeros del género. Laidlaw es su personaje, protagonista de una trilogía excepcional y un policía muy especial. El autor, no quiso seguir con ella porque la dio por terminada, con lo que renunció posiblemente a una buena fortuna, gesto que dice mucho sobre el tipo de escritor que tenemos delante. Ya he escrito sobre él, así que aquí dejo un post más amplio para quien lo desee. Muy recomendable. McIlvanney está en conversación con Julián Ibáñez el viernes a las 20.00.
El séptimo niño, Erik Valeur (Maeva). Como siempre que no me he leído un libro, lo digo antes de nada. Este lo incluyo porque viene avalado por premios y crítica y tiene buena pinta. Desapariciones en un orfanato como punto de partida para un thriller danés del que seguro que oiremos hablar. El autor estará con Jo Nesbo, César Pérez Gellida y Rafa Melero el 23 de octubre a las 12.00 hablando de psicopatía y crimen. No tiene mala pinta.

15.10.14

Crimen D-Efe

Latinoamérica criminal
El Chapo Guzmán, en el momento de su detención./elmundo.es
¿Alguien se acuerda de Matar en Barcelona? Aquel libro de Alpha Decay que reunía relatos criminales con Barcelona como paisaje con la idea de hacer un retrato asesino de la ciudad... Bien: pues la idea es más o menos la misma que enciende Latinoamérica criminal (Mondadori Random House). Sólo que, en vez de Barcelona, el escenario es un continente con 400 millones de habitantes. El lugar en el que han escrito Julio Ramón Ribeyro, Fernando Vallejo, Rodolfo Walsh o Héctor Aguilar Camín, por no poner los ejemplos de siempre.
Santiago Roncagliolo, Alejandro Zambra, Rodrigo Rey Rosa y Rodrigo Hasbun son algunos de los autores que aparecen convocados por el brasileño Daniel Galera, el autor de la estupenda 'Barba empapada en sangre'. Galera encargó los relatos para la revista 'McSweeney's', ordenó la edición del conjunto y, ahora, contesta a las preguntas de ELMUNDO.es en un correo electrónico.

No tan buenos aires

Latinoamérica criminal libro tuviese una tesis, dice Galera en el prólogo, sería la ausencia de tesis: los relatos no se parecen entre ellos, no son tan fácilmente reconocibles como latinoamericanos. A los lectores europeos, en parte, nos da un poco de pena: era muy grato tener un cliché de lo que era la narrativa latinoamericana. ¿Cómo se siente Galera hacia esa idea que tenemos de lo que es la literatura latinoamericana? ¿Por qué cree que tiende a desaparecer?
"Me parece que a literatura latinoamericana está dentro de un contexto de globalización y de posmodernidad que afecta igual a casi todas las literaturas del planeta. Las últimas generaciones de escritores se educan e inician su producción en un contexto en el que internet la tensión pre-milenio, la ruina de las ideologías, el consumismo, el narcisismo y el entretenimiento omnipresente son las marcas dominantes. Luego sumamos a esto la fuerte presencia de una estética del realismo documental, metarrelatos, collages y pastiches... Todo lo que en la literatura condujo a la aparición de estilos tales como 'ficción extraña' y lo que el crítico norteamericano James Wood llama realismo histérico. El éxito de Bolaño parece señalar la transición de la idea de que la vieja narrativa y las nuevas narrativas. Y ahí, las tradiciones regionales sufren una cierta homogeneización en nuestra cultura hiperconectada. La narrativa latinoamericana no es una excepción. Yo no lo veo como un problema. Literatura contemporánea sigue haciéndose eco de la urgente transformación de la cultura, sólo un sentimiento de nostalgia puede justificar la sensación de que se ha producido una pérdida lamentable. Si los europeos perdieron la idea clara que tenían la narrativa latinoamericana, los latinoamericanos también perdieron la idea clara que tenían de la narrativa europea".

Estancias cerradas

Alguna vez, hablando con un colega boliviano de Galera sobre eso de la literatura latinoamericana, salió una frase interesante: si la literatura estadounidense habla sobre gente que se va, la literatura latinoamericana habla de gente que debiera irse pero se queda. Un ejemplo clásico: el personaje peruano blanco que odia Lima porque es pobre y áspera pero que se queda porque, al final, en Lima sigue siendo mucho más blanco de lo que será nunca en Madrid, en Roma o en California. El relato de la argentina Mariana Enríquez del libro (la historia de una chica de clase media alta que vive en un mal barrio de Bueno Aires e intenta involucrarse en al comunidad, con consecuencias trágicas), tiene que ver con esa idea.
"Nunca lo había pensado de esa manera, pero es un argumento interesante. Pero también me llama la atención, en un segundo momento, el número de autores latinoamericanos que tienen sus carreras situadas o relacionadas de alguna manera con los Estados Unidos, Europa y otras regiones. Daniel Alarcón, Andrés Neuman, Rodrigo Fresán, sólo para nombrar los primeros que vienen a la mente".

Mala uva americana

Sobre la violencia en América Latina: a menudo, el europeo que ha pasado cuatro días en Bogotá y cinco en el DF piensa "qué paradoja, esta gente que habla tan melodioso, que parece tan laxa y tan dulce... Y después, la violencia en sus países, por lo menos en el día a día, es mucho más cruel". La historia reciente de los estudiantes desaparecidos en Guerrero, México... ¿Cómo suena esa frase? ¿Es un poco ofensiva? ¿Diría Galera que la historia de la violencia en América Latina es diferente a la de los demás rincones del mundo?
"No soy un experto en esto, pero tengo la impresión de que la violencia en los países de América Latina está más naturalmente aceptada que la violencia en otras partes del mundo. En Brasil, al menos, los asesinatos causan alarma, pero al mismo tiempo se consideran parte del paisaje y se hace poco para cambiar efectivamente la situación, como si no hubiese solución. La violencia es un impulso latente del hombre, pero se manifiesta de diferentes maneras en diferentes culturas. La violencia ritualizada, doméstica, institucional, moral y religiosa son algunas manifestaciones posibles. En algún momento se terminará, eso es lo que hay que pensar. Creo que las historias de la antología revelan esa realidad a los lectores de diferentes maneras, a través de diferentes narrativas en tema y estilo".

Barba empapada

Nos falta hablar de la violencia en Barba empapada en sangre. En la novela de Galera aparece la violencia del abuelo del protagonista (un gaucho más bien iracundo que decide desaparecer), que es la violencia del individuo contra el grupo; y está la violencia de los vecinos contra el protagonista que va a buscar a su abuelo, que es la agresión del grupo contra el individuo. ¿Cuál le parece más divertida para escribir sobre ella?
"En mi literatura, la violencia tiene una función más sociológica de papel estético: estoy interesado en la violencia como un emblema de la muerte, como una fuerza que tira de los personajes de su zona de confort, como un generador de mitos personales y colectivos y cómo invade lo imaginario. El uso de la violencia en mis libros da la idea de que hay un tipo de belleza en la violencia. O sea, es una manera de entender la belleza como un arreglo armonioso - los colores, las formas, los sonidos, las palabras - que comunica algo cierto acerca de la vida humana".

14.10.14

Así es la vida: una borrachera para iniciar una novela negra

Hoy tenemos la suerte de contar con este relato  escrito por J. L. Rod, que acaba de publicar La suerte de los irlandeses, un libro sobre un topo de ETA infiltrado en el CNI que ha recibido muy buenas críticas. Guionista de cine y televisión en Hollywood, Rod ha creado a Pat MacMillan, un personaje que ha generado todo tipo de adhesiones

J. L. Rod, escritor estadounidense./elpais.com
Nos queda saber si esto es ficción o si estamos ante el nacimiento de la novela. Quién sabe.



"La vida puede ser maravillosa", pensé para mí. Finales de agosto, principios de septiembre, mi época preferida del año. Vacaciones. The Crown Liquor Saloon, mi pub preferido de Belfast. Apuraba la tercera pinta de Guinness para intentar rematar el generoso plato de Crown Champ que tenía delante de mí, un fantástico guiso típico irlandés hecho a base de puré de patatas, cebollas rojas picantes y salchichas de cerdo hervidas cargadas de especias hasta más allá de lo razonable. Una puta bomba. Había lucido un sol extraordinario durante todo el día, pero en cuestión de segundos el clima cambió como por arte de magia y todos los parroquianos del local comenzamos a observar sorprendidos a través de las ventanas cómo unas nubes malignas completamente negras comenzaban a descargar agua  torrencial en cantidades más propias de Saigón en época de lluvias que de la capital de Irlanda del Norte en el tramo final del verano. El tipo que estaba en la barra a mi lado, al ver mi cara de asombro ante tan brusco cambio climatológico, me dijo despreocupadamente, mientras ojeaba su Northern  Telegraph:

  • Debe de haber empezado el concierto…
  • ¿Perdón, que concierto?—pregunté con extrañeza—.
  • Siempre que canta Van Morrison en cualquier parte del mundo llueve en Belfast…
  • ¿Me estás vacilando?—le contesté entre carcajadas, dando por hecho que era una de esas insuperables bromas irlandesas.

Recuerdo como si fuera ayer cómo me miró aquel tipo, con la misma cara de incredulidad que si le hubiera negado la existencia del mismísimo San Patricio. Sacó su iPhone del bolsillo, estuvo tecleando unos segundos en el aparato y a continuación puso con cara desafiante la pantalla del teléfono delante de mis expectantes narices. El Safari mostraba la página web de Morrison, en la que  quedaba bastante claro que hacía cinco minutos exactos que El Leon de Belfast había comenzado un concierto en el Royal Albert Hall de Londres. Me quedé completamente estupefacto. El tipo guardó su iPhone y siguió con su periódico, impasible ante mis reiteradas disculpas por haber dudado del tormentoso poder sobre las nubes y los truenos por parte del autor de "Someone like this". Aquello había que arreglarlo.

  • ¿Me aceptas una Guinness?—pregunté—. Perdona, no conocía esa historia, es buenísima. Soy muy fan de Van Morrison.
  • Nunca le preguntes a un irlandés si le puedes invitar a una Guinness. Es como si tu mujer te pregunta si te importa que te la chupe—contestó sonriendo mientras extendía la mano para presentarse—. Me llamo Pat. Pat MacMillan.

Pedí al camarero dos pintas haciendo el signo de la victoria. Ciento diecinueve segundos después, el tiempo necesario  para dejarla reposar y disfrutarla como se merece, depositó en la barra dos magníficos ejemplares de la mejor cerveza del mundo. Good things come to those who wait. "Cosas buenas les llegan a aquellos que esperan." Brindamos y dimos el primer sorbo de ese mágico brebaje negro rubí coronado de nata espumosa blanco marfil, mezcla de café torrefacto y regaliz. No fue el último. Pat tenía buena conversación y amaba a Morrison tanto como yo, dos buenas razones para pasar la tarde con aquel tipo, a la espera de que el Maestro acabara su concierto y dejaran de caer en las calles de Belfast varias toneladas de agua por segundo. Bebimos varias pintas. Muchas. ¿Cuatro? ¿Cinco? Tal vez seis o siete, sinceramente no lo recuerdo. Pero sí que guardo en mi memoria que me contó divertidas anécdotas del bueno de Van que yo desconocía por completo y que me explicó al detalle como el Dios creador de joyas como "Astral weeks" o " Keep It Simple" había superado los cientos de dificultades que le fueron surgiendo a lo largo de su carrera hasta alcanzar el éxito. A la quinta ocasión en la que repitió la dichosa frase no puede evitar preguntarle.

  • ¿Qué significa eso?  
  • ¿El qué?—respondió sorprendido—.
  • "La suerte de los irlandeses". Has dicho esa frase varias veces, no la había escuchado nunca.
  • Morrison la tiene. Yo la tengo. Todos nosotros la tenemos. La suerte de los irlandeses. ¡La buena, la mala o ninguna de las dos!—dijo riéndose mientras pedía otra ronda—. Viene de la época de la fiebre del oro en California, siempre lo encontrábamos antes que los demás. O no…

Hablamos, hablamos y hablamos, haciendo honor al lema del Palace Bar de Dublín. "Conocemos a los pájaros por sus canciones y a los hombres por sus conversaciones". El tiempo pasó volando. De repente Pat miró por la ventana. "Ya no llueve—dijo melancólico—. El Leon de Belfast ha terminado su concierto. Te lo dije". Estábamos borrachos. Era inevitable. Cantamos a dúo You don't know me, mientras el camarero nos hacia los coros y ponía la percusión dando poderosas palmadas sobre la barra. "Now if you dont know the one who longs at you each night. And longs to kiss your lips and longs to hold you tight. You know I am just a friend. Thats all I've ever been. You dont know me". Después, aquel tipo me puso la mano en el hombro y me miró con ese tipo de mirada que solo ponen los borrachos cuando están a cinco minutos de convertirse en Aristóteles. "Recuerda que nunca jamás ningún hombre blanco cantará como Van Morrison". "Yes, of course", le dije emocionado. El cabrón de Morrison siempre me hace llorar. Había llegado la hora de irse. Nos abrazamos para despedirnos y nos intercambiamos los números de teléfono, en la seguridad por ambas partes de que jamás volveríamos a vernos. Fue una tarde maravillosa.

Regresé a casa un par de días después. Según entré dejé la maleta en la puerta, subí corriendo al despacho y encendí el ordenador. Llevaba un año documentándome sobre la historia que tenía entre manos. La historia de un agente del CNI que debe detener a un topo de ETA infiltrado en La Casa. La historia de un héroe del pueblo, de la gente normal y corriente. Un héroe que tiene que violar la ley para poder hacer justicia. Y estaba feliz. Aquel jodido irlandés amante de la vida en forma de música y cerveza me había hecho uno de los grandes regalos de mi vida. Por fin podía comenzar. Tenía el nombre de mi protagonista y el titulo de la novela. Abrí una lata de Guinness, puse el vinilo de Down the Road para ambientarme y comencé a teclear. "Pat MacMillan. La suerte de los irlandeses. Capitulo uno". Al fin y al cabo, la vida puede ser maravillosa. Solo depende de nosotros.

7.10.14

Alicia Giménez Bartlett gana el Premio Pepe Carvalho

La creadora de la inspectora Petra Delicado, con 67 años, ha sido premiada diversas veces y sus obras han sido traducidas a quince idiomas, con notables éxitos en Francia, Alemania, Estados Unidos e Italia

Alicia Giménez Bartlett distinguida con el Premio Pepe Carvalho./elpais.com/bobila.blogspot.com
La escritora Alicia Giménez Bartlett es la ganadora del X Premio Pepe Carvalho. La autora recibirá el galardón el día 5 de febrero a las 19.00 horas en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona en el marco de la próxima edición deBCNegra, que tendrá lugar entre el 29 de enero y el 7 de febrero de 2015.
El jurado, formado por Jordi Canal, Andreu Martín, Rosa Mora, Daniel Vázquez Sallés, Sergio Vila-Sanjuán y Paco Camarasa, ha decidido por unanimidad conceder el Premio Pepe Carvalho del 2015 a "Alicia Giménez Bartlett por haber renovado la novela policiaca española, aportando una perspectiva femenina y feminista que ha resultado pionera en este ámbito. Por haber creado a dos personajes de ficción –la inspectora Petra Delicado y su inseparable Fermín Garzón- que a lo largo de sucesivas novelas se han ido consolidando hasta conseguir un reconocimiento propio de las figuras clásicas del género, así como una difusión internacional". Para el jurado "Giménez Bartlett es una relevante autora del género negro barcelonés en la linea de Manuel Vázquez Montalbán, en la memoria del que se falla este premio, y de Francisco González Ledesma y Andreu Martin, que lo han obtenido anteriormente".
Alicia Giménez Bartlett nació en Almansa, Albacete, en el 1951. Estudió Filología Española en la Universidad de Valencia y se doctoró en Literatura Española en la Universidad de Barcelona, ciudad donde vive desde 1975.
Ha publicado, entre otras, las novelas Exit, Una habitación ajena (Premio Femenino Singular 1997), Secreta Penélope, Días de amor y engaños y Donde nadie te encuentre (Premio Nadal de Novela 2011).
En los años noventa creó el personaje de Petra Delicado, la popular inspectora que ha protagonizado Ritos de muerte (1996), Dias de perros (1997), Mensajeros de la oscuridad (1999), Muertos de papel (2000), Serpientes en el paraíso (2002) y Un barco cargado de arroz (2004), Nido vacío (2007), El silencio de los claustros (2009) y Nadie quiere saber (2013)
Sus obras han sido traducidas a quince lenguas, con notables éxitos en Francia, Alemania, Estados Unidos e Italia; en este último país se prepara una adaptación de la segunda novela de la serie para la televisión. Ha recibido prestigiosos premios como el Grinzane Cavour en Italia y el Raymond Chandler en Suiza.
Con el Premio Pepe Carvalho se quiere hacer un reconocimiento especial a autores nacionales e internacionales de prestigio y trayectoria reconocida en el ámbito de la novela negra. El galardón constituye un homenaje a la memoria del escritor Manuel Vázquez Montalbán y a su célebre detective Pepe Carvalho. El fenómeno Carvalho contribuyó enormemente al resurgimiento, durante los años setenta, de la novela negra europea y se convirtió en una parte significativa de la educación sentimental de diversas generaciones de lectores. El personaje de Vázquez Montalbán también potenció en gran manera a la ciudad de Barcelona como pionera en la renovación del género.
Alicia Giménez Bartlett se une a la lista de los premiadps:
IX Premio Pepe Carvalho: Andrea Camilleri
VIII Premio Pepe Carvalho: Maj Sjöwall
VII Premio Pepe Carvalho: Petros Màrkaris
VI Premio Pepe Carvalho: Andreu Martín
V Premio Pepe Carvalho: Ian Rankin
IV Premio Pepe Carvalho: Michael Connelly
III Premio Pepe Carvalho: P.D. James
II Premio Pepe Carvalho: Henning Mankell
I Premio Pepe Carvalho: Francisco González Ledesma

2.10.14

Crímenes y fanatismos

En su premiado debut literario, Karim Miské elige el policial para reflexionar sobre la adicción al sexo y la soledad

Miské. Actualmente vive en Francia y realizó películas documentales sobre una amplia gama de temas./revista Ñ
Portada Arab jazz de Karim Miské.
 
Arab jazz , premiada con el Grand Prix de la Litterature Policière, es un policial muy intelectual, muy francés y no sólo por la ambientación (París) sino sobre todo por el manejo complejo y variado de estrategias, entre muchas otras, citas constantes de cultura popular y elevada; estructura temporal complicada; ritmo muy lento al principio y cada vez más acelerado y comprensible al final.
Como corresponde al género, el comienzo es un cadáver. A partir de ese descubrimiento, la narración se abre hacia el pasado y el futuro y termina en otras muertes. Como siempre en el género, están presentes tanto el crimen como la ley y sus agentes, en un curso de colisión.
Por supuesto, el crimen sirve para explorar otros temas. A primera vista, el central parece ser el análisis de las religiones monoteístas cristiana, judía y musulmana en sus versiones más extremas y sectarias.
Pero si se lee más en general, más desde lejos, Arab Jazz es un libro sobre adicciones de todo tipo, desde la de las drogas a la del sexo y la soledad. En ese contexto, para Miské, los personajes religiosos son adictos que necesitan superar el fanatismo y a quienes la tarea no les resulta fácil.
Fiel al género, la novela gira alrededor de la violencia, una violencia muy del siglo XXI: sanguinaria y escatológica. El autor maneja el suspenso a través de su narrador en tercera persona que pasa de un personaje a otro. La limitación del punto de vista a lo que sabe un personaje ayuda a construir escenas magistrales de terror, por ejemplo, el último corte de pelo de Ahmed, uno de los protagonistas, en la peluquería de Sam.
Los personajes están cuidadosamente construidos, desde la personalidad a la historia. Miské los mira con ojos bien abiertos pero con bastante piedad excepto al grupo selecto de los que se creen “dueños de la verdad”, y desprecian al resto, todos ellos relacionados con lo que algunas religiones llaman “el Mal”.
Excepto por ese grupo, el narrador ve humanidad en hombres y mujeres llenos de defectos, tocados por traumas profundos, con fantasías terribles, y hace un intento permanente por romper todas las miradas estereotipadas, todas las etiquetas: las raciales, las clasistas, las de género.
Las vidas que cuenta la novela están tocadas por la locura y el espanto, todas, incluso la de los policías. La reflexión sobre esas vidas cambia a lo largo de las páginas: desesperante al principio, va virando hacia la esperanza.
Tal vez, ese cambio se relacione con otra de las dimensiones del libro, paralela a la socio política: la filosófica. Porque Miské salpica su ficción con frases como: “El asesinato es una experiencia interior para los detectives”, donde uno de los detectives es, por supuesto, el lector, sea quien fuere; “En el crimen, se ofrece la ‘eternidad’”; o la definición de la “investigación policial” como “terapia de grupo”.
Un abanico de lecturas posibles para este policial que, en una traducción que es muy buena en fragmentos y no tanto en otros, tiene la capacidad para abrir caminos de interpretación sin sacar los pies del género policial, aprovechando así la versatilidad de un género que ya probó muchas veces su capacidad para expresar la contemporaneidad a través de caminos siempre nuevos.