28.11.13

La novela negra francesa hace sombra a nórdicos y anglosajones

El género triunfa en el país con una mezcla de tradición y autores jóvenes

ilustración, Fernando Vicente./elpais.com
El género policiaco en Francia está de fiesta. Hace 152 años que Honoré de Balzac publicó Un asunto tenebroso, lo más próximo a una obra fundacional del género en el país vecino, pero, lejos de mostrar signos de cansancio, la literatura criminal no para de crecer más allá de los Pirineos y de extenderse por Europa rivalizando con nórdicos y anglosajones. Uno de cada cuatro libros vendidos en el país vecino es novela negra y prácticamente todas las editoriales tienen su colección o sello policial. A la tradición del polar más clásico de los sesenta y setenta, con una fuerte carga crítica y social, se han unido otras voces nuevas, jóvenes que han llevado al género a otros lugares, a otras realidades, que le han dotado de fuerza y lo han renovado sin perder su esencia.
“El género está muy vivo en todas partes pero en Francia es donde quizás han hecho una recepción más completa y una reinterpretación más propia. Los franceses tienen más diversidad y lo combinan con una personalidad muy propia. Van desde Fred Vargas hasta el thriller de Franz Thilliez y en medio hay autores que completan muy bien ese espectro”, asegura el escritor Lorenzo Silva, alma del festival Getafe Negro, que se celebró en octubre en la localidad madrileña y que este año se ha centrado, precisamente, en la novela negra francesa.
El nombre de Fred Vargas, estrella en Getafe, aparece en cualquier conversación sobre el género en Francia. La creadora del comisario Adamsberg ha vendido 100.000 ejemplares de La tercera virgen (Siruela) y destaca por su calidad."Es la que más ha marcado esta época”, nos comenta el escritor Bernard Minier. “Es esencial por su fantasía, por su galería de personajes, su punto de vista post moderno pero, sobre todo, por su amor a la lengua”, asegura el autor de El Círculo y Bajo el hielo (Roca, traducción de Dolors Gallart).
La nómina de autores de un género que se caracteriza por haber inutilizado las etiquetas que trataban de clasificarlo y por haber derribado barreras de género y geográficas es inabarcable.
El thriller tiene en Francia una repercusión que no ha tenido en ningún país fuera del mundo anglosajón y eso se nota en su proyección exterior. Franz Thilliez es el maestro de este subgénero. El autor de Gataca o Atomka (Destino) constata la evolución en Francia: “Cuando era joven las tiendas de libros estaban copadas de literatura anglosajona. Ahora, la gente busca comprender la realidad en la que vive y en Francia tenemos gran cantidad de escritores capaces de divertir y de explicar el mundo en que vivimos”.
“La tradición de crítica social, de señalar las zonas sombrías de la sociedad está muy viva”, asegura Olivier Truc, corresponsal de Le Monde para los países escandinavos y exponente en sí mismo de la renovación y la deslocalización del género con su primera novela El último Lapón (Destino, traducción de Joan Riambaud Möller). “ Sin embargo creo que los autores de hoy han tenido recorridos más diversos y menos politizados que los de sus predecesores de los setenta, muy ligados a la extrema izquierda” añade Truc rememorando a Jean Pierre Manchette (editado en España por RBA), Didier Daeninckx o Jean Bernard Pouy, máximos exponentes del neo polar de aquella época.
Truc no es la única voz nueva que ha sacado la la novela negra francesa de los límites de lo francófono. “Está Caryl Férey –que con Haka, Utu, Zulu y Mapuche, entre otras, ha situado sus excelentes novelas negras en Nueva Zelanda (las dos primeras), en el sur de África (la tercera) y en Argentina (la cuarta)– y todo un conjunto de thrillers que fusilan –y, en algunos casos, remedan– el thriller yanqui”, asegura Minier, juicio confirmado por Marc Fernández, redactor jefe de Alibi, publicación francesa especializada en el género. Fernández cree que en la actualidad se mezcla perfectamente “una parte muy tradicional que perpetúa el polar clásico y otra más joven que están inventando otro género”. Entre estos últimos, algunos ejemplos:Jean Christophe Crangé, autor de El origen del mal (Grijalbo, traducción de Pedro Agná) y creador de la concepto “thriller puro” ; Jerémie Guez, que ha ganado a los 25 años el premio polar SNCF de este año con Balancé dans les cordes o Rachid Santaki, un chico de los suburbios parisinos que ha renovado con fuerza el lenguaje literario.
Las voces femeninas destacan, y mucho, algunas, extremadamente precoces. Es el caso de Cécile Coulon, 23 años, seis novelas a su espalda y un respaldo excepcional de crítica y público. Más ejemplos: Dominique Sylvain (autora de La ausencia del Ogro o La hija del samurai, Suma) y Karine Giébel. Las dos han pasado, junto con Minier y el crítico y escritor Claude Mesplède, este año por Getafe. “Son hombres y mujeres de entre 25 y 40 años, que no han conocido el Mayo del 68, que viven con las nuevas tecnologías”, resume Fernández.
La voracidad traductora completa un panorama difícil de igualar. Víctor del árbol, Prix du polar Européen 2012 por La tristeza del samurari (Alrevés) o Carlos Salem, por citar dos ejemplos recientes, han vivido un éxito de crítica y ventas y un reconocimiento en Francia que todavía se les niega en España.  ¿Por qué triunfa tanto el género en Francia? Thilliez y Truc hablan de éxito mundial, de una oferta de evasión y de mucha calidad para explicarlo. Minier lanza una alerta: “El peligro es que demasiado polar mate al polar”. Por ahora no ha ocurrido. La fiesta continúa.

22.11.13

Un inédito de Hammett y un cofre del tesoro de la novela negra

Hay casualidades, infortunios de la vida y desgracias sin las que no tendríamos hoy algunas de las obras maestras de la literatura universal. La tuberculosis recurrente que sufrió Dashiel Hammett (Maryland, 1894, Nueva York 1961) a partir de 1922 le empujó a la escritura, le apartó del trabajo de detective primero y del mundo de la publicidad después y dio a la literatura un autor esencial en el siglo XX y a la novela negra un mito fundacional, un arquitecto, un padre

Dashiel  Hammett fumando. /Paul Dorsey./elpais.com
No ha sido la casualidad, ni el infortunio, ni mucho menos la desgracia la que ha llevado a la publicación de Disparos en la noche (RBA, traducción de Enrique de Hériz, que da un recital de conocimiento de la obra), la más ambiciosa, detallada, completa y amplia recopilación de relatos de Hammett que jamás se haya publicado. Suena brutal, exagerado. No lo es. Tras un trabajo de arqueología literaria, de búsqueda en las fuentes, los encargados de la edición han conseguido un libro excepcional, un cofre del tesoro (como objeto y como idea), una obra única con ocho relatos inéditos en castellano de los que ofrecemos dos en exclusiva. Un trabajo en la que se ve, se palpa y se comprende la génesis creadora del autor de Cosecha Roja, las claves de su universo, la construcción de la mujer fatal, la creación de una narrativa única, la fundación de un género.
Lean El cruzado y también Otro crimen perfecto en exclusiva en EL PAÍS .
Los 65 relatos de Disparos en la noche están ordenados de manera cronológica. Esto es una ventaja enorme porque permite al lector ver la evolución de un autor que prueba temas y personajes, que descarta lo que no funciona, que mejora continuamente y lleva a sus límites su escritura, su mundo. Detective de la mítica agencia Pinkerton y veterano de la I Guerra Mundial, la enfermedad le recluye en casa y le entrega en brazos de la escritura. Su primer relato lo publica en 1922. Tenía 28 años, una esposa de 25 y un bebé. Y necesitaba comer. Esto es importante porque al leer ciertos textos de la primera época no se entiende el exceso de violencia que lastra algunos de ellos. Hay que tener en cuenta que tenía que adaptarse, para su disgusto, a los cánones de Black Mask, la revista que le publicaba entonces. “El problema es que ese sabueso mío ha degenerado para convertirse en un algo que paga las comidas” aseguraba ya en 1924 después de verse obligado a rehacer dos historias.
Disparos_en_la_noche_cuentos_completos_300x451He aquí una de las esencias de esta obra definitiva: hay relatos fallidos, pero en ellos el aficionado podrá encontrar los mimbres de algo que luego fue grande, el camino dificultoso que le llevó a El halcón maltés. Y hay relatos, muchos, sublimes.
En una primera etapa hay algunas píldoras, muy breves, textos llenos de mala uva. Después, tanto el Agente de la Continental como Sam Spade protagonizan muy buenos relatos, panorama que se completa con otras historias llenas de elementos que luego se repetirían en el género a lo largo de todo el siglo XX.
Hammett es diferente porque conoce el mundo del que habla, porque está familiarizado con el crimen, porque es capaz de contarlo como nadie. Algún lector que se inicie en este autor puede pensar que está lleno de tópicos. No: son los demás, los que vinieron después, los que repiten y hacen el tópico.
La mujer fatal que marcará el género en literatura y cine no surge de la nada. La compleja, heladora y sobrecogedoramente atractiva Brigid O’Shaughnessy de El Halcón maltés tiene su mimbres en la Elvira de La chica de los ojos de plata; en la pelirroja de la Casa de la calle Turk (una de mis preferidas, la historia y el personaje); en la ladrona rusa de El saqueo de Couffignal o en la aparentemente dulce rubia de El ángel ladrón.
¿Les gustan los detectives que se empeñan a toda costa en los casos, contra viento y marea, aunque quien les paga haya dejado de hacerlo? Lew Archer, Harry Bosch, Pepe Carvalho o John Rebus deben al Agente de la Continental su empeño. En un momento delicioso de Disparos en la noche, el relato que da título al volumen, el detective sin nombre asegura a un cliente del que no termina de fiarse: “No me gusta mucho este encargo, pero ya que he venido hasta aquí lo voy a aceptar. Pero no se olvide de que soy de los que no cejan”.
¿Mis preferidos?
1.- El camino de vuelta a casa. Una joya de tres páginas. Un cuento terrible sobre un cazarecompensas que encuentra a su presa tras dos años de persecución. Una historia triste sobre lo que ocurre cuando tenemos lo que hemos perseguido tanto tiempo. Una pequeña joya sobre el ser humano.
2.- La casa de la calle Turk. Breve y compleja historia con pocos escenarios, pocos personajes, y muchas traiciones, giros, odios. Y un final memorable. “Me prometí que algún día…”
3.- Una sombra en la noche. Un terrible relato social, muy breve, duro, y en que se ve la esencia de ese Hammett que decía que era “imposible escribir nada sin tomar partido en algún momento en los temas sociales”. Aprovecho para reivindicar a ese escritor tan pegado a lo social, militante, que también pagó por ello.
4.- Otro crimen perfecto. Un relato breve, un juego, un homenaje al género con tono irónico y delicioso.
Me gustan también de manera especial todos los relatos de la etapa inicial del Agente de la Continental y de Sam Spade. Esos en los que ya se prefigura parte esencial de dos hombres que nos harán disfrutar para siempre del género, en los que te los imaginas más crecidos, en los que te emocionas al verlos nacer literariamente.  Hammett dejó de escribir relatos cuando ya no los necesitaba. Ni para comer, ni para construir su obra. Nosotros no dejaremos de leerlos nunca. Vive le noir! 
 

21.11.13

Diez apuestas de pequeñas editoriales locas por el crimen

El mundo editorial está un poco loco. Se publica mucho y más en nuestro género, aunque tiendo a pensar que ya no es porque esté de moda sino porque, en cierto modo, se ha instalado como fenómeno

La variedad de títulos como de autores que cuentan sobre el crimen./elpais.com
El caso es que por más que este humilde bloguero lea, no da tiempo a comentar propiamente y con la calidad que se merecen tantos y tantos títulos. Por eso quería dejar un hueco a algunas apuestas arriesgadas, interesantes y algunas veces suicidas que me han hecho llegar de una u otra manera editores y autores más pequeños. 
Sí, lo sé, se van a quedar fuera muchos. Lo siento. Haremos más, pero prefiero comentar sólo lo que conozco. Luther, una novela en el País Vasco con ETA y las drogas de fondo, una sopresa italiana y una apuesta suicida del gran David Peace son algunos de los platos de este menú. Lean y disfruten. 
Lobos frente al mar. Carlos Mazza. (Seronda. Traducción de Francisco Álvarez). Un autor y una novela peculiares. Corrupción, negrura y muerte en el Bari veraniego (buen escenario) que tan bien conoce el autor (sólo ha salido de allí para hacer el servicio militar). Una novela que entra de lleno en la miseria que corroe Italia contada con acierto y pulso por un hombre que militó en la extrema izquierda y que ha trabajado 35 años en el sector bancario. El libro inauguró la colección Sabot- Age del sello Edizione, avalada por el maestro Massimo Carlotto (otro con historia al que debemos un homenaje aquí). 
La rata en llamas. George V. Higgins (Libros del Asteroide. Traducción de Magdalena Palmer). Algunos nunca dejaremos de agradecer a estos aventurados editores que hayan recuperado a un clásico del género que ha sido menospreciado a un nivel sólo comparable con su calidad. Aquí ya hablamos de él y volveremos a hacerlo. En este caso vuelven los ingredientes clásicos: abogados de poca monta, delincuentes grises pero peligrosos, humor corrosivo y, sobre todo, unos diálogos por los que muchos autores contemporáneos darían sus dos brazos.
1974. Red Riding Quartet. David Peace (Alba. Traducción de Manu Berástegui). Un escritor de altura embarcado en un proyecto de locos. Este libro es la primera parte de una serie de cuatro obras publicadas por Alba y situadas en Yorkshire. Muerte, misterio, negrura, mucha negrura y calidad para una novela que no se olvida fácilmente (cuando lea las otras tres, lo comentaremos como se merece). Un libro brutal de un escritor soberbio. Ya hablamos aquí también de Tokyo Año Cero.
Luther. El origen. Neil Cross (Es Pop Ediciones. Traducción de Óscar Palmer). Para los fans de la serie poco se puede decir de Luther que no se sepa. Para los que no la hayan visto, que no se la pierdan. Para todos, vayan a este libro donde Cross (guionista de la serie) refleja a la perfección los demonios internos que llevaron a Luther a la desesperación y a la cuesta abajo personal y profesional. A veces crep que es mejor incluso que la serie. Un must. 
Respirar por la herida. Víctor del Árbol. (Alrevés). Baste este ya emblemático libro de la ficción criminal española contemporánea para hablar de la apuesta valiente y seria de esta editorial. De la novela ya habló el autor en una entrevista de Aurora Intxausti en este blog. Sólo decir que tiene una fuerza desconocida y una calidad soberbia, como otras obras de las que ya hablaremos (atentos a La paz de los sepulcros, de Jorge Volpi, que reseñaremos en breve. Brutal). 
Nadie llora a un muerto. Deborah Crombie (Navona. Traducción de Rebeca Bouvier). La autora de Dreaming of the bones sigue con su serie de Duncan Kincaid y Gemma James. Ella es texana pero escribe novelas perfectamente ambientadas cerca de Londres. Un clásico del género que no conviene perderse. 
La última batalla. Javier Abasolo (Erein). A veces se echa en falta novela negra que se meta hasta el fondo en la miseria que ha vivido este país. Esta lo hace. El asesinato de un etarra a la salida de prisión (qué actual) y las heridas sufridas por un ertxaintza en el mismo acto desencadena una investigación que vuelve al Euskadi de los ochenta: ETA, la reconversión industrial y las drogas. Un paisaje duro para una novela que no da tregua. 
Los cuadernos secretos de Sherlock Holmes. Javier Casis (Buscarini). Una aventura más para los amantes del inquilino del 221b de Baker Street. Ya saben los fans que Holmes participó en decenas de casos que sólo aparecen citados pero que Connan Doyle nunca relató. Casis los recoge con respeto y los cuenta. Arriesgado, sí, pero interesante y muy entretenido. 
Con todo el odio de nuestro corazón. Fernando Cámara (Rey Lear). Un mundo, no tan lejano, en el que la crisis no ha devastado y la clase media vive en la miseria. Un profesor, un joven desequilibrado y una directora de sucursal que vendió preferentes se alían para matar a uno de los responsables de la crisis. Distopía y ficción criminal mezclados y que merecieron el Premio Francisco García Pavón de narrativa policíaca 2013. 
13 días. Valentina Giambaco (Pamiès. Traducción de Ana María Sánchez). Un hombre temido por todos que fue secuestrado cuando era pequeño. 13 días y una venganza pendiente. Y una detective, Alice Madison, que tiene que pasearse por el lado oscuro para tratar de llegar a la verdad. Thriller psicológico de los buenos. Ya hablamos en su día de El pirómano, otra de las apuestas de estos aventureros. 

7.11.13

Michael Connelly y las heridas abiertas de EEUU

El autor estadounidense nos habla de su personaje Harry Bosch y de la pena de muerte, el racismo y la violencia en EE UU

Michael Connelly, creador del detective Harry Bosch / Luis Alberto García./elpais.com
Michael Connelly (Filadelfia, 1956) es un hombre entregado a tres devociones: la ciudad de Los Ángeles, su hija y la escritura. El creador de Harry Bosch encuentra un rato en su espartana rutina creadora, empieza a escribir a las cinco de la mañana para aprovechar las primeras horas del día antes de llevar a su hija al colegio, para atender a EL PAÍS a distancia. Connelly no rehuye ninguna pregunta. Hablamos de su literatura y su proceso creador y de algunos detalles para fans irredentos de Bosch, pero también de la pena de muerte, el racismo y la violencia en EE UU y los asesinos en serie. Las heridas abiertas de un país.
Obsesionado con el crimen desde que presenció uno con 16 años, su encontronazo con Raymond Chandler a los 19 fue definitivo: “Lo leí y dije: quiero intentarlo”. Connelly trata de mantener los pies en el suelo: “Hago todo lo que está en mi mano. Está muy bien y es muy bonito vender 45 millones de copias, pero todo eso es gracias a lo que escribo, así que trato de mantener la atención en lo que de verdad importa”.
Connelly agradece al periodismo el haberle dado “una ética de trabajo”. En sus años en este oficio, donde ganó un Pulitzer en 1986 junto a varios compañeros del Fort Lauderdale News gracias a las entrevistas a los supervivientes del accidente del Delta Flight 191, aprendió a “escribir cada día” y adquirió un buen pulso para los diálogos. El premio le llevó a fichar por Los Ángeles Times y aterrizar en la ciudad de sus sueños. 
No he pensado en acabar con Harry Bosch. Si estuviera cansado o el personaje estuviera quemado, ya habría puesto fin a la serie. Siempre tiene algo más que decir
El autor estadounidense sitúa la mayoría de sus novelas en la urbe californiana, a la que llegó desde Florida con su bagaje periodístico y dos novelas sin publicar. Para el autor de Cuesta abajo, (RBA, traducción de Antonio Padilla) la elección era natural e inevitable: “Obtengo mucho de Los Ángeles, porque es una ciudad muy grande y evoluciona muy rápido. Raymond Chandler, Ross MacDonald y Joseph Wambaugh fueron mis mayores influencias y todos sitúan sus historias en esta ciudad y el sur de California, así que pensé que lo natural era que me estableciese allí para escribir”.
Pero la ciudad angelina tiene cicatrices por cerrar. Los disturbios raciales de 1992, en los que Connelly sitúa La caja negra, (RBA, traducción de Antonio Padilla) se cerraron en falso y no son sino la muestra del drama del país con las minorías. “A pesar de los avances, no creo que los problemas en esta ciudad o en EE UU estén resueltos. La pregunta que debemos hacernos es si puede volver a ocurrir, y la respuesta es que sí, así que tenemos mucho camino por andar”.
Su personaje Harry Bosch, un detective de la unidad de casos no resueltos de la policía de Los Ángeles, es alguien decidido, solitario, honesto, obsesionado con la justicia y la búsqueda de la verdad. También es partidario de la pena de muerte, otro de los grandes temas de debate en EEUU, donde en la actualidad, en su momento más bajo, un 60% de los ciudadanos apoya el máximo castigo. Connelly no se decide: “ Es polémico, pero creo que todo policía tiene una opinión al respecto y yo quería que Harry tuviera la suya. Creo que si nos basamos en todos los lugares oscuros por los que ha transitado y los crímenes horribles que ha visto, no hay duda de que apoya la pena de muerte. Yo me encuentro a medio camino. Desde el punto de vista intelectual, estoy en contra. Pero luego escucho historias y veo fotos de escenarios de crímenes y de víctimas y pienso que es el instrumento de castigo apropiado”.

Asesinos durmientes

La complejidad de EE UU encuentra en los asesinos en serie un fenómeno único en el mundo en extensión y alcance. Harry Bosch se enfrenta a varios, algunos de ellos “durmientes”: psicópatas que asesinan durante años sin que nadie se dé cuenta y desaparecen para volver tiempo después a matar. Connelly no tiene claras las razones de este fenómeno: “No sé por qué se da en esta medida. Supongo que es porque este es un país grande, con mucho sitio para esconderse. Tiene muchos espacios abiertos y en esos espacios abiertos crece el miedo. Creo que la novela negra refleja su tiempo y hay un gran número de asesinos en serie actuando en este país. Ni que decir tiene que esto tiene que terminar reflejándose en la ficción. Da mucho miedo que estén actuando durante tanto tiempo de manera impune. Sólo espero que cuando se encarga Harry Bosch eso sea esperanzador”, añade el autor subrayando una de las claves del género: el bien trata de que el mal no salga impune y eso reconforta. 
Muy preocupado por los personajes -“lo son todo, nadas o te ahogas con ellos. La estructura es importante, pero no tiene sentido si no pones en ella ese personaje esencial”- Connelly no tiene una rutina clara antes de abordar un libro, pero trata de no empezar si no tiene bien metida en su cabeza una buena idea de cómo se inicia y cómo termina.
No busquen una referencia real para imaginarse a Harry Bosch porque no lo hay: “Es una mezcla de muchas cosas. Personajes de ficción sacados de la televisión y de los libros y también algunos detectives de la vida real a los que conozco de mi época de periodista” . No es el único personaje creado por Connelly, el abogado Mickey Haller es otro genial hallazgo, pero el que le ha dado reconocimiento y una fortuna. A Harry le queda cuerda (ha protagonizado ya 20 novelas. Una The Gods of Guit, se publicará en EE UU a final de año. En España, las dos últimas las ha publicado RBA, muchas de las anteriores Roca).Su creador no descarta escribir incluso una precuela: “No he pensado en acabar con él. Si estuviera cansado o el personaje estuviera quemado, ya habría puesto fin a la serie. Siempre tiene algo más que decir”.

2.11.13

J.K. Rowling, al 'sprint'

Tres meses ha tardado la traducción y producción de la novela secreta de la autora. El libro debutará en España el 14 de noviembre, a punto para las Navidades 

Fotografía facilitada por Espasa del proceso de elaboración de El canto del cuco, novela de J.K. Rowling./elmundo.es

"La agitación en la calle era como el zumbido de las moscas. Los fotógrafos se apiñaban tras las vallas vigiladas por la policía, con sus grandes cámaras preparadas y el aliento elevándose como el vapor". Así comienza 'El canto del cuco', la novela policiaca y de misterio que J.K. Rowling ha escrito con el seudónimo de Robert Galbraith. El motivo de escribir con otro nombre, ya se ha contado, fue el de alejarse de la presión heredada por haber triunfado con la saga 'Harry Potter'. Rowling pretendía seguir con el seudónimo más tiempo, ya que, según palabras de la escritora, "ha sido una experiencia sumamente liberadora". Pero el periódico 'The Sunday Times' reveló la verdadera identidad.
El libro, de 560 páginas, saldrá a la venta en España el próximo 14 de noviembre con el sello de Espasa en el lomo, justo a tiempo para la campaña de Navidad. "Los libros que se vendan en fiestas tienen que estar en las librerías en noviembre", explica Belén Bermejo, editora de 'El canto del cuco' en España. "La tirada inicial será de 100.000 ejemplares, ya están en imprentas".
100.000 ejemplares no son pocos. Pero son menos que los 300.000 libros que Salamandra lanzó el año pasado con 'Una vacante imprevista', la primera novela 'adulta' de la autora de Harry Potter.
Lo que sí es de récord es la cronología de la edición. La noticia de que el libro era de JK Rowling apareció en primavera. En junio se abrió la subasta para encontrarle sello en España. La primera semana de agosto, Espasa supo que los derechos eran suyos. "Y ya antes, la última semana de julio, el traductor empezó a trabajar con el texto. Quisimos trabajar con un sólo editor porque el resultado es mejor, más uniforme, que cuando se emplean dos, aunque el proceso sea más rápido".
Jesús de la Torre Olid, un traductor habitual de la casa, inédito hasta ahora con JK Rowling, se quedó con el reto. No tuvo otra cosa que hacer hasta mitad de septiembre. Después, correcciones, proceso de producción y, ahora, primeras acciones promocionales, "siempre coordinadas con lo que nos pedían desde Inglaterra". O sea, tres meses para 560 páginas. ¿Tiempo récord? "Empatado con los récords", explica Bermejo.
'El canto del cuco', recordemos, tuvo buenas críticas cuando apareció en las librerías inglesas, pero eso sólo el valió para vender 1.500 ejemplares antes de que se supiera que la autora era la misma que había escrito la serie de 'Harry Potter'. Su historia es la de una joven modelo con problemas emocionales que cae desde su balcón. Todo el mundo asume que se trata de un suicidio menos su hermano, que contrata a Cormoran Strike, detective privado. Strike, veterano de guerra con secuelas físicas y psicológicas, cuanto más profundiza en la historia más oscuro parece todo.