13.7.10

El amor a lo oscuro y a la reflexión social de Martin Cruz Smith

El autor de Gorky Park vuelve a la Semana Negra de Gijón 20 años después

Martin Cruz Smith, ayer en Gijón. foto:PACO PAREDES.fuente:elpais.com

A las musas es imposible controlarlas. Martin Cruz Smith (Reading, Pensilvania, 1942) así lo cree, pero asegura que su escritura, "cargada de reflexión social", como la describió ayer Paco Ignacio Taibo II, director de la Semana Negra de Gijón, ha evolucionado a un lado más oscuro: "La experiencia a lo largo de los años hace que mis historias, sin pretenderlo, sean más oscuras y afiladas". El escritor llevaba dos décadas sin pisar Asturias.

Ayer, Cruz Smith tenía ganas de hablar de política, de sus orígenes y de las figuras que han inspirado sus más de 20 novelas, principalmente de género negro y westerns. Con un gran sentido democrático y progresista en sus declaraciones, Cruz Smith se alegra de que Barack Obama llegara al poder, porque John McCain y Sarah Palin "podrían pertenecer al Know Nothing", un movimiento de mediados del siglo XIX surgido del temor de los estadounidenses a los inmigrantes irlandeses. Por eso, el escritor se muestra contrario a la Ley de Inmigración de Arizona: "Los europeos conquistaron el continente americano a los nativos en su totalidad. Ahora la historia les devuelve la jugada y quieren criminalizar a aquellos que vienen a Estados Unidos en busca de trabajo; esos blancos reclaman un país que ya no es suyo, que no existe". Si alguien puede hablar de multiculturalidad es el autor de Gorky Park (Grijalbo). Su padre, John Smith, tocaba el saxo. Músico de jazz, conoció en la exposición de Nueva York de 1939 a una india de la tribu Pueblo, de Nuevo México, "con una belleza como la de Ava Gadner". El saxofonista tuvo un flechazo: "Mis padres formaron la perfecta conjunción entre el be-bop y la reina de la belleza".

Las últimas noticias de intercambios de espías rusos y estadounidenses devuelven a la actualidad a su personaje más conocido, el detective ruso Arkady Renko, el protagonista de Gorky Park, que decide suicidarse en La Habana en la cuarta entrega de la saga de siete libros ambientados en la época de la Guerra Fría. En Havana bay, el soviético decide insuflar aire en sus venas y acabar con su vida: "Conozco muy bien a mis personajes, y cuanto más años pasan, más depresivos se vuelven". La trama lo lleva a mantener al protagonista vivo: "Introduzco la idea en esta obra de que lo difícil es esperar a que la vida pase".

El autor confiesa que vive cargado de más de doce ideas que le rondan la cabeza continuamente y que de situaciones dispares han salido sus mejores obras: "Un día de compras con mi esposa y mis hijas, para no aburrirme, decidí leer algunas revistas. En las últimas páginas encontré una fotografía de unas mujeres de la época victoriana, de clase baja, vestidas con pantalones. Esa imagen, junto a la de mi familia empujando el carrito de la compra hizo la conexión en mi cabeza, y dio lugar a lo que más tarde sería La rosa, mi libro sobre un grupo de mujeres mineras en Wigan". Un guiño y recuerdo de uno de sus libros favoritos, The road to Wigan Pier, inédito en España, un estudio sociológico que realizó George Orwell de la clase trabajadora del norte de Inglaterra antes de la Segunda Guerra Mundial.

Más influencias: considera a Batman un héroe de guerra y califica de magistral al momento en que el actor Richard Widmark arroja a una anciana paralítica por las escaleras en El beso de la muerte (1947): "Hay tanta cultura de donde beber que mis influencias no se quedan en un apartado de la literatura, son permeables".

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