27.2.14

Lean lean, que llegan más novedades negrocriminales

El mundo editorial no para. Y menos el del género negro. En España se publican muchos muchos libros, demasiados, y nos podemos perder. Yo me pierdo. Por eso vuelvo con un post sobre recomendaciones fiables

Portada de La rubia de ojos negros./elpais.com
Siempre, todo, muy personal. Y no están todos. Y algunos salieron hace unas semanas. Ya. Como ocurría con la anterior entrega de las novedades de principios de año, están aquellos que me han gustado, de cuyos autores puedo hablar con conocimiento o que atesoran referencias indiscutibles. Insisto ante potenciales agraviados: es una selección muy personal. 
La vuelta de John Banville, para nosotros Benjamin Black, convertido ahora en Raymond Chandler es el gran bombazo del mes, pero no viene solo. Mafias en china contadas desde dentro, una nueva novela de Craigh Johnson y su comisario Walter Longmire, una sorpresa inquietante con Bilbao de fondo y una  arriesgada renovación del género de espías son algunos de los ingredientes de este post. Hay más. Lean y disfruten.
La rubia de ojos negros (Benjamin Black, Alfaguara). Black, identidad adoptada para la ficción criminal por ese mago de las letras llamado John Banville, se atreve con un encargo suicida: escribir una historia de Philip Marlowe tal y como lo haría Raymond Chandler. Lo fascinante del caso es la capacidad que tiene Black para conseguirlo. La historia tiene todo el sabor y el estilo de las narraciones de Chandler y los personajes, rubia apasionante y apasionada incluida, están muy bien. El jueves como con él. Prometo contar más.
PuenteCastigo para los buenos (Craig Johnson, Siruela). Pocos personajes me gustan más que ese sheriff honrado, silencioso y tranquilo de Wyoming. Un tipo empeñado en hacer justicia, un hombre bueno y solitario que busca la verdad. En esta ocasión viaja con su buen amigo Henry Oso en Pie a Filadelfia y se encuentra con una desagradable sorpresa y un caso que le afecta personalmente y para el que tendrá la ayuda de toda la familia de Victoria Moretti, su atractiva ayudante. Toda la serie es muy recomendable. Aquí escribimos más sobre ella.
La muerte del pequeño Shug (Daniel Woodrell, Alba). Este pequeño tesoro es el típico libro que guardo en una esquina hasta que tengo un rato para leerlo de una sentada y solo, con el ruido de fondo de la M.30 como único acompañante. Todavía no he podido hacerlo, pero eso no quita para que no lo recomiende. Woodrell es único y especial. Lo dice Denis Lehane y ya lo vimos con Winter’s Bone.
El enigma de China (Qiu Xiaolong, Tusquets). Corrupción y redes sociales que molestan a los poderosos en la China actual en un libro escrito desde dentro. No esperen una obra de oposición escrita desde el exilio. Xiaolong habla de su país hoy en día a través de un inspector jefe, Chen Cao, que trabaja por encargo del Partido. Muy entretenida e ilustrativa. Es otro de los que tenemos pendientes para entrevistar.
Laidlaw (William McIlvannney, RBA). El inicio de la trilogía protagonizada por el inspector que lleva el mismo nombre y que supuso también el principio de la explosión literatura policíaca a finales de los setenta en Escocia. Una novela que envejece muy bien y en la que se ven cosas interesantes. Una buena narración con la venganza como motor en un Glasgow en decadencia industrial. No se puede dejar de recomendar a un autor a quien Ian Rankin asegura deber una influencia decisiva cuando para dedicarse a esto.
China
Puente de Vauxhall
(Javier Sebastián, Destino). Una novela sobre la memoria, el engaño y la lealtad. Una historia sobre el valor de los recuerdos. Un entretenidísimo y sorprendente relato de espionaje loado en Francia y Alemania. Otro ‘debe’ en la cuenta de este blog. Aparecerá en las próximas semanas. Vayan leyendo.
La mujer que no bajó del avión (Empar Fernández, Versátil). Los problemas que te puede acarrear hacerte con algo que no es tuyo en un aeropuerto. Ese es el punto de partida del planteamiento de esta novela de la que Fernando Marías ha dicho “Evolución de la novela negra. Así debe ser el nuevo héroe solitario y perdedor de nuestro tiempo, así debe ser su único camino posible de redención”. Una editorial pequeña con apuestas como Crímenes Exquisitos (Vicente Garrido y Nieves Abarca) o Cien años de perdón (Claudio Cerdán) y que merece una oportunidad.

18.2.14

Getafe convoca el XVIII certamen literario de novela negra, dotado con un premio de diez mil euros

El Ayuntamiento de Getafe ha aprobado las bases del XVIII Certamen Literario Internacional  Ciudad de Getafe 2014  de novela negra, dotado con un premio de diez mil euros, en el que podrán participar autores con obras escritas en español que no hayan sido publicadas ni divulgadas ni completa ni parcialmente en ningún medio físico, telemático, página web o redes sociales

El Ayuntamiento convoca el XVIII certamen literario de novela negra, dotado con un premio de 10.000 euros.lainformacion.com
El tema será libre, inédito y original con contenidos propios del género negro, y la obra ganadora, además del premio en metálico, se publicará a cargo de la editorial con la que el Ayuntamiento concierte el certamen.
Los trabajos se podrán presentar por correo ordinario o por correo electrónico mediante formulario hasta el 24 de abril, y las novelas tendrán una extensión mínima de 100 folios tamaño DIN A4 y máximo de 250, de 2.100 matrices o caracteres cada uno.
Las personas que opten por el correo ordinario deberán enviar sus trabajos a la delegación de Cultura del Ayuntamiento de Getafe, y los participantes deberán entregar una copia en formato digital, en CD o pendrive en formato no editable (PDF).
Las novelas se presentarán bajo un lema y título e irán acompañados de la correspondiente plica cerrada en la que se hará constar en su exterior el título y el lema y, en su interior el nombre y apellidos, dirección, nacionalidad y teléfono del autor, así como una breve nota biográfica y profesional, fotocopia del documento acreditativo de identidad y la declaración responsable en los términos recogidos en la bases.
El fallo será inapelable y podrá declararse desierto si, a juicio del jurado, ninguno de los trabajos tuviera la suficiente calidad literaria y originalidad, o no cumpliera con alguno de los requisitos que se solicitan.
El Ayuntamiento de Getafe gestionará la publicación de la novela premiada con la editorial que se concierte, considerándose el premio en metálico el pago de los derechos de autor correspondiente a la primera edición.

Y Philip Marlowe despertó del sueño eterno

 John Banville presentará el 27 de febrero en Madrid el lanzamiento mundial de la nueva novela del personaje creado por Raymond Chandler

Jonh Banville / Benjamin Black./elmundo.es
Hace falta valor. Los herederos de Raymond Chandler (Chicago, 1888 - La Jolla, California, 1959) le encargaron la continuación de las historias del inmortal Philip Marlowe, aquel detective privado aficionado al cinismo, la honradez y al gimlet que resolvía los más sórdidos casos en Los Ángeles de postguerra. John Banville se vistió de Benjamin Black, el oscuro álter ego del escritor, y respondió al encargo con La rubia de ojos negros (Alfaguara, 2014). El lanzamiento mundial de la novela tendrá lugar el próximo jueves 27 de febrero -unas horas antes en nuestro país, por cierto, que en Estados Unidos- y ese mismo día Banville estará en la FNAC de Madrid a las 19.30 para presentarla acompañado de Rodrigo Fresán y Nuria Barrios.

Corren los primeros años 50 y Philip Marlowe no vive su mejor momento. Pero, ¿cuándo lo hizo? Un día irrumpe en su despacho un tipo de mujer que conoce bien y que casi parece ya más uno de esos arquetipos que persiguen su biografía que alguien de carne y hueso: joven, rubia, opulenta heredera de un negocio de perfumes que atiende al nombre de Clare Cavendish y busca a su amante, un tal Nico Peterson. El avezado lector de Chandler sabe que esta mínima excusa no tiene importancia y sólo sirve de disparadero a lo que viene después: la peripecia de un sabueso que recorre las calles de Bay City atrapado cada vez más en la red de una familia tan rica como inescrupulosa.

¿Cómo hincarle a un personaje literario icónico que suma siete novelas y decenas de cuentos, al que encarnó Humphrey Bogart en aquella memorable adaptación de El sueño eterno? John Banville / Benjamin Black tuvo claro desde el principio lo que quería hacer con él: "La gente ve a Marlowe como un tipo duro, muy hecho, pero en el fondo es un sentimental. Siento que tengo que darle algunas instrucciones para que sepa de qué va la vida".

Benjamin Black es el seudónimo de John Banville (Wexford, Irlanda, 1945). Banville trabajó como editor de The Irish Times y es habitual colaborador de The New York Review of Books. En 2005 obtuvo el Premio Booker con El mar, consagrada además por el Irish Book Award como mejor novela del año. Entre sus novelas destacan también El Intocable, Eclipse, Imposturas, Los infinitos y Antigua luz (Alfaguara, 2012), uno de los mejores libros del año según la crítica. En 2011 recibió el prestigioso Premio Franz Kafka, considerado por muchos como la antesala del Premio Nobel; en 2012 el escritor Javier Marías lo nombró duque del Reino de Redonda y en 2013 fue galardonado con el Premio Austriaco de Literatura Europea, y, en España, con el Premio Leteo y el Premio Liber. Bajo el seudónimo de Benjamin Black, ha publicado en Alfaguara El lémur (2009), y la serie de novela negra protagonizada por el doctor Quirke, adaptada a la televisión por la BBC británica, con guion de Andrew Davies y Gabriel Byrne en el papel de Quirke -El secreto de Christine (2007), El otro nombre de Laura (2008), En busca de April (2011), Muerte en verano (2012) y Venganza (2013).

Un terrible margen de error

Paco Camarasa, comisario de BCNegra y responsable de la librería Negra y Criminal de Barcelona, escribe sobre Margen de error, la segunda novela de Berna González- Harbour y la segunda aventura de la comisaria Ruiz tras Verano en rojo. La novela, se presenta en Madrid

Berna González- Harbour ./Claudio Álvarez./elpais.com

Vuelve la comisaria María Ruiz. Débil, renqueante, con un bazo que le pide a gritos que se tome un poco más de tiempo, un poco más de tranquilidad.  Pero a nuestra comisaria no le gusta estar en casa, necesita a los suyos, a su equipo y a sus casos. Más delgada, pero bienvenida por sus subordinados. Sin embargo, la tranquilidad dura poco en una comisaría de policía. Un hombre se ha suicidado. Claro como el agua. Uno más de una lista, ya demasiada larga, de una poderosa empresa en fase de reestructuración.
Berna González Harbour nos lo cuenta, pero no reflexiona sobre ello. En la mejor tradición de la “novela de procedimiento norteamericana”, poniendo al día a Ed MCBain, explicándonos el funcionamiento de la policía en un caso extremo y urgente. No hay tiempo para pensar, es tiempo de actuar; y actuar rápido. Demasiadas vidas en peligro.
Es una novela que habla del debate entre la obediencia y la lealtad, los límites del periodismo y del periodista, el buen hacer de las personas por encima de las instituciones y los cargos, las empresas y los empresarios.
Un hombre se ha suicidado, conserje en Petrol de France. Su madre no se lo cree, y lo explica meridianamente a la comisaria Ruiz y a su ayudante. Nadie que se acabe de comprar un fascinante Aston Martín, se suicida. La comisaria no es madre pero la cree.
Margen
También ha vuelto Javier Luna, ese periodista de raza, de los que ya no quedan; de los que utilizan y se dejan utilizar por las fuentes, pero que está siempre un paso por delante desbrozando el camino de la noticia, contando la realidad para tratar de encontrar la verdad. Tomás, nuestro informático, aburrido, discreto pero eficaz, amigo de sus amigos, también está presente. En todo momento, aunque esté desquiciadamente ausente en parte de la novela.
En esta segunda novela no hablaremos de la oscuridad y falta de transparencia de la Iglesia católica como hizo la autora en Verano en rojo.  Seguimos con la oscuridad y la falta de trasparencia de las nuevas iglesias que condicionan la vida, los deseos, los pecados y los castigos de los que trabajan en ellas. Las empresas mundializadas, donde no importan el escándalo que les rodee, aunque ese escándalo sean más de treinta suicidios: “Al Consejo le interesará más el informe sobre reducción de gastos fijos que le tengo preparada para la próxima junta. Hemos logrado una disminución del personal… Te aseguro que eso es todo lo que les importará”, afirma uno de los personajes. En los tiempos que corren (hacia atrás, claro) eso significa que despedirán a muchos para ser reemplazados por muchos pero que cobren mucho menos.
Una comisaria de verdad
María Ruiz es una policía que aún se cree lo que hace. Luna es un periodista que no puede permanecer quieto ante la llamada de una amiga, una juez, pidiéndole ayuda porque han secuestrado a su hija pequeña. Todo vale en el mundo de la empresa. Pero los que hoy son verdugos, mañana pueden ser víctimas. Y para las empresas globalizadoras de codicia, todos somos víctimas.
Berna Gonzalez-Harbour nos propone una novela de acción, cambiando en cada capítulo la diversidad de espacios y personajes que maneja y utiliza con una feme fatale como las buenas novelas clásicas y durante apenas unos días en tiempo real. No importa si no nos describe detalladamente los lugares, los paisajes y el paisanaje, como hace  el Michael Connelly de Echo Park o Nueve dragones. No necesita explicarnos la mirada derrotada de una pareja desahuciada, ni teorizar lo que significa el echar a un contenedor de basura un carnet de un club de golf.
Hace que termines la novela diciéndote, ”va un capítulo más y lo dejo para mañana”. Hay un mañana, claro, pero te has terminado la novela. En ese mañana es cuando piensas en lo mucho que sin decir, te ha dicho la autora. 
Si usted conoce a algún director de personal, algún ejecutivo agresivo ésta sería una novela perfecta para amargarles con su lectura. Una pequeña venganza. Pero me temo que los directores de personal no leen, sólo escriben expedientes de regulación de empleo, donde los nombres de las personas son simples números, simples estadísticas del tanto por ciento necesario.
En Margen de error la segunda novela de Berna González-Harbour, las personas tienen nombre. Son personas, no números. No les contaremos el final, pero ya estamos esperando la tercera novela de la comisaria María Ruiz, y de Javier Luna. Nos gusta que ganen los buenos. En la realidad no ganan, pero para eso se escriben novelas como ésta. Ah y que vuelva también Tomás, siempre hay … Margen de error.

J.K. Rowling publicará su segunda novela bajo seudónimo

J.K. Rowling publicará su segunda novela bajo el seudónimo de Robert Galbraith el próximo 24 de junio


Con el título de El gusano de seda, según publica el diario británico 'The Guardian' en su edición digital.
La nueva novela de la conocida autora de la saga del mago Harry Potter, continúa con el registro de su anterior novela --El canto del cuco-- y, en esta ocasión, relata la historia del novelista Owen Quine, que es brutalmente asesinado.
Esta intriga estará de nuevo protagonizada por el detective privado y veterano de guerra Cormoran Strike y su "joven y decidida ayudante" Robin Ellacott.
La editorial de Rowling describe 'El gusano de seda' como "una novela policíaca" repleta de "giros". Esta es la tercera novela de Rowling para adultos y la segunda que escribe bajo el seudónimo de Galbraith.

11.2.14

Un enigma resuelto por adolescentes

 En  El juego de Ripper, Isabel Allende logra construir una novela policial correcta, pero con personajes sin complejidad psicológica

El juego de Ripper. Es la primera incursión de Isabel Allende en el género del policial.
Isabel Allende da un paso al frente y se atreve, en su última novela, con un género al que nunca antes se había acercado: el policial. Todo hay que decirlo, la idea no fue suya. Fue a su agente, la catalana Carmen Balcells, a quien se le ocurrió que podría funcionar si la bestseller chilena y su marido, el también escritor (él sí de policiales) William C. Gordon, escribieran juntos una novela de este género. Pero el matrimonio no pudo cumplir los deseos de Balcells y trabajar en equipo. Cuenta Isabel Allende que cuando consideraron la idea ambos se dieron cuenta con rapidez de que terminarían “peleando en serio” si trabajaban juntos. Su forma de trabajar es muy diferente: Allende escribe en castellano y dice poder escribir once horas seguidas, mientras su marido, así lo afirma ella, además de escribir en inglés, tiene una capacidad de atención de no más de once minutos. La idea original de formar un tándem cayó, así, en saco roto y lo que en un principio iba a ser un proyecto conjunto dio lugar a El juego de Ripper (Plaza & Janés): un policial que viene a cambiar de forma radical el rumbo habitual de la narrativa de Allende y que, como cada uno de sus libros, de los que se han vendido más de 60 millones de copias en todo el mundo, ya es número uno de todas las listas de ventas.
La acción transcurre en la californiana Bahía de San Francisco, un lugar que la autora conoce bien, ya que allí vive con su esposo desde hace dos décadas. En ese escenario, una serie de violentos asesinatos comenzarán a aterrorizar a la población y terminarán siendo resueltos no gracias a la pericia de los detectives de la policía, que la escritora pinta como un cuerpo bastante ineficaz en el que los trámites burocráticos no hacen sino entorpecer las investigaciones, sino por un grupo de adolescentes socialmente inadaptados, liderados por la inteligente Amanda Jackson, que se reúnen online para jugar a “Ripper”, un juego de rol creado originalmente para resolver los crímenes que Jack el Destripador cometió en el Londres del siglo XIX, y cuya lógica terminará siendo decisiva para descubrir al asesino que anda suelto por San Francisco.
Como no podía ser de otro modo, aunque se anime con otros géneros, una suerte de atmósfera “mágica” recorre la novela desde el principio: antes de que comience a correr la sangre, una astróloga muy reconocida en la ciudad, predice todo lo que pasará después. Otro de los personajes centrales, Indiana Jackson, la madre de Amanda, emplea métodos muy poco tradicionales para sanar a los pacientes de la clínica holística de la que es propietaria. Se siente el componente mágico, pero Isabel Allende deja claros sus principios al respecto y hace que Amanda Jackson afirme en la novela que “el realismo mágico está pasado de moda”. La escritora califica su novela de realista y afirma que esa es la realidad de California, que ella conoce: astrólogos, brujas, videntes, médiums que comunican a perros y gatos muertos con sus amos... que “si estas cosas pasan en Latinoamérica se llaman realismo mágico pero si pasan en el llamado primer mundo son más aceptables”.
Si bien la novela es un intento de seguir la estela del policial escandinavo, como Jo Nesbo o Stieg Larsson, su atmósfera optimista roza lo naíf y no pasa de ser algo así como un ejercicio de estilo alejado de toda profundidad. Tampoco el foco de la historia está donde el thriller suele ponerlo: en los crímenes, sino, y muy al estilo del resto de la producción de Allende, en los personajes, sus vínculos familiares y sus vidas. Podría decirse que El juego de Ripper es una suerte de “hermana adolescente” de las novelas policiales de los citados autores nórdicos, cuyas oscuras narraciones están siempre marcadas por un profundo pesimismo. En este sentido, los de Isabel Allende no son personajes demasiado interesantes, y no tienen un pasado definido que los haga ser lo que son ahora. Por no hablar de lo poco creíble que resulta el hecho de que sean unos adolescentes devenidos en sagaces detectives quienes resuelvan el entuerto.
Como en un planteamiento de la lógica más básica, se van sucediendo los hechos, los chicos utilizan las normas del juego para seguir las pistas y el camino, siempre en línea recta, conduce directamente a la verdad. No hay zonas oscuras ni complejidades en la novela: por esta vez, y esperando que, por la salud del género, no siente precedente, el resultado de sumar dos más dos es cuatro. Cabe reconocer que es evidente el proceso de investigación de la escritora, y su intento, digamos, de conocer por dónde van los derroteros del policial en la actualidad, logrando así componer una estructura correcta donde el “villano” es creíble –Allende se asesoró hablando con policías, detectives, forenses, químicos y hasta con un asesino en serie– y las nuevas tecnologías facilitan la investigación. Se ciñe incluso a las más recientes tendencias del género al eliminar la figura del policía-héroe que, prácticamente solo, era capaz de resolverlo todo. El policía de El juego de Ripper es un hombre de pensamiento lento, que no destaca por su sagacidad y que no habría descubierto nada de no ser por la ayuda de los precoces adolescentes.
Seguramente, este experimento literario de Isabel Allende no decepcionará a sus fans, pero está bastante lejos de ser un thriller en toda regla y más cerca de ser una novela de misterio para adolescentes. Es posible que aleje a aquellos consumidores del policial que buscan en ese tipo de novelas la tensión, la crudeza y la complejidad psicológica de los personajes.

7.2.14

Camilleri llora a Montalbán

El escritor siciliano homenajea a su añorado amigo con un emotivo discurso al recibir el premio Pepe Carvalho

Andrea Camilleri en BCNegra. / Gianluca Battist./elpais.com
“Con 88 años cumplidos y los aplausos, simpatía y calidez que me dispensan hay que ser muy fuerte para no caer en la más grande emotividad; hace años que no me muevo de casa ni salgo de Italia, pero a Barcelona tenía que venir porque quería dar las gracias personalmente, responder a este calor de la amistad suyo”. Pero Andrea Camilleri no pudo resistir: lloró. Una lágrima sentida, cuando rescató de la memoria la mañana en que le llegó la muerte de su amigo Manuel Vázquez Montalbán, le obligó, con pudor, a sacarse las gafas y secársela con un pañuelo en pleno Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona, donde recibió anoche el IX premio Pepe Carvalho, en el marco del encuentro literario BCNegra.
Tres salas gigantescas requirió el consistorio para dar cabida a los que acudieron al acto para ver al “máximo exponente de la novela negra mediterránea”, como le definió el concejal de Cultura Jaume Ciurana. Acompañado de su asistenta —tan bella como tajante al impedir autógrafos o efusivos acercamientos de fans a su tutelado—, el creador del popularísimo comisario Savio Montalbano lo tenía todo muy pensado: “Quiero hablar de mi amigo Manuel Vázquez Montalbán; y espero que me perdonen porque no lo haré con palabras pomposas”.
No, no lo hizo; utilizó las que le salieron del corazón, las que hoy le convocan a un colega “siempre sonriente, con gracia e ironía a raudales”. El origen de la amistad tiene fecha y circunstancia: principios de la década de los 80, cuando leyó la primera novela del catalán, Asesinato en el comité central. “Me entusiasmé; era mi ideal de novela negra, que entonces nunca imaginé que practicaría. ¿Por qué me gustó tanto? Porque el enigma detectivesco estaba a la altura del retrato de una sociedad examinada críticamente”. La influencia volvió años después, cuando en 1993 Camilleri ultimaba una novela histórica (La ópera de Vigata), “aburridísima, un monstruo, peor cuanto más la tocaba; cuando la iba a tirar, leí su El pianista y entendí mi error: debía alterar el tiempo del discurso narrativo; fue una iluminación”. Su gratitud se tradujo, un año después, en el nombre del comisario del que pergeñaba entonces su debut con La forma del agua: Montalbano.
“Me sentí como si se hubiera muerto un hermano pequeño”, evocó
El encuentro físico se produjo en 1998, cuando el entonces dirigente del Partido Comunista Italiano, Massimo D’Alema, les invitó a un encuentro en la Festa de la Unità. “Nos hicimos cómplices enseguida, nos entendimos con los ojos, a la siciliana”. Total sintonía, aunque Camilleri le llevara 14 años. “Amigo es una palabra muy grande pero creo que lo fuimos, queríamos conocernos como seres humanos; él tenía más experiencia que yo en algunas cosas y al revés”. Y así “compartimos miedos, errores, de los que nos compensábamos mutuamente; no hablábamos de literatura pero nos planteamos hacer un libro a cuatro manos, pero él dijo: ‘Si seguimos profundizando en nuestra amistad no lo escribiremos nunca’... Y así fue”, evocó cada vez más emocionado y entrecortado el italiano.
Una mañana el escritor siciliano leyó lo del fallecimiento de Vázquez Montalbán en Bangkok. “Era un día muy luminoso, pero a mí se me nubló de golpe; me encerré en el estudio y lloré como sólo se puede llorar cuando se ha muerto un hermano pequeño”. Dos horas después, el caprichoso azar le trajo un paquete a casa: una edición italiana de Happy end. “Mensaje recibido”, finalizó.
Camilleri salió del Saló de Cent entre aplausos y por el estrecho pasillo que le dejó el público, pero lo hizo abatido, con un cansancio que le cayó de golpe, muy lejos de la imagen que apenas tres horas antes había dado en una conferencia de prensa multitudinaria donde se mostró irónico, divertido y sicilianamente gesticulador; pero eso sí, un poco encorvado y lento al andar, si bien nadie le quitó ni su cafetito ni su cigarrillo, feliz por el encuentro que había podido mantener con la viuda y el hijo de Vázquez Montalbán.
“Montalbano nació en 1950, pero se siente más viejo de la edad que tiene; además, toda la vida ha tenido la sensación de estar rodeado de imbéciles, que es lo que son el 90% de asesinos, y pero tiene el pavor de los pensionistas: no se ve paseando por el parque el perro de Lívia; y tampoco quiere acabar en una silla, melancólico, con una manta encima”, dijo a los periodistas el prolífico autor (74 libros, 25 montalbanos), quizá pensando más en tranquilizar a unos fans con los que hoy (16.30 horas) se encontrará en la sala Barts de Barcelona.

6.2.14

Batalla moral en una guerra impura

Ben Pastor novela en su nuevo libro Cielo de plomo  la investigación de un crimen por un oficial alemán en la Ucrania de 1943 ocupada por los nazis

La escritora Ben Pastor retratada en la BCNegra. /Consuelo Bautista./elpais.com
¡Vaya lugar para investigar un crimen (o dos)! La Ucrania de 1943 ocupada por los nazis, sembrada de fosas de judíos víctimas de los Einsatzgruppen de las SS y en vísperas de la mayor colisión de tanques de la historia, la batalla de Kursk. Solo el mayor de la Wehrmacht Martin Bora, intelectual, músico y soldado, puede sentir el deber moral de resolver ese crimen —menor en comparación— en semejante contexto de iniquidad general y espanto. Ahí, en esa aparente contradicción de luchar contra el mal en medio del Mal muy mayúsculo y además hacerlo con uniforme del III Reich (y mientras reclutas un regimiento de caballería para luchar contra los partisanos y de paso espías un poquito para la Abwehr, la inteligencia militar) reside el nudo de Cielo de plomo (Alianza), la nueva, buenísima novela de la escritora Ben Pastor (Roma, 1950).


Portada de  Cielo de plomo, la nueva novela de Ben Pastor.
De hecho el planteamiento de fondo es el mismo en las ocho novelas con el personaje de Martin Bora que lleva escritas ya Pastor, ambientadas (excepto una que transcurre en la Guerra Civil española) en la II Guerra Mundial y de las que se han publicado cuatro en España. En Cielo de plomo, documentadísima y de una negrura que va mucho más allá de lo policiaco, la novelista se supera a sí misma en el retrato de un alma humana atormentada enfrentada a los dilemas de su conciencia y de la historia.
“¿Tiene sentido una investigación detectivesca en ese contexto, con los 30.000 judíos asesinados en Babi Yar, las atrocidades de la ocupación, la vesania de la guerra?”, se pregunta la propia Pastor. “En realidad, resolviendo un crimen, procurando justicia, lo que hace Bora es poner una gota purificadora en un agua impura. Él solo puede poner esa gota con la esperanza de que signifique algo. Sabe que su labor no repara apenas nada. Pero no puede hacer otra cosa excepto cargar con la piedra hasta lo alto de la colina para verla caer de nuevo, como un Sísifo en feldgrau”.

"Haciendo justicia, Martin Bora pone una gota purificadora”
Bora investiga la muerte de dos prisioneros rusos de alto rango puestos a su cargo y una serie de asesinatos con apariencia ritual (toques de La rama dorada) en un bosque en la provincia de Jarkóv. Las pesquisas revelarán una profunda trama criminal que hunde sus raíces en la Ucrania presoviética de las luchas entre bolcheviques, contrarrevolucionarios y el Ejército Negro del libertario Néstor Majnó. Toda una lección de historia, y muy actual. “Muchos de los problemas actuales en el país y buena parte del contencioso con los rusos provienen de que los ucranianos se consideran europeos plenos en razón de su historia y víctimas de un destino geográfico que les provoca resentimiento”, señala Pastor.
Otros episodios de la novela son menos históricos: lo del comandante de tanques que se pasa con su T-34 a los alemanes como regalo para que lo estudien los del Panzerkorps… “Me lo inventé”, ríe la novelista, pícara con su nuevo peinado de media melena.
Es un placer encontrar como personaje secundario a Von Boeselager, alguien ideal para ayudar a Bora a montar su regimiento de caballería. “Los hermanos Boeselager eran jóvenes, aristócratas y grandes jinetes, que de alguna manera hicieron una guerra autónoma en el seno de la Wehrmacht”. ¿Era posible eso en la II Guerra Mundial? “Sí, mira a Patton, que actuó casi como un condottiero”. La novelista está encantada con la anécdota que le explico de Philip Boeselager, que me dijo que tenía un caballo que les alertaba de la presencia de rusos porque distinguía su tabaco. La escritora afirma que utilizará el detalle. “¡Un caballo que detecta los papirosas!”, repite feliz.
No será en la próxima novela, que ya está lista y transcurre en Creta durante la invasión alemana de 1941. Un escenario excelente para Bora que investigará el supuesto crimen de un mando paracaidista que además es el hijo de un miembro de la servidumbre de la hacienda familiar en Prusia. En Creta, Bora adquirirá las Ray-Ban que lleva en Rusia, obtenidas de un piloto aliado, y que no son un anacronismo (“se patentaron en 1937”).

"Me gusta cómo crea Philip Kerr un detective clásico entre los nazis”
Pastor no cree que el interés e incluso la empatía que despierta Bora puedan verse en ningún caso como un intento de justificación de parte de la oficialidad alemana en la II Guerra Mundial. “Moralmente hablando no se podía hacer una guerra buena en el bando alemán, militarmente sí, pero moralmente no. Ni siquiera Stauffenberg es una excepción. Hay cosas no perdonables en Stauffenberg, como sus malos sentimientos hacia los polacos, aunque eso no le resta heroicidad a lo que hizo, atentar contra Hitler”.
Si las novelas de Pastor y su colega Philip Kerr están muy cercanas, las últimas de ambos casi se tocan. En ambas sus investigadores están en el Este y en las dos aparece ese estamento tan sinsentido aparentemente en las fuerzas armadas del III Reich que es la oficina de investigación de crímenes de guerra. “Como lectora me gusta mucho Kerr, me parece muy interesante su vía posmodernista de crear un carácter chandleriano y un relato detectivesco clásico en otro contexto como la Alemania de Hitler”. ¿Qué pasaría si se encontrasen Bora y Bernie Gunther? Pastor responde divertida: “Bora miraría para otro lado y Gunther lo miraría a él”.
Poniéndose seria, reflexiona: “El misterio clásico tiene su grandeza, pero la principal batalla de Bora es dentro de sí mismo, que es donde se libran las grandes batallas”.

Nunca el crimen tuvo tanto público

Carles Geli
Gente, por doquier. Ya no se trata sólo de las mesas-estrella, como ocurría hasta ahora. Ni tan siquiera es necesario que asista un autor extranjero a la misma de gran postín: el público acude igual y en masa a todos los actos. Por no librarse, no lo hacen ni las charlas de las intempestivas cuatro de la tarde de un día laborable.
Aún no hay cifras oficiales (termina el domingo), pero pasado el ecuador, es evidente ya que la novena edición de la BCNegra será, de seguir este ritmo, la más concurrida, superando los 6.000 asistentes de la pasada convocatoria, que fue récord. El evento, mayormente gratuito, se ha consolidado en plena crisis: con más ambiente (mesas y conferencias) que detectives de lujo (Andrea Camilleri, el padre del popular Montalbano, es el único grande entre grandes de este año), se ha hecho la multiplicación de los panes y los peces. “En el acto más flojo no había menos de 200 personas”, apunta el librero Paco Camarasa, comisario de BCNegra. El aforo de La Capella (donde se celebran buena parte de las charlas) es de 400 personas y se ha desbordado a menudo, como ocurrió con la pieza teatral representada el martes con los personajes de Camilleri.
Todo es oro (negro): se ha conseguido involucrar a nuevas instituciones, algunas tan serias como el Colegio de Arquitectos de Cataluña (donde la conferencia sobre si el urbanismo puede prevenir el delito apuntó potenciales e inquietantes relaciones entre el puerto y su influjo en la criminalidad del viejo distrito de Ciutat Vella). Y quizá por la extensión de la fiebre (las mesas redondas están abordando desde el ciberdelito a los crímenes —literarios— ocurridos en el Vaticano, pasando por el asesinato del periodismo), por vez primera se ha detectado “más gente joven junto a las mujeres, predominantes”, radiografía Camarasa. Y algo mejor: el evento empieza a generar “un incipiente turismo incluso de fuera de Cataluña que acude exprofeso”, constatan fuentes municipales.
BCNegra ya ha crecido este año en dos días. Quizá es la punta del iceberg de algo más. “Haremos una reflexión para mejorarla y darle aire”, apuntan prudentes desde el consistorio, felices con la relación impacto-precio (90.000 euros). Mañana aún queda la guinda: charla de Camilleri con sus lectores en la sala Barts, de las más grandes de la ciudad (900 personas). Los que se queden fuera lo considerarán un crimen.

El vecino-policía, ‘The wire’ y la Barcelona negra

 El encuentro de novela policiaca se pregunta si el urbanismo puede frenar la criminalidad

Una imagen nocturna de Barcelona. / Giacomo Francesco Lombardi./elpais.com
 En la negra Baltimore enferma por su corrupto y blindado puerto autónomo que se dibuja en la televisiva The wire, un alto cargo policial experimenta con un barrio, bautizado Hamsterdam, como zona franca de droga tolerada: los bajos de las casas, con sus famosos tramos de escalera que mueren en la calle, se convierten en las oficinas al aire libre de los traficantes. Los delincuentes alucinan: la policía hasta les protege en esa área delimitada. La clave del ensayo (que desconoce el consistorio entero) está en que antes la misma policía ha vaciado el barrio de todos los vecinos decentes que quedaban en la ya degradada zona, reubicándolos por la ciudad. Algo de esa ficción se huele en la vida real de grandes ciudades. Por ejemplo, Barcelona. Con esa sensación salió más de una de las 250 personas que abarrotaban la sala de actos del Colegio de Arquitectos de Cataluña que acogió la sugerente mesa redonda Ciudad y delito: La prevención del crimen y del delito a través del urbanismo, enésima demostración de la imaginación de los organizadores del encuentro BCNegra.


Itziar González podría ser un personaje de la serie: fue concejal del literario negrocriminal distrito de Ciutat Vella de Barcelona entre 2007 y 2010, cargo que abandonó por diferencias con la alcaldía y amenazas de muerte de mafias. Todo porque, entre otras cosas, se le ocurrió hacer una cartografía del crimen del histórico Raval barcelonés y sus aledaños. Y denunciar y combatir lo que se deducía de él. De novela, vamos. “Barcelona hoy ya no es vista como una ciudad para vivir sino para blanquear dinero: el mayor crimen que se comete ahora en sus calles es la especulación, que está acabando con ella”, soltó ante la estupefacta mirada de su contertulio Joan Miquel Capell, doctor en derecho y comisario de los Mossos d’Esquadra. Era fuego a discreción: “Las mafias están leyendo mejor la ciudad que los políticos: la actividad mafiosa copa los bajos de calles enteras con negocios iguales de colmados o cadenas extrañas de supermercados y fast-foods misteriosos que son de las mismas personas; con ello se vacían las calles de vecinos, que son los que con su vida y su actividad y su complejidad hacen un uso social de la ciudad y la controlan; cuando hay uso social de la calle la policía no es necesaria en ella”.
Como apunta el veterano del género Andreu Martín en su Sociedad negra, donde novela sobre crímenes de una potencial mafia china en Barcelona que tiene uno de sus enclaves en el área marítima de la ciudad, la exconcejal apuntó hacia las actividades reales del puerto catalán: “No hace falta ser muy listo: el puerto es el de una ciudad mediterránea con su zona franca, con su propia policía, sin control ciudadano; no sabemos qué entra ni que sale de él; solo se puede constatar que a mayor crecimiento del puerto más actividad económica criminal hay en Ciutat Vella”. ¿Los muelles de Baltimore, a la catalana?
Las tiendas de souvenirs extraños, fast-foods misteriosos y otros locales ambiguos se justifican como servicio a “un centro histórico que se ha convertido en parque temático para el turismo, en realidad una población flotante que no usa la ciudad, luego no la controla, no denuncia o reclama, no hace política en ella”, lanza González. El futuro de una dinámica así es “el vaciado absoluto del centro histórico de la ciudad, en unos no habrá vecinos, como ya ha ocurrido en Venecia; y si no hay gente en el barrio no hay policía social”, respondió a la inquietud de la expolítica Francesc Muñoz, profesor de Geografía Urbana y director del Observatorio de la Urbanización de la Universidad Autónoma de Barcelona.


Una calle de Barcelona por la noche. / Giacomo Francesco Lombardi.
 
Muñoz defiende que es más la gestión del espacio urbano que las medidas arquitectónicas preventivas (rejas, mobiliario urbano incómodo o punzante...) lo que reduce el delito. “La arquitectura fracasará siempre si sólo se fija en la forma preventiva”, suelta. También rompe otro tópico: “Mucha gente abandona las grandes aglomeraciones, las ciudades compactas porque aseguran que generan mucho crimen y se mudan a urbanizaciones de casas aisladas, a los paraísos de las unifamiliares; y ahí el crimen es tanto mayor por los espacios entre vecinos, la falta de fuerzas policiales y el aislamiento entre viviendas”, dice mientras no puede evitar ilustrarlo con el libro (y la película) Revolutionary road, de Richard Yates, o con la más cinematográfica American beauty.
Muñoz sabe dos cosas sobre el crimen y el urbanismo: “Si la ciudad no tiene seguridad, su espacio sólo será utilizado por aquellos que ostenten el monopolio de la violencia o por los grupos sociales con dinero para poder pagarse su seguridad”. También sabe cómo el diseño, la forma de la urbe, puede marcar hasta la estética de la violencia urbana: ahí están Bullitt y las persecuciones en coche por las montañas rusas de las calles de San Francisco, o The French connection, con la vertiginosa y claustrofóbica violencia de los trenes elevados de Nueva York, por poner sólo dos casos.
Y cita sin decir cómo descendió la violencia en una localidad de la provincia de Barcelona en el espacio que dejaban entre sí una biblioteca, un hospital y el mercado municipal: sólo cambiar en cada uno de los edificios su entrada principal y colocarla de cara al hasta entonces espacio conflictivo redujo la criminalidad en un porcentaje espectacular: “Es el uso del espacio lo que nos da la seguridad”, resume.
De formas urbanas también habló el comisario Capell, que al pasear virtualmente por las calles de Barcelona para constatar los obstáculos reales con que se encuentra la policía en su quehacer diario acabó regalando un impagable manual de recursos para los aprendices de escritores del género negro: que las construcciones de interiores de manzana como los del Eixample barcelonés facilitan la impunidad criminal porque las patrullas no ven desde las calles; que las paradas de autobuses de cristal transparente, la misma estrategia adoptada ahora por las oficinas bancarias, les permite divisar desde fuera su interior y evitar atracos en ellas; que la manía de los supermercados de tapar sus cristaleras con un sinfín de carteles de ofertas facilita la labor del delincuente; que han pedido a los ayuntamientos que las tapas de los alcantarillados gocen de un sistema de fijación más seguro para que dejen de ser utilizadas para alunizajes contra escaparates de joyerías; que cuando llueve bajan los hurtos, que suelen ser más habituales a las 5 de la tarde que a las 19.30 y más en miércoles que en jueves, y que entre los 5,4 kilómetros que separan dos localidades de la costa Brava como Pals y Begur hay 53 urbanizaciones, con una ocupación media de 17 días al año. O sea, pueblos desiertos...
A la salida del acto, un buen lector negrocriminal no podía dejar de pensar en cómo se las arreglarían hoy Ataud Ed Johnson y Sepulturero Jones, los duros policías de Chester Himes, por ese concurrido Harlem, “ese hervidero donde quien sumerja la mano, retira un muñón”, construido a base de paredes de papel, calles no muy amplias y ventanas indiscretas donde todos se conocían y donde siempre hallaban a algún chota (confidente) que había visto, oído o olido algo que les ponía sobre la pista. Con el urbanismo de hoy les sería, al parecer, algo más difícil...

5.2.14

Camilleri, consejo de guerra al comisario

El traductor de Andrea Camilleri al catalán analiza el montaje teatral sobre su obra: Sis personatges en cerca de Camilleri

Andrea Camilleri en busca del delito de Montalbano./elpais.com
Aunque en casi todo el mundo es conocido por su faceta de novelista, Andrea Camilleri es un hombre de formación y recorrido teatral. Prolífico como pocos, la lista de montajes que ha realizado a lo largo de cincuenta años para la RAI es impresionante, no pocos de ellos dedicados a su paisano y maestro Luigi Pirandello, uno de cuyos textos más divulgados es Seis personajes en busca de autor. Como saben los aficionados a la escena, esta obra constituye una soberbia reflexión sobre el hecho teatral, un ejercicio magistral de teatro dentro del teatro.
El creador del comisario Salvo Montalbano ha participado en el guion de los 18 episodios que, hasta la fecha, la Radiotelevisión Italiana ha filmado de las aventuras de este personaje. Dieciocho telefilms y ningún montaje dramático. Curioso. Cuando la actriz Monia Presta me sugirió la idea de hacerlo, me pareció algo arriesgado. “Si él no lo ha querido…”. Pero, más que de trasladar una investigación de este policía solitario y a veces machista a otro lenguaje artístico, se trataba de investigarle a él. Empecé a entenderlo: Pirandello, seis personajes que se rebelan contra el guión, el alma siciliana… Teniendo en cuenta que Presta desciende de la misma localidad que ambos autores, Agrigento (la del valle de los templos), la cosa podía ser seria.
Ésta es la génesis de la pieza: ¿qué le reprocharían a su prometido, amante, amigo y superior respectivamente, los secundarios más destacados de las novelas si pudieran escaparse del rol que el escritor les ha asignado? ¿Qué cuentas pendientes le pasarían? Sis personatges en cerca de Camilleri es un verdadero consejo de guerra camuflado de caso detectivesco, pues Montalbano no podrá ser absuelto hasta que no resuelva, cómo no podía ser de otra manera, un delito. Una desaparición (“la verdadera alma del delito siciliano”, según la tercera punta del triángulo literario siciliano, Sciascia) que no le conducirá hasta un cadáver sino hasta un ser de otro mundo, una especie de fantasma, en una tensa cuerda floja entre realidad y ficción. Todo su mundo cotidiano (empezando por lo más sagrado, la cena) se desmorona: su prometida Livia le acusa de irresponsable e inmaduro por echarse atrás cuando tuvieron la ocasión de ser padres; su amante Ingrid, de cobarde ya que nunca ha puesto las cartas de su relación boca arriba; su amigo Mimí, de falso y traidor porque le utiliza como parachoques ante la irascible Livia, y su subordinado Fazio, de iluminado y explotador porque le despierta a cualquier hora para mandarle tras las pistas más volátiles. Y todos, de egoísta (aunque esto él ya lo sabe). Por si fuera poco, su mamma en funciones, el ama de llaves que le prepara la cena, le abandona. Superado por el motín y víctima de uno de sus peores temores atávicos, la ruptura de las rutinas, al comisario sólo le queda el apoyo del incondicional Catarella, probablemente el secundario más hilarante de la historia de la novela de policías y ladrones. Aunque para lo que le sirve…
No son pocos los críticos que han tratado de encontrar paralelismos entre el octogenario Camilleri y su hijo literario más famoso. Sí, vale, el escritor es un hombre afable, hablador y con una familia normal, pero si rascas un poco…, suele decir el psicoanalista de turno. Sabedores como somos de que la búsqueda autobiográfica es una vía muerta, a los camilleristas nos resulta mucho más interesante descubrir por qué este ganador en el trabajo y perdedor en la vida nos fascina tanto. Por qué nos seduce (hasta el punto de comprar tres novelas al año… ¡cada año!) un tipo que se niega a hablar mientras come y que desdeña al prójimo. Irritable como pocos e impaciente como él solo. El escritor ha prometido que sabremos de su fin en la novela póstuma que ya entregó a la editorial. Mientras tanto, y a medida que la vejez le acongoja cada día más (al personaje; al autor quién sabe), ¿no es un verdadero gustazo hacerle pasar un mal rato y, lo que es peor, hambre? ¿No es una dulce venganza convertirnos en autores por un par de horas?

4.2.14

Peter James escribe novelas de misterio para "analizar la naturaleza humana"

El escritor habla de la novela negra como mecanismo para aproximarse al ser humano

Peter James, participara en la Semana BC Negra de Barcelona./elespectador.com
El escritor británico Peter James, que analiza el acoso a las celebridades en la octava entrega de la serie protagonizada por el superintendente Roy Grace, confesó hoy en Barcelona que escribe novelas de misterio para "analizar la naturaleza humana".
James, que participa en la Semana de Novela Negra de Barcelona BCNegra con un nuevo libro bajo el brazo, "Esquivar la muerte", señaló que "ningún otro género permite aproximarte a la naturaleza humana como la novela negra" y además, "no hay ninguna otra persona como un inspector de policía que a lo largo de su carrera se encuentre en todo tipo de situaciones hasta el punto de actuar casi como psicólogo".
Para ser un buen agente de policía, sentenció Peter James, has de tener inteligencia emocional.
En "Esquivar la muerte" (Roca Editorial), Roy Grace investiga el acoso que sufre una superestrella de la canción que quiere dedicarse al cine tras el asesinato de una de sus asistentes.
La historia de la novela tiene su origen en su experiencia con estrellas como Richard Burton, Elizabeth Taylor, Robert de Niro o Al Pacino, "personas con un ego tan elevado que en el fondo se molestan si no se sienten acechados", y también de una mujer inglesa casada que conoció, que estaba obsesionada con Madonna, hasta el punto de que se había gastado 350.000 libras comprando material relacionado con la artista y tenía en su casa un santuario dedicado a ella.
Un tercer elemento, aún más personal, está en el origen de la novela: "Una mujer me ha estado acosando durante once años. Primero aparecía en firmas de libros y simplemente sonreía y luego desaparecía, pero con el tiempo llegó a mandarme correos electrónicos, compraba 20-30 ejemplares de cada novela, me llegó a mandar una foto con un santuario 'Peter James' que parecía salido de los asesinos en serie".
Años después, le envió fotos hechas con teleobjetivos mientras salía de un restaurante o incluso en su casa y la policía le dijo que no podía hacer nada si no lo mataba, hasta que después de un largo silencio, un día apareció en una firma de libros y al no ser reconocida, porque había cambiado su aspecto, se molestó tanto que le escribió un mensaje de 10.000 palabras criticándole.
Pasaron otros dos años hasta que volvió a aparecer para decirle que le había perdonado y desde que se publicó "Esquivar la muerte" "no ha dado señales de vida hasta que vuelva a acosarme o intente matarme", ironizó el autor.
En su última novela, James juega con el lector con una trama concebida como cajas chinas y con un argumento que se mueve en un doble plano: la historia personal del superintendente, que tiene a su mujer desaparecida hace doce años y que ahora ha rehecho su vida con una forense; y la propia investigación policial que se enfrenta a dos posibles asesinos.
"Parte del encanto de escribir novelas de misterio es jugar con el lector, dejar pistas falsas, aunque nunca se le debe engañar", advierte James, a quien le gusta "dejar creer al lector que va a resolver el misterio antes que el propio policía".
Cual investigador, James clasifica a las celebridades en tres grupos: "el que se inventa el acoso para volver a estar en el candelero; el que, como Britney Spears, se queja a la policía para que cierren un centro comercial para ella, mientras lo publica en las redes sociales y aparecen allí 10.000 personas, y un tercero, que de verdad sufre riesgos, como le pasó a Justin Bieber, en cuyo jardín hallaron a un hombre armado hasta los dientes y que quería matar al cantante".
Sobre la evolución de su personaje, Roy Grace, que acaba de cumplir 40 años, ha evolucionado en estos ocho libros como cualquier policía, "en exposición constante con el lado oscuro y convertido en una persona más cínica".
Sin embargo, Grace, que después de haber perdido a su mujer se ha reencontrado con el amor junto a una forense, "se ha vuelto más compasivo con aquellas personas que han tenido una pérdida" de un ser querido

1.2.14

Camilleri: "El pueblo que se resigna está acabado"

Maestro italiano de la novela negra y conciencia política de la izquierda de su país, Andrea Camilleri se define a sus 88 años como un empleado de la escritura. Es la estrella del festival de literatura criminal BCNegra, que le entrega el Premio Pepe Carvalho


Andrea Camilleri, autor italiano de novela negra, creador del comisario Montalvano. /Cendamo Leonardo/elpais.com

La mañana del 19 de octubre de 2003, el escritor italiano Andrea Camilleri (Sicilia, 1925) se enteró por los periódicos de que, el día anterior, su amigo Manuel Vázquez Montalbán había muerto de un infarto en el aeropuerto de Bangkok. “Aquella noticia me golpeó, pasé verdaderamente un mal día. Después de comer, me eché una pequeña siesta y, al levantarme, mi mujer me dijo: 'Ha llegado un paquete para ti'. Lo abrí. Era el último libro de Manolo publicado en Italia”.
Si no fuera por la vista, que prácticamente lo ha exiliado de la lectura en papel, Camilleri disfruta de unos 88 años de lujo. Sigue escribiendo todos los días -hace un mes terminó la última entrega del comisario Montalbano, del que Salamandra publica ahora en EspañaEl juego de los espejos-, fumando como un carretero y contagiando el placer de la conversación. Dentro de unos días viajará a Barcelona para participar en la semana literaria BCNegra 2014.
¿Es cierto que usted a veces empieza a escribir una novela a partir de una frase escuchada en la calle?
Sí, pero más que una frase escuchada en la calle, suelo utilizar alguna frase leída en un libro. Por ejemplo, La desaparición de Patò nació de dos frases de una novela de Leonardo Sciascia en la que cuenta que en 1873 hubo en Italia una gran investigación parlamentaria sobre Sicilia. En un determinado momento, el senador que presidía la comisión le preguntó al alcalde de un pequeñísimo pueblo de Caltanissetta: señor alcalde, ¿se han producido recientemente en su pueblo hechos de sangre? Y el alcalde respondió: no, a excepción de un farmacéutico que por amor ha matado a siete personas... Imagínese qué locura, en qué entorno vivía, ¡no consideraba un hecho de sangre matar a sie
Vivía en el escenario de sus novelas, Sicilia, la Mafia…
A la Mafia la he tenido siempre en un segundo plano, aunque siempre presente, porque negarla hubiese sido negar la existencia del aire. Influye en todas las relaciones, condiciona la existencia, y el Estado aún no sabe cómo luchar contra ella. Hoy además la Mafia es de cuello blanco y, por tanto, más difícil de combatir. Al principio eran analfabetos y hoy tienen carreras, pero sigue siendo la mafia. Está en la política, en la industria...
¿Nunca ha tenido problemas por escribir de la Mafia?
No. Y eso que ya han aprendido a leer. En el momento en que empezaron a matar periodistas entendí que ya habían pasado a la alfabetización. 
¿Por qué escribe en siciliano?
No es exactamente siciliano. Es un siciliano muy manipulado, el modo en que hablábamos en nuestra casa de la pequeña burguesía. El siciliano se utilizaba para el discurso íntimo, personal, y el italiano para tomar distancia o incluso para intimidar. Mi madre me podía estar hablando en dialecto, pero cuando quería advertirme de algo –¡te lo repito solo una vez más!— entonces pasaba al italiano.
¿Sigue escribiendo cada día?
Sí, soy un empleado de la escritura, cada día, como si fichara. Empiezo muy pronto, sobre las ocho, pero cumpliendo unos requisitos: tengo que estar perfectamente en orden –afeitado, vestido-- como si fuese a ir a la oficina. Se trabaja espléndidamente hasta las diez y media de la mañana que es cuando empiezan las llamadas de teléfono. Yo sostengo la necesidad del ejercicio cotidiano, de la misma forma que un pianista, aunque no tenga un concierto a la vista, se mantiene haciendo ejercicio. Es fundamental para mantener a punto el cerebro y la escritura.
¿Se siente comunista todavía?
Siempre, siempre, siempre… Comunista por la justicia social, que cada vez se aleja más en el horizonte.
¿Dónde está la izquierda italiana?
Me acuerdo de aquel filósofo, Diógenes, que buscaba al hombre con una linterna. Pero ni siquiera con una linterna se consigue encontrar a la auténtica izquierda italiana. Ya no hay una idea que la tenga unida. Una idea de país, de Estado. Italia está atravesando un momento verdaderamente feo. La situación del desempleo es terrible. Si hace 40 años se hubiese producido una situación así, la gente habría bajado la calle. Hoy, en cambio…
¿Echa de menos una reacción más fuerte?
Esto es malo desde el punto de vista de la resignación. Si un pueblo se resigna está acabado. Aquellos que han perdido la esperanza de encontrar un trabajo y por eso ya no lo buscan están dando un paso hacia el suicidio. Antes, la actitud era otra [alza la voz, como prestándosela a un desempleado]: pierdo la esperanza de encontrar un trabajo y te disparo, porque la Constitución dice que Italia es una República fundada sobre el trabajo, por tanto bajemos a la calle a pedirlo… Pero no bajamos a la plaza. Esto quiere decir que la enfermedad es muy grave.
Se le ve muy desilusionado con la política…
Creo en la política, y por eso escribo a menudo artículos sobre política, pero creo en la buena política, que no es la que se practica ahora. Me interesa una política donde no todo es posible, donde no se traiciona a los propios electores al día siguiente de las elecciones. Eso me repugna. La política que, con sus pactos, sigue dándole la oportunidad a Berlusconi, que ya ha sido condenado en firme y por tanto es un delincuente, que continúe dominando la política italiana. Este país debería avergonzarse de que un hombre así continúe haciendo política.
A veces es muy difícil entender desde fuera la incapacidad de Italia para dejar atrás ciertos vicios de la política….
Los italianos, aunque esto que voy a decir es un poco grave, todavía no se han acostumbrado a la democracia. Sé que son palabras fuertes. Si usted mira a Francia, tuvieron la revolución francesa. En España, el 36 representó la confrontación que luego fue mundial entre fascismo y antifascismo. Se pagó con sangre y tienen ahora una idea de democracia ganada. Nosotros, sí, tuvimos la resistencia, la liberación, pero era más contra los alemanes, contra los ocupantes, no contra el propio residuo fascista. No se ha producido una verdadera liberación, verdadera. Es un problema no resuelto.
¿Qué piensa un comunista irredento del papa Francisco?
Viene de una Iglesia más cercana a la pobreza, y se le nota. No por casualidad ha aparecido en L’Osservatore romano la reseña de un libro que habla de la teología de la liberación que era como una blasfemia hace algunos años. Por tanto, no es solo una apariencia, es una sustancia. Si lo conseguirá, esto no lo sé. Porque el Vaticano es peor que una cúpula mafiosa, je je… Pero yo deseo que lo consiga.

'Femicrime’ y delitos urbanos en Barcelona

Destaca en el programa de BCNegra (hasta el 8 de febrero, con más de 60 actividades) la presencia masiva de autoras. Este año, la cita cuenta con más editoriales que nunca: 43.
El catálogo de estrellas internacionales luce nombres como Peter James, Ben Pastor, Sophie Hannah y el propio Camilleri, que recogerá el premio Pepe Carvalho.
No conviene perderse la exposición sobreGeorges Simenon y la dedicada a las mujeres malvadas en las aventuras del escritor Sherlock Holmes.
Entre las numerosísimas mesas redondas, las dedicadas a la ciudad y el crimen, las series televisivas, los detectives victorianos y el lado oscuro y criminal de la ciencia.