25.2.10

Baksi: "O la viuda de Larsson retira su libro o no habrá cuarto 'Millenium"

LA OTRA NOVELA NEGRA
El amigo de Larsson publica un libro con los recuerdos de los años que trabajó junto al escritor

Kurdo Baksi, a sus anchas. fOTO; fUENTE: La Vanguardia.es

La familia de Stieg Larsson tiene miedo de lo que la viuda del autor de la trilogía que ya ha vendido 30 millones de ejemplares en el mundo pueda contar en sus memorias por eso, si no las retira, impedirá que se publique el remate de Millenium, ha anunciado en Madrid Kurdo Baksi.

"Baksi, al que Larsson dedicó un personaje homónimo en su tercera entrega de la trilogía, ha escrito Mi amigo Stieg Larsson (Destino), con los recuerdos de los 12 años que trabajaron juntos, un libro, según el escritor, "de amistad, sin especulaciones".

Baksi ha explicado que "desde ayer" el conflicto "emocional y económico" entre el padre y el hermano de Larsson y su compañera durante 32 años, Eva Gabrielsson, ha entrado en una nueva dinámica. "No quiero comentar por qué o de qué se trata, pero pienso que esa flor en el desierto -Eva- que estaba seca va a empezar a crecer normalmente junto a las otras dos -el padre y el hermano-", ha asegurado Baksi.

El amigo de Larsson, que ha sido muy criticado, entre otros, por la propia Gabrielsson, por algunas de las cosas que cuenta en el libro, sostiene que a la guerra por la herencia -la ley sueca sólo protege el derecho de los matrimonios- ahora se le ha sumado "otro conflicto: entre las 200 páginas que Eva guarda en su casa del cuarto manuscrito de Millenium y su propio texto. "Si Eva publica en noviembre [sus vivencias con Larsson] habrá muchos problemas. La familia tiene miedo de lo que ella cuente y si, al final, sale no autorizarán que haya un cuarto Millenium", subraya Baksi, que no se recata en decir que a pesar de que la familia "da" a la viuda "dos millones de euros" ella "quiere todos los euros".

Él está confiado en que habrá "acuerdo" y en que Mi amigo Stieg Larsson será el único libro que haya "en mucho tiempo" sobre la vida del escritor, fallecido de un infarto en 2004, a los 50 años, sin que viera publicada la trilogía que ya ha vendido en España 3,5 millones de ejemplares.

Asegura que las duras críticas que hace Gabrielsson a su libro -cuya salida en España se ha adelantado dos meses ante la expectación que ya ha causado en Suecia, donde en un mes se han distribuido 20.000 ejemplares- son en vacío, porque ella no ha leído el texto, sino su abogado. "Si lo lee cambiará su opinión y me mandará flores", afirma ufano, aunque lo cierto es que sus comentarios "en blanco y negro" sobre Larsson, del que cuenta que asistió con 15 años a la violación de una adolescente y que no fue capaz de reaccionar, son a veces poco amistosos.

En su libro, Baki describe a un Larsson alto de ética e imparcialidad en su trabajo para la agencia de noticias TT; sin escrúpulos por mandar a un chico de 17 años a que se infiltrara en un grupo neonazi; o de coherencia en la práctica de su lucha feminista. Aunque también alaba su compromiso, su lucha contra el racismo, la pobreza y la desigualdad y su olfato periodístico sin parangón.

Afirma, en contra de lo que sostiene Gabrielsson, que la relación con su familia era "perfecta" aunque, ha matizado hoy, "a la sueca: se veían pocas veces al año. Lo malo empezó a partir del 16 de agosto de 2005 [cuando se publica Los hombres que no amaban a las mujeres] y se desata el conflicto jurídico y económico".

Baksi, explica que su papel en el libro ha sido "el de cámara que registra los últimos 12 años de su vida sin pensar quién puede enfadarse por ello", y ha dicho que su amigo es "el Roberto Bolaño" de Suecia, por su dedicación "a los silenciados del mundo, por su muerte prematura, y por la devoción que despierta".

Cuando él editaba los libros dedicados a racismo o derechos humanos que escribía Larsson vendía 810 ejemplares, ahora, dice, se publican en 42 idiomas con lo que su vida ha cambiado radicalmente: "mi agenda la planifican periodistas de todo el mundo que quieren hablar conmigo pero quiero que quede claro que aunque él era Mozart yo no soy Salieri".

23.2.10

El secreto del gran éxito de Larsson está en sus ideales, dice la viuda

LA OTRA NOVELA NEGRA

Eva Gabrielsson fue durante 32 años la compañera del autor de Millenium. Piensa que "las ventas dicen algo sobre el mundo". Y habla de su vínculo con el autor

EXITO IMPARABLE. Una edición en francés de Los hombres que no amaban a las mujeres. fOTO; fUENTE:Revista Ñ


"En abril de 2004, el que fue el compañero de Eva Gabrielsson durante 32 años, un periodista llamado Stieg Larsson, vendió su novela policial, el primer libro de lo que él tenía la esperanza de que fuera una larga serie, a una editorial de Estocolmo. La pareja estaba contenta.

"Pensamos: si tenemos suerte, se venderá en Escandinavia y Alemania", dice Gabrielsson.

"Nuestro proyecto era que los ingresos del primer libro fueran para nosotros y que lo usaríamos para pagar nuestros créditos, y comprar una casa de verano. El dinero de los siguientes, lo donaríamos para nuestras causas".

Pero el 9 de noviembre de 2004, Larsson murió. Por la ley sueca, a ella, que no estaba casada con Larsson, no le tocó nada.

Ni el derecho a disponer de la obra. Todo quedó para el padre y el hermano del autor.

Gabrielsson está enojada con la industria parásita que se ha desarrollado en torno de Larsson.

"Dicen que era adicto al trabajo. Que se acostaba a las 5 de la mañana y se levantaba a las 7. No es verdad. Podía ser la persona más relajada: acostado, leyendo, mirando películas del oeste".

¿Cómo se explica el éxito de Larsson? No tiene nada de obvio. El primer libro tiene las 50 primeras páginas más aburridas de las novelas policiales escritas hasta ahora y después, hay que arrastrarse por las interminables digresiones de Larsson y, mucho peor, su prosa pesadísima. ¿Por qué vende cantidades enormes? "Cuando los leí por primera vez no vi nada universal", dice Gabrielsson. "Para mí, era otra forma de explicar las ideas que siempre habíamos tenido. El feminismo de Stieg, la fuerza motora de los libros, era muy importante." ¿Pero eso explica su popularidad? "Sí, creo que sí. Las ventas dicen algo sobre el mundo . La gente debe encontrar algo en lo que se dice; la lucha contra la corrupción; la brutalidad y la discriminación y la violencia contra las mujeres; la cobardía de los medios; la ceguera y la corrupción de los políticos. Yo lo interpreto casi como una forma de voto. Están votando por los ideales de Stieg". Igual que Mario Vargas Llosa, que llama a Mikael y a Lisbeth ­los protagonistas­ dos grandes "justicieros", Gabrielsson cree que lo que atrae es la idea de justicia del héroe y la heroína; que sus aventuras son secundarias respecto de su gran causa.
Ella y Larsson se parecían mucho, dice Gabrielsson. Querían acción, no slogans. "Teníamos 32 años de colaboración. Mucho de él era mío y mucho mío era él. Yo no quería ser un felpudo, y él tampoco. Por eso cuando Lisbeth está en contra de una idea, cuando se queda completamente callada, es exactamente como yo. De ahí lo sacó".

¿Está orgullosa del éxito de Larsson? "Sí, pero mi relación con los libros es difícil. Lo están bastardeando. Verlos vendidos a cualquiera es como ver a tus hijos en el mercado". Se siente afortunada. Tuvieron 32 años, y fueron maravillosos y ninguno de sus enemigos pudo con él. En su batalla con los Larsson, ¿qué piensa hacer ahora? "No puedo ganar un juicio según la ley de convivencia. Ahora podría reclamar una co-autoría pero es un proceso muy largo y será costoso. No puedo pagarlo". ¿Entonces qué? Sonríe. Es una sonrisa extraña: a la vez temblorosa y categórica. "Soy muy leal a mi hombre", dice. "Confío en que a la larga la verdad triunfará".

Con amigos así...

Kurdo Baksi fue un amigo y colega al que Larsson homenajeó bautizando a uno de los personajes secundarios de la saga con su nombre. En Mi amigo Stieg Larsson, publicado recientemente, Baksi desinfló la leyenda que pinta a Larsson como un periodista brillante: allí cuenta solía cometer errores con sus datos y fuentes, que para varias notas de investigación se entrevistó a sí mismo y que cada artículo suyo exigía un intenso trabajo de corrección por parte de sus editores. "El libro es una infamia y debería ser retirado", comenta Gabrielsson.
Sin embargo, hay acusaciones más fuertes. Anders Hellber, escritor y antiguo jefe de Larsson, aseguró en una entrevista que no creía que él haya escrito los libros, ya que era demasiado mal escritor; y sugirió que la autora es Gabrielsson. "¡Estos buitres!", se queja ella. "No me gusta la historia revisionista y pienso hablar de eso en mi libro".

¿Se publicará el cuarto libro?

La disputa entre Gabrielsson y los herederos de Larsson (su padre y su hermano) incluyó reclamos por una computadora portátil del escritor, que guarda ella. "De pronto a ellos se les ocurrió que querían los documentos con las investigaciones para la novela, ¡pero lo investigación no existe! También querían el tan comentado ´cuarto libro´, que según ellos estaba terminado y, también según ellos, incluso había leído el padre".
Pero, ¿existe tal cosa? "Tiene doscientas páginas y nunca ha sido impreso: ya comprobé eso". Mientras ella tenga en su poder ese primer borrador, asegura que nunca serán publicados.

16.2.10

El guionista de The Wire muestra la interacción del crimen en su nueva novela


Un crimen y una investigación son los ejes de La vida fácil, novela que transcurre en un rincón violento de Nueva York donde se mezclan "los chinos, con su pragmatismo; los jóvenes afroamericanos, dominicanos y puertorriqueños, que no tienen nada que perder; y los blancos, que vuelven borrachos a sus casas y a los que les roban", explica Price en esta entrevista.


RICHARD PRICE prepara ya una nueva novela. "Será sobre Harlem -anuncia-, donde vivo, me estoy dedicando a hablar con todo el mundo y me encanta, en cuanto salgo de mi casa estoy en mi libro".fOTO.fUENTE: Revista Ñ

"El escritor Richard Price, guionista de la exitosa serie de televisión The Wire, ha elegido como protagonista de su nueva novela el Lower East Side de Manhattan, "un lugar en continuo cambio donde conviven distintos mundos" que están unidos por el delito.

La vida fácil (Mondadori) arranca con un robo que se convierte en el asesinato de un joven camarero aspirante a actor, Ike Marcus, a partir del cual surge la dura realidad que hay bajo la superficie de la ciudad y de los personajes.

"No es cinismo, pero la verdad es que necesitamos el crimen, porque estos delitos son, desafortunadamente, los elementos que unen los mundos de una ciudad, y en esta interacción se basa el libro" afirma Price.

La novela supone una visión realista de la decadencia urbana y de unos personajes tremendamente complejos característicos del escritor neoyorquino.

"No me considero parte del realismo social literario, soy un escritor realista en la medida en que enseño la realidad como una cámara, pero nunca pretendo juzgar", sostiene el autor, que participará estos días en Madrid y Barcelona en un ciclo de conferencias titulado Narrar en la era de la imagen, y organizado por la obra social de la entidad bancaria La Caixa.

Al hablar de los personajes, Price explica la complejidad de relatar la historia de Billy, el padre de Ike Marcus, por la "terrible sensación" de meterse en la piel de alguien que pierde un hijo.

Para Price, lo más importante al redactar es el "ritmo" de la narración que va marcado en los diálogos.

"Intento que mi lenguaje sea musical y que muestre como la gente habla, como se comporta y lo rápido que van las cosas. Soy un escritor realista en la observación y musical en la escritura o, al menos, eso intento", señala.

Famoso por su labor como guionista de The Wire, considera este proyecto una labor "maravillosa" que ha permitido mostrar de la manera "más profunda y más dramática" por qué en las ciudades "no funciona nada", pero aclara que el mérito corresponde a su amigo y creador de la serie David Simon.

"Es cierto que se inspiró en mi novela Clockers para escribir 'The Wire', pero ha sido una labor titánica y todo el mérito es suyo, yo sólo escribí cinco capítulos", asegura.

En relación a su labor como guionista, Price admite que trabaja en Hollywood "por dinero", para poder escribir lo que le gusta.

"En un guión no hay literatura es un proceso de negociación cada vez más frustrante en el que tienes que conseguir que el actor esté entusiasmado, el director contento y que el productor firme cheques de 300 millones de dólares", añade.

Price afirma que el proceso "más tedioso" al que se ha enfrentado es convertir sus novelas en guiones. "¡Ya he escrito esa historia una vez! y ahora toca reducirla a 130 páginas no literarias, en la que se va todo lo bueno", se justifica.

"Pero tengo que pagar facturas y los dos o tres años que me lleva un libro, así que ahora mismo tengo dos pilotos de serie escritos y estoy adaptando el guión de La vida fácil", explica.

Price prepara ya una nueva novela. "Será sobre Harlem -anuncia-, donde vivo, me estoy dedicando a hablar con todo el mundo y me encanta, en cuanto salgo de mi casa estoy en mi libro".

15.2.10

Ellroy: "Hace 20 años que dejé de preocuparme del mundo exterior"

El escritor norteamerciano visita Barcelona para promocionar su última novela, Sangre vagabunda


fOTO.Archivo.fUENTE: La Vanguardia.es

"El maestro de la novela negra James Ellroy asegura que vive y escribe ignorando totalmente el presente y el mundo exterior, del que "dejé de preocuparme -confiesa- hace 20 años", porque prefiere volcarse en los años 50 y 60, décadas que le obsesionan y que recrea en su imaginación de día y de noche.

El escritor natural de Los Ángeles (EEUU), que se encuentra en Barcelona para promocionar su última novela, Sangre vagabunda (Ediciones B), se muestra casi desafiante a la hora de defender al personaje público que se ha creado: el de un artista con una tormentosa vida y aislado totalmente del presente. En un encuentro con periodistas, Ellroy insiste en que sí, es verdad, no tiene móvil, ni se conecta a Internet, y ni siquiera ve la televisión ni lee periódicos ni libros. Sólo sus propias obras escritas tienen cabida en su casa. "No leo nada", subraya. Para conectarse con la vida, tiene suficiente con sus amigos y su novia, y toda la investigación que necesita para escribir sus libros -"Sangre Vagabunda" tiene 773 páginas- la encarga a terceros, que se documentan por él y le envían sus apuntes, con los que Ellroy trabajará y a los que añadirá el toque de ficción.

"Ignoro totalmente el presente porque quiero ser lo más eficaz posible en mi trabajo", afirma, tras subrayar que, por ejemplo, no piensa salir del hotel durante su estancia en Barcelona y que, en Los Ángeles, suele merodear de noche por su apartamento, de una habitación a otra, con las luces apagadas, dedicándose "sólo a pensar". De esta manera, surgió Sangre vagabunda, que retrata una Norteamérica racista y conservadora en la que la corrupción está extendida a todos los niveles, y que cierra su Trilogía Americana, integrada también por América y Seis de los grandes. "El poder corrompe a algunas personas, pero no a todas. Yo intento no hacer generalizaciones. Los actos de los protagonistas hablan por ellos. Es el lector el que debe llegar a sus propias conclusiones", asevera.

Al igual que en otras de sus obras, Ellroy utiliza sus propias experiencias vitales para dar vida a sus personajes, que se mueven en su última obra en el verano de 1968, cuando las conspiraciones sobre la muerte de Martin Luther King y Robert Kennedy empiezan a aclararse. Es el caso del detective privado Don Crutchfield, que hereda del escritor su pasado de "voyeur", y que está inspirado en un amigo íntimo suyo que fue detective de famosos en el Hollywood de los años 50. Dwight Holly, el matón preferido de J.Edgar Hoover, vive en la novela un colapso nervioso, episodio que experimentó el propio escritor poco antes de empezar a trabajar en Sangre vagabunda, en la que también se nutrió del divorcio de su segunda esposa y la relación sentimental que inició con dos mujeres, una de ellas embarazada de otro hombre.

Recurrir a su propia trayectoria vital es un ejercicio literario que Ellroy ha hecho siempre y que alcanzó su punto álgido cuando recopiló en Mis rincones oscuros toda la documentación y los recuerdos sobre el asesinato de su madre, crimen sin resolver que ocurrió cuando tenía diez años. Aunque dice no estar traumatizado por la muerte de su madre, asegura que "ella siempre está presente en mi imaginación" y que esa obsesión ha ido adoptando nuevas formas con los años. Tras cerrar la trilogía que dice le convertirá en "el mejor novelista histórico", Ellroy tiene en mente otra ambiciosa obra de cuatro volúmenes ambientada en una América anterior a la que ha descrito hasta ahora y de la que no quiere dar más detalles. Antes, sin embargo, los lectores de este escritor de casi 62 años podrán devorar un libro autobiográfico que saldrá esta primavera, "La maldición de Hilliker", que versa sobre él y sus relaciones con las mujeres, otras de sus obsesiones. Ellroy no quiere que lo relacionen con ningún escritor del presente, ni siquiera con otros autores de novela negra americana, y asegura no tener tampoco ni idea de ningún fenómeno de novela negra en los países nórdicos. Debe ser de los pocos que no ha leído a Stieg Larsson."

14.2.10

El símbolo del infierno

NOVELA NEGRA
La última novela del comisario Montalbano, el personaje creado por Andrea Camilleri, suma a la trama policial, que se distingue del modelo norteamericano, un detalle que la vincula con otros protagonistas actuales del género: el héroe comienza a envejecer
El símbolo del infierno
Camilleri
Foto: EFE.fUENTE: adncultura.

Por Graciela Melgarejo

"Aquí en agosto, con el calor que hace, hasta los asesinos esperan a que llegue el otoño", le dice el comisario Salvo Montalbano a su novia eterna, Livia, y ésta será la primera equivocación del entrañable personaje creado por Andrea Camilleri en el transcurso de Ardores de agosto , la décima novela que lo tiene como protagonista.

Aquí el comisario no sólo habrá de vérselas con el misterio de un crimen, y con la corrupción y las intrigas habituales entre políticos, banqueros y empresarios (esta vez, les toca a los del sector de la construcción) a que lo tiene acostumbrado Sicilia ("¡Qué bosque petrificado de corrupción, estafas, negocios sucios, indignidades, especulación!"). El calor del verano, que todo lo invade, puede llegar a ser el símbolo del infierno al cual, literalmente, ha de descender para hacer más de un hallazgo macabro.

Los males son, al principio, muy divertidos, esa cualidad que tanto admiran los lectores de Camilleri: en la mañana del tercer día de la llegada de unos amigos de Livia para pasar las vacaciones en un chalet frente al mar, en una moderna urbanización a pocos kilómetros de la ya legendaria Vigàta, la ciudad donde vive Montalbano, empiezan a desencadenarse sucesivas invasiones de escarabajos, primero; ratones, después, y por último, al octavo día, de arañas. Sin embargo, todavía está por ocurrir otra "desgracia": el niño de tres años de la pareja desaparece. Su búsqueda implicará, finalmente, hallar el cadáver también de turno para que el policial comience a cobrar entidad.

Editada en Italia en 2008, Ardores de agosto agrega a sus reconocidas virtudes (entre tantas, ese plantel de personajes secundarios habituales que tan pronto ayudan a resolver los crímenes como interfieren decididamente, y la descripción casi perversa de las comidas a las que Salvo se entrega en la trattoria de Enzo) un detalle importantísimo: Montalbano ha cumplido 55 años. Como el inspector Wallander, del sueco Henning Mankell, el siciliano se da cuenta de que está empezando a envejecer. Y éste no es un mérito menor de la novela. Se le podría discutir incluso que haya recurrido a ciertos recursos trillados para resolver la historia (por ejemplo, la aparición de una hermana gemela de la muerta, con la cual conformaban una dupla tan indestructible como la de Los hermanos corsos , de Alejandro Dumas), pero el lento reconocimiento y la melancólica aceptación de que ya no es joven ("Montalbano había notado que no oía tan bien como antes. Nada grave, pero aquella nitidez del oído, que es como la nitidez de la vista, se había empañado") y su decisiva influencia en la historia son ejemplares.

Este Montalbano vulnerable como un adolescente que se enamora por primera vez tiene tiempo, empero, de hacer crítica literaria, como cuando lee una estupenda novela policial: "De dos autores suecos que eran marido y mujer, y en la cual no había ni una sola página que no contuviera un despiadado ataque a la social-democracia y el gobierno". Con mucha ironía, el álter ego de Camilleri dedica mentalmente esa lectura a "todos aquellos que no se dignaban leer novelas policíacas por considerarlas un mero pasatiempo repleto de enigmas".

Además de la investigación correspondiente y de la denuncia de los turbios manejos en temas como la inmigración, la construcción ilegal y aun el turismo sexual, Camilleri se permite confirmar, dentro de ese verdadero cajón de sastre que es hoy el género policial, su alineamiento con una novela donde el medio ambiente, Sicilia, sea el otro personaje fundamental (Leonardo Sciascia, otro siciliano, dijo: "Sicilia es el mundo"). Lejos de los hoy bastante estereotipados policiales negros estadounidenses y sus epígonos, y más lejos aún de los "neogóticos", a la manera del irlandés americanizado John Connolly, pero sin comulgar con los cientos de páginas de Stieg Larsson empleadas para volcar todo el material periodístico de denuncia de la sociedad post-Estado de Bienestar sueco, Camilleri (1925) no sólo ha ido decantando su estilo -antes de empezar a escribir la serie de Montalbano, en 1994, fue durante 40 años guionista y director de teatro y televisión-, sino que ha sabido elegir de entre todas las posibilidades que ofrece el género la más humana: centrar las sucesivas historias en un personaje que, como cualquiera de nosotros, va cambiando, aferrándose a sus convicciones o descubriendo, con tristeza, que hasta los más honestos pueden engañar, o, peor aún, dejarse engañar.

© LA NACION

Ardores de agosto
Por Andrea Camilleri

Salamandra
TRAD.: María Antonia Menini Pages
251 Páginas

"Los éxitos de la DEA hacen subir el precio de la droga y el beneficio de los narcos"

ENTREVISTA
El norteamericano Don Winslow se ha convertido en un escritor de éxito tras la publicación de su libro El poder del perro

El escritor norteamericano Don Winslow, fotografiado recientemente en un hotel de Barcelona / Laura Guerrero. fUENTE: La Vanguardia.es


"Todo el fragor del narcotráfico parece contenido en El poder del perro (Mondadori), la trepidante novela con que su autor, el norteamericano Don Winslow (Nueva York, 1953) se ha convertido en un escritor de éxito internacional. Centrada en la peripecia vital de un agente de la DEA, Art Keller, movido por la venganza, la obra –que ocupó a este hombre cinco años de su vida- ha sido señalada por James Ellroy –alguien poco dado a los elogios- como lo más destacable jamás escrito sobre el tema.

Su biografía es de esas que lucen en las solapas de los libros: ha sido investigador privado, repartidor de comida, guía de safaris… Sus libros deben deberle mucho a su etapa de detective, ¿no?

No demasiado. Es cierto que me hizo desarrollar un sistema para formular preguntas y a la vez ser crítico con las respuestas. Pero, en realidad, el trabajo que más me ha servido para ser escritor es el de guía de safaris fotográficos. Le hablo en serio: agudizó mi sentido de la observación hasta extremos inauditos, aprendí a mirar las cosas en detalle.

¿Le gusta la etiqueta de "narcoliteratura" que le han colgado?

No especialmente. Mi libro es uno de los muchos que hay sobre las drogas, y me pasé cinco años metido en él, el mismo tiempo que otros dedican a una tesis doctoral, así que creo conocer el tema, pero lo que me complace es que mi obra entre a formar parte de la literatura, a secas, lo de "narco" es secundario, en realidad la novela trata muchos más temas.

¿Admira a algún otro escritor que trate esta temática?

He estado un tiempo alejado de la literatura, pero "La autopista del diablo" (2004), un libro del mexicano-estadounidense Luis Alberto Urrea, me parece de una gran profundidad. Es de no ficción, trata el caso real de un grupo de emigrantes mexicanos perdidos en el desierto de Arizona.

¿Cómo se interesó usted por el tema?

Cerca de donde vivo, en San Diego, al otro lado de la frontera, el mexicano, se produjo una matanza de 18 niños y mujeres por parte de un cártel de la droga. Me obsesioné por el tema, busqué respuestas, un porqué, y al ver que no existía ningún libro que me las diera decidí escribir yo uno.

Su agente de la DEA, Art Keller, está muy conseguido. Debe de haber hablado con muchos miembros de este cuerpo…

Sí, y también con narcotraficantes, pero no le contaré nada. Como periodista, comprenderá que tengo un compromiso de confidencialidad con ellos.

¿Cómo definiría a Art Keller?

Es una persona muy dividida, dual. Tiene un conflicto étnico, porque es mestizo. Está en conflicto con su gobierno. También con su país. Y también respecto a lo mejor y lo peor de su propia naturaleza. Empieza persiguiendo la verdad. Luego la justicia. Y de ahí pasa a buscar la venganza. Al final sacrifica la justicia y la verdad en aras de la venganza, y por ello se odia.

La venganza es uno de los temas clave de la obra...

No lo tenía claro al principio. Como un detective, me esfuerzo en no sacar conclusiones precipitadas, voy recopilando el material, los hechos, esforzándome en no hacer composiciones de lugar hasta el final de todo. Parto de la nada y lo voy aspirando todo. Al final, me di cuenta de que la venganza era la única explicación posible a lo sucedido.

¿Y qué pasa con Billy el Niño Callan?

Es el personaje que me resulta más familiar. Me crié en un entorno católico irlandés, en la costa este de Nueva York, y conocía bien a este tipo de personas que, un día, caen accidentalmente en la violencia y nunca consiguen salirse de esa vida. Es una vieja historia.

¿Por qué defiende usted la legalización de las drogas?

Los beneficios de la droga son tan altos por un solo motivo: porque está prohibida. Cuanto más alto construya usted el muro para que la droga no entre, cuanto más difícil consigamos hacer los movimientos de los narcotraficantes, paradójicamente les estamos haciendo el favor de que sube el precio de su mercancía. El beneficio no lo da el producto, fácil de producir, lo da el transporte ilegal hacia el consumidor. Cuantos más éxitos cosecha la policía antinarcóticos, más empeora el problema. Tenemos 3.200 kilómetros por tierra de frontera con México, y 1.600 km por mar. Es imposible blindar eso, una batalla perdida.

Pero si se legaliza la droga, subirá el consumo y las muertes y enfermedades que provoca, ¿no?.

Moriría más gente, seguramente, aunque nadie lo sabe, porque nunca se ha hecho a gran escala. La experiencia de Amsterdam es desastrosa en cuanto a salud pública, pero hay ejemplos en Portugal muy positivos. La lógica nos indica a creer que habría, sobre todo al principio, unas puntas muy altas de consumo y muertes pero que luego todo se estabilizaría. La pregunta es ¿por qué muere la gente? ¿Qué pasaría si el Estado destinara al sistema de salud pública los millones que ahora se gasta vigilando la frontera para que no entre droga? En mi región, hay adictos al speed que van al hospital a curarse y los ponen en listas de espera de dos años. Cuando les toca, ya están muertos o en la cárcel.

Pero si se legaliza la droga, subirá el consumo y las muertes y enfermedades que provoca, ¿no?.

Moriría más gente, seguramente, aunque nadie lo sabe, porque nunca se ha hecho a gran escala. La experiencia de Amsterdam es desastrosa en cuanto a salud pública, pero hay ejemplos en Portugal muy positivos. La lógica nos indica a creer que habría, sobre todo al principio, unas puntas muy altas de consumo y muertes pero que luego todo se estabilizaría. La pregunta es ¿por qué muere la gente? ¿Qué pasaría si el Estado destinara al sistema de salud pública los millones que ahora se gasta vigilando la frontera para que no entre droga? En mi región, hay adictos al speed que van al hospital a curarse y los ponen en listas de espera de dos años. Cuando les toca, ya están muertos o en la cárcel.

Su libro muestra también cómo los grupos delictivos tienen cada vez más poder.

El objetivo de una novela es meterse en la psicología de los personajes de modo realista y que el lector tenga una experiencia emocional. A partir de ahí, es cierto que hay novelas que han tenido adicionalmente una capacidad de denuncia, incluso un efecto político tremendo, como La cabaña del tío Tom (1852) de Harriet Beecher Stowe, que fue un arma en la lucha contra la esclavitud. O La jungla (1906) de Upton Sinclair, sobre las miserables condiciones de los trabajadores. La novela lanza un tema a la gente, a veces de un modo del que no han sido capaces de hacer los actores políticos o sociales, y si la gente está dispuesta a veces suceden cosas. Pero esa función no es necesaria, es solamente una opción.

¿Va a pasar a la pantalla?

Estamos hablando. He rechazado varias ofertas. Yo preferiría que, más que una película, fuera una serie de televisión. El libro es mío y no se lo voy a vender a cualquiera si no estoy seguro de que se haga un buen trabajo con él.

¿Y por qué prefiere la tele al cine?

La fórmula de serie televisiva es mucho más cercana a una novela que una película. Por una cuestión de economía de escala. Un filme dura dos horas, mientras que una serie de televisión puede extenderse durante 13, 26 o 48 horas a lo largo del tiempo, de muchas semanas. Es como la gente lee las novelas, en realidad, a trozos, durante varios días. El cine es una experiencia pública concentrada y compartida con otras 200 personas. La televisión está en el comedor de casa, se observa desde el sofá, como una novela, con interrupciones de la vida cotidiana, y con la acción en suspenso que te provoca querer continuar otro día. Hay más: una película necesita grandes imágenes dramáticas, es un acto visual, mientras que en televisión no necesitas acción constantemente, se da más cabida a los diálogos y a los momentos tranquilos, incluso al silencio.

El libro contiene escenas muy violentas. ¿Es su estilo?

Fue muy duro escribirlas. Tremendo. Algo muy destructivo, especialmente porque es una violencia dirigida contra niños. Pero algo tan horrible sucedió realmente y yo tenía que tomar una decisión: o lo describía gráficamente o le ponía silenciador. Opté por lo primero. Pero, tras escribir esas partes, me sentí literalmente enfermo, asqueado. Entiendo que sea duro leerlo. Uno de mis mejores amigos no pasó de la primera página por este motivo. Sigue siendo mi amigo, que conste."

10.2.10

Una ambiciosa antología recupera al Vázquez Montalbán periodista

La selección se ha realizado entre los más de 9.000 artículos que escribió el autor

Manuel Vázquez Montalbán, en una imagen sin datar. Foto: JOAN VILA
Manuel Vázquez Montalbán, en una imagen sin datar. fOTO: JOAN VILA.fUENTE:El Periódico de Catalunya

"Tres volúmenes recogerán la obra periodística de Manuel Vázquez Montalbán (MVM). No la completa, eso es imposible. Porque, infatigable, firmó más de 9.000 artículos en 20 empresas diferentes –incluido EL PERIÓDICO DE CATALUNYA– que son el mejor fresco narrativo para comprender la España de la segunda mitad del siglo XX y especialmente las grandes transformaciones políticas y sociológicas que desembocaron en el advenimiento de la democracia. Con unos artículos que irradiaban rigor y divertido distanciamiento, MVM fue uno de los más certeros analistas de su tiempo.
La primera entrega de la antología en tres volúmenes, realizada por Francesc Salgado y titulada La construcción del columnista (Debate), da cuenta del trabajo de los primeros años del periodista desde 1960, cuando con tan solo 21 años firmó su primer artículo, hasta 1973, en las postrimerías del franquismo, momento en que se consolida y populariza su figura y empieza a diversificarse en otros ámbitos como la poesía, la novela y el ensayo. Los otros dos volúmenes de la antología aparecerán en el 2011 y en el 2012.
Antes de transformarse en el periodista seguido con devoción por sus columnas La capilla sixtina, en la revista Triunfo, y Del alfiler al elefante, en el diario Tele/eXprés –que forman el grueso del volumen– MVM pasa por casi todas las pequeñas miserias de la profesión. Así trabaja en el anonimato como redactor de mesa, dirige revistas de meteórica existencia (Siglo 20) y colabora en los medios más impensados, como Hogares Modernos, una revista de decoración donde hace sus pinitos jocoso-narrativos, CAU, una selecta publicación del Colegio de Aparejadores. Antes se ha estrenado haciendo las mil y una piruetas verbales y de intención en la Soli, el diario falangista Solidaridad Nacional.

PERSONALIDAD PLURAL / «La obra de un periodista que se mantiene en primera línea de la actualidad durante 40 años y que utiliza multitud de seudónimos está llena de sorpresas –escribe Francesc Salgado en el prólogo–. Se ajusta por supuesto a la imagen que sus columnas han dejado en la memoria popular, el brillante intelectual cuyas observaciones se esperan cada semana con interés, entre otras razones porque aumentan la perspectiva del lector. Pero conviven varios periodistas superpuestos en su interior». El libro desgrana esas múltiples personalidades: reportero de comarcas catalanas, analista de política internacional, hacedor de crónicas sentimentales y de las transformaciones sociales del momento, fino humorista y , finalmente, importante intelectual.

TRAMPA / Y en la selección hay que destacar perlas como XXVI veces amaneció el 18 de julio, un artículo encargado por el director de la Soli para desenmascarar al periodista sospechoso (con todo fundamento) de militar en el PSUC. MVM se sale por la tangente con un artículo en el que se limita a recoger lo que ha dicho la prensa a lo largo de todas las celebraciones de la fecha. ¿Resultado? Se ganó las suspicacias tanto de los franquistas como de sus compañeros de célula.
El trasfondo de otros artículos también retrata al periodista oscuro que es en esa época. Su viaje de novios a las montañas del Montseny es reciclado como artículo turístico en la revista El español. O, ya convertido en uno de los nueve poetas novísimos de la antología de Castellet, entrevista para Triunfo a su mentor, de quien afirma: «Es muy amable en las respuestas y se oculta con amabilidad. Es decir, a cualquiera de los que pregunten telefónicamente por él, sin resultado, le queda el convencimiento de que Castellet lo ha sentido mucho».
La selección de este primer volumen acaba en 1973, a las puertas de la que será la apuesta más apasionada y expansiva del autor, Por favor, la revista de humor que interpretó con acidez los decisivos años de la transición democrática y que tan solo sobrevivió cuatro años."

9.2.10

Los secretos de Stieg Larsson

"Escribía artículos sobre las amenazas que recibía, incluso se entrevistó cinco veces" . En 1969, con quince años, presenció una violación y no hizo nada por evitarlo

El sueco Stieg Larsson murió sin conocer el éxito / Expo / Cordon Press / Per Jarl.fOTO;fUENTE:LA Vanguardia.es

"Nadie en toda Suecia parece dar crédito a las acusaciones de Anders Hellberg, el veterano periodista que tuvo bajo sus órdenes a Stieg Larsson en la agencia de noticias TT y que, el 21 de enero, publicó un artículo en el diario Dagens Nyheter donde afirmaba que su antiguo subalterno era un genio de la investigación y "una Wikipedia ambulante" pero, en cambio, incapaz de juntar dos frases bien estructuradas en un tiempo normal. Por ello, decía Hellberg, sus novelas debieron de ser escritas por su pareja, Eva Gabrielsson. Pero ella se burla de semejante comentario: "¿Que Stieg no sabía escribir? Eso es como preguntarle a un marido inocente: "¿Aún engaña a su mujer los fines de semana?". O a una persona de apellido musulmán: "¿Cuándo se unió usted a Al Qaeda?". Por favor, Stieg estaba dotado para la escritura. Muy dotado. Y escribió en diferentes estilos, dependiendo del tema. El señor Hellberg no tiene ni idea de lo que hacía Stieg cuando salía de la agencia".



Todos los amigos y familiares de Larsson confirman que escribía él, sin duda. Recuerdan que pasaba jornadas maratonianas ante el ordenador: tras trabajar durante el día como periodista, dedicaba las noches a la frenética redacción de sus novelas. Uno de esos amigos, Kurdo Baksi, empresario y activista por los derechos de los emigrantes, ha publicado en Suecia Mi amigo Stieg Larsson, que Destino sacará en España en abril.


En el libro, Baksi cita varios ejemplos de la capacidad de Larsson de hechizar a la gente o de su compromiso con causas como el antirracismo o el feminismo. Afirma también que tenía una capacidad para ocultar cosas: "Tenía muchos secretos, y quizá el ejemplo más extremo sean las tres novelas que escribió por las noches", de las que al principio hablaba a poca gente.

¿Qué tipo de periodista? "Decían que no tenía madera de jefe, que era un desastre como administrador y economista. En cierto sentido era así: era fantástico con las letras, aunque demasiado humano, por no decir otra cosa, cuando se trataba de números y estadísticas". Esa sería la razón de que se quedara trabajando en la agencia TT –entró como grafista–, con jefes como Hellberg. "Pero no ocultó su frustración, y mucho menos que sus jefes no le dejaran escribir con la frecuencia que él habría deseado sobre los temas en los que era especialista. Aun así, ni por un segundo se sintió una víctima".

La crítica de Baksi es a su "falta de imparcialidad, relevancia y neutralidad en sus textos" pues "Stieg no podía evitarlo. Así de simple: en cuanto se sentaba ante el ordenador tomaba partido por uno u otro bando". Su compromiso le valió numerosas amenazas de los grupos de extrema derecha, sobre todo por sus libros de no ficción y su trabajo en la revista Expo. Baksi afirma haberse enfadado con él varias veces, porque "escribía artículos en la agencia informando sobre sí mismo, sobre las amenazas que recibía y los problemas de Expo, lo cual no me parecía ético. Incluso se entrevistó a sí mismo en cinco ocasiones", revela. También le acusa de infiltrar a un joven periodista de veinte años en un grupo la extrema derecha, "con los evidentes riesgos que eso comportaba". Los comentarios de Baksi, sin embargo, se inscriben en un contexto positivo, con frases como "no creo que vuelva a ver en mi vida el brío que Stieg tenía cuando escribía: nunca he visto a nadie redactar con tanta rapidez y facilidad. Sin olvidar la alegría con la que lo hacía".

El clímax del libro llega cuando el autor narra el origen de la preocupación de Larsson por la violencia contra las mujeres, uno de los ejes temáticos de Millennium: una violación que presenció en el verano de 1969, sin hacer nada por evitarlo. Fue en un camping de Umea. Él tenía 15 años. La misma edad que una chica que tres de sus amigos violaron ante su mirada. "Sus gritos eran terribles –dice Baksi–, pero Stieg no intervino. Para él, pesó más la lealtad que tenía a sus compinches". La culpa le carcomía tanto que, días después, llamó a la víctima para disculparse. "Nunca te perdonaré", le respondió ella antes de colgarle el teléfono. "Este es uno de los peores recuerdos que Stieg me contó. Era obvio que la voz de la chica aún resonaba dentro de él, incluso después de haber escrito las tres novelas que hablan de mujeres que han sufrido violencia y que han sido ultrajadas y violadas".

EL PERSONAJE QUE INSPIRÓ A LA 'HACKER'

"Yo soy Lisbeth Salander"
El libro de Baksi contiene otras partes jugosas. Por ejemplo, revela el personaje real que inspiró el de Lisbeth Salander. Fue un chico, canijo físicamente, experto en informática e investigador de Expo, que acabó decepcionando fuertemente a Larsson, hasta el punto de que lo echó de la revista en 1997, justo cuando empezó a escribir Millennium. Baksi habla con esta persona, que reconoce: "Stieg se vengó de mí, yo soy Lisbeth Salander". Larsson jamás le perdonó su traición, y le dijo: "En el norte, donde yo me crié, no se perdona nunca".

8.2.10

El artista de la novela negra

ENTREVISTA

"Yo soy todos los hombres de Sangre vagabunda", afirma el autor sobre la novela que cierra su trilogía de los bajos fondos de Estados Unidos.

James Ellroy (Los Ángeles, 1948)- MATT BEARD. fOTO; fUENTE: EL País.com

ROCÍO AYUSO

James Ellroy se consagra como el narrador que ha roto con las etiquetas del género negro. Violencia, sexo, corrupción, poder ...

Perro ladrador, poco mordedor dice el refrán. James Ellroy es un gran ejemplo. El perro diabólico de la literatura estadounidense no se calla ni debajo del agua. El matrimonio es "sexo y paciencia", el último consejo de su padre fue que se tire a cualquier camarera que le atienda y el rock & roll es música "de idiotas para niñatos". Eso además de declararse "de todo menos un liberal", verbalizar su oposición al matrimonio homosexual, sus reparos al aborto y apropiarse en su juventud de alguna consigna nazi. Sus novelas exudan racismo, misoginia y violencia. Hasta su apariencia va pidiendo guerra, pantalones blancos sucios, bragueta bajada y camisa hawaiana en pleno enero (un exceso incluso en California). No es de extrañar que su segunda esposa, la escritora y feminista Helen Knode, le llamara "animal de zoológico". Dicho todo esto e intentando escuchar con distancia su bombo y platillo es fácil ver que todo es fachada, autopromoción, un exhibicionista detrás del que se oculta sin mucho rascar un romántico lleno de demonios que lo único que quiere es llamar la atención. "La literatura no es más que la historia de hombres aislados sobrepasados por lo que les rodea que intentan dar forma a lo que ocurre a su alrededor y que se ven forzados al cambio mientras interactúan con los acontecimientos y conocen a una mujer", resume en medio de sus fanfarronadas. Una descripción perfecta porque ése también es James Ellroy.

"La literatura no es más que la historia de hombres aislados sobrepasados por lo que les rodea"

"No tengo duda alguna de que 'Sangre vagabunda' es magistral, pero también reconozco que toda la novela es un pasote"

"A muchos no les gusta que diga que me lo invento todo. Que este libro no tiene nada que ver con Bush, Obama o Irak"

"Tengo una moral demasiado grande y si eso significa menos libros y menos dinero, así sea"

Californiano, 61 años, "buena salud", dice; poco pelo, eso es obvio; casado en dos ocasiones y ahora compartiendo su vida con la escritora Erika Schickel, "la mujer con la que pienso pasar el resto de mi vida". Eso está por ver. También es "el mejor escritor de novela policiaca", como se bautizó él mismo antes de dejar su apodo en algo más corto como "el mejor novelista". Punto. Y aquí es donde Ellroy tiene los dientes bien afilados, porque su mordisco es innegable. La dalia negra, El gran desierto, L. A. confidential y Jazz blanco le encumbraron como autor de novela negra, el llamado LA Quartet, seguido de una trilogía aún mejor que acaba de concluir, The Underworld USA Trilogy (Trilogía Americana), que componen América, Seis de los grandes y la última entrega, Sangre vagabunda (Ediciones B). Es imposible que estos libros te dejen impasible. Puedes odiarlos, sí. Su lectura no nace del placer, es el reflejo de una obsesión. Sexo, mujeres, crimen, política, poder, corrupción. Las mismas obsesiones que dominarán al lector que se deje morder por sus páginas. "Soy un autodidacta que nunca acabé mis estudios. Eso sí, leí de manera obsesiva y asimilé su forma, su contenido, el estilo", explica sobre su génesis literaria alguien que no tiene ningún reparo en asegurar que desconoce la literatura mundial pasada o presente y a la gran mayoría de los grandes autores estadounidenses. De nuevo, epatar es lo suyo. Lo que sí es cierto es que en sus tiempos sólo leyó novela negra. Ahora ni eso. Toda su energía está en escribir. "Lo mío son los grandes libros. Quiero dejar detrás una gran obra. Y entiendo que en ocasiones esto puede pesar a los lectores. Pero al final disfrutan. ¡Soy un best seller! Es cierto que mis libros son un reto, pero no son difíciles. La historia te absorbe inmediatamente", añade sin evitar sus pinceladas de grandiosidad.

Para los que ya tienen práctica con Ellroy, un consuelo: Sangre vagabunda es más sencillo que su predecesor, Seis de los grandes. "Mi segunda esposa me dijo que tenía que escribir desde el corazón así que su forma es más sencilla", dice. Para aquellos que no tienen práctica, su prosa sigue siendo telegráfica, frases muy cortas, palabras todavía más cortas y en muchas ocasiones sincopadas. Cada capítulo, la visión de un nuevo personaje. Una nueva localización. Ellroy, que no tiene abuela, lo describe como "una obra maestra" aunque también admite que es "una pasada". "No tengo duda alguna de que Sangre vagabunda es magistral pero también reconozco que toda la novela policiaca es un pasote, demasiada construcción, demasiada trama, muchas conspiraciones, una continua investigación policial", resume de su último trabajo, ése en el que confluyen caras conocidas de libros anteriores como la de Wayne Tedrow Jr., un ex policía y narcotraficante capaz de cargarse a su padre; Don Crutch Crutchfield, detective privado demasiado joven y un tanto mirón, y Dwight Holly, agente del FBI. Los tres reaccionarios y violentos en un Estados Unidos sacudido por la corrupción, la mafia y el amor libre. Esos años entre 1968 y 1972 que poblaron tanto en la realidad como en la ficción de Ellroy figuras históricas como J. Edgar Hoover, Richard Nixon y Howard Hughes. "Mi única condición es que tienen que estar muertos", comenta de su plantel de personajes. Una mórbida respuesta para un autor morboso. "Una vez muertos es legal hablar de ellos y los puedo utilizar sin problemas", se regodea de una mezcla entre ficción y realidad que en su opinión le da "latitud" a sus novelas. "Mi única limitación es que mi representación de los hechos no se contradiga abiertamente con lo que sucedió en la realidad. Y no hay nada contradictorio en las conversaciones de Nixon borracho o en mi creencia de que Hoover era un homosexual célibe", remata buscando pelea.

Hay mucho más que morbo en la obra de Ellroy. Están sus demonios. Por ejemplo, el asesinato de su madre cuando él sólo tenía 10 años. No recuerda sus lágrimas pero sí su obsesión por la lectura policiaca después de leerse todos los informes de la policía que cayeron en sus manos. Su madre muerta sigue siendo uno de sus fantasmas, presente en La dalia negra, pero sobre todo en su autobiografía Mis rincones oscuros y en esa otra reflexión de su vida y de sus mujeres que hace ahora en The Hilliker Curse, que haciendo uso del apellido de soltera de su madre espera publicación a finales de este año. Pero la trilogía de los bajos fondos americanos tiene otro origen. "La lectura de la novela Libra, de Don DeLillo, me abrió los ojos a la historia del asesinato de Kennedy. Esa época nunca me había interesado, pero el libro era tan bueno que quise hacer algo así. No lo quise copiar. Respeto mucho a DeLillo. Además pensé que podía escribir algo más grande. Que empezara en 1968 y donde el asesinato de Kennedy sucediera fuera de página", recuerda de una historia que ha contado muchas veces, pero que sigue narrando con fervor.

Tuvieron que pasar ocho años desde Seis de los grandes y trece desde la publicación de América hasta la llegada de Sangre vagabunda. ¿Una larga espera? "La cabeza me explotó, mi matrimonio se fue a la mierda, me fui a San Francisco y amé a una mujer llamada Joan", dice mostrándome una dedicatoria que reza "A J. M. Camarada, por todo lo que me diste". Con un suspiro, como si se tratara de alguien que se deja llevar por la nostalgia, continúa su recuento. "Mi 'diosa pelirroja' me dejó y me volví a Los Ángeles, donde conocí a otra mujer en la que basé a Karen (el otro personaje femenino del libro). Estaba embarazada y me dejó por su marido. Mala suerte. Así que escribí este libro". Hay que reconocer que no le faltan fuentes de inspiración para regurgitar y condensar en su novela. "Me encanta lo que hago y doy gracias a Dios porque soy bueno. Nunca le estaré lo suficientemente agradecido", dice alguien a quien le gusta mencionar a Dios con tanta frecuencia como sus personajes juran en vano. "Pero también debo de reconocer que la historia ha sido muy generosa conmigo", añade. "Este libro me llegó en un momento muy turbulento de mi vida y acabó siendo el más fácil de escribir".

Como hombre, Ellroy es más sencillo que sus libros. Sólo hay cinco o seis cosas que le gustan: la historia, la música clásica, las mujeres, el boxeo, las novelas policiacas y los perros. "Y así ha sido durante más de 40 años", añade, no sé si queriéndose quitar un par de décadas o dejando fuera esa juventud acelerada de la que se vanagloria, aunque luego se arrepiente de que sea el centro de sus entrevistas. Los años en los que se iba de mirón a hacerse pajas en las casas de los vecinos, cuando le daba a lo que pillaba y se metía en mucha mierda. Esa década de los sesenta que recuerda como "comprometida con el alcohol, las drogas y con los líos" mientras a otros les daba por el compromiso social y político. "Mi foco de atención es muy limitado de natural, aunque soy muy bueno manteniendo la concentración", agrega. Quizá por ello se le da mejor la monogamia que la cohabitación, es incapaz de utilizar un ordenador o un teléfono móvil -objetos que no posee-, pero es un hacha escribiendo a mano, como escribe todas sus novelas. La investigación se la hace otro. Por ejemplo, para Sangre vagabunda mandó a una chica a Santo Domingo porque Haití era muy peligroso. "Yo pensaba que la República Dominicana estaba junto a Honduras y Guatemala hasta que mi ex esposa me regaló un atlas", insiste en llamar la atención con sus burradas. Pero en su trabajo no hay nada de burro excepto el volumen. Más de 400 páginas de estructura y 150 de notas de las que sale la novela. "Desde el principio tengo un diagrama claro y una superestructura para todo el libro. Sé dónde están todos sus personajes y cada una de las historias que confluyen en cada momento", describe. Un trabajo que hace principalmente de día, aunque también hay noches en vela y sobre todo en silencio. Ni tan siquiera su adorado Beethoven, ese músico al que tanto admira y a quien sin modestia alguna se compara, rompe su concentración cuando escribe. "No me gusta el exceso de estimulación. Me gusta estar solo en la oscuridad y ponerme a pensar. Me paso mucho tiempo pensando", agrega mientras la música suena atronadora en el ruidoso café de Hancock Park en el que me ha citado. Le pillaba cerca de casa y, a juzgar por el trato, es un habitual.

Ellroy también dice aislarse del mundo que le rodea a pesar de lo mucho que recurre a la historia en sus libros. "Sólo cito lo que me interesa. Son novelas policiacas que están emplazadas en un momento de la historia", se pone a la defensiva. "Hay muchos a los que no les gusta que les diga que me lo invento todo, que vivo en una burbuja. Que este libro no tiene nada que ver con Bush, con Obama o con la guerra de Irak", insiste cada vez más iracundo. Nos echa la bronca a los europeos, especialmente a los franceses, de atribuirle a su obra una lectura que según dice no existe, de querer que sus libros tengan un doble sentido contemporáneo. "Ni se lo veo ni me lo planteé", dice alguien que confiesa su desinterés en la política actual. Se acaba el triple expreso que se pidió y su efecto parece calmarle. Una sonrisa maliciosa aparece en sus labios. "Claro que si tú ves esa conexión, genial. Si los lectores la ven, mil gracias. Todo con tal de que lean el libro y lo compren", se regodea.

Volvemos al principio. Ellroy nunca pierde una oportunidad de autopromoción y está claro que nada le pone tanto como llamar la atención. Escribir, escribe bien, muy bien, pocos dudan de ello. Pero venderse lo hace aún mejor. ¿O si no para qué quiere una cuenta en Facebook un ermitaño como él, alguien que dice aislarse del mundo mundial, que no tiene ni teléfono móvil ni ordenador y que desdeña las ya no tan nuevas plataformas como generadoras de una generación incapaz de hablar con frases enteras y orgullosa de su estupidez? ¿Acaso el James Ellroy de Facebook no es el verdadero James Ellroy? "A mí me gusta vender libros y Knopf, mi editorial en Estados Unidos, me dijo que ésa era la mejor forma, aunque ése no es mi estilo a la hora de socializar", deja bien claro a sabiendas de que es su asistente personal, Lisa, quien se encarga de poner sus respuestas en línea. Vender libros es también la razón detrás de su camisa hawaiana. A punto de iniciar su periplo por una Europa congelada, cualquier otra prenda de abrigo está ya guardada. "Yo siempre estoy listo. Nací listo", comenta inquieto mirando el reloj sin ningún disimulo. No es que le guste viajar. Lo considera trabajo y encima es incapaz de escribir una línea durante la gira. "Pero la vida no es barata, dos ex mujeres, una asistente, pago mis impuestos. Alquilo, no poseo. Tengo que ganar dinero", dice un autor que hace un momento recordaba que era un best seller. Su único placer en estas giras promocionales son las lecturas a viva voz con las que suele presentar su obra, especialmente en Francia. "Me encanta leer mis libros en voz alta. Soy bueno haciendo lecturas dramáticas. Conozco bien su ritmo", asegura alguien que nunca diría lo contrario. De hecho, no es de los que aguanta bien las críticas y antes de publicar su manuscrito tan sólo le deja leer su obra a Lisa y a su investigadora. Y en el caso de Sangre vagabunda también se lo dejó a su segunda esposa. "Sabía que éste le gustaría. Es su favorito. En esto soy muy privado y sabía que ninguna de ellas sería muy crítica", confiesa.

Es irónico este momento de pudor en un autor que no parece tener vergüenza. Alguien que con la publicación prevista para finales de año de The Hilliker Curse venderá por segunda vez su vida al mejor lector y que acostumbra a dejar retazos de sí mismo en las páginas de todas sus novelas, siempre con algo del verdadero Ellroy en medio de la de ficción. "Es cierto que yo soy todos los hombres de Sangre vagabunda. Crecí no muy lejos de aquí, en este barrio por donde Crutchfield merodea. Y tengo en mí muchas de las tormentas que Dwight lleva en su interior, un tipo de derechas que se enamora de una mujer de izquierdas. Eso por no hablar de ese sentido del humor más bien crudo que tienen", sopesa en voz alta aunque con la mente en su libro. De cabeza encuentra la página que busca. "Creo que es la 325 o así, cuando Joan le pregunta a Dwight: '¿qué es lo que quieres?'. Y él responde: 'quiero caer y que estés ahí para recogerme. Es lo que siempre he querido". El silencio se hace espeso a pesar de la incesante música que baña el café. Tras una pausa dramática Ellroy me explica que nada más publicar Sangre vagabunda le envió una copia dedicada a su musa, a esa "diosa pelirroja" que fue el motor del libro. No le contestó. "No quiere volver a verme. Me porté mal y quería rendirle un último homenaje. Quise escribir una historia romántica. Histórica, con sexo, revolución, política y de gran alcance y eso es lo que hice. Un trabajo al que le siguen mis memorias, en las que explico cómo escribí este libro. Y de esta forma quiero dejar atrás este capítulo de mi vida", resume.

¿Y ahora, qué? "Algo completamente diferente de lo que ya tengo las bases pero que no te voy a contar", dice con mirada de sádico. Con lo que le gusta hablar es incapaz de callarse. Al menos a la hora de enumerar lo que no será su nueva obra. "Tengo muchos lectores y serían todavía más numerosos si escribiera otro tipo de libros que no pienso. Empecé escribiendo novelas policiacas más modestas a las que con los años añadí esa latitud histórica que tanto me gusta. Épicos históricos que también fueron policiacos. Me gustan los grandes libros y eso es lo que quiero escribir, obras bien pensadas de las que me sienta orgulloso. No quiero ser de los que escriben libros cada vez más finos y cada vez más rápidos. ¿No tienes la sensación de que Philip Roth saca un libro cada año? No quiero hacer eso. Tengo que responder ante Dios, ante la gente que amo y ante mis lectores. Tengo una moral demasiado grande y si eso significa menos libros y menos dinero, así sea. Y al que no le guste, ¡qué se joda!", remata. Sangre vagabunda no sólo pone fin a la Trilogía Americana. También pondrá fin a su bibliografía si la ordenas de forma cronológica. Ellroy se sincera sobre sus proyectos y asegura que en sus próximos libros no piensa pasar de 1972. Al contrario, lo que quiere escribir es un libro "que preceda el LA Quartet". ¿Tal es su amor por esta ciudad de ángeles que quiere volver a ella? "Es mi hogar. Es mi casa. Me gusta. Es la ciudad a la que pertenezco. Por ahora al menos porque estoy pensando mudarme a la costa este estadounidense", dice una vez más lleno de contradicciones.

Como si se fuera a mudar en ese mismo momento se pone en pie. Está listo para marcharse. A Europa a vender su nuevo libro, a la otra costa de Estados Unidos para comenzar una nueva vida junto a Erika Schickel y las dos hijas de la escritora. O a trabajar en su próxima novela. Le han dado cuerda y sale espantado deteniéndose un segundo para hablar de esa otra carrera suya como guionista. Se nota que no le gusta el tema lo mismo que no le gusta el cine. "Lo hago porque me pagan. Y bueno, me divierte el trabajo", dice sin disimular una sonrisa al hablar de esos guiones que prepara para Hollywood cuando se tome un respiro de sus novelas. ¿Y las adaptaciones de su trabajo? ¿Está satisfecho? Al fin y al cabo, la adaptación a la pantalla de L. A. confidential le dio un nuevo número de lectores de esos que ansía tanto. "Fue una película maravillosa, pero me proporcionó una décima parte del número de nuevos lectores que me conocieron con La dalia negra. En cualquier caso, ambas películas fueron maravillosas porque me dieron dinero por nada", remata con una última sonrisa de gato de Chesire. Sale disparado hacia la camarera. ¿Piensa seguir el último consejo de su padre? No, sólo quiere estar seguro de que me pase la cuenta.

Sangre vagabunda. James Ellroy. Traducción de Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté. Ediciones B. Barcelona, 2010. 944 páginas. 25 euros. www.facebook.com/pages/James-Ellroy/.

La compañera de Larsson desmiente que él no escribiera 'Millenium'

LA OTRA NOVELA NEGRA

"No necesitaba ningún tipo de ayuda para escribir", dice Eva Gabrielsson, pareja del fallecido escritor durante 32 años

Eva Gabrielsson, fotografiada en Estocolmo el año pasado
Eva Gabrielsson, fotografiada en Estocolmo el año pasado / Alexander Busnyek-fOTO;fUENTE:La Vanguardia.es


"En una entrevista con el diario italiano La Stampa publicada hoy, Gabrielsson desmintió al colega de Larsson Kurdo Baksi y al que fuera su jefe durante años en la agencia de noticias sueca TT, Anders Hellberg, que han levantado gran polémica en Suecia al asegurar que otra persona escribió los libros. Gabrielsson afirmó que Baksi "hizo carrera" gracias a Larsson y que incluso firmó muchos artículos que en realidad eran obra del responsable de Millenium. Asimismo, señaló que Baksi tiene "envidia" del "gran éxito que logró en Suecia un libro que Stieg (Larsson) escribió junto a Anna Lena Lodenius" titulado El extremismo de la derecha.

Al preguntársele si colaboró en los éxitos firmados por Larsson, Gabrielsson comentó que ella es arquitecta y que "durante un cierto periodo de tiempo coleccionó informes y estudios sobre los barrios y los edificios de Estocolmo" de los que el escritor se sirvió para ambientar sus novelas. "No necesitaba ningún tipo de ayuda para escribir. Cuando se sentaba ante el ordenador, tenía las ideas muy claras y escribía muy rápido, mientras que yo soy muy lenta", afirmó.

Sobre la relación de Larsson con su familia, Gabrielsson aseguró que en ese ámbito el escritor siempre fue considerado "un intruso". Gabrielsson explicó que, desde pequeño, sus padres dejaron a Stieg al cuidado de sus abuelos y que, a los nueve años, cuando éstos fallecieron, volvió a vivir con sus progenitores. "El único afecto que recibía era el de su madre, que también murió pronto", agregó la también escritora, que mantiene un duro litigio con el padre y el hermano de Larsson por la herencia de éste.

Larsson murió en 2004, antes de la publicación del primer libro de su trilogía, Los hombres que no amaban a las mujeres, sin haber escrito un testamento ni haberse casado con Eva Gabrielsson, su compañera durante más de tres décadas, que no ha recibido ningún ingreso por el éxito de los libros y las películas de Millenium. La ausencia de testamento dejó a Erland y a Joakim Larsson como herederos, aunque Gabrielsson ha señalado todo el tiempo que su compañero consideraba los manuscritos de sus libros como el plan de pensiones de ambos."

7.2.10

La pelea que dura un “Millenium”

 LA VIUDA DE STIEG LARSSON DEVELARA "TODOS LOS MITOS" ACERCA DEL ESCRITOR

Eva Gabrielsson planea editar un libro en el que abordará "el dolor de perder a tu pareja y la lucha por sobrevivir tras ello" y dará datos de la vida junto al autor sueco que sirvieron como fuente de inspiración para sus novelas.

"Una industria multimillonaria ha convertido a mi marido en un mito. El fenómeno mediático y de ventas ha hecho que nada de nuestra vida haya sido respetado", con esos dejos de angustia y sentimiento de injusticia, la viuda de Stieg Larsson, autor de la saga Millenium, trazó en una breve pincelada la desazón que le provoca que su compañero fallecido no sea recordado por su lucha por la defensa de los derechos humanos. Fue en Madrid, hasta donde Eva Gabrielsson llegó para recibir el premio del Club Internacional de Prensa en nombre de su marido, precisamente por su labor humanitaria. Allí, ella aseguró que piensa zanjar "todos los mitos" en torno de la herencia del autor sueco, otro de los problemas que más la angustian.

Es que la ley de Suecia no considera legal la unión que Gabrielsson mantuvo con el escritor y periodista fallecido en 2004 durante décadas, por no haber estado casados. Desde ya que eso significa que tampoco la admite como heredera de los derechos sobre las obras de Larsson. Además, la familia del autor mantuvo desde su fallecimiento una aguerrida batalla legal contra ella. Gabrielsson prometió dar cuenta de ello en un texto que prevé publicar próximamente y en el que abordará "el dolor de perder a tu pareja y la lucha por sobrevivir tras ello", facilitando datos de su vida en común que inevitablemente fueron fuente de inspiración de conocidas novelas de Larsson. Esos condimentos, por otro lado, han ayudado a las obras a tener conflicto, vuelo, inspiración y, luego de todo, éxito.

La intención de Gabrielsson, que rechazó una oferta conciliatoria de la familia (legales herederos de Larsson) por 2 millones de euros, es que su próximo libro desenmascare así las "falsedades" que se contaron luego de la muerte del autor, aportando las "pruebas documentales" necesarias. "Ya no quiero que esta historia continúe", asegura ella, que igualmente quiso acabar la cuarta entrega de Millenium, de la que Larsson dejó escritas unas 200 páginas, y ahora se opone a que sea terminado por alguien más. La edición de ese cuarto volumen cerraría una saga cuyos beneficios se calculan en 22 millones de copias vendidas en 42 países, con decenas de millones de euros recaudados en taquilla con su versión cinematográfica. Y eso sin contar los derechos sobre las películas, las ventas de libros de bolsillo y el impacto editorial que provocaría el cierre de la tetralogía.

"Esta lucha no es acerca del dinero", explica ella, sino de "respeto". Respeto legal a su condición de conviviente con Larsson; respeto editorial a la hora de traducir su obra al cine –en Hollywood planean iniciar una nueva adaptación de la trilogía, mientras ella sigue demostrando su disconformidad–, y respeto al "legado humanitario" del escritor. Desde noviembre, la lucha se ha encarnizado más entre la familia Larsson y ella, aunque nunca en persona sino siempre a través de los abogados.

Sobre la Millenium del cine, Gabrielsson asegura haber ido a ver su tercera parte, inédita en la mayor parte del mundo, y denuncia que "no refleja todo lo que el libro muestra". Es más, dice que ni pagaría por verla y que por eso fue "gratis" a su exhibición. Pero la viuda, más allá de que la Justicia sueca no lo tome en cuenta, tiene mucho más para contar como compañera de Larsson durante más de dos décadas. Sobre, por ejemplo, Lisbeth Salander, la heroína de sus novelas, asegura que "no tiene que ser ni blanca ni negra", poniendo así en jaque a las adaptaciones cinematográficas: hay que convenir en que una asiática con ese nombre sería algo muy curioso. En ese personaje, Larsson inyectó todas sus inquietudes a favor de la causa femenina. Esa sensibilidad, según Gabrielsson, nació en la infancia del escritor, cuando fue criado y cuidado por sus abuelos, "una pareja que se trataba con igualdad y respeto". Pero si algo marcó su vida, señala la viuda, es un hecho que a los 14 años fue imposible de superar para Larsson: "El presenció cómo sus amigos violaban a una joven de 14 años. Intentó pararlo, pero no pudo, y la víctima luego lo consideró igualmente culpable. Eso lo traumatizó durante años", cuenta con angustia sincera.

Larsson comparte el galardón del Club Internacional de Prensa con, por ejemplo, Lubna Hussein, una periodista sudanesa que fue condenada en su país por usar pantalones. No es casual que Hussein haya convocado a la prensa internacional a su juicio (y posterior condena) enviando algo así como participaciones a una boda a través de un contacto en Naciones Unidas de Sudán. Según Gabrielsson, éste fue un hecho "trágico y con gran sentido del humor, al mismo tiempo". En consonancia, Gabrielsson deja en claro que desechó la idea de llevar adelante un proceso "largo y costoso" contra la legislación sueca, que se encuentra "desfasada, protege a la gente pasiva y castiga a la activa, algo que es contraproducente".

 

6.2.10

Asa Larsson mezcla crimen y maltrato a las mujeres en 'Sangre derramada'

BCNEGRA
Su protagonista, Rebecka Martinson, debe enfrentarse a la realidad de las mujeres maltratadas en una obra donde la soledad y la dificultad de elegir el camino correcto son los temas de fondo
Åsa Larsson. Foto: fUENTE: La Vanguardia.es

"Sangre derramada, la segunda novela de la escritora sueca Åsa Larsson, plantea un brutal asesinato y obliga a su protagonista, Rebecka Martinson, a enfrentarse a la realidad de las mujeres maltratadas en una obra donde la soledad y la dificultad de elegir el camino correcto son los temas de fondo.

En Sangre derramada, Larsson construye de nuevo un universo de personajes complejos donde las mujeres luchan por defender su espacio en Kiruna, una pequeña ciudad más allá del Círculo Polar, donde los hombres son los que mandan.

Rebecka es una joven abogada que no ha conseguido recuperarse del impacto de haber matado a tres hombres para proteger a dos niños, Anna-Maria es la policía encargada de la investigación, de su casa y de sus tres hijos y Lisa vive sola con sus cinco perros en un intento de olvidar los abusos que sufrió durante su juventud.

"Escribir sobre mujeres es interesante porque ellas extienden su parte femenina a todo lo que hacen, hasta en una investigación criminal", ha comentado la autora Åsa Larsson.

Al mismo tiempo, la escritora ha observado las mujeres "son un desafío para los malos porque parecen muy frágiles pero luego son muy peligrosas" y ha explicado que toma como referencia para sus novelas a personajes como Miss Marple de Agatha Christie o la heroína de las tiras de cómic de Peter O'Donnell, Modesty Blaise.

La popular escritora sueca, que recientemente ha empezado a escribir guiones para televisión, ha explicado que escribió esta segunda novela casi con tanto placer como la primera, "Aurora boreal", porque "por entonces todavía no había salido la primera y no sabía nada de críticas ni de prensa", a lo que ha añadido que jamás pensó que nadie, excepto su madre, leería sus libros.

Åsa Larsson dejó su carrera de abogada para dedicarse a escribir y, aunque ahora reniega de su profesión ("si buscas un mundo donde el dinero es lo único que importa, ése es el de los abogados", ha afirmado resuelta), ha reconocido que haber trabajado en contacto con criminales le ha ayudado a entender el mundo de otra forma.

"En los tribunales veía a hombres y mujeres que habían hecho cosas horribles bajo la influencia de enfermedades mentales o drogas", ha relatado la autora de Sangre derramada, que ha añadido: "conocerlos y escuchar sus historias terribles me ayudó a entender que no hay monstruos, sólo hombres".

Por eso en las historias de Åsa Larsson los malos nunca son muy malos ni los buenos, muy buenos: "todos somos capaces de hacer cosas horribles bajo presión, está en la naturaleza humana". Además, la escritora ha opinado que la novela negra es un género que tiende a la crítica social porque "el crimen siempre es una situación muy extrema donde exploras la culpa, el bien y el mal y siempre sale una discusión moral de ello".

Larsson ha trasladado el peso de este debate al personaje protagonista de Rebecka Martinsson y ha reconocido: "ella representa una parte de mi, me reconozco en ella porque es solitaria y a menudo se siente fuera de lugar".

Y es que, como Larsson, Rebecka es abogada, viene del norte de Suecia "donde la gente es más ruda, bebe más y dicen más palabrotas" y por ello se siente "una extranjera en el mundo de los abogados, aunque que tampoco pertenece al norte porque es abogada y trabaja en el sur".

Åsa Larsson se encuentra en Barcelona para participar en BCNegra, el encuentro dedicado a la novela negra, la autora ha publicado en Suecia cinco de las seis novelas que tiene previstas de la serie de Rebecka Martinsson y en España pueden leerse, de momento, las dos primeras: Aurora boreal y Sangre derramada."

5.2.10

Los escritores nórdicos reconocen la deuda que tienen con Larsson

BCNEGRA

El autor noruego Kjell Ola Dahl, la danesa Inger Wolf y el norteamericano afincado en Finlandia James Thompson visitan la Semana de Novela Negra de Barcelona


Portada de uno de los libros de la trilogía Millennium.fUENTE: LA Vanguardia.es
Los escritores escandinavos reconocen la deuda que tienen con el desaparecido Stieg Larsson, a quien deben el reconocimiento internacional y el surgimiento de un boom de la novela negra nórdica en los últimos años.

"Bajo el cinematográfico título de "Los otros", el autor noruego Kjell Ola Dahl, la danesa Inger Wolf y el norteamericano afincado en Finlandia James Thompson vienen a confirmar en la Semana de Novela Negra de Barcelona que en la novela policíaca nórdica "hay vida más allá de Suecia, más allá de Mankel y de Larsson".

Dahl, que ha presentado su novela "Un paso en falso" (Emecé), piensa que "el boom nórdico de novela negra comenzó antes de Larsson, pero explotó con él gracias a su carácter de bestseller", si bien matiza que "en Noruega, los libros de Larsson no eran considerados como el gran ejemplo, sino como un buen ejemplo más".

Inger Wolf, que ha llegado a Barcelona con "Un oscuro fin de verano" (Alba) bajo el brazo, opina que "la literatura nórdica siempre ha sido reconocida por su visión crítica de la sociedad".

Thompson coincide en que un distintivo de la literatura negra nórdica es esa orientación social, pero "cuando no es buena, la novela puede ser entonces muy mala". En su última novela, "Ángeles en la nieve" (Roca), además de esa herencia nórdica, se mezclan otras tradiciones. El escritor norteamericano recuerda que "en Finlandia no habíamos oído hablar de Larsson hasta el año pasado, pero gracias a él se abrieron las puertas a este boom, y gracias a él mi novela se ha traducido en catorce países, algo imposible sin Larsson".

A pesar de que aparentemente sus novelas rompen el tópico de que Dinamarca, Suecia, Noruega o Finlandia son países tranquilos y sin apenas criminalidad, todos señalan que "en los países nórdicos se vive todavía bien, e incluso puedes dejar la puerta de tu casa abierta cuando vas a comprar", pero también coinciden en que "los suicidios, el alcohol y el consumo de antidepresivos es bastante común".

Todos se reconocen herederos de la pareja sueca Sjowall y Wahloo, "los dos gigantes del género en la tradición nórdica desde los años 70, que establecieron criterios fundamentales en el 'noir'", pero Dahl confiesa que "también me influyeron elementos negros de Dashiel Hammet o Raymond Chandler".

Wolf reconoce que "inicialmente se sintió más influida por ingleses y norteamericanos como Agata Christie o Patricia Cornwell" y entre los nórdicos, además de Sjowall y Wahloo, anota "la postura de crítica social de Lisa Marklund".

El hecho de que haya pocos crímenes en estos países -dos asesinatos anuales en Islandia y una cincuentena en Dinamarca o Noruega- no implica un esfuerzo suplementario de intencionalidad realista en las tramas. Para Dahl, "la escritura siempre implicará la mentira, escribir es mentir y también es entretenimiento, y por eso, no veo la necesidad de realismo". En el caso de Thompson, que también bebe de la tradición de James Elroy, debido a la ausencia de muertes en la población de 6.000 personas en la que se desarrolla "Ángeles en la nieve", en la secuela que ya está escribiendo ha tenido que trasladar a su protagonista a Helsinki.

Las tres novelas presentadas en el marco de la Semana Negra de Barcelona son totalmente diferentes, a pesar de tener en común ese escenario.

Dahl ofrece en "Un paso en falso" "una metáfora perfecta sobre la obsesión" a través de un policía que acaba obsesionándose por una mujer, prototipo de la 'femme fatale', y que se debate entre sus propios sentimientos y su deber policial, pues el hermano de la mujer es un peligroso delincuente a la fuga".

Inger Wolf trata en "Un oscuro fin de verano" sobre la investigación de un asesinato que lleva a cabo un policía de origen croata en colaboración con una especialista informática.

En "Ángeles en la nieve", Thompson sitúa la trama en un pequeño pueblo del Círculo Ártico, donde aparece asesinada y brutalmente mutilada una actriz somalí en cuyo pecho aparece la leyenda "Puta negra". "Hablo sobre una Finlandia negra, de alcoholismo, antidepresivos y con problemas de violencia, hablo -remarca Thompson- de las verdades del país, y allí nadie me ha reprochado que no sea verosímil, sino que quieren que no se sepa".