BCNegra descubre la potencia de los escritores del género en Reino UnidoDibujo de Eva Vázquez.fuente:elpais.com
En Reino Unido también se asesina (literariamente), pero no como se solía. La nueva generación ha roto con la tradición detectivesca inglesa para cultivar el género negro más negro, muchos de ellos inspirados en la mejor escuela norteamericana. Un buen ejemplo es David Peace (Osset, West Yorkshire, 1967), cuya tetralogía Red riding quartet está inspirada en los crímenes del Destripador de Yorkshire. La primera novela, 1974, se publicó en 2010 y ahora acaba de aparecer 1977 (Alba). De él ha dicho su colega Ian Rankin que es "el James Ellroy británico. Un talento fantástico". Desde luego, tiene don para el crimen y ciertamente se inspiró en el cuarteto de Los Ángeles del escritor estadounidense.
El destripador mató a una de sus víctimas a 10 kilómetros de la casa de Peace. Quedó marcado, como el resto de la región, para siempre. 1977 tiene dos narradores: el sargento Bob Fraser, desesperadamente enamorado de una prostituta, y Jack Whitehead, veterano periodista de sucesos que bebe desaforadamente Escocia, como él dice. Si en 1974, también protagonizada por un periodista, se violaba y asesinaba a niñas; en 1977 las víctimas son prostitutas. A Peace le importa un bledo si el lector sigue o no el hilo de su argumento. No lo pone fácil, pero atrapa con un ritmo de mil demonios en el que hay poesía, diálogos, monólogos, repeticiones de frases... El lector que entra en su juego espera impaciente la publicación de la siguiente historia, 1980. En ella, el autor nos sumerge en el Yorkshire de los años setenta a un ritmo de vértigo. A Peace le costó publicar, pero su padre consiguió que lo fichase una pequeña editorial; en 2003 fue elegido uno de los 20 mejores escritores británicos del año de Granta; luego Channel 4 hizo una serie... y se desbordó el reconocimiento y el éxito.
R. J. Ellory (Birmingham, 1965) también tuvo dificultades para empezar. Hasta 22 novelas se tuvo que tragar antes de ver la luz literaria. ¿Un inglés que publica libros ambientados en Estados Unidos? No, gracias, respondían los editores. Paró de escribir unos años y volvió. Sólo silencio (RBA) es una historia tremenda: más de 60 años de la vida de un hombre que lleva sombras oscuras de Georgia en el corazón. Joseph Waughan, el protagonista, cuenta desde el presente intentando comprender su trágico pasado. Cuando tenía 11 años murió su padre y meses después apareció asesinada la primera niña, una compañera de clase. Luego vinieron muchas más muertes. Ellory hace un retrato espléndido de Augusta Falls (Georgia), del miedo, de la intolerancia, de los 14 años que pasó en la cárcel por un crimen que no cometió, de su obsesión por los asesinatos de niñas, de su infancia perdida, de un sentimiento de culpa del que no se puede desprender.
La isla de los cazadores de pájaros, de Peter May (Glasgow, 1951), es la primera novela del escritor escocés que se traduce al español. Su protagonista es el policía Fin Macleod, un tipo torturado por la muerte de su hijo. En estas circunstancias viaja a Lewis, una isla perdida al norte de Escocia, donde nació, para investigar un sangriento asesinato. Se encuentra con su pasado. Nada de lo que le hizo huir ha cambiado: la falta de oportunidades, el alcoholismo, los suicidios.
Craig Russell (Fife, Escocia, 1956) es el más conocido de los cuatro. Se han publicado en España cuatro novelas protagonizadas por el policía Jan Faber y situadas en la Alemania contemporánea. Presenta ahora El beso de Glasgow (Roca Editorial), la segunda del ex soldado e investigador privado Lennox y que, como la anterior, se desarrolla en el Glasgow de los años cincuenta. Lennox, pendenciero, bebedor y mujeriego, cae muy bien y sus historias resultan más cercanas y reales que las de Fabel.
A estos cuatro autores hay que añadir dos nombres bien conocidos. Ian Rankin (Cardenen, Escocia, 1960), que, con su policía John Rebus, nos ha descubierto Edimburgo en clave negra. Y John Connolly (Dublin, 1968), creador del investigador Charlie Parker, que sitúa sus novelas en Estados Unidos. Connolly ha logrado un cóctel cuyos principales ingredientes son el género negro y los elementos sobrenaturales. Es muy adictivo. Hay que añadir a la estadounidense Tana French (Vermont, Estados Unidos, 1973) que vive en Dublín desde 1990. Todos ellos son renovadores.
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