27.11.14

Muere a los 94 años P.D. James, la gran dama de la novela negra británica

La autora, creadora del detective poeta Adam Dalgliesh, publicó una veintena de libros

 
P. D James, en una fotografía de 2011. / David Levenson ./elpais.com
La escritora británica P. D. James, la gran dama de la ficción policiaca en su país y creadora del detective Adam Dalgliesh, ha muerto "apaciblemente" este jueves a los 94 años en Oxford, ciudad en la que nació, según ha confirmado la editorial Faber&Faber.
Autora de 20 libros, la mayoría de los cuales fueron adaptados a la televisión en forma de series en el Reino Unido y EE UU, la última novela que publicó P. D. James fue La muerte llega a Pemberley, una versión en clave criminal de Orgullo y prejuicio, de Jane Austen.
Las obras más conocidas de P.D. James pertenecen al género de la novela policiaca, y están protagonizadas por el inspector Adam Dalgliesh: Un impulso criminal (1963), Muertes poco naturales (1967), Mortaja para un ruiseñor(1971), Muerte de un forense (1977) e Intrigas y deseos (1989). La popularidad de la autora, así como la de su detective, crecieron con la adaptación de varias de sus obras en una famosa serie de televisión y con otros títulos como La torre negra (1975), Sangre inocente (1980) o Sabor a muerte (1986).
Empezó a escribir relativamente tarde y publicó su primera obra, Cubridle el rostro, en 1962, y en ella aparece por primera vez el policía Adam Dalgliesh, su personaje más famoso. Antes de dedicarse a la escritura trabajó en la seguridad social británica y, posteriormente, en el departamento de policía, concretamente en los servicios forenses del Ministerio del Interior.
"Un día me di cuenta de que no podía esperar más para escribir, pero no quería que mi primera novela fuese una biografía de mis dificultades. Decidí escribir una novela de crímenes: me gustaba leerlas, amo su estructura con principio, nudo y desenlace, -mi escritora favorita es Jane Austen, justamente por su dominio de la construcción narrativa- y creo que encierran algo -verdadero sobre los seres humanos y sobre la sociedad en la que viven. Son novelas que ayudan a comprender el mundo, que ponen orden donde hay desorden", declaró en una entrevista.

26.11.14

'American Noir': puro oro criminal

Hace tiempo que tengo el original en mi atestada mesa de noche, allí donde no hay espacio para novedades, sólo para libros a los que volver una y otra vez, en el silencio nocturno

 
James Ellroy, antologa cuentos negros estadounidenses en American noir./elpais.com

La Antología noir estadounidense.


Durante años, James Ellroy (Los Ángeles, 1948) fue el dios primordial de mi panteón negro. Su calidad, oscuridad y radical novedad le hacían irresistible. Su mirada a la historia de EE UU en los años 40, 50 y 60 del siglo XX le convertían en indispensable. Creo que ha decaído algo en los últimos años, que ya no es el de la trilogía del sargento LLoyd o el Cuarteto de Los Ángeles, pero lo que no se le puede negar es un enorme conocimiento de un género que ama. El editor Otto Penzler (Nueva York, 1942) es, simplemente, el amo de la ficción criminal, su mayor sabio, su gran divulgador.
Juntar a los dos para que recopilen e introduzcan los mejores cuentos del género en el siglo XX supone un lujo para el lector. El resultado fue The Best American Noir of the Century, una joya que ahora edita Navona en español bajo el título American Noir con una excelente edición en tapa dura y con la traducción de Enrique de Hériz. Mejor imposible. Una apuesta a la altura de los autores incluidos (David Goodies, Jim Thompson, el propio Ellroy, Joyce Carol Oates, Dennis Lehane, Elmore Leonard...).
Hace tiempo que tengo el original en mi atestada mesa de noche, allí donde no hay espacio para novedades, sólo para libros a los que volver una y otra vez, en el silencio nocturno. Pero no por ello ha dejado de emocionarme como a un niño la aparición en español de esta joya, con algunos autores menos, pero igualmente genial.
Un libro que se inicia con la oda a los Súbditos de la República Secreta de la Perversión que Ellroy perpetra con su descaro y violencia habituales en la introducción para pasar sin anestesia a un cuento descarnado sobre dos paletos lamentables escrito por James M. Cain tiene que tener algo. Cada historia, precedida por una breve y sólida introducción al autor en cuestión, es un viaje a un rincón del género, una auténtica montaña rusa en la que el lector va de la prosa maligna y pausada de Patricia Highsmith en su Lenta, lentamente al viento (1979) al golpe brutal de James Ellroy en Desde que no te tengo (1988); de la tristeza infinita de David Goodis en Un profesional (1953, mi historia preferida de este volumen) al misterio elegante, rural y con denuncia social de Joyce Carol Oates en Infiel (1997).
American Noir tiene verdaderos tesoros. Por ejemplo, el relato de Highsmith fue siempre su preferido, con razón; el de Goodis está escrito antes de que empezase a repetirse para siempre; el de Ellroy puebla la mente del lector de sus habituales prostitutas con apariencia de actriz, expolicías corruptos con el mafioso Mickey Cohen y el loco de Howard Hudges como invitados de lujo en un viaje alucinante que cambia por completo el ritmo del libro.
Penzler
Otto Penzler
Más aspectos a reseñar: Dennis Lehane sale de su Boston natal y escenario de gran parte de su obra para retratar en un puñado de páginas un drama sureño de primera magnitud, negro porque la vida es negra, poblado de seres perdidos y maltratados. Quedarse sin perros es una rareza en la obra del padre de Kenzie y Gennaro que merce ser visitada.
Enrique de Hériz, que vuelca en esta traducción, como en tantas otras, toda su sabiduría sobre el asunto dice que todos los cuentos “son buenos, algunos muy buenos”. No seré yo quien le contradiga.
La obra tiene el sello inconfundible de Otto Penzler, fundador de Mysterious Press, librero, editor, experto y amante del género negro por encima de cualquier otra cosa. Su editorial y la librería en Nueva York son una maravilla que recomiendo. Su visión pesimista en el prólogo de la obra no deja de tener cierta gracia: “Si encuentra algo de luminosidad o de comicidad en estas páginas, insistiré en recomendarle que acuda a la consulta de algún especialista en trastornos mentales”, asegura. No hay luminosidad más allá de la que cada uno consiga aportar a su vida con una buena lectura, y esta lo es. Pero sí hay comicidad en algunas situaciones muy negras.
Pero si hay alguien que deja claro de qué va esto es, de nuevo, Ellroy, ahora al final de la introducción:
“Lo negro no va a morir. Nos brinda una diversión demasiado demencial para no florecer en las mentes de los escritores modernos que desearían viajar en el tiempo para llegar a 1948 y vivir el malestar general y la psicosis de la posguerra. Los hoy jóvenes e ineptos ingresarán en la República Secreta de la Perversión, la reinventarán, la estrujarán hasta dejarla seca y la volverán a reiventar de nuevo. Los relatos de este volumen son una gozada. Ponga a trabajar su malsana curiosidad y léalos todos. Encontrará repulsión y atracción. Soportará el abandono moral. La condena es diversión. Usted es un pervertido por leer esta introducción. Lea el libro entero y terminará muriendo en una camilla, con una aguja clavada en el brazo”.
Pues eso. Lean, vivan y disfruten. Nunca mejor dicho: Vive le noir! 

22.11.14

Dos novelas de mafiosos y criminales para la resaca de Boardwalk Empire

En definitiva, dos novelas para disfrutar, dos aproximaciones al mundo del crimen radicalmente distintas, dos homenajes a Atlantic City

Boardwalk Empire fotograma serie de televisión./elpais.com
Boardwalk Empire, serie de HBO creada por Terence Winter (Los Soprano), se despidió de todos nosotros en octubre. Tan dura y violenta como sólida y compleja, la serie producida por Martin Scorsese ha dejado buen sabor de boca entre los amantes de los buenos productos televisivos. A mí me ha fascinado. Me resulta redonda, lejos de otras visiones superficiales o mitificadoras sobre la mafia y con grandes interpretaciones. Puro cine negro en la pequeña pantalla. Los compañeros de Quinta Temporada ya la despidieron como merece.
A mí, e imagino que a otros aficionados, me dejó un vacío que fui a llenar con los libros, benditos libros. Y apagué mi sed de mafia, maldad, violencia y amor y mi añoranza de Atlantic City, siempre genial, siempre decadente, con dos novelas: Luna de Casino (Peter Blauner, Es Pop, traducción de Óscar Palmer) y Ghostman (Roger Hobbs, Roja y Negra, traducción de Marc Viaplana), dos obras distintas, muy distintas, pero con mucho valor.
Luna de casino: Melancolía, grasa y miseria, el lado gris de la violencia, el amor y la mafia con el boxeo como metáfora de la vida. Ghostman: los profesionales del mundo del crimen, robos y espectacularidad, acción, gloria y derrota. Así se contraponen dos novelas con un nexo común: Atlantic city.
Luna de casino es la cruel y paradójica historia de Anthony Russo, hijo de un jefe de la mafia de Atlantic City que decide salir de en ese mundo cruel y sin sentido en el que está atrapado, de ese círculo vicioso de engaño, muerte y venganza. Pero la crisis se lleva por delante su negocio de construcción, que sólo pudo levantar gracias a un crédito del tío de su mujer y auténtico jefe mafioso y se ve abocado a un salto adelante de consecuencias imprevisibles.
Fff
El casino Revel, que costó 2.000 millones de dólares, cerrará en septiembre. / V.J.
Se trata de una novela llena de melancolía por el brillo perdido, en la que el mundo criminal deja atrás todo su glamour y se convierte en una rutina lamentable, poblada de perdedores con ganas, de gente que sabes que saldrá herida, de desgraciados y decadentes con una escala moral muy dudosa.
Hay muchos fragmentos subrayables en la novela. Me quedo con dos. En el primero, Vin, padre de Anthony, añora tiempos mejores:
“¿Sabes? En otro tiempo aquí hicieron historia- dijo-. Los veteranos Capone, Lucyano, Lansky, Siegel, Dutch Schultz, Maxie Hoff de Filadelfia. Un fin de semana de 1929 vinieron a la ciudad para reunirse y librarse de todos los bigotudos del viejo continente que habían estado dirigiendo las cosas hasta entonces. Querían hacer del negocio algo más americano y dejar de comportarse como un grupo de animales matándose entre sí”.
En el otro, FC un policía corrupto que aspira a quedarse al frente de la seguridad de un casino, reflexiona sobre un viejo boxeador ex campeón del mundo que está a punto de subir a que lo destroce un púgil joven:
“Pasó a intentarlo con la zapatilla izquierda. Patético. El tipo era incapaz de atarse los zapatos  y se iba a enfrentar a un chico la mitad de joven que le doblaba en fuerzas.  FC se preguntó si se dejaría que alguien le hiciera picadillo el cerebro a cambio de medio millón de dólares. Por otra parte, él le había vendido su alma a Teddy por un par de televisores, así que, ¿quién era él para juzgar?
Ladrones y fantasmas
Ghostman es una novela radicalmente distinta. De ahí quizás el interés de presentarlas juntas. Si en Luna de casino el mundo del crimen estaba presentado como algol gris, anodino y asqueroso, aquí hay un espectáculo multicolor y entretenidísimo lleno de criminales, ladrones y grandes profesionales del lado oscuro de la ley.
Un robo en un casino de Atlantic City sale horriblemente mal y Marcus Hayes, cerebro superdotado del crimen internacional, planificador impecable de atracos de película tiene que llamar a Jack Delton para que lo solucione. Delton no existe: no tiene huellas, no hay registros más allá de los numerosos perfiles falsos que ha incluido en el sistema, cambia de apariencia como de zapatos y es experto en desaparecer y ayudar a otros a desaparecer. Es un hombre fantasma.
Desde que aterriza en Atlantic City y trata de ver qué ha pasado hasta el final, nos metemos en un viaje alucinante en el que la palabra trepidante adquiere su verdadero sentido. Por sus páginas pasan asesinos profesionales con métodos de tortura horribles y eficaces, grandes ladrones de bancos, expertos en cajas fuertes, timoneles (pilotos especializados en huidas), planificadores, agentes del FBI y otros tipos de uno y otro lado del mundo criminal.
Pero es el personaje de Delton, políglota y lector y traductor de clásicos en sus ratos libres, el que se lleva la palma. Ghostman es la primera novela de Hobbs y es alucinante el desparpajo con el que la escribe y su conocimiento de ese submundo. Como Delton, el autor está especializado en lenguas antiguas, cine y literatura.
Atlantic City sale aquí mal parada. Es la parte menos glamurosa la que aparece descrita así por el protagonista:
“Salir de la zona de los casinos es como saltar desde el borde de la tierra. En el paseo marítimo, la ciudad bullía de comercio. Cinco manzanas más abajo, el entorno parecía un país del tercer mundo. En solo tres minutos de coche pasé de apartamentos de cien millones de dólares a suburbios desolados. Ese no barrio semejaba la boca de un adicto al crack: hileras de casas adosadas idénticas despuntaban como dientes torcidos y picados, con grandes huecos entre ellos.
En definitiva, dos novelas para disfrutar, dos aproximaciones al mundo del crimen radicalmente distintas, dos homenajes a Atlantic City. Por cierto, quien quiera leer más sobre la enésima decadencia, y quién sabe si definitiva, de la ciudad, tiene un gran reportaje de Vicente Jiménez en este periódico.

19.11.14

Cuando Madrid nos mató

El tiempo cifrado, de Matías Escalera, no es una novela para devoradores de thrillers abaratados ni lectores de big mac

El escritor Matías Escalera./elmundo.es
El tiempo cifrado de Matías Escalera

Desde que se enfrenta a los primeros párrafos de 'El tiempo cifrado: alumbramiento y transición', de Matías Escalera Cordero (Madrid, 1956), una intuye que no se halla frente a la típica novela 'kleenex' o el típico 'thriller' abaratado para consumo rápido, tal que un whooper o un big mac palabreros, sino ante la inusual obra -coherente, rotunda e implacable- de un tipo que pone el listón de su literatura tan alto como en sí mismo se pueda sostener. Es el de Matías Escalera un relato siempre en marcha y en permanente lucha por una emancipación real: la del lector actual.
Emancipación que no sólo se muestra en un plano ideológico, sino también artístico, moral y vital. Si en el filme setentero 'Hay que educar a papá' era Paco Martínez Soria el blanco perfecto, aquí lo somos todos, en realidad. Y el autor nos ofrece la herramienta perfecta para que podamos quitarnos, de una maldita vez, la boina de la banalidad.
A la búsqueda del lector inquieto, perspicaz y permanentemente en flor. En pos de aquellos 'letraheridos' que no se dejan sobornar por los estúpidos cantos de sirena del 'superventas' del mes. Es justo. Una propuesta de lo más razonable. Y necesaria. El propósito de Marx de transformar el mundo se une al de Rimbaud de cambiar la vida y se pasan ambos por la túrmix de la posmodernidad añadiendo, al empeño, una generosa dosis de ficción. Porque hay otra revolución pendiente. Y está reservada para los pocos lectores independientes que aún pululan por el mundo libre.
'El tiempo cifrado', que acaba de ser publicada por la editorial Amargord en su colección Cana Negra, vendría a ser una novela negra sin las negruras más tópicas -y típicas- del género. Y, como bien sabéis, a estas alturas del set, son las que más me gustan a mí. Las novelas que, trascendiendo los géneros, ejercen de versos sueltos. Y ésta, más que una novela, viene a ser una colonoscopia sin anestesia. La que el autor realiza a este país en un año simbólico, 1986, cuando dos Españas del todo irreconciliables -la de la 'movida', la OTAN y la CEE en un rincón del cuadrilátero; la del 'nuevorriquismo' ilustrado y los primeros indicios de que el 'animal político, en realidad, es un lobo, en el otro- empezaban a zumbarse la badana.

La novela sigue los últimos y 'movidos' pasos en libertad de Fernando Aróstegui de Lara, profesor universitario, decano de la facultad de letras de la Universidad Central de Madrid, y conocido activista contra el régimen anterior. El profesor Aróstegui, en un momento dado del relato y dentro del denso clima de paranoia que se vive en el Madrid de aquel 86, año en que todo parecía posible, mata salvajemente a un desconocido y se bebe su sangre en un desquiciado ejercicio de justicia poética. Mientras tanto, Madrid era el Madrid donde sonaban Golpes Bajos en el Penta advirtiendo al personal: "No mires a los ojos de la gente. Me dan miedo, siempre mienten...".
Novelaza de lo más recomendable. Eso sí, repito, no apta para devoradores de 'big macs' palabreros. Su voluntad de estilo tiene muy poco que ver con la narrativa 'light' de estos días. Aunque, una vez en la primera página, la novela te atrapa como una soga. En definitiva, "el retrato", como me confesó el autor hace unos días, "del tiempo que nos construyó". Os dejo con un par de párrafos. De nada.

'El tiempo cifrado'

Cuando creía haber olvidado, cuando creía haber aliviado por unas horas sus ansias, de nuevo el asco anidaba en él, de nuevo volvía a sentirse sucio, desplazado e impotente. Como todos, también él se sentía culpable. Culpable de pasividad (se dictó la sentencia) Entonces, se levantó de su asiento y, durante unos segundos, permaneció así, en pie y sin moverse, como un pasmarote, tambaleándose ligeramente de izquierda a derecha, hacia adelante y hacia atrás; no sabía qué hacer, pero algo había que hacer... Se puso la chaqueta al hombro, se despeinó y se enmarañó a propósito la pelambrera gris, se sacó la camisa por fuera del pantalón y extendió automáticamente la mano: -¡Una limosna, por amor de Dios y de los hombres!... (dijo, con la voz quebrada, y e resto de los pasajeros lo miró con horror) -¡Una limosna, por amor de Dios y de los hombres!... (repitió) La oscuridad pasaba veloz delante de él, y su alma viajaba con la oscuridad, la vio reflejada justo enfrente, a otro lado de cristal, (como él) iba desgreñada y con la camisa por encima de los pantalones, estaba sin afeitar y se la veía demacrada y triste; se dio cuenta, además, de que su alma también suplicaba una limosna, por amor de Dios y de los hombres... Al cabo de unos segundos, se quedaron solos (su alma y él), los demás habían hecho un hueco alrededor de ellos, los abandonaban, como antes habían hecho con el portugués y la niña... Bajaron del vagón y leyeron: Dejen salir antes de entrar... Prohibido apoyarse en las puertas... Línea uno... Sol (Luna: pensó) Dirección... ¡La oscuridad!... (La oscuridad: exclamaron su alma y él) ¡Dirección, la oscuridad!... (gritaron) -¡Una limosna, hostias!... ¡Una limosna, por el amor de Dios y del infierno!... (y vuelta a empezar: luego las caóticas explicaciones a los guardias municipales).

17.11.14

El mexicano Élmer Mendoza y el misterio en Bogotá

El escritor invitado a  Bogotá Contada, presentó su novela  El misterio de la orquídea calavera

Élmer Mendoza, autor mexicano creador del detective Édgar El Zurdo Mendieta./eltiempo.com
El misterio de la orquídea calavera de Élmer Mendoza 

Doce años después de estar por primera vez a Bogotá, el escritor mexicano Élmer Mendoza volvió con una doble intención: desentrañar historias sobre la capital y al mismo tiempo lanzar su nuevo libro 'El misterio de la orquídea calavera'.
Lo primero quedará consignado en un texto que Mendoza, reconocido exponente de la llamada narcoliteratura, hará sobre la ciudad para el proyecto Bogotá Contada, de Idartes; mientras que sobre su libro, una novela negra para jóvenes, habló con EL TIEMPO como pretexto para ahondar en su trabajo enfocado en las historias sobre narcos en el norte de su país.
'El Misterio de la Orquídea Calavera' está protagonizada por 'el capi' Garay, un joven de 18 años, que debe negociar la liberación de su padre, que ha sido secuestrado en San Luis Potosí (México), pero en realidad tiene otro relato interno, el de Edward James, un fascinante escocés que existió y se gastó 5 millones de dólares en construir los jardines de Xitila donde sembraba orquídeas:
¿Cómo nace este libro cuyo eje ya no es 'el zurdo' Mendieta, personaje de su exitosa saga ('Balas de Plata', 'La prueba del ácido', 'Nombre de perro')?
Partió de una pregunta sobre qué hacía yo para descansar. Mi literatura es muy adrenalínica, siempre estoy en el filo de la navaja. Y tenía dos historias incompletas, una con el 'capi y otra con Edward James, entonces se me ocurrió juntarlas. Me interesaba contar cómo la historia de un hombre como James podía influenciar una personalidad tan endeble como la de 'el capi'.
¿Por qué una novela negra para jóvenes?
No sé si es una decisión inteligente, digamos que es el medio el que me condiciona. En mi país ha subido mucho el secuestro, que es un delito tan inhumano, eso de apoderarse de la vida de alguien por dinero, no consigo entenderlo, entonces quise poner un delito así de definitivo para ayudarme a levantar a la personalidad de 'el capi', que es el hijo tonto de una familia y que a sus 18 años vive esta situación en la que puede convertirse en un perdedor o hacer algo con su vida. La circunstancia del secuestro le ayuda a conocerse, espero que mis jóvenes lectores pesquen esa punta de la madeja.
¿Es más difícil escribir novela para jóvenes?

Si hay que pensar a quién va dirigido un libro, pero a mí ambas se me hacen difícíles, lo cual es bueno, porque el día que a un escritor se le hace fácil es porque ya terminó. Yo trato de que mis novelas se parezcan pero no sean iguales y esta tenía que ser completamente distinta. Algunas veces estaba trabajando y advertía que estaba escribiendo como si mi personaje fuera 'el zurdo' Mendieta, entonces lo eliminaba sin piedad.
¿Cómo logra el tono de un adolescente como el de 'el capi' Garay?

Fue un proceso de casi tres años. Yo siempre escribo dos novelas a la vez y en esta lo que hice fue escuchar a los jóvenes de Tijuana, de Guadalajara, que hablan muy parecido.
En sus novelas prima el lenguaje coloquial y alguna vez dijo que empezó a escribir porque le interesaba el lenguaje...

Es muy importante. Es el lenguaje que me sale del corazón y eso me permite hacer un discurso diferente. Tengo antecedentes de maestros poderosos que tuvieron el valor de usar el lenguaje de la calle. Ejemplos como el Artistófanes que en su obra 'La asamblea de las mujeres', puso a un personaje a defecar en público, para eso se necesita un lenguaje; Shakespeare que cortaba las palabras pero entendía el poder oral para llegar al público; Cervantes, que es la mezcla del lenguaje y ritmos narrativos. Dante, a quien sus amigos le decían que cómo se le ocurría escribir 'La divina comedia' en toscano, que lo hiciera en latín que era el lenguaje de los hombres cultos. Al final, después de doce años la publicó en el lenguaje de la gente.
Y en autores modernos...

Sí, en todos los idiomas hay registro callejeros. No hay ninguna literatura que describa la palabra güevón como los autores colombianos. Yo la leo, veo el contexto y digo qué bonito, pero no lo podría hacer. Es una palabra que no me pertenece que es lo que yo hago con el lenguaje de mi región.
¿Qué opina de que lo llamen exponente de la narcoliteratura. ¿Qué es eso?

No me importa la etiqueta, soy el jefe o el creador y eso algún mérito tiene. Hablamos de una literatura que ha tenido que definir su estética y tiene que ver con la creación de atmósferas de violencia, de corrupción, que tienen que ver con los vasos comunicantes entre la gente que vive al margen de la ley con los que están dentro de la ley. Es también incorporar un lenguaje, un cierto grado de emotividad e historias muy fuertes.
¿Y en eso hay relación con Colombia?

Yo digo que mientras aquí escribían sobre sicarios, nosotros escribíamos sobre narcos pasando la frontera, negociando cargamentos de millones, no sobre el control de las vidas, que se supone que es el tema de los sicarios, sino del mercado de los adictos y eso implica ciertas diferencias. En Estados Unidos hay una narrativa sobre el mundo de los adictos que a nosotros nos falta, yo digo que nosotros (mexicanos)escribimos de todo lo que tiene que pasar para que ellos tengan esos personajes y escriban sobre ellos.
¿Es más fácil hacer novela negra en países como estos?
Hace 30 años se decía que en América Latina no podía haber novela policíaca porque no teníamos ni policías decentes, pero se ha demostrado que se puede y hay ejemplos invaluables. Los territorios narrativos que daban prestigio acá no eran los policíacos, se tendía al 'boom', al planteamiento de lo maravilloso que ocurría en regiones pequeñas, pero creo que estamos impulsando una posibilidad de hacer novela policíaca que va a reventar muy bien en América y en Colombia.
¿Es 'el' momento de la novela negra en América Latina?

Fue tan intenso lo del boom que creo que estamos buscando cómo sacudirlo. Aquí siempre hay un delito y una historia, además de la posibilidad de mezclar: historias de amor, de corrupción, de lo que quieras, con una investigación policíaca.
Creo que se fortalecerá y tendrá que ver con que los autores están demostrando que la novela policiaca no es mediocre, que no se escribe en tres meses como se pensaba, sino que lleva años. También tiene que ver con las propuestas desacomplejadas de la neopolicíaca latinoamericana cuyos ejemplos son Leonardo Padura, Paco Ignacio Taibo II, Ramón Díaz, Roberto Ampuero y Juan Sasturain
Sobre Bogotá

"Llegué con dos historias de hechos que ocurrieron antes del siglo 19 y sobre dos sitios, pero me han salido tantas más que decidiré lo que escriba una hora antes de sentarme frente al computador. He visto una ciudad más hermosa y más limpia que hace doce años, con gente más relajada".

12.11.14

Lorenzo Silva e Ignacio del Valle trasladan a Tokio el festival Getafe Negro

Los novelistas españoles Lorenzo Silva e Ignacio del Valle trasladan  a Japón el festival literario Getafe Negro, a través de varios actos donde tratarán de "romper la distancia" entre la literatura de ambos países

Lorenzo Silva e Ignacio del Valle trasladan a Tokio el festival Getafe Negro./lainformacion.com
En el marco de la VII edición del festival getafense, Silva y Del Valle participarán en un coloquio junto con el novelista nipón Go Osaka, en la sede del Instituto Cervantes de la capital tokiota, donde departirán sobre la situación actual de la novela negra en Japón y en España.
Este "traslado temporal" se debe a que Japón ha sido el país invitado en esta edición de Getafe en Negro, explicó Silva, quien añadió que la elección se debe a la celebración de los 400 años de relaciones bilaterales y a "razones estratégicas".
Japón es "un gran representante del fenómeno mundial de la novela negra", y constituye además la primera ocasión en que el festival "visita" un país no Europeo, según Silva, comisario del festival desde su primera edición y autor de la conocida serie de novelas protagonizadas por la pareja la guardias civiles Bevilacqua y Chamorro.
A juicio del escritor madrileño, Premio Planeta en 2012, existen "muchas similitudes" entre la novela negra nipona y la española, y en particular la "diversidad de planteamientos y la mezcla de géneros" y "su papel como atestado de la sociedad actual".
No obstante, también hay "una gran distancia" entre las esferas literarias de ambos países, según Silva, quien destacó que "es muy poca la literatura japonesa que llega a España, y viceversa".
Silva confía en que el acto organizado en Japón sirvan para "romper esta distancia", y lamentó la "falta de apoyo institucional" que sufren los autores españoles a la hora de obtener proyección internacional, a diferencia de lo que sucede en otros países como Francia, Canadá o Suecia.
En la misma línea, Del Valle (Oviedo, 1971) señaló que su visita a Japón constituye "una oportunidad única para ampliar su visión literaria", así como para acceder a nuevos mercados y nuevos lectores.
"Creo que será muy enriquecedor buscar el contraste entre la literatura española y la japonesa", afirmó el autor de obras como "El tiempo de los emperadores extraños" o "Los demonios de Berlín".
Silva y Del Valle ofrecerán una conferencia junto con el novelista nipón Go Osaka en la sede tokiota del Cervantes, y participarán asimismo en encuentros con editores nipones y estudiantes y docentes de literatura hispánica de la Universidad de Tokio.

8.11.14

Los detectives también hablan árabe

Hoy tenemos la suerte de contar con este artículo de Carmen Rengel escrito desde Jerusalén

 
El escritor Matt Rees./elpais.com
Carmen Rengel

Los periodistas Eugenio García Gascón y Joan Cañete Bayle acaban de regalar al clan de la novela negra un nuevo personaje, Rashid Al Said, un policía laico, culto, con corazón de filósofo y la justicia por lema, enredado en una trama criminal con la caída del régimen de Sadam Hussein como telón de fondo. En su Expediente Bagdad (Siruela), crean un detective que tiene la doble bondad de servir para contar una historia de las que atrapan hasta el final y, a la vez, hacer de guía por una tierra que se impone en el relato como un personaje esencial. Han parido un excelente primo árabe de Sherlock Holmes, con el mérito añadido de que son pocos los que hoy pueblan las estanterías.


Hasta ahora, quizá el investigador del Medio Oriente más conocido en todo el mundo era el palestino Omar Yussef, el profesor de una escuela de Naciones Unidas en un campo de refugiados de Belén (Cisjordania), quijote de causas que cuestan la vida si no se pelean con su inteligencia (y su suerte y su temeridad). Lo creó el también periodista Matt Rees, corresponsal en Jerusalén como Gascón y Cañete. En su Cuarteto de Palestina, (El maestro de BelénUna tumba en GazaEl secreto del samaritano y El cuarto asesino), Yussef se pasea por tramas en las que la militancia política se mezcla con la ocupación israelí, la religión y sus normas, las fronteras, las agencias internacionales… Rees aprovecha cualquier descripción para introducir pequeñas explicaciones de la realidad, de las costumbres palestinas. Al Said no, porque está concebido, explica Cañete, como un árabe integral, sin añadidos de occidentales.

Kadhra
Yasmina Khadra











Los de fuera han dado brillo a la serie negra en el mundo árabe, pero la tradición, aquí, no es reciente. En las universidades se estudia que el primer misterio por resolver en lengua árabe se encuentra en el cuento de Las tres manzanas, en Las mil y una noches, cuando el califa Harum Al Rashid le encarga a su visir, Yaffar Ibn Yahya, que investigue quién ha matado a esa chica con manos cubiertas de henna hallada en un cofre tirado en el Tigris.

Resurgir egipcio y argelino

Ahora la novela negra está viviendo un resurgir en la zona, sobre todo en Egipto y Argelia. Ahmed Mourad, cairota, es Premio Internacional de Narrativa Árabe por El elefante azul, donde su doctor Yahya se enreda en misterios que le sirven para exponer los problemas de fondo de un Egipto en ebullición. Es un bestseller nacional. Su personaje vive en la otra orilla del Mediterráneo, pero se parece a sus primos (los de Ledesma o los de Madrid, por ejemplo), en su choque con los poderes fácticos y la burocracia.

Sin salir de Egipto, hasta la novela gráfica se empieza a sumar al noir, como en los casos del caballero-ladrón creado por Magdy Al Shafee, censurado y multado por usar el crimen como arma de crítica social.

En Argelia hay autores como Yasmina Khadra, Anouar Brahem, Boualem Sansal… Khadra y su Brahim Llob, comisario de la brigada criminal de Argel, revolucionario a punto de jubilación, cuentan la extrema violencia de su tierra con la mirada entrañable de un tipo desastroso en el vestir, tierno en la defensa de sus valores y su familia, también de su religión. Se le puede disfrutar en MorituriDoble BlancoEl otoño de las quimeras y La parte del muerto y ahora en A qué esperan los monos, que Alianza estrena esta semana.

Elias Khoury, libanés, colaborador del poeta palestino Mahmud Darwish, creó en los 80 uno de los títulos más conocidos del género en la zona, Máscaras blancas, donde un periodista sin nombre trata de localizar al asesino de un funcionario. Que ese asesino nunca aparezca es lo de menos. Había que contar el Beirut del momento. El misterio al servicio de la actualidad.

Sobre todo en los países de dominio francés, la influencia detectivesca viene de principios del pasado siglo. Grandes autores como Najib Mahfoud o Tawfiq Al Hakim fueron en su infancia adoradores del Arsenio Lupin de Maurice Leblanc y lo confesaron con orgullo. Recuerdan los carritos con libros en mitad de la calle, que atesoraban sus fantásticas aventuras, en saldo junto al Nilo. “El género no es nuevo, pero ha estado inactivo durante décadas”, reconoce la especialista Marcia Lynx Qualey. Ahora sólo hace falta que fluyan las traducciones, hoy apenas si localizables en inglés, francés o italiano. 

7.11.14

"Diez negritos" cumple 75 años como referente de misterio

Diez negritos, el libro de la maestra del crimen Agatha Christie y cuyo título en inglés es And then there were none, cumple 75 años como una de las obras referentes de la novela de misterio de la escritora británica

 
Portada original en inglés.
Versión en español de Diez negritos.
La autora de los crímenes, Agatha Christie, la dama negra de la novela de misterio criminal./lainformacion.com
Este es un aniversario alejado de la grandes celebraciones, si bien para este año la editorial "Harper and Collins", que tiene los derechos de la novela, reconoció la transcendencia de la obra con una reedición de la pieza maestra de Christie.
La novela narra la reunión, previa invitación, en la isla "negra" de diez extraños de diferente perfil y procedencia, pero que tienen en común su implicación en la muerte de una persona, y se observa cómo poco a poco mueren o desaparecen por causas desconocidas.
"Diez negritos" se publicó el 6 de noviembre de 1939 por la ya desaparecida editorial británica "Collins Crime Club", que con los años y la evolución del mercado literario se integró en el gigante editorial "Harper and Collins".
Para escribir la novela, Christie buscó inspiración en una canción infantil, muy popular en la época, titulada "Ten little soldiers", que narraba la desaparición progresiva por diferentes causas de diez soldados, hasta no quedar ninguno.
Después de 75 años, el texto -que desde su publicación se convirtió en uno de los principales referentes de la literatura de misterio- ha dado lugar a varias secuelas en el cine y en el teatro, incluso llegó utilizarse para el argumento de un filme soviético.
De hecho, una de las secuelas de "Diez negritos" verá la luz en 2015, año que coincide con el 125 aniversario del nacimiento de la escritora británica, y estará a cargo de la cadena pública británica BBC, que también emitirá una serie de documentales en torno a la figura de la reconocida autora, fallecida en 1976.
La adaptación a televisión de la novela de Christie, la más leída de todas sus obras y una de las más reconocidas en el género del misterio, contará con tres capítulos y está escrita por la guionista británica Sarah Phelps.
El día que cumple tres cuartos de siglo, a parte de la reedición de la obra no se esperan grandes eventos.
Bien es cierto que los lectores más fieles ya festejan durante el resto del año la herencia de Christie y es que varios grupos de encuentro, organizados en torno a internet, realizan reuniones en todo el mundo para leer las obras de la escritora nacida en Torquay, sureste de Inglaterra, el 15 de septiembre de 1890.
Esos encuentros no están formados por grupos numerosos, sino de entre ocho o diez personas, pero por los comentarios que vierten en la red demuestran que disfrutan de cada lectura como si fuese la primera.
Además, dichas citas literarias son una excusa para conocer a otros lectores interesados en la escritura envolvente de una de las maestras del misterio como fue Christie.
Además de 66 obras policiacas, la escritora también publicó seis novelas rosas bajo el seudónimo de Mary Westmacott y 14 historias cortas, al tiempo que tuvo éxito como autora teatral, con obras como "La ratonera" o "Testigo de cargo".
"Diez negritos" todavía ejerce hoy de importante faro en el género de misterio tanto para los lectores más noveles como para los nostálgicos del misterio, amantes del estilo que desarrollaron, además de Christie, autores como Gilbert Keith Chesterton, George Simenon, o remontándose más en el tiempo, Arthur Conan Doyle.
Una fecha señalada la de hoy para arremangarse, abrir la tapa del libro y empezar a pasar y pasar hojas, hasta descubrir el retorcido misterio que ideó Christie por el que uno a uno caen asesinados los diez extraños.

4.11.14

¡Dios es 'negro'!

La sangre de los King, de Jim Thompson, aparece ahora felizmente reeditada.Es una novela  negranegrísima escrita en clave de western

El escritor estadounidense de novela negra Jim Thompson./elmundo.es
La sangre de los King, de Jim Thompson
Es lo que toca. Repetirnos. Repetirnos. Repetirnos. Re. Pe. Tir. Nos. Nos. Nos. Nos. Repetirnos hasta que los estúpidos de siempre tomen nota. Hasta que la palabra del único Dios de lo 'negropolicial' nos entre en la cabeza de una maldita vez hasta admitirlo, asumirlo, inocularlo. Y es una pena, la verdad. Que a estas alturas del siglo andemos algunas dándole vueltas a lo mismo. A nadar contracorriente para negar un presente que, en realidad, no nos gusta. A darnos cabezazos contra la pared hasta que reconozca un mínimo del personal que, en materia 'noir', nos la están dando con queso esos señoritos que creen manejar el cotarro editorial.
Es lo que toca, sí. Celebrar como si fuese un relato llegado de otro mundo 'La sangre de los King', novelaza de Jim Thompson. Publicada por primera vez en Londres en 1973, permaneció inédita en Estados Unidos hasta 1993. De hecho, fue la última novela que el autor publicó en vida y aparece ahora felizmente reeditada por los amiguetes de RBA, para demostrar al mundo 'negro' que no. Que no. Que no. No. Ni mucho menos. ¡Noooooooo! Que no nos vengan con gaitas posmodernas, ni apelando al cansino y gélido 'boom' de la novela negra nórdica, ni redecorando a García Pavón, puesto que la novela negra ya tiene un Dios. Desde hace tiempo. Y se llama Jim. Jim Thompson.
Se ha dicho de 'La sangre de los King', que es la maldad hecha novela. Una bomba de neutrones 'negranegrísima' escrita en clave de western. Me río yo, humilde servidora de nadie, aprendiz de crítica de 'novela negra', de todo lo que he escrito hasta el día de hoy. Pocas cosas se pueden comparar a las novelas de Thompson. Nada, en realidad. Digamos, sin acritud, que ese jodido 'troner' nacido en Anadarko, poblachón de Oklahoma, en 1906, tuvo los suficientes reaños para inventar un género que, por desgracia para los lectores del mundo libre, nadie ha podido, ni podrá, superar en muchísimo tiempo.
Sería estúpido tratar de venderos, a estas alturas de la masacre, al puñetero Jim Thompson. Aunque corren tiempos, por lo menos en este país de mierda, como para pensar que sus libros deberían leerse en las escuelas. Baste decir que, como indican acertadamente los editores de esta novela, "imaginen a Jack el Destripador en un capítulo de 'Cimarrón' y tendrán una idea aproximada de su grandeza". Aaaaaaaaamén. Ahí os dejo con su arranque. 

¡Palabra de Dios! ¡Te alabamos, Señor! De nada.
Justo antes de la primera luz, justo antes de que el alba pintara sus colores veteados sobre la pradera del Territorio de Oklahoma, Critch salió a la plataforma descubierta del tren y se quedó esperando a la novia del soldado. La chica había ido al servicio (¡menuda novedad!), así que tenía tiempo de prepararse mentalmente para lo que tendría que hacer si la actitud de ella lo exigía; para visualizar la escena final de un drama de robo y violación. Si la señorita le ponía las cosas difíciles, la sacaría del andén de un golpe. La mandaría entre los dos vagones y las chirriantes ruedas del tren. Había siete vagones detrás de ese. Cuando hubieran acabado con ella, la señorita se habría convertido en carne picada. Una no existencia que sería menos que nada cuando el alba llegara acompañada de los coyotes y los buitres. Riendo en voz baja, Critch encendió un purito, pensando en cómo le habría elogiado Ray de haber seguido con vida y poder dedicar elogios. Oh, Ray, ya lo creo que lo hubiera puesto por las nubes. Quizá con alguna reserva de poca importancia. "No pierdas de vista el objetivo, muchacho. El punto vital. El cual, permíteme añadir, nunca está en el útero. A no ser que... ja, ja..., a no ser que estés mucho mejor equipado que yo"*. ¡Ah, Ray, Ray! Pero todas las reglas tenían excepciones; y a veces el alumno supera a su maestro. Ella llevaba el dinero bajo la ropa, por lo que, ¿cómo podía alcanzarlo a no ser que fuera bajo la guisa del amor? Y conseguir el dinero donde lo había conseguido había sido su seguro de vida. A no ser que la chica fuera idiota, ahora no podía hablar. A no ser que fuera idiota, ella no intentaría tomar ninguna represalia. Por lo demás, a pesar de su inocencia a la hora de quitarse la ropa, ella tendría que explicar lo que no podía explicarse. No a su marido. Ni a ningún futuro marido. No aquel día ni en aquella época.

3.11.14

El caso Sherlock Holmes sigue abierto

Una exposición en Londres revela la inagotable fascinación por el detective creado por Arthur Conan Doyle

Una vitrina de la exposición de Londres dedicada a Sherlock Holmes. / Museum of London./elpais.com

Sherlock Holmes es el personaje ficticio más real que existe. El banco que estuvo ubicado durante años en el 221B de Baker Street –la dirección en la que Arthur Conan Doyle situó el domicilio del detective y de su compañero Watson– empleó durante décadas a una persona para contestar el correo que llegaba a nombre de Holmes. Lo curioso es que la dirección, en la época en que se publicaron sus aventuras, no existía porque la calle era entonces más corta. Pero, ¿qué importa? El título de la primera exposición dedicada a Holmes en la capital británica en más de 60 años, que ofrecerá el Museo de Londres hasta el 12 de abril, no puede ser más significativo: “El hombre que nunca vivió pero que nunca morirá”.
“Creado en un momento en que la vida moderna estaba convirtiéndose en más compleja y acelerada, Sherlock Holmes fue presentado como la persona que podía darle sentido a todo esto”, asegura el catálogo de la muestra, que juega con una mezcla constante entre la realidad y la ficción. La exposición ofrece desde un monet y un turner hasta un manuscrito de Los crímenes de la calle Morgue, la novela con la que arranca el género de detectives y a la que Arthur Conan Doyle (Edimburgo, 1859 – Crowborough, 1930) homenajea en la primera aventura de Holmes, publicada en 1887. Se pueden ver muchas ilustraciones originales de Sidney Paget, que creó la imagen de Holmes con su pipa y su batín que ha llegado hasta nosotros, y la única entrevista filmada con el autor, en 1927, en la que explica que se inspiró en el médico Joseph Bell, que fue su profesor y que, tras impresionarle con sus deducciones, le dio la idea “de crear un nuevo tipo de detective”.

Ilustración de Paget con la muerte de Sherlock Holmes. / Museum of London
También se expone el abrigo de espiga que Benedict Cumberbatch luce en la serie de la BBC, que en 2015 estrenará una cuarta temporada, además de un pedazo de papel manuscrito que el comisario de la muestra, Alex Werner, ha definido como “el sancta santorum de los sherlockianos”: en él Conan Doyle tomó las primeras notas de lo que luego sería la primera novela de Holmes, Estudio en Escarlata. Londres también ocupa un papel muy importante en la muestra porque es imposible desligar la ciudad de las aventuras de Holmes y Watson. Otra cosa que cuenta Conan Doyle en la entrevista es que los dos primeros libros, el citado y El signo de los cuatro, pasaron casi inadvertidos y sólo alcanzaron un éxito monumental cuando empezaron a ser publicados como historias cortas por la revista The Strand, de la que se exhiben unos cuantos incunables en la muestra, una anécdota que dice mucho sobre la influencia que llegó a alcanzar la prensa escrita. “Fue entonces cuando prosperó”, dice el novelista escocés. El eclecticismo de la muestra refleja también las inabarcables lecturas que ofrece el personaje.
Pese al éxito, Conan Doyle tuvo la peregrina idea de matar a su detective en diciembre de 1893, en el relato El problema final. La exposición ofrece tanto el ejemplar original de The Strand con la historia como un turner con las cataratas de Reichenbach de las que Holmes y su archienemigo Moriarty se cayeron y, aparentemente, fallecieron. Las protestas de los lectores fueron tan estruendosas que el narrador tuvo que recuperar al detective, primero en el pasado, con El perro de los Baskerville, que transcurre antes de que fuese engullido por el precipicio, y luego con aventuras posteriores ya que sobrevivió a la caída milagrosamente, lo que resulta desconcertante para un personaje que encarna el triunfo de la lógica. Para tratar de poner orden en todo este lío, la estupenda edición de Jesús Urceloy en Cátedra,Todo Sherlock Holmes, clasifica las historias por el orden en el que ocurren en la ficción y no por el que fueron escritas. La muestra ofrece también un dibujo extraordinario, en el que se ve a Conan Doyle atrapado por su creación, que refleja como condicionó toda su vida como escritor. El último cuento, publicado en 1926, es un relato de espías ambientado al principio de la I Guerra Mundial: el detective se retiró entonces porque quizás sí desapareció cualquier esperanza de un mundo en el que podía imponerse la razón. De hecho, su creador se dedicó al final de su vida al espiritismo y defendió la existencia de seres mágicos del bosque en un célebre caso de falsificación –las hadas de Cottingley–. Había olvidado las enseñanzas de Holmes.
El hombre que nunca vivió pero que nunca morirá refleja la inagotable fascinación por el personaje, que puede medirse tanto por sus incontables adaptaciones cinematográficas –actualmente hay tres en marcha: la serie de la BBC, que traslada a Holmes y Watson al Londres actual; Elementary, que lleva a los personajes a Nueva York, y la franquicia que protagoniza Robert Downey– como por la parafernalia que le rodea, desde la cocaína disuelta al 7% hasta el violín o los gorros de tweed. Algunas piezas provienen de sociedades sherlockianas remotas y otras de coleccionistas insólitos, como Glen Miranker, antiguo jefe técnico de Apple.
El filósofo John Gray resumió con lucidez en un pequeño ensayo escrito para la BBC titulado El inagotable atractivo de Sherlock Holmes los motivos por los que nunca nos podremos librar del detective: “Más allá de algunas reliquias del racionalismo victoriano, la mayoría de nosotros aceptamos que la razón no puede dar un sentido a la vida. Por eso necesitamos mitos y los mitos son contradictorios. Holmes es uno de ellos. Al ser capaz de encontrar orden en el caos utilizando sólo métodos racionales, demuestra el permanente poder de la magia. ¿Seremos capaces de ser razonables sin esperar demasiado de la razón? ¿Fracasaremos al intentar remodelar el mundo basándonos en principios racionales que en la práctica producen en el caos?”.