31.1.15

Diez años de BCNegra: nueve hitos para ilustrar la revolución de lo criminal

El festival de novela negra que invade Barcelona celebra una década. Repasamos sus hitos

El escritor Marcelo Luján recrea una escena policiaca. / Samuel Sánchez./elpais.com

Si Manuel Vázquez Montalbán viera en qué se ha convertido el festival que nació dos años después de su muerte como homenaje a su figura literaria y a su detective Pepe Carvalho se quedaría alucinado. Creado a la sombra de la Semana Negra de Gijón, en 10 años BCNegra ha pasado de la modestia y el sólo apto para fanáticos a ser una referencia mundial, un escenario por el que han pasado y pasan las principales figuras del género negro. La celebración de su décima edición (hasta el sábado 7) nos sirve para mirar a la novela negra y ver cómo ha evolucionado y cómo se ha convertido en el género más vendido. Mucho más que una moda, la ficción criminal ha pasado de lo marginal al éxito absoluto. ¿En qué se basa esta revolución?

1.- De la clandestinidad al riesgo a morir de éxito

Cuando nació BCNegra, sólo existía en España un festival, el de Gijón, pionero y referencia durante décadas. Antonio Lozano, periodista y uno de los implicados desde el inicio, lo recuerda así: "Escritores, público y presentadores formábamos una modesta comisión de investigación. Espacios reducidos, presupuestos ajustados y escaso pica pica en la fiesta de cierre. Todo compensado con ilusión y entrega". La situación diez años después no puede ser más distinta. "Fuera de Gijón no había nada", comenta por teléfono Paco Camarasa, comisario de BCNegra. "No había librerías, ni clubes de lectura, ni todas las colecciones que hay ahora en cada editorial. Gijón sigue siendo el faro que nos ilumina, pero ahora hay 14 festivales más". Getafe, Salamanca, Valencia, Cuenca, Pamplona y un sinfín de puntos se han unido a la fiesta. ¿Demasiado? Expertos, lectores y escritores creen que no.

Misha Glenny, Kostas Vaxevanis, José Martí Gómez, Ernesto Ekáizer y Carles Quílez, en la mesa redonda sobre la corrupción en BCNegra 2013, con el aforo del teatro lleno. /Albert García

2.- Las editoriales se entregan

Hace una década era raro encontrar alguna editorial con sello de novela negra; en 2015 la situación ha dado un vuelco total. "Ahora, la novela negra se publica tanto en sellos especializados, como en colecciones de literatura general: no hay discriminación. Hemos pasado de que lo raro fuera publicar novela negra a que lo raro sea no publicarla", resume Anik Lapointe, responsable durante años de la serie negra de RBA y ahora al frente de Salamandra Black.
BCNegra tiene parte de culpa en esto y toda la responsabilidad en un fenómeno fascinante: que el principio de año se haya convertido en un hervidero de publicaciones para llegar con libro fresco a la gran fiesta. "La primera semana de febrero se eligió a propósito porque no hay nada en esa fecha y los periodistas no tienen ninguna novia. ¿Qué hemos conseguido? Que hace unos años nadie publicaba novedades y este año habrá unos 20 libros para presentar en BCNegra", resume ufano Camarasa.

3.- Larsson y el botín escandinavo

Han vendido decenas de millones de ejemplares en todo el mundo, han llevado nombres impronunciables de pueblos y detectives al lenguaje común de miles de lectores, la literatura negra de los países del norte de Europa es en responsable del auge del género. En BCNegra han estado siempre. Henning Mankell recibió el segundo Premio Pepe Carvalho en 2007, pero fue en 2010 cuando la explosión de la trilogía de Stieg Larsson desboca el fenómeno. Ese año estuvieron en el festival Ann Holt y Arnaldur Indridason. El círculo de complicidad entre este boom y el del festival se cierra en 2013 con la concesión del Pepe Carvalho a Maj Sjöwall.

4.- Más y mejores lectores y cómplices


Lectores y escritores a las puertas de la librería Negra y Criminal el año pasado en la famosa firma de libros con vino y mejillones para los asistentes.
Los aficionados a lo criminal siempre han sido un grupo un tanto especial. Ahora son legión, y con un entusiasmo desconocido en cualquier otro género. "Son más, son más listos, leen mejor", observa Camarasa. "El entusiasmo creciente de los lectores de siempre y de los nuevos adeptos al género se ha notado en blogs, webs, Twitter, en club de lecturas", resume Lapointe.

5.- La televisión y la novela negra, juntas en el crimen

La edad de oro que está viviendo la televisión tiene un marcado carácter negro. The Wire, Los Soprano, Boardwalk Empire, Fargo, True Detective o Breaking Bad son sólo algunos de los ejemplos. En los últimos años se ha producido una contaminación entre los dos ámbitos, reflejada en el festival el mismo año pasado en forma de mesa redonda. Autores de la talla de Dennis Lehane o Richard Price han pasado de un lado a otro con notable éxito. El último en iniciar el viaje, pero en este caso de la televisión a la novela es Nick Pizzolatto, responsable de True Detective, creador de Galveston, uno de los libros del año en el superpoblado y ultracompetitivo mundo de la ficción criminal.

6.- De Montalbán a Zanón, llega una nueva generación

A finales de los setenta, Montalbán gana el Planeta y Andreu Martín, Jorge Martínez Reverte y Juan Madrid publican sus primeras novelas. Son los padres del género en España. En estos primeros años del siglo XXI, el relevo lo han cogido escritores como Carlos Zanón, Alexis Ravelo, Rosa Ribas o Víctor del Árbol. "Están publicando y vendiendo, no venden 100.000 pero venden", asegura Camarasa. Y se dan fenómenos editoriales como el de Dolores Redondo. Entre las dos generaciones han sabido mantener el pulso y el listón bien alto Lorenzo Silva (responsable, además, de Getafe Negro) y Alicia Jiménez Barlett, premio Pepe Carvalho 2015.

7.- Prestigio, premios y dinero. Lo criminal es 'mainstream'


Andrea Camilleri tras recibir el Pepe Carvalho./Gianluca Battista
El género negro ha contado siempre con el lastre, azuzado por ciertas prácticas editoriales que no han ayudado, de ser un mero entretenimiento, un hermano pequeño de otros géneros literarios de más fuste. Imaginamos que los críticos se olvidaban de Jim Thompson o Dashiell Hammett, pero ahí quedó la mancha. La entregada inmersión de John Banville, Pierre Lemaitre y otros en el género parece que han dado la vuelta a la situación.
Los premios y el dinero también han llegado. En 2013 se celebró en BCNegra un acto titulado El tercer planeta. Cuando la novela negra se lleva el premio, que sirvió para celebrar que un autor del género, Lorenzo Silva, ganara el Planeta en 2012. Como muestra de la fortaleza del género, otro jugador del equipo negro, Jorge Zepeda Patterson, se lo ha llevado en 2014. La novela negra es mainstream.

8.- Una constante: el amor por lo italiano y lo Mediterráneo

BCNegra nunca ha olvidado su pasión mediterránea y especialmente italiana. Por Barcelona han pasado desde 2005 Gery Palazzotto, Massimo Carlotto, Roberto Saviano, Marco Malvadi o Maurizio de Giovanni. Esta historia de amor vivió su bella culminación el año pasado, con la entrega del Pepe Carvalho a Andrea Camilleri, quizás el mayor responsable no escandinavo del boom del género en España. Prueba de que ese interés no desfallece es la presencia este año de una de las voces más interesantes que han surgido en los últimos años en la ficción criminal italiana: Antonio Manzini, bien acompañado por Donato Carrisi. Petros Markaris, premio Pepe Carvalho en 2012, visionario griego y hombre que arrastra, literal, a cientos de personas cada vez que habla y a miles cada vez que escribe sobre su maltratada Grecia, completa el panorama.

9.- Otra constante: la corrupción

Como género por excelencia para preocuparse de la realidad social, la novela negra, y por extensión los festivales, tratan el tema con especial fruición. No hay edición de BCNegra en la que no haya actos mucho más pegados a la realidad. En estos diez años España ha dado mucho material a la ficción. Falta por producir la gran novela de la corrupción en España, que habrá de ser negra por definición. Aquí, una gota de esperanza: "Hace 10 años había muy pocos corruptos en la cárcel. Ahora cada vez hay más. El que la hace, puede salir en una novela pero además puede acabar entre rejas", zanja Camarasa, comisario y alma de BCNegra. Feliz décimo cumpleaños.

'Un señor llamado John Connolly'

Antonio Lozano
No sé si encaja como hito del festival en un sentido global o histórico, pero la visita de John Connolly en 2010 sin duda supuso un hito particular y sospecho que también para todos aquellos que se cruzaron en su camino. Comencemos por lo personal. Cuatro o cinco años atrás había coincidido por primera vez con el autor irlandés, de visita promocional a Barcelona con uno de sus “Charlie Parkers”, no logro recordar cuál -es lo que tienen las series, ejércitos que suelen admirarse por la fuerza épica del conjunto antes que por actuaciones individuales -pero sí que charlé con su responsable en un encuentro con lectores en la librería Negra y Criminal y que luego nos fuimos a cenar una paella en grupo por la Barceloneta, a tocar del mar. Se abusa del término “encantador”, un comodín empleado bajo cualquier comportamiento mínimamente afable, pero Connolly lo encarnó en todas sus letras. Con todo, mi impresión es que no hubo tiempo de conversar con calma y que este periodista pasaría a ese limbo donde moran tantos y tantos compañeros con los que el autor se topa fugazmente en sus giras internacionales. Craso error. Cuatro o cinco años después, cuando el escritor regresó a la Ciudad Condal invitado por Tusquets y el Comisario Camarasa, la primera imagen que dejó en el firmante es recibirlo en el hall de su hotel con un regalo: un pack de DVD con las dos primeras temporadas de una serie de televisión que recordaba haberle recomendado durante aquella lejana paella degustada junto a la playa.
Y ahora lo colectivo. Los asistentes al acto en el que Connolly presuntamente debía hablar del Mal en sus novelas y aprovechar de paso para promocionar su última entrega traducida, Los amantes, se toparon con una lección magistral sobre la naturaleza y las aspiraciones del género negro, donde cualquier mención a su propio universo fue orillada de cara a rendir tributo a su mayor inspiración, su dios particular, ese Ross McDonald que utilizó como hilo conductor para conducir al público a las entrañas del noir. La periodista Laura Fernández y un servidor éramos los teóricos encargados de entrevistarlo pero, a la hora de la verdad, nuestros cuestionarios fundidos en una larga cita desarrollada en una cafetería del centro de la ciudad quedaron en papel mojado y nos limitamos a ejercer de felices comparsas. Desde el minuto uno, Connolly se levantó, agarró el micro y durante una hora encandiló a todos con sus conocimientos y un punto de showman que sabe cuándo colocar los chistes y donde lanzar los dardos (Dan Brown fue crucificado con argumentos irrebatibles). Nunca este periodista, que ya ha participado en un buen número de actos en el festival, ha escuchado al público reírse tanto y romper a aplaudir con tata frecuencia (definitivamente esto sí es un hito). En la hoja de servicios del creador de Charlie Parker también cabe resaltar que mostró idéntico entusiasmo en una librería bien modesta de Terrassa el día antes (o el día siguiente), frente a 15 personas como mucho. Después hemos vuelto a coincidir en Dublín y en Madrid, me ha incluido en los agradecimientos de un libro de cuentos policíacos que editó porque simplemente le sugería a una autora, me ha regalado más DVD y animado a que le pida prestada su casa en Maine. Y todo esto ha hecho el hombre que quizá mejor ha teorizado desde la ficción sobrenatural sobre las raíces y los componentes del Mal.
 Blog Elemental | Primer informe, por ALEXIS RAVELO
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30.1.15

Emili Bayo, VI Premi Crims de Tinta con la novela 'Puta pasta'

Emili Bayo, ganador del VI Premi Crims de Tinta de RBA --dotado con 5.000 euros-- con la novela Puta pasta, un galardón que ha dado el pistoletazo de salida a la BCNegra en un acto la noche de este jueves

Emili Bayo, VI Premi Crims de Tinta con la novela  Puta pasta./lainformacion.com
Según ha informado la editorial en un comunicado, 40 novelas optaban al galardón, que ha tenido como jurado al escritor Carlos Zanón, el librero Paco Camarasa, la comisaria de los Mossos Cristina Manresa, el bibliotecario Jordi Canal y el editor Jordi Rourera.
Enmarcada de lleno en el género negro, es la historia de Marc Tramós, un negro literario en horas bajas que acepta participar en un robo cuando Verónica, una amiga de la infancia convertida en secretaria de un diputado, le convence de entrar en casa de éste y robar una bolsa con más de 12 millones de euros.
El jurado ha destacado la audacia y equilibrio con que se estructura la novela fraccionando la acción con tres puntos de vista que dan una perspectiva diferente a los hechos: el de Tramós, un inspector de Hacienda y el de un subinspector de policía.
"Bayo fusiona con originalidad y eficacia los elementos más reconocidos del género, personajes como la 'femme fatale', el protagonista inopinado y el cínico", ha expresado RBA .
Asimismo, la novela incluye un punto de humor y de farsa, así como referencias a los clásicos literarios y cinematográficos del género negro y policíaco.
La novela está ambientada en Barcelona y en parte de Lleida en 2010 y proyecta su foco crítico a la sociedad: un tiempo de crisis, corrupción, impunidad y personajes extraviados que no podrán ganar nunca.
Los ganadores de las pasadas ediciones han sido Marc Pastor ('La mala dona'), Carles Quílez ('La solitud de Patrícia'), Teresa Solana ('Negres tempestes'), Agustí Vehí ('Quan la nit mata el dia') y Andreu Martín ('Societat negra').

28.1.15

Ponzoñosa Highsmith

Una biblioteca dedicada a la autora y la noticia de varias adaptaciones cinematográficas renuevan el interés por la malsana maestra de la novela negra

Patricia Highsmith, la dama de la novela negra./elperiodico.com

Aseguran, aunque no está probado, que fue Graham Greene, que admiraba mucho a Patricia Highsmith, quien dijo de ella que «escribe sobre los seres humanos como una araña lo haría sobre las moscas». Sea o no así, es una buena manera de explicar la mirada despiadada, casi friamente científica y sin asomo de culpabilidad que dirige a sus personajes y a la implacable y retorcida lógica que les anima. La escritora norteamericana es una de las grandes de la novela negra, lo sostienen los críticos y un importante círculo de incondicionales lectores que admiran su desapasionada visión de la maldad en la que todos nos sentimos, ¡ay!, identificados. Sin embargo, y pese a que Anagrama desde los años 80 se ha mantenido fiel a la autora, a la que no ha dejado de publicar, es un hecho que Highsmith (Forth Worth, Texas, 1921 - Locarno, Suiza, 1995), en estos tiempos de bonanza de ficciones criminales, no acaba de tener hoy en España todos los lectores que merece. (¿Hay que recordar que durante años sus novelas fueron ninguneadas en Estados Unidos por mor de la corrección política?). Para cambiar esa tendencia, el sello contraataca con la Biblioteca Patricia Highsmith con seis títulos que son además, una buena panorámica histórica de su escritura.
Este año también se cocinarán algunas adaptaciones cinematográficas de sus novelas, como Carol, una historia de temática abiertamente lesbiana que la autora publicó en un principio bajo seudónimo, con Rooney Mara y Cate Blanchet, dirigida por el estimable Todd Haynes en una de sus queridas atmósferas cincuenteras,y El cuchillo, otra intriga con Jessica Biel.
Se lamenta el librero Paco Camarasa de la falta de atención de un público solo capaz de atender con interés ficciones más complacientes y domésticas. «Si se leyera mucho más a la Highsmith, ese sería un perfecto ejemplo de la madurez lectora del país». Y aunque algunos productos recientes, como Perdida, de Gillian Flynn, en seguida recibieron la coletilla de highsmithianos, lo cierto es que hoy por hoy Camarasa no ve discípulos en lontananza: «Ella es única, no admite copias ni secuelas, no ha dejado seguidores».
Highsmith escribió en su diario: «Aprendí a vivir con un odio homicida y opresivo muy temprano [en referencia a su padrastro al que odiaba]. Y aprendí a sofocar también mis emociones más positivas. Todo eso probablemente causó mi propensión a escribir sanguinarias historias de muerte y violencia». Y si se conocen los detalles, no es de extrañar que fuera así. Su madre intentó interrumpir su gestación bebiendo aguarrás y cuando se lo contaba a su hija (porque se lo contaba) añadía: «Es curioso que te guste tanto ese olor...». Pero el momento más decisivo de su infancia fue la lectura a los ocho años de un manual de psiquiatría titulado La mente humana, un libro que marcó su manera de apreciar la normalidad -es decir, no apreciándola en absoluto- y en el que también, cosas de la época, se incluía el lesbianismo como aberración. Cuando descubrió que le gustaban las mujeres (aunque no pudiese mantener una relación larga con ninguna) decidió que lo viviría sin culpa, haciendo de su escasa empatía hacia los demás -algo que se convertía en odio si esa gente era agradable y convencional- un escudo frente al mundo. La mayoría de sus entrevistas cuentan cómo ella se resistía a concederlas.
En los 60 se vino a Europa, a Suiza, donde era mucho más apreciada. Pero no por sentirse más querida sino para aislarse mejor. Poco a poco, se fue labrando una eficaz leyenda de bruja que convenía a sus historias al tiempo que su rostro se deterioraba. Fumaba casi dos cajetillas de Gauloises diarios, se fue arrugando macerada en alcohol, rodeada de gatos y cultivando viscosas aficiones como la cría de caracoles. Tan misógina -una acusación que la persiguió hasta que a modo de burla escribió sus Pequeños cuentos misóginos- como misántropa. Pero ahí quedan sus ficciones para redimirla.

La herencia

Aunque reconoce la escasa huella que ha dejado Highsmith en las actuales generaciones de creadores de novela negra, el barcelonés Carlos Zanón, representante de la nueva hornada del género y buen lector de la autora aprecia especialmente su legado. «Más allá del estilo, en nada parecido al mío, lo que me ha enseñado es a crear personajes que se mueven en la frontera de la moralidad. Gente que puede hacer cualquier cosa y es capaz de seguir viviendo como si nada. Hubiera cambiado gustoso la arena de sus gatos durante un año por haber conocido y haberle podido decir que he disfrutado (y me he incomodado) leyéndola».

27.1.15

Giménez Bartlett reivindica que las mujeres puedan tener una vena violenta

La escritora, madre de la inspectora Petra Delicado y Premio Pepe Carvalho, es una de las invitadas al festival literario BCNegra

La escritora Alicia Giménez Bartlett, ganadora del X Premio Pepe Carvalho /Marta Pérez./lavanguardia.com

La escritora Alicia Giménez Bartlett, ganadora del Premio Pepe Carvalho 2015, ha reivindicado hoy que las mujeres puedan tener "una vena tan violenta como la tiene la media social" y ha aseverado que en ocasiones "dar un mamporro tampoco va tan mal".
La madre de la inspectora Petra Delicado se ha expresado en estos términos junto al comisario del festival literario BCNegra, Paco Camarasa, y al editor Emili Rosales, cuando ha respondido a una pregunta sobre el hecho de ser pionera en aportar una perspectiva femenina y feminista a la novela policíaca española.
Ha reconocido que en congresos internacionales se le ha criticado que su Petra fuera "bestia" y en ocasiones se liara a puñetazos, pero ha defendido que durante siglos las mujeres han "tragado mucha quina" y que ante determinadas situaciones se debe actuar con mano dura.
Durante el acto, en el que también ha presentado su último libro "Crímenes que no olvidaré" (Destino), un conjunto de relatos que se habían publicado por separado en diferentes países europeos pero no en España, ha sostenido que el género es "muy machista" y que los principales escritores a lo largo del tiempo siempre han apostado por la figura masculina.
En cambio, en sus novelas quien manda es una mujer, mientras que su eterno acompañante, Fermín Garzón, es un "subalterno, lo que no está mal, porque las mujeres siempre son las víctimas o las ayudantes del fiscal o las esposas del policía o las cómplices del asesino".
Respecto de cómo ha ido evolucionando con el personaje, ha señalado que su relación "va bien", aunque ha advertido de que el día que vea que Petra deja de gustar se anticipará, antes de que la echen. "Prefiero marcharme yo, no hacer la folclórica hispana, con un caracolillo en la frente y bailando", ha apostillado.
Tras afirmar contundente que para ella escribir es su manera de vivir, no ha rehuido ninguna pregunta relacionada con la actualidad y tanto se ha pronunciado sobre lo que ha comportado la emisión del documental "Ciutat Morta" en la televisión, como ha valorado la victoria de Syriza en Grecia el pasado domingo.
Aunque ha reconocido no disponer de suficiente información sobre los hechos que se cuentan en "Ciutat Morta", sí ha considerado que la sociedad tiene la obligación con respecto a las fuerzas del orden de ser observante y crítica. "No siempre el policía es el ángel custodio. Hay veces que quien tiene el poder, las armas, la licencia para ejercer cierta violencia, no tiene porque tener un voto en blanco", ha apuntado.
"La cultura es esto, tener bagaje y criterio y si hay que dar un palo a la policía se le da, aunque cada caso se deber mirar con lupa", ha argumentado, después de reconocer que cuando empezó a escribir la policía española era franquista, mientras que ahora ha cambiado.
Asimismo, ha comentado que a diferencia de hace unos años, hay muchas mujeres policías, pero ha lamentado que todavía haya "poquísimas comisarias".
Respecto de la victoria de Syriza en Grecia y de los posibles paralelismos con Podemos, la novelista ha remarcado que la coalición griega es "un movimiento muy consolidado, con unas estructuras férreas" y ha agregado que ve bien que las "cosas cambien y que los líderes sean jóvenes".
Bromeando ha aseverado que en España ahora, además, los hay "guapos, potentes, excepto el presidente del Gobierno, que no tiene mi aprobación física".
Alicia Giménez Bartlett ha concluido que es "fascinante que se produzca el reto del pequeño frente al grande". "Vamos a ver que pasa, pero que sea la Grecia clásica, la humillada, la vapuleada la que inicie el camino me parece bien", ha subrayado.
Asimismo, no ha escondido que Petra Delicada, casada en tres ocasiones, adúltera, y que no quiere tener hijos, "del PP no es, de la derecha de las esencias no es".
Alicia Giménez Bartlet se suma a Andrea Camilleri, Ian Rankin, Michael Connelly, P.D James, Francisco González Ledesma o Henning Mankell en la lista de ganadores del Premio Pepe Carvalho y no ha obviado que alguien lo puede ver como un caso de "corrupción", puesto que durante seis años ella formó parte del jurado y estuvo desde el primer día en la BCNegra

26.1.15

De Nero (Wolfe) al 'noir'

Es difícil entender qué distingue al noir como género de la clásica ficción de detectives; esto es, aparte de alegatos de la superioridad literaria del noir (negro, del francés), que frecuentemente no termina siendo superior en absoluto


Noir , negro del francés./elespectador.com

Estos alegatos sólo ayudan a aficionados del noir a sentirse más refinados mientras leen en el autobús o debajo de una sombrilla de playa.
Siempre me siento un poco avergonzado cuando la gente me habla sobre una novela “noir”, en particular debido a que hoy se abusa enormemente del término, tanto en críticas como en publicidad. Una noir ciertamente no es una giallo, que literalmente significa “amarillo”. Así es como los italianos (y sólo los italianos) llaman, o solían llamar, a las clásicas novelas de detectives, con personajes legendarios como Sherlock Holmes, Hercule Poirot, Nero Wolfe y muchos otros. (La parte del amarillo viene de las distintivas portadas de los libros publicados en Italia por Mondadori). El formato de estos clásicos es familiar: se comete un crimen, destrozando la paz local; un intelecto superior asume la tarea de interpretar diversas pistas y, al final, el perpetrador es desenmascarado y el orden se restablece.
El alejamiento de este estilo de ficción detectivesca se produjo en las primeras décadas del siglo pasado con el desarrollo de la novela estadounidense hard-boiled (cruda o realista) a través de la obra de Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Peter Cheyney, James Hadley Chase, Horace McCoy y Mickey Spillane. Estas historias están repletas de cadáveres y pudiera haber uno o más perpetradores. Sin embargo, el detective no es ni un intelecto superior como Holmes ni un extraño para el mundo de la delincuencia en el que se mueve. De hecho, él es en gran parte de ese mundo y adopta a veces sus métodos. Debido a esto, ocasionalmente tiene que sufrir unas pocas golpizas vigorosas. Quizá sea esencialmente honesto, pero nunca está completamente limpio, porque el telón de fondo de la novela negra es una sociedad enferma.
Hay quienes creen que el apetito por lo noir empezó en 1945 con el sello de impresión francesa Série Noire. Sin embargo, en realidad consiste principalmente de traducciones francesas de novelas de la tradición hard-boiled de Estados Unidos. Marcel Duhamel, quien fundó la impresión Série Noire, presentó algo similar a un manifiesto para la colección, advirtiendo que amantes de los enigmas de la variedad de los de Sherlock Holmes se sentirían incómodos con estos cuentos, que solían transmitir la sensación de agentes de policía que eran más corruptos que los delincuentes y que, a veces, ni siquiera había un misterio o un detective. Solamente había acción. Como en las películas, los estados mentales de los personajes se traducirían a gestos físicos, y qué pena por los lectores que codician introspección.
Esto pudiera ilustrar la atmósfera de la novela hard-boiled, pero no nos ayuda a interpretar situaciones que encontramos a menudo en la ficción de crimen de la variedad noir. Hace más o menos 25 años, la periodista italiana Irene Bignardi escribió que el noir es todo “inquietud, inseguridad, aflicción, la incontrolable bala perdida de la realidad, lo cual representa la imposibilidad de poner las cosas en orden, de restablecer el orden porque no hay orden alguno”.
Si bien en muchas novelas negras el héroe es más antihéroe que nada, no suele andar por ahí provocando a criminales en bares de mala muerte; de hecho, a veces la violencia es bastante modesta. Sin embargo, el factor predominante en una noir es la inquietante percepción de que hay algo fundamentalmente mal en la sociedad en general. (En la tradicional novela de detectives, lo único malo es el criminal, y cuando se le elimina, la sociedad vuelve a funcionar justamente tan bien como lo hacía antes).
En una novela negra el detective no es meramente un cliché con una idiosincrasia característica, como fue con Poirot o Philo Vance; tampoco es definido meramente por sus acciones, como Sam Spade. Lo que la distingue es su profundidad psicológica; aunque esa cualidad no siempre está ausente en la clásica ficción detectivesca (véase la obra de Georges Simenon, por ejemplo). Aunado a esto, ciertas novelas son descritas como negras cuando en realidad son obras de ficción de procesos policiales, como las de Andrea Camilleri.
Así que surge una sospecha: se consideraba que la tradicional novela de detectives, correctamente o no, era un producto para los puestos de periódicos que nada tenía que ver con literatura, en tanto el término noir era reservado para novelas que se vendían en librerías y tenían reconocidas cualidades literarias.
Sin consideración a los temas y estilo asociados con el noir, este género es en su mayoría una creación comercial con un nombre francés más refinado. En consecuencia, muchos libros que no son negros efectivamente terminan muy bien guardados en los bolsillos de nuestros abrigos. Además, sigo intentando averiguar real y exactamente qué es un noir.

23.1.15

El cuarto libro de 'Millennium' saldrá en agosto

La nueva novela ha sido escrita por David Lagercrantz, a petición del padre y el hermano del fallecido Stieg Larsson

 
La actriz Rooney Mara en el  papel de  Lisbeth Salander./elperiodico.com
La cuarta y apócrifa entrega de la saga 'Millenium', 'Lo que no te mata te hace más fuerte', aparecerá en castellano y catalán en agosto publicada por Destino y Columna, coincidiendo con su lanzamiento mundial.
La novela ha sido escrita por el sueco David Lagercrantz, elegido por los herederos de Stieg Larsson para dar continuidad a la serie y mantener con vida a los personajes, Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander. Ahora los lectores decidirán si la decisión del padre y el hermano de Larsson es acertada desde el punto de vista comercial.

22.1.15

Novedades negro policiales: De Benjamin Black a Robert Galbraith

En los próximos meses llegarán las novelas de detectives de John Banville y J. K. Rowling


En las librerías colombianas ya están los títulos y autores que reseña la presente nota./latercera.com
Su rostro estaba desfigurado flotando en el agua. Los dedos tenían manchas de nicotina. Una pareja que se paseaba por el parque vio el cadáver, que se asomaba desnudo al borde del canal, y dio el aviso a la policía.  
“Hombre, al final de la veintena o al principio de la treintena, completamente desnudo excepto por un calcetín, el izquierdo”, se lee al inicio de Ordenes sagradas, novela firmada por Benjamin Black, el alter ego del destacado escritor irlandés John Banville. 
Aparecida en inglés en 2013, ahora es publicada en español por editorial Alfaguara. La séptima entrega de Benjamin Black trae devuelta al  doctor Quirke y su amigo, el inspector Hackett. Es la década del 50 en Irlanda, los diarios sufren la censura, y la Iglesia Católica ejerce gran influencia social. Mientras, el doctor Quirke, quien está de turno en el hospital, recibe para la autopsia ese cadáver que flotaba en el agua. “¡Dios mío! Lo conozco”, grita. Es Jimmy Minor, el gran amigo de su hija Phoebe. 
“La prosa magnética, el sutil erotismo y la profusión de detalles sobre los años cincuenta son motivos más que de sobra para poner esta saga sobre la mesa”, señaló del ejemplar el diario estadounidense The New York Times. 
Ordenes sagradas llegará este primer semestre a Chile como otras novedades del género policial. Entre estas destaca el segundo libro de Robert Galbraith, el seudónimo de la autora británica creadora de la saga de Harry Potter, J. K. Rowling.   
Se llama The Silkworm y  será traducida con el nombre de El gusano de seda. Editorial Salamandra ya anunció su publicación, luego que el debut de Robert Galbraith, El canto del cuco, apareciera en español por el sello Espasa, del Grupo Planeta.  
Es el regreso del detective privado y veterano de guerra, Cormoran Strike. Esta vez deberá resolver el crimen del novelista Owen Quine, quien es encontrado muerto después de finalizar un libro en el que personas de su entorno aparecen citadas. 
La historia se basa en el espionaje telefónico en Inglaterra y en la experiencia de Rowling con la prensa y su vida privada.

De Suecia a Antofagasta

Un clásico que será rescatado es el autor sueco Per Wahlöö (1926-1975), conocido como el padre del policial nórdico. El sello RBA publicará su segunda novela, Asesinato en la planta 31 (1966), inédita en español.  
Uno de los principales rascacielos de una ciudad situada en el futuro concentra un grupo de prensa: una docena de diarios y revistas. Hay un aviso de bomba y los empleados deben desalojar. Al parecer es una amenaza terrorista. El implacable comisario Jensen sólo tendrá siete días para interrogar a los pocos sospechosos que hay y cerrar el caso.
Un reconocido del género en Latinoamérica es el mexicano Élmer Mendoza. Las miserias del narcotráfico las ha relatado en novelas como Balas de plata y La prueba del ácido, protagonizadas por el detective Edgar “El Zurdo” Mendieta.
Ahora, Mendoza hace debutar en su narrativa a otro personaje: “El Capi” Garay. El joven de 18 años es el protagonista de la novela El misterio de la orquídea Calavera editada por el sello Tusquets. 
El debut es todo un reto para “El Capi” Garay: su padre está secuestrado y debe reunir cuatro millones de dólares en tres días. Garay emprende un viaje que cambiará su vida. “El está convencido que es un muchacho que no sirve para nada, pero mientras avanzan las negociaciones sí se da cuenta que es un tipo que tiene valor”, dijo Élmer Mendoza sobre su octava novela. 
Quien debutará en el mundo del crimen ficcional, es el chileno Hernán Rivera Letelier. En marzo próximo editorial Alfaguara publicará su primera novela policial, La muerte es una vieja historia, que está inspirada en un caso ocurrido en la tierra de su autor: Antofagasta. “Voy a poner patas arriba a la novela policial chilena”, dice desafiante Rivera Letelier. Los protagonistas son “El tira” Gutiérrez y su ayudante, la hermana Tegualda. Entre ellos ocurrirá una aventura amorosa. “Un juego erótico”, adelanta el autor de libros que hasta ahora recreaban el pasado en la Pampa, entre el desierto y las salitreras.

La vuelta al mundo de Mrs. Christie

La creadora de Poirot acompañó a su primer marido en una misión comercial previa a la Exposicion Universal de 1924. El libro El gran tour recoge los recuerdos, las cartas y las fotografías de la popular autora de enigmas policíacos


La autora (a la derecha) , cámara en mano, a bordo del 'Kildonan Castle'.

 Agatha Christie, con uno de sus vestidos favoritos.
 El bañador verde esmeralda, la joya de mi vida, que Agatha se compró en Honolulu.


Una de las cartas dirigida a su madre desde Ciudad del Cabo./elperiodico.com
Cuando todavía no se había convertido en un fenómeno planetario, en la autora británica con más traducciones en su haber que William Shakespeare pero menos que la Biblia, Agatha Christie se fue a dar la vuelta al mundo. Fue en 1922, ocho años después de su boda con Archie Christie, de quien había adoptado el apellido con el que se daría a conocer como la gran dama del misterio, la hacedora de esas populares intrigas milimétricamente planteadas para jugar, amablemente, al gato y al ratón con el lector. Ahora el libro 'El gran tour. Alrededor del mundo con la reina del misterio' (Confluencias) recoge los recuerdos, las cartas y las fotografías que documentan ese viaje, una versión puesta al día de lo que en el siglo XVIII y XIX era el gran viaje de formación para cualquier joven británico de buena familia, pero, por encima de todo, una especie de semillero para sus futuras ficciones (muchas de ellas situadas a lo largo y lo ancho de un imperio que ya empezaba a perder su antiguo brillo) y la constatación de que casi tanto como escribir a la autora le fascinaba conocer mundo, algo que no dejó de hacer con alegre empeño durante toda su vida. El libro supone también una excelente carta de presentación para el 'Año Christie', en el que se conmemoran los 125 de su nacimiento.
La titular del viaje no era sin embargo Mrs. Christie, sino su primer marido, un atractivo piloto de aviación de no muchas luces, cuya principal virtud era la de ser un excelente jugador de golf. En un momento de inestabilidad laboral, a Archie le hicieron la oferta de formar parte de una misión comercial para promover la Exposición Universal de 1924 y ella no dudó un segundo en acompañarle dejando a su hija de dos años al cuidado de su madre, la posesiva Clara, durante 10 meses. Ambos embarcaron en el Kildonan Castle, el barco que los llevaría a Sudáfrica, primera etapa de una travesía que incluía Australia y Nueva Zelanda para proseguir con unas vacaciones tropicales en Honolulu y finalizar en Canadá.
Agatha Christie tenía publicadas por entonces tres novelas que habían recibido una fervorosa acogida, pero la estabilidad económica todavía estaba lejos. La vida sonreía. La única sombra en su camino fue la sentencia de su madre antes de partir: «Recuerda, si no acompañas a tu marido, si lo dejas con frecuencia, lo perderás. Y esto es especialmente cierto en un hombre como Archie». Palabras envenenadas que resultaron proféticas. En pleno duelo por la muerte de su madre, Christie tuvo que aceptar la petición de divorcio de su marido que confesó haberse enamorado de una señorita con la que jugaba al golf. El resto es conocido. Son esos famosos 11 días de diciembre de 1926 en los que la autora, por entonces una celebridad, desapareció. Fue carnaza para los tabloides que se lanzaron a las más peregrinas conjeturas: asesinato, lío amoroso, truco publicitario. Reapareció en un balneario donde se había inscrito con el apellido de su rival y con una laguna total en su memoria, que constituiría el mejor de sus misterios, ya que todavía no se ha resuelto. A ella no le gustaba ni siquiera mencionarlo. No lo hizo en sus memorias.
La Agatha Christie que escribe puntualmente a su madre a modo de diario en 'El gran tour' todavía está lejos de esos sinsabores. Se muestra feliz y despreocupada, en sintonía con los felices 20 y muy en la línea de algunas de las novelas como las que protagonizan su matrimonio de detectives Tommy y Tuppence, Es maliciosa a la hora de retratar a sus compañeros de viaje y se deja seducir por los paisajes, aunque en su trato con los nativos tenga todavía resabios victorianos. Pero sobre todo está dispuesta a disfrutar totalmente de la vida y hacer, de paso, magníficas fotos no exentas de pintoresquismo colonial.
Como curiosidad, es muy posible que ella y su marido estén entre los primeros británicos en practicar el surf de pie (en Sudáfrica y sobre todo en Hawái), lo que tiene un gran mérito en una mujer que muchos definieron después como provinciana. En sus cartas relata con despreocupación como su bañador hasta los tobillos se le rompió en plena playa y cómo se compró uno corto (en el que enseñaba sus gruesos muslos) que a ella le pareció muy seductor o cómo se incomodó al no poder caminar sola por Nueva York, como lo hacía en Londres. Agatha Christie no era una feminista, pero en cierta forma ya estaba poniendo los mimbres para una nueva conducta.
A los 40 años volvió a casarse, esta vez con mucha más felicidad con un tranquilo arqueólogo 15 años menor que ella. «Lo mejor es casarse con un arqueólogo, cuanto más mayor te haces, más le interesas», decía divertida. Le acompañó en todos sus viajes a Oriente con el mismo disfrute de la aventura que había demostrado en su vuelta al mundo.

21.1.15

Philip Kerr y la miseria corrupta del fútbol

 La novela negra es perfecta para describir el fútbol actual y el estado lamentable de sus zonas de sombra

El escritor escocés Philip Kerr presenta su nueva novela,  Praga mortal. / Marcel.Lí. Sáenz./elpais.com

En una entrevista mañanera, algo surrealista y al mismo tiempo con una tremenda carga de profundidad, el autor Philip Kerr (Edimburgo, 1956) nos confesaba a Carlos Zanón y a un servidor que era un futbolero irredento y, además, seguidor del Arsenal y del Barça. Fue entonces, entre boutades sobre Escocia a las puertas del referéndum y referencias musicales y literarias, cuando el padre de mi amado Bernie Gunther nos dijo que había creado un nuevo personaje para una serie de novelas sobre el deporte rey. “El dinero está acabando con el fútbol”, nos comentaba con cierta amargura tras la que se intuía un amor por las esencias de un deporte que se deja comer poco a poco por el espectáculo.
Mercado de invierno (RBA, traducción de Efrén del Valle y M. García de Isusi) que se publica esta semana en España, transmite todo ese amor por el fútbol y todo ese desprecio por el negocio, pero es, sobre todo, una novela negra. Kerr se sirve de Scott Manson, un exfutbolista políglota metido a entrenador, para darnos un paseo por el interior del fútbol inglés, que conoce sorprendentemente bien, y plantearnos una trama sencilla pero llena de referencias.  Si, como decía el gran Lee Child, cuando un libro es difícil de leer quiere decir que el autor no ha hecho bien su trabajo, aquí estamos ante un ejemplo de lo contrario.
Con este post iniciamos una serie sobre las lecturas previas para BCNegra con autores y sugerencias que espero les hagan disfrutar. Hablaremos de Sue Grafton, Alexis Ravelo, Antonio Manzini y más. 
Scott Manson es un adicto al fútbol. Es su vida, su religión. Es el segundo entrenador del London City, donde cualquier lector un poco enterado podrá ver reminiscencias del Chelsea o el Manchester City, y vive feliz. Joao Gonzales Zarco es su jefe, el técnico estrella, guapo y malencarado (más referencias) de un club joven pero que va a más gracias al dinero de Viktor Sokolnikov, temible millonario ucraniano de oscuro pasado (de nuevo, referencias a Abramovich y otros jeques). Todo se complica cuando Zarco es hallado muerto y lleno de golpes y Sokolnikov, un señor al que no se puede decir ‘no’, encarga a Cameron la investigación de la muerte y la dirección del equipo de fútbol.
A partir de aquí, una hábil narración de un escritor con muchísimo oficio nos describe un mundo lleno de aficionados que ponen media vida en su pasión; agentes e intermediarios directamente mafiosos, que saben tanto de fútbol como de estructuras financieras para evadir impuestos; presidentes derrochadores y caprichosos y jugadores malcriados, homófobos, infantiles, excesivamente pagados, obsesionados con Twitter, las fiestas, los coches y los videojuegos y medio analfabetos. Seguro que les suena.
Manson es un personaje interesante. Negro, de origen alemán y escocés, habla varios idiomas y tiene una visión muy cosmopolita de la vida y el fútbol. Y sin embargo, no es un personaje pedante o irreal. Añora el fútbol más auténtico de otras épocas, es sentimental y quiere llegar a saber quién mató a Zarco por pura amistad con la víctima. Sabe lo que hay, quién es su jefe, y que el origen del dinero que le da una vida más que cómoda no es limpio. Pero no es un cínico y si, como me comentaba Kerr, tiene cuatro o cinco historias pensadas, puede dar mucho juego.
En un momento dado. Sokolnikov deja unas cuantas cosas claras a Manson:
“El fútbol mueve mucho más dinero que nunca. Es una ballena atada a la borda de un barco, que es la economía mundial. Y cuanto más dinero mueva, más tiburones llegarán para alimentarse. El fútbol y el dinero van de la mano. Desde Qatar hasta Queensland, el fútbol es la lengua franca del planeta. Por eso hay gente dispuesta a intervenir tantísimo dinero en los derechos del Mundial; hasta el punto de llegar a pagar millones de dólares en sobornos”.
Y en otro, es un agente el que le explica por qué hay tanto dinero suelto en el mundo del fútbol:
“Así es la economía, Scott. La ley de la oferta y la demanda. Sólo que Adam Smith se olvidó de la ley del deporte en televisión, de las doscientas mil libras semanales y de la avaricia insaciable. Esto no lo vas a cambiar. Lo único que puedes hacer es aprovecharte de ello”.
La novela negra es perfecta para describir el fútbol actual y el estado lamentable de sus zonas de sombra. Leandro Pérez lo hizo hace unos meses de manera precisa, ilustrativa y entretenida en Las cuatro torres (Planeta) y ahora Kerr empieza una serie que no nos hará olvidar a Gunther o Una investigación filosófica, pero que se hace necesaria y divertida. Es muchísimo mejor leer sobre fútbol que verlo. Lean y disfruten.

15.1.15

¿Para qué sirve la novela negra?

¿Es una herramienta de conocimiento del mal que anida en nosotros y nuestras sociedades, y de cómo le hacemos frente?

Portada de  La mujer de un solo hombre de A.S.A. Harrison./elpais.com

Montañas rusas, no, gracias

Por Lorenzo Silva

Quienes escribimos ficciones somos lectores complicados de las ficciones ajenas (y también de las propias, pero esa es otra historia). Cada uno tiene sus reglas de suspensión de la incredulidad, pero quien asume como empeño habitual ese objetivo acaba desarrollando sus intransigencias. He aquí una de las mías: detesto las montañas rusas cuando salen de su ámbito natural (los parques de atracciones, urdidos para sobresaltar al ciudadano de vida rutinaria) y se trasladan a la narración, y más en concreto a la narración de corte negro, criminal o policial. La sobrevaloración de la sorpresa (no digamos de las sorpresas en cascada, o en cascada interminable), la apuesta reiterada por la hiperviolencia, el sadismo o lo monstruoso, obran en este lector que ahora escribe un efecto de distanciamiento casi instantáneo. Y cuando el carrusel se desarrolla en un bucólico entorno rural de tan sólo unos cientos de habitantes, o en un país cuyos índices de violencia homicida son insignificantes (en nuestro propio país, cuya capital puede cerrar el año con no más de treinta o cuarenta homicidios, la mayoría en el ámbito familiar), mi desconexión es casi total. Y sin embargo, por aquí parece ir la moda: la novela negra como sucursal de la industria del espectáculo, o como videojuego de sucesivas pantallas.
Sin negarles legitimidad a estos experimentos (se la dan sus lectores), prefiero apostar por una novela negra diferente, que sirva no sólo como artefacto narrativo y de entretenimiento (que también) sino como herramienta de conocimiento del mal que anida en nosotros y nuestras sociedades, y de cómo le hacemos frente. Un mal mucho menos pirotécnico, y unos héroes mucho menos acrobáticos. Ese mal, más mugriento que diabólico, es al que hemos de temer. Y esos héroes, más funcionales que épicos, son todo lo que se interpone en su camino.

Mapamundi sin tesoro


Por Berna González Harbour


Contemplar el atardecer sobre un lago de Chicago y añorar el otoño que no volverás a ver porque estás muerto es el plan perfecto para días imperfectos. El plan virtual. Y no es tan difícil de lograr: se trata de aislarse, abrir una novela atrapadora como La mujer de un solo hombre y dejarse llevar hasta ese lago en una burbuja plácida que vuela sin ruido de motor. El libro de A.S.A Harrison (Salamandra) es una de esas joyas de la novela negra que te vuelve a reconciliar con el género si es que algún día lo abandonaste. Lo sé, fue por necesidad, no por hartazgo, porque había que volver a las verduras y la dieta sana y aparcar el chocolate. Por aquello de cuidar el amor y la amistad, no la pasión. ¡Ay!

Novela negra es evasión, pasión, es encajar en un canon y dejarse llevar por la corriente sabiendo que te esperan los rápidos más intensos y la calma posterior. Pero no solo. Es también viajar con la paleta de colores en la mano para dibujar un mapamundi donde sabes de antemano 1) que nunca habrá tesoro sin fango y 2) que siempre será negro. De libro en libro, de casilla en casilla y tiras porque te toca, saltarás del Chicago en apariencia apacible de Harrison a la Francia cuadriculada y salvaje que recorre la enloquecida Sophie de Lemaitre en Vestido de novia (Alfaguara) o la Escocia oscura de McIlvanney en Laidlaw (RBA). Como antes la Grecia de Markaris, los EE UU de Connelly o la Irlanda de Black.

Pero en este juego, a diferencia del de la oca, ya lo advierto, cada casilla te engañará: parecerá un paraíso donde ganar puntos para saltar a la siguiente, y en cada una te esperará solo la cárcel, las rejas, los grilletes. El mal. Y además disfrutarás. Tras las apariencias estará el dolor, la locura disfrazada de amabilidad, la ira oculta. Y cuanto más luminoso parezca tu mapa, más enfangado estarás. Porque en el fondo, todo será real. Entonces será el momento de volver a la dieta de verduras. ¡Ay!

7.1.15

Seis valientes apuestas de pequeñas editoriales

Aviso a navegantes, como siempre: todo basado en mi gusto personal y en lo que he leído. Lean y disfruten


Seis editoriales que arriesgaron en novela negra y están vivas./elpais.com
Si al final de año dedicábamos un post a esas novedades editoriales potentes que no pueden pasar desapercibidas para cualquier amante del género negro, esta semana vamos a por las osadas y a veces deliciosamente locas aventuras de algunas editoriales pequeñas.

Pero, ¿quién mató a Harry?, Jack Trevor Story (Alba, traducción de Concha Cardeñoso). Lees esta novela, que es breve y buena, y te quedas pasmado. Qué humor tan negro, tan extraño, tan triste a veces. Y pobre muerto, tan odioso, tan odiado. Una apuesta distinta. La peli de Hitchcock le hace justicia. Un pack perfecto para una tarde negra.
Los escupitajos de las cucarachas, Andreu Martín (#CientoCuarenta). “Los maestros han vuelto a demostrar por qué lo son” dice Alexis Ravelo de la vuelta de Martín y Juan Madrid. Aquí se mete de lleno en lo que más le gusta y mejor se le da: poner la lupa sobre la miseria de la sociedad en la que vivimos, sobre su juego sucio, su corrupción intrínseca. No es tan completa como otras del autor pero la actualidad y unos diálogos a veces impagables hacen que merezca la pena.
American Noir, VV. AA.  (Navona, traducción de Enrique de Hériz). Un acontecimiento dentro del género. La recopilación de cuentos que Navona se ha lanzado a publicar, en versión reducida respecto al original pero con tapa dura y una traducción de un maestro, es uno de los mejores libros del año. La edición está dirigida por James Ellroy y Otto Plenzer y entre los autores están David Goodies, Jim Thompson, el propio Ellroy, Joyce Carol Oates. Denis Lehane, Patricia Highsmith... Una joya de la que ya hablamos aquí.
No hay cuervos, John Hart (Pamies, traducción de Cristina Alegría). La colección de Pamies tiene la virtud de elegir autores americanos consagrados aunque ajenos al gran público. Ya sorprendieron a muchos con El pirómano, de Bruce de Silva, que ya comentamos en Elemental. Ahora atacan con una historia que ganó el Edgar de novela negra. Por algo será. Les cuento que para mí es una historia que me recuerda al mejor Daniel Woodrell, a la América profunda, uno de los libros del año. Ya hemos escrito de ella en Elemental.
El regreso de El Lobo, Fernando Rueda (Roca Editorial). No es una novela, aunque a veces lo parezca. Es un ejercicio extraño (hubiera preferido no ficción pura y dura) pero tiene una gran ventaja: Mikel Lejarza, El Lobo, un personaje que me fascinó cuando empecé a leer compulsivamente sobre espías, un tipo esencial para comprender algunos hechos esenciales de la historia reciente de España. Ahora, décadas después de su auge vuelve de la mano de Fernando Rueda, un sabio de la materia, que construye un relato entretenido y perfecto para flipados como quien esto escribe.
Manos sucias, Carlos Quílez (Alrevés). Hay poca gente que pueda hablar más y mejor de la corrupción que Quílez . Ha sido y es periodista de investigación y ha visto de cerca la miseria que asola España porque de 2009 a 2014 fue director de análisis de la Oficina Antifraude y contra la Corrupción de Catalunya. Lo que cuenta demuestra que la ficción se está quedando sola como terreno para determinados desmanes. Tremendo.
Pero, ¿quién mató a Harry?, Jack Trevor Story (Alba, traducción de Concha Cardeñoso). Lees esta novela, que es breve y buena, y te quedas pasmado. Qué humor tan negro, tan extraño, tan triste a veces. Y pobre muerto, tan odioso, tan odiado. Una apuesta distinta. La peli de Hitchcock le hace justicia. Un pack perfecto para una tarde negra.
Los escupitajos de las cucarachas, Andreu Martín (#CientoCuarenta). “Los maestros han vuelto a demostrar por qué lo son” dice Alexis Ravelo de la vuelta de Martín y Juan Madrid. Aquí se mete de lleno en lo que más le gusta y mejor se le da: poner la lupa sobre la miseria de la sociedad en la que vivimos, sobre su juego sucio, su corrupción intrínseca. No es tan completa como otras del autor pero la actualidad y unos diálogos a veces impagables hacen que merezca la pena.
American Noir, VV. AA.  (Navona, traducción de Enrique de Hériz). Un acontecimiento dentro del género. La recopilación de cuentos que Navona se ha lanzado a publicar, en versión reducida respecto al original pero con tapa dura y una traducción de un maestro, es uno de los mejores libros del año. La edición está dirigida por James Ellroy y Otto Plenzer y entre los autores están David Goodies, Jim Thompson, el propio Ellroy, Joyce Carol Oates. Denis Lehane, Patricia Highsmith... Una joya de la que ya hablamos aquí.
No hay cuervos, John Hart (Pamies, traducción de Cristina Alegría). La colección de Pamies tiene la virtud de elegir autores americanos consagrados aunque ajenos al gran público. Ya sorprendieron a muchos con El pirómano, de Bruce de Silva, que ya comentamos en Elemental. Ahora atacan con una historia que ganó el Edgar de novela negra. Por algo será. Les cuento que para mí es una historia que me recuerda al mejor Daniel Woodrell, a la América profunda, uno de los libros del año. Ya hemos escrito de ella en Elemental.
El regreso de El Lobo, Fernando Rueda (Roca Editorial). No es una novela, aunque a veces lo parezca. Es un ejercicio extraño (hubiera preferido no ficción pura y dura) pero tiene una gran ventaja: Mikel Lejarza, El Lobo, un personaje que me fascinó cuando empecé a leer compulsivamente sobre espías, un tipo esencial para comprender algunos hechos esenciales de la historia reciente de España. Ahora, décadas después de su auge vuelve de la mano de Fernando Rueda, un sabio de la materia, que construye un relato entretenido y perfecto para flipados como quien esto escribe.
Manos sucias, Carlos Quílez (Alrevés). Hay poca gente que pueda hablar más y mejor de la corrupción que Quílez . Ha sido y es periodista de investigación y ha visto de cerca la miseria que asola España porque de 2009 a 2014 fue director de análisis de la Oficina Antifraude y contra la Corrupción de Catalunya. Lo que cuenta demuestra que la ficción se está quedando sola como terreno para determinados desmanes. Tremendo.