30.4.08

ASPECTOS DE LA NOVELA NEGRA EN COLOMBIA

Atisbos y tanteos del género caracterizado por mostrar el lado oscuro del crimen como componente de la vida.

Para definir este género policiaco habrá que acudir a Edgar Allan Poe, quien escribió tres relatos: Los crimenes de la calle Morgue, El misterio de María Roget y La carta robada(1841), y no es casual que haya nacido en un país prostestante y en la cuna del capitalismo. Además, al decir de Borges con severidad es el único género cuyo origen conocemos con exactitud. En realidad los relatos policiacos/policiales sufrieron a través de los tiempos, y del aporte de grandes escritores, variantes que permiten agruparlos en por lo menos tres grandes vertientes: en primer lugar, la novela-problema(también llamada de detectivesca)donde el motor del relato es develar un enigma a través de una lógica indiscutible a cargo de un héroe, llamese detective. Entre estos vanidosos personajes está Sherlock Holmes(creación de Sir Arthur Conán Doyle, 1891-1979), así como la veta religiosa y de un sutil humor que incorpora el padre Brown, el héroe de Gilbert Keith Chesterton(1874-1936). Todos autores y personajes que apasionaron a lectores de los años comprendidos entre las dos guerras mundiales.

En un segundo segmento se ubican las novelas de suspenso con la víctima como centro del drama, que tuvieron como creador y gran cultor a William I Rish(1903-1968), un inglés que trasladó el interés del relato del develamiento del enigma al suspenso que generaba la persecusión o amenaza que sufría el protagonista, héroe de la trama. Muchas de sus creaciones fueron llavadas al cine. Por los años 20, mientras hacía furor la inglesa Agatha Cristhie, se publica en Estados Unidos la novela de un joven llamado Dashiell Hammett(1894-1981), Memorias de un detective privado. Era la obra fundacional de lo que después se dió en llamar novela negra. La diferencia con el relato clásico policiaco/policial está en que, el nuevo detective moderno se desplaza en la ciudad, se mueve dentro de su grupo de clase social al que pertenece, pero el crimen o el enigma lo obliga a salir a recorrer otras partes de la ciudad, del país o lugares lejanos, lo obliga a salir de su entorno social para moverse sobre un terreno que no conoce pero que, sin embargo, hace parte de una cultura a la cual tiene que enfrentarse. Los personajes de la novela, el espacio y el tiempo, ya no existen como mera función del esquema crimen-investigación-solución. La realidad de la ficción se vuelve menos artificial -recuerdese que el relato policiaco/policial, llamese novela o cuento entraba en el pasado en una categoría de subliteratura, de entretenimiento y de evasión- hasta el punto que el crimen y su investigación son intrumentalizados para fines ajenos al esquema y se convierten en función de otros aspectos de la novela: crítica social, discusiones políticas, reconstrucción de la historia, búsqueda de identidad cultural, feminismo o a reflexionar sobre la creación del texto del autor. Caso y ejemplo: El nombre de la rosa, de Umberto Eco. La novela negra/criminal sigue siendo un entrenimiento pero ahora es un entretenimiento literario y no lógico matématico. La renovación que supone la novela negra/criminal no ha afectado el fondo criminal del relato, sólo la forma de contarlo, que permite diversas lecturas a distintos niveles esta nueva concepción de la novela criminal permite desarrollar una auténtica estructura literaria, de ahí que no sea extraño que novelistas de renombre hayan incursionado en el relato. Tambien es testimonio de una época, testimonio crítico pero también integrado, en una realidad que acepta -según la ideología del autor-, pero testimonio angustioso de una angustiosa realidad" De la novela policial a la novela negra. Salvador Vásquez de Parga.

Prehistoria

Los especialistas y discutidores y críticos creen encontrar el origen "negro" o criminal del género policiaco/policial en Edipo Rey, la memorable tragedia de Sófocles, la fundación del relato de enigmas, donde el fatidico rey debía buscar al culpable de un crimen que, como se sabe, no es otro que el mismo. También hay otros con unas sutilezas biblícas que creen encontrar sus origenes en el pecado original, primer delito del hombre, y otros señalan el asesinato de Abel por Caín como el principio del relato policial/policiaco. Otro tanto se podría decir de uno de los mejores dramas de Shakespeare, Hamlet. En este caso, el principe de Dinamarca se vale de no pocas ardides para desnudar un crimen -el de su padre- y y devela al culpable. Entre estos y otros ejemplos entran en el campo de lo opinable la literatura seria o "gran literatura" encontramos casos como Balzac, Doestoiesvky, Faulkner y hasta nuestro Nobel Gabriel García Márquez que el tema "negro o criminal" les ha llamado la atención y se han fijado nobles como sesudas incursiones temáticas en novelas y cuentos.

Actualidad

En la actualidad no pocos escritores latinoamericanos o hispanoamericanos han vuelto a mirar el género y cedieron a la tentación de presentar al público propuestas novelísticas, y se enfrentaron con el hecho cierto que el relato policiaco/policial estaba agotado en el esquema y es en la novela negra, donde encuentran su mejor expresión artística.Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares crearon a cuatro manos el personaje de Isidoro Parodi, donde navegó en disquiciones metafísico-policiales. A Borges le interesó, y esto es importante señalarlo, porque el género policiaco/policial brinda un elemento de orden.También esta el caso de Paco Ignacio Taibo II, en México, tal vez, el más innovador del género en nuestro ámbito.En Brasil hay un escritor que pareciera nadie conocerlo por estar alejado del mundo de los reportajes y las entrevistas, un tópico inherente a la fama del escritor, es Rubem Fonseca, que con una obra capital como El gran arte, nos muestra toda la dislocación de una sociedad realmente enferma que puede ser cualquier sociedad subdesarrollada o nuestra misma sociedad contemporanea. Sus cuentos son verdaderas obras maestras del género negro, porque trascienden en ubicar el crimen en un tópico más agudo y serio como indagación radical sobre la propia realidad de ficción del texto que aborda el autor. Muy recomendable su lectura.Ricardo Piglia en Argentina, nos ofrece una obra que plantea al autor como un criminal del delito ya no de crimenes molestos y sangrientos por lo truculentos, sino en el hecho de la creación literaria como un delito que a todos nos debe concernir por tener que usar siempre esa arma filosa y agresiva que es el lenguaje. Títulos Plata quemada. Respiración artificial.Ciudad ausente

Como no se trata de hacer una exhaustiva pesquisa literato/policiaco/policial del género negro, cada país latinoamericano tiene un autor preocupado por encontrar e ir más allá dentro del género y permear los problemas y conflictos sociales que desbordan a los escritores en cualquiera de nuestros países latinoamericanos...Pareciera que nuestras amargas y negras realidades sociales superan cualquier intento por re-crear artísticamente esas mismas realidades de angustia y miseria ya como textos artísticos llamados novelas negras.

Volvamos al principio del esquema antes planteado: la novela policiaca/policial supone siempre una investigación encaminada a exponer, desde cualquier punto de vista, el quién, el cómo, el por qué de un crimen, antes o después que se produzca y cuyo campo de acción puede ser la realidad siquica, la realidad material, o de la realidad social. Implica por tanto un proceso de investigación de una realidad.

La novedad literaria que introduce la novela negra o criminal radica en la entrada de un lenguaje nuevo que expresa la calle; es duro, violento, y es el lexico que hipocritamente no se decía en los salones aristocráticos de los lugares de la novela-problema, de la novela-enigma o de suspenso inglesas por sus corrientes y escuelas. Hammett retoma el esquema, le agrega en el contexto literario, el testimonio real de una violencia inusitada, la violencia es consubstancial al crimen, forma parte de la realidad social, de la vida y de la cotidianidad y halla reflejo fiel en la literatura, colocando todo esto en un lenguaje cortante y coloquial sobre el delito.

El delito

Los delincuentes existen desde el mismo instante en que surgieron las leyes, o las leyes se diseñaron para combatirlos. Sin embargo, los delitos contra la sociedad existen desde mucho antes sin que hubiera sido necesario para ellos crearlos. Cuenta la Biblia que ya el primer hombre fue autor de un delito: el pecado original. La mitología antigua nos enseña que el primer siglo de oro fue rapidamente destruido por violaciones y asesinatos hasta degradar en el siglo de bronce. Son ésas leyendas, pero con todo, testimonian que desde la Antigüedad la existencia humana estaba unidad a la idea de delito. Una tras otra las sociedades han alcanzado esplendor y se han extinguido, diversos criterios sobre la delincuencia han sido afirmados y refutados, pero el crimen, como fenómeno, ha seguido existiendo. Impresionados por esta persistencia, los pesimistas y misántropos de todas las épocas han llegado a la conclusión de la depravación orgánica de la naturaleza humana y a un ilusionismo total de la evolución del hombre. Las teorías sobre el crimen son teorías de fatalismo biólogico y social.

La presencia del delito en la vida de las sociedades humanas condiciona su presencia como tema en la literatura. Desde los antiguos poemas épicos orientales y europeos, pasando por la dramaturgia de Shakespeare hasta las novelas de Balzac, Zola y Dostoyesvski, en todas las épocas y en todas las escuelas de las distintas naciones, los problemas del delito dominan las mentes de los creadores. El pillaje, el asesinato, el chantaje, y la traición, en una u otra forma, están presentes en gran parte de las obras artísticas de la humanidad. Pero el capitalismo en su fase más alta de descomposición, la literatura del delito o del acto delictivo se separó como género independiente y sobrepasó tanto por el número de obras como por el nivel de tirajes a todos los géneros literarios restantes. El crimen se convirtió en una de las temas fundamentales de la literatura, donde expresa y extrae de su descomposición de ese sistema capitalista sus más oscuras manfestaciones....la historia del sistema capitalista, la historia del desarrollo de la sociedad va emparejada a la historia del incremento del delito, de la delincuencia que en nuestros días se desarrolla a extremos extremadamente acelerados.

El delito es el resultado de la contradicción entre la personalidad y la sociedad, manifestación extrema y brutal del conflicto entre el impetú de una unidad aislada, marginal y los intereses colectivos. Por consiguiente, en tanto exista antagonismo entre personalidad y sociedad, existirá también el riego de que ese antagonismo se convierta en acto delictivo. Bogomil Rainov, La novela Negra

La delincuencia no esta programada en la biología humana, sino que es resultado de una determinada evolución, y más exactamente, de la génesis de la explotación y de la conciencia de la propiedad particular....Idem
El acto delictivo siempre está detrminado socialmente, y analizarlo sin ver este carácter determinante, significa buscar el origen de la planta sin tener en cuenta las raíces....idem

Como señalan algunos sociologos, el acto delictivo es el resultado de un específico individual consecuencia de peculiaridades inherentes al hombre.¿pero caso podemos considerar como acto individual uno de los pecados capitales de la sociedad norteamericana, el comercio con esclavos y la utilización del trabajo esclavo establecido oficialmente y estipulado quince siglos después de haber desaparecido el regimen esclavista? ¿ son un acto individual o social el Ku Kux Klan y las restantes formas organizadas de terror racista? ¿ Es un acto individual la practica del linchamiento, la cual representa la manifestación más típica de la arbitrariedad de una turba enfurecida contra un individuo indefenso? ¿Y puede negarse que la sociedad norteamericana ha creado especificamente un estilo americano de crimen”, ha reafirmado su trazo personal en la sucia esfera del delito? Esa sociedad consideró necesario asegurarse territorios mediante el genocio criminal e inútil del pueblo indio, convirtiendo el genocidio con base de política de conquista. La guerra de Corea, y la guerra de Vietnam, no son otra cosa, que intentos de exterminación de pueblos enteros.Idem

La sociedad norteamericana creó su estilo de delincuencia también en los atentados contra la persona. Este país de la industrialización ideó la forma de implementar la violencia institucionalizada en los aparatos de la inteligencia como de seguridad nacional al creerse amenazado, de ahí su necesidad de llevar la guerra y crear imaginarios del "mal" como un asunto de su política exterior. Antes fueron los indios, después fue la delincuencia organizada, después, entre guerras,fueron los nazis, coreanos, cubanos. Hoy por hoy el "el mal" es el narcoterrismo, y por ende el "mal" son arabes,colombianos. otra vez coreanos, chinos, etc.La protesta social de las clases humildes es institucionalizada como criminal. Idem

Leo esta reflexión para ubicarnos ya en el contexto medular de esta charla y ubicarme en Colombia, cuna del autor más leido en el idioma español, no podía estar ausente y alejada de las corrientes literarias que hemos venido discurriendo. Según Hubert Poppel, en La novela policiaca en Colombia,se debió a una apuesta demostrar que novela policiaca/policial se está haciendo en Colombia y se escribe y se trata de crear una tradición, pero el elemento de las editoriales, de no definir un género que llame desde la portada al lector interesado en estos temas, no ha dejado desarrollar el género como se debe.

En la última decada se ha descubierto una pleyade de autores muy preocupados por desarrollar con el esquema clásico del relato policiaco/policial, nuestros temas y fijarlos en crear arquetipos muy propios y criollos que en nada demeritan a los autores y personajes creados en otras latitudes hermanas y por ende latinoamericanas.Para no extenderme, en el tema que daría para otra charla, los autores colombianos van desde los que recrean la historia de crimenes en nuestro pasado histórico, caso de Germán Espinosa, para mi el escritor vivo más importante después de García Márquez; como igualmente recreaciones en clave histórica para mostrar el magnicidio impune del siglo pasado de Jorge Eliecer Gaitán, en Roberto Rubiano Vargas, con la creación de un personaje alter ego El informe de Galvez como en varios de sus cuentos de Vamos a matar al dragoneante Pelaez.En varios cuentos se nota un elemento de parodiar a los arquetipos clásicos del relato policiaco/policial. Acaba de publicar El anarquista jubilado, donde recrea las desilusiones y los avatares de dos hombres enfrentados idealogicamente donde permea treinta años de vida nacional. Importante su lectura.

Otro escritor colombiano que se destaca con una obra que toca como sustenta con temas "negros" como la corrupción, las perversiones individuales de los personajes, es Perder es cuestión de método de Santiago Gamboa. Este autor nos ofrece su última obra Los impostores, que es una parodia en clave de la novela-problema-enigma matizada con aventuras exóticas en la China, donde no alcanza la calidad literaria de su predecesora, aunque no en ese orden, pero es leible como puro entretenimiento literario.

Existe una autor que inició su carrera de escritor con un tema "negro", pero su sapiencia intelectual de mostrar su cultura literaia de los criminal, recrea a una antinovela, pero el la parodia de todo lo policiaco/policial, es El caso de Ferneli de Hugo Chaparro Valderrama.
Entre los autores de verdad preocupados por recrear con firmeza nuestra compleja realidad, y darle desde la provincia, ribetes universalistas al género negro, es Gonzalo España con una trilogía de El fiscal Ventura: Implicaciones de una siquica, o la versión mejorada; mustios pelos de muerto,1995, que inicia la trilogía; la canción de la Flor, 1996, segunda novela; y por última: Un crimen al dente, que parodia los crimenes de la calle Morgue, de Edgar Allan Poe.

El fenomeno del sicariato, que creo una palabra, la "sicaresca", que es todo un ámbito de una subcultura generada por el narcotráfico de nuestro delincuente más famoso, el tristemente célebre Pablo Escobar Gaviria, y de su etapa más sangrienta, dió en Antioquia, la tierra de El patrón como le llamaban gustosamente sus legiones criminales, está sin lugar a dudas representada en lo mejor que ha dado Jorge Franco Ramos con Rosario Tijeras. También está Mala Noche.

Oscar Collazos también incursionó en el género de la "sicaresca" con Morir con papa. Pero alcanzó más notoriedad en el género de lo negro con La modelo asesinada, donde por querer retratar TODA la realidad de lo negro, no alcanza y llega a perderse en su texto. Recomendable.

Un autor con un lirismo que asume desde los ámbitos oscuros y más sordidos y centrales del crimen están en Sergio Álvarez con La lectora, fue Premio de la Semana Negra en Gijón, España.

La televisión ha ayudado a recrear muchas historias que pueden entrar en lo género de lo negro/criminal como es el caso de La mujer del presidente, éxito de audiencia en su momento.

En esta brevísima reseña hay que tambiém señalar a un autor enteramente bogotano, que cumple muy a cabalidad una doble misión: hacer novela urbana y negra, con la necesidad imperiosa de retratar el aire y hasta el clima bogotanos, es Mario Mendoza que desde La ciudad de los umbrales, pasa a Scorpio City, llega al Relato de un asesino, y pareciera cerrar este ciclo de novelas urbanobogotanas con Satanas,título laureado por Seix Barral.

El aspecto sobresaliente en todo estos autores es la necesidad de recrear un arquetipo criollo, a veces es un juez, caso de España con el fiscal Ventura; a veces es un periodista, caso de Silanpa en Perder es cuestión de método de Gamboa.

Lo fundamental aquí estriba es decirles a ustedes lectores que Si existe novela policiaco/policial/criminal/negra colombiana.

En todos hay una necesidad urgente de parodiar a los alter egos del crimen de los autores estadinenses como Hammett, Chandler, donde nuestros autores al no encontrar en nuestros ambientes cotidianos figuras siquiera señeras como el policia de barrio- desaparecido de nuestro imaginario socio cotidiano- que vé un delito o un crimen, que debe investigar por su propia razón de su trabajo, no lo hace porque simplemente no quiere, agregándole impunidad y connivencia con ese mismo delito al que él debe combatir; en una sociedad que no respeta la vida, y mantiene en sus relaciones interpersonales sociales, un fuerte componente de malestar y frustración social, generando tópicos de violencia muy larvados, pero esto se lo dejamos a los diagnosticadores de lo sociológico, donde Colombia, está cruzada de tantas violencias encontradas y el escritor, como el más caro artísta que debe decirnos sobre nosotros mismos, que quiere exorcizar "ese mal" que a todos los colombianos nos afecta como una endemia: la violencia. Muchas gracias.



Conferencia dictada en el marco de Arte y Palabra de la Fundación Casa Latina, el día miercoles 12 de febrero de 2003, en el auditorio Germán Arciniegas de la Biblioteca Nacional, de Bogotá. Colombia. Surámerica.

28.4.08

CÓMO SE ESCRIBE UNA NOVELA NEGRA


Mariano Sánchez Soler

Aunque, como autor, he reflexionado poco sobre el acto creativo y sobre la técnica narrativa que utilizo al escribir mis novelas, me veo en la obligación, debido a las intensas pesquisas realizadas desde la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de mostrar la flor de mi secreto: cómo se escribe una novela negra. Bien, la suerte está echada. Como dijo Jack el Destripador: «Vayamos por partes».
1. La búsqueda de la verdad. Si el objetivo de cualquier aventura, de cualquier creación artística, es la búsqueda de la verdad (y si no, que se lo pregunten a Alonso Quijano), la novela negra es la expresión más nítida de esta indagación literaria. Su objeto narrativo nace de la necesidad de desvelar un hecho oculto/misterioso que nos mantiene sobre ascuas. A través de sus páginas, el autor se propone, además, desentrañar el impulso escondido que mueve a los personajes y que justifica la existencia del relato desde el principio al fin.
2. La intriga: del quién al cómo. Una novela negra debe escribirse con esa voluntad de intriga, de revelación; cada capítulo, cada página, tiene que conducir al lector hasta la conclusión final sin concederle el más mínimo respiro. Sin embargo, a diferencia de la novela rompecabezas clásica (Christie, Conan Doyle...), que cimentó la gloria de la novela policíaca desde los inicios de la era industrial, en la novela negra escrita a partir de Hammett, con la corriente hard-boiled (duro y en ebullición), tanto o más importante que saber quién o quiénes cometieron un hecho criminal es descubrir cómo se llega hasta la conclusión. Ahí está Cosecha roja, del gran Dashiell, cualquiera de las novelas de Chandler o el Chester Himes de Un ciego con una pistola como ejemplos del cómo. También es importante el por qué, aunque su respuesta puede resultar secundaria en una sociedad como la nuestra, en la que, como todo el mundo sabe, es más rentable fundar un banco que atracarlo.
3. La acción esencial. Si en la definición clásica de Stendhal «una novela es un espejo a lo largo de un camino», la novela negra es una narración itinerante que describe ambientes y personajes variopintos mientras se persigue el fin, la investigación, la búsqueda. La acción manda sobre los monólogos interiores, y la prosa, cargada de verbos de movimiento, se hace imagen dinámica y emocionante. Es un camino urbano, ajeno a las miradas primarias y a las mentes bienpensantes, donde la creación de personajes y la descripción de ambientes resulta fundamental y exige al autor una planificación previa a la escritura. Aquí radica uno de los rasgos esenciales de la novela negra, que la convierte, de este modo, en novela urbana, social y realista por antonomasia.
4. El argumento. Veamos: aventura indagatoria, intriga, realismo, crítica social, espejo en movimiento... Sin embargo, como diría Oscar Wilde, para escribir una novela (negra) sólo se precisan dos condiciones: tener una historia (criminal) que contar y contarla bien. ¿Y qué debemos hacer para conseguirlo? Antes de empezar a escribir, es preciso tener un argumento desarrollado, una trama en ciernes, un esquema básico de la acción por la que vamos a transitar. Saber qué historia queremos contar: su tema central. Después, al correr de las páginas, los acontecimiento marcarán sus propios caminos, a veces imprevisibles, pero el autor siempre sabrá hacia dónde dirige su relato. Un buen mapa ayuda a no perderse.
5. Lo accesorio no existe. La voluntad de contar una historia y atrapar con ella al lector permite pocas florituras y ningún titubeo. Toda la narración ha de estar en función de la historia que pretendemos escribir. Si leemos 1280 almas, de Jim Thompson, por ejemplo, descubrimos que el novelista escribió una historia exacta, ajustada, sin ningún pasaje prescindible. No en vano, es una obra maestra de la narrativa moderna. Es cierto: una novela criminal puede contener todo tipo de elementos disgregadores de la trama, divagaciones caprichosas, puede cambiar de espejo a lo largo del camino; pero entonces no nos encontraremos ante una novela negra, aunque se mueva alrededor de la resolución de un crimen o se describa un proceso judicial. En la novela negra, como en la poesía, lo accesorio no existe. Un poema puede ser bellísimo, pero si quiere llamarse soneto tendrá que escribirse, como mínimo, en endecasílabos. Es una regla fundamental del juego. Lo mismo ocurre con la novela negra: hay que elaborarla en función de unas reglas (que aquí estoy disparando a quemarropa) aceptadas a priori por el autor. Y para que sea buena literatura, hay que escribirla bien.
6. La construcción de los personajes. Cuestión clave: antes de comenzar a escribir, conviene saberlo todo sobre ellos. Su pasado, su psicología, su visión del mundo y de la vida... Si conocemos a los personajes principales (y muy especialmente al narrador o conductor de la historia, si es uno), el relato discurrirá fácilmente, se deslizará a través de las páginas como el jabón sobre una superficie de mármol y el lector no podrá abandonar el libro hasta el párrafo final. Para ello se aconseja realizar una biografía resumida de los personajes principales, como si se tratara de una ficha policial o un currículum para obtener trabajos basura, dos instrumentos de la vida real muy útiles en la creación literaria.
7. La fuerza de los diálogos. Cuando hablan, los personajes deben utilizar la jerga precisa, sin abusar, con palabras claves, pero sin caer en un lenguaje incomprensible y cambiante. Vale la pena utilizar de manera comedida palabras profesionales. Por ejemplo, si habla un policía, cuando vigila a un sospechoso está marcándole; un confidente es un confite; cuando matan a alguien, le dan matarile... Cada diálogo cuenta una historia, y muchos personajes que desfilan por la novela negra se muestran a sí mismos a través de sus palabras. El diálogo es un vehículo para mostrar su psicología y sus fantasmas. Un ejemplo clásico: Marlowe, en El sueño eterno, se disculpa ante la secretaria de Brody, a la que ha golpeado:
-¿Le he hecho daño en la cabeza? -pregunta el detective.
-Usted y todos los hombres con los que me he tropezado -contesta la mujer.
8. Documentarse para ser verosímil. Para que el lector se crea el relato que se está contando, el autor debe documentarse con el objetivo de no caer en mimetismos fáciles (especialmente cinematográficos). Por ejemplo, en España los jueces no usan el mazo, como los anglosajones, sino una campanita; los detectives españoles no investigan casos de homicidio ni llevan pistola (salvo rarísimas excepciones). Hay que conocer las cuestiones de procedimiento, no para convertir la novela en un manual, sino para no caer en errores de bulto. La verosimilitud lo exige para que el lector se crea nuestra historia. Hay que saber de qué se está hablando. Por ejemplo, de qué marca y calibre es la pistola reglamentaria de la policía española, ¿una pistola es lo mismo que un revólver?, cómo se realiza en España un levantamiento de cadáver..., y tantas otras dudas que surgen a lo largo de la acción.
9. El mundo del crimen. Si la trama que mueve una novela negra ha de ser creíble, los métodos del crimen también. La conclusión de un hecho criminal ha de llegar por los caminos de la razón. En el siglo XXI, los enigmas rocambolescos, los venenos exóticos y las conspiraciones insólitas han sido reemplazados por la corrupción institucional, las mafias, los delitos económicos vestidos de ingeniería financiera o el crimen de Estado. Vivimos en una era post-industrial donde la novela negra es un testigo descarnado de las cloacas que mueven el mundo, más allá del agente moralizador de la burguesía que campaba en las páginas de las novelas-enigma tradicionales. Los tiempos han cambiado y no hay retorno posible. El realismo y la denuncia imponen su rostro literario. Los mejores personajes de la novela negra actual son malas personas, pero, como diría Orwell, algunas son más malas que otras.
Y 10. Advertencia final: nada de trucos. Poe, en "El doble crimen de la calle Morge", inauguró el género policíaco y el género negro posterior al crack de 1929, porque, al escribir esta historia, planteó al lector el juego de descubrir una verdad, en apariencia sobrenatural, con las armas de la razón, a través de una investigación detectivesca. Esa voluntad del novelista, esta complicidad con el lector, exige al escritor no hacer trampas en la construcción de sus historias criminales y plantea, al mismo tiempo, una relación privilegiada con el receptor de sus novelas. Divertir, entretener, emocionar, escribir para ser leído... ¿No es este el objetivo de la Literatura? Hay que jugar limpio con el lector. ¡Las manos quietas o disparo! Para freír un huevo, es preciso romper la cáscara. Siempre.


FIN