Eva Gabrielsson fue durante 32 años la compañera del autor de Millenium. Piensa que "las ventas dicen algo sobre el mundo". Y habla de su vínculo con el autor
EXITO IMPARABLE. Una edición en francés de Los hombres que no amaban a las mujeres. fOTO; fUENTE:Revista Ñ
"En abril de 2004, el que fue el compañero de Eva Gabrielsson durante 32 años, un periodista llamado Stieg Larsson, vendió su novela policial, el primer libro de lo que él tenía la esperanza de que fuera una larga serie, a una editorial de Estocolmo. La pareja estaba contenta.
"Pensamos: si tenemos suerte, se venderá en Escandinavia y Alemania", dice Gabrielsson.
"Nuestro proyecto era que los ingresos del primer libro fueran para nosotros y que lo usaríamos para pagar nuestros créditos, y comprar una casa de verano. El dinero de los siguientes, lo donaríamos para nuestras causas".
Pero el 9 de noviembre de 2004, Larsson murió. Por la ley sueca, a ella, que no estaba casada con Larsson, no le tocó nada.
Ni el derecho a disponer de la obra. Todo quedó para el padre y el hermano del autor.
Gabrielsson está enojada con la industria parásita que se ha desarrollado en torno de Larsson.
"Dicen que era adicto al trabajo. Que se acostaba a las 5 de la mañana y se levantaba a las 7. No es verdad. Podía ser la persona más relajada: acostado, leyendo, mirando películas del oeste".
¿Cómo se explica el éxito de Larsson? No tiene nada de obvio. El primer libro tiene las 50 primeras páginas más aburridas de las novelas policiales escritas hasta ahora y después, hay que arrastrarse por las interminables digresiones de Larsson y, mucho peor, su prosa pesadísima. ¿Por qué vende cantidades enormes? "Cuando los leí por primera vez no vi nada universal", dice Gabrielsson. "Para mí, era otra forma de explicar las ideas que siempre habíamos tenido. El feminismo de Stieg, la fuerza motora de los libros, era muy importante." ¿Pero eso explica su popularidad? "Sí, creo que sí. Las ventas dicen algo sobre el mundo . La gente debe encontrar algo en lo que se dice; la lucha contra la corrupción; la brutalidad y la discriminación y la violencia contra las mujeres; la cobardía de los medios; la ceguera y la corrupción de los políticos. Yo lo interpreto casi como una forma de voto. Están votando por los ideales de Stieg". Igual que Mario Vargas Llosa, que llama a Mikael y a Lisbeth los protagonistas dos grandes "justicieros", Gabrielsson cree que lo que atrae es la idea de justicia del héroe y la heroína; que sus aventuras son secundarias respecto de su gran causa.
Ella y Larsson se parecían mucho, dice Gabrielsson. Querían acción, no slogans. "Teníamos 32 años de colaboración. Mucho de él era mío y mucho mío era él. Yo no quería ser un felpudo, y él tampoco. Por eso cuando Lisbeth está en contra de una idea, cuando se queda completamente callada, es exactamente como yo. De ahí lo sacó".
¿Está orgullosa del éxito de Larsson? "Sí, pero mi relación con los libros es difícil. Lo están bastardeando. Verlos vendidos a cualquiera es como ver a tus hijos en el mercado". Se siente afortunada. Tuvieron 32 años, y fueron maravillosos y ninguno de sus enemigos pudo con él. En su batalla con los Larsson, ¿qué piensa hacer ahora? "No puedo ganar un juicio según la ley de convivencia. Ahora podría reclamar una co-autoría pero es un proceso muy largo y será costoso. No puedo pagarlo". ¿Entonces qué? Sonríe. Es una sonrisa extraña: a la vez temblorosa y categórica. "Soy muy leal a mi hombre", dice. "Confío en que a la larga la verdad triunfará".
Con amigos así...
Kurdo Baksi fue un amigo y colega al que Larsson homenajeó bautizando a uno de los personajes secundarios de la saga con su nombre. En Mi amigo Stieg Larsson, publicado recientemente, Baksi desinfló la leyenda que pinta a Larsson como un periodista brillante: allí cuenta solía cometer errores con sus datos y fuentes, que para varias notas de investigación se entrevistó a sí mismo y que cada artículo suyo exigía un intenso trabajo de corrección por parte de sus editores. "El libro es una infamia y debería ser retirado", comenta Gabrielsson.
Sin embargo, hay acusaciones más fuertes. Anders Hellber, escritor y antiguo jefe de Larsson, aseguró en una entrevista que no creía que él haya escrito los libros, ya que era demasiado mal escritor; y sugirió que la autora es Gabrielsson. "¡Estos buitres!", se queja ella. "No me gusta la historia revisionista y pienso hablar de eso en mi libro".
Sin embargo, hay acusaciones más fuertes. Anders Hellber, escritor y antiguo jefe de Larsson, aseguró en una entrevista que no creía que él haya escrito los libros, ya que era demasiado mal escritor; y sugirió que la autora es Gabrielsson. "¡Estos buitres!", se queja ella. "No me gusta la historia revisionista y pienso hablar de eso en mi libro".
¿Se publicará el cuarto libro?
La disputa entre Gabrielsson y los herederos de Larsson (su padre y su hermano) incluyó reclamos por una computadora portátil del escritor, que guarda ella. "De pronto a ellos se les ocurrió que querían los documentos con las investigaciones para la novela, ¡pero lo investigación no existe! También querían el tan comentado ´cuarto libro´, que según ellos estaba terminado y, también según ellos, incluso había leído el padre".
Pero, ¿existe tal cosa? "Tiene doscientas páginas y nunca ha sido impreso: ya comprobé eso". Mientras ella tenga en su poder ese primer borrador, asegura que nunca serán publicados.
Pero, ¿existe tal cosa? "Tiene doscientas páginas y nunca ha sido impreso: ya comprobé eso". Mientras ella tenga en su poder ese primer borrador, asegura que nunca serán publicados.
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