¡Feliz y próspero 2010!
Les desea
El Sueño del Perro: la Novela (des) esperada
De cómo LOS AUTORES indagan desde sus novelas y su oficio literario sobre el fenómeno del crimen y sus perversiones latentes en el LADO MAS OSCURO de la sociedad y el individuo.
La nueva página nace como "plataforma digital donde se recogen noticias, entrevistas, críticas y opiniones" sobre este género literario.
Seis años después, la editorial barcelonesa impulsó el Premio Internacional de Novela Negra RBA, que desde entonces han ganado grandes especialistas del género como el español Francisco González Ledesma, el italiano Andrea Camilleri y el británico Philip Kerr. La nueva página web nace, según RBA, como "plataforma digital donde se recogen noticias, entrevistas, críticas y opiniones para saber más sobre la novela negra". Será también un espacio para descubrir nuevas joyas del género y compartir la opinión con otros lectores. Anik Lapointe ha explicado que esta página web confirma la apuesta de RBA por el género, "una apuesta que comenzó hace más de diez años con la publicación del primer libro de la Serie Negra, Black and Blue de Ian Rankin, y desde entonces hemos publicado más de 120 títulos". Aunque en primera instancia la web se alimentará con el fondo editorial de RBA, "nuestra intención es que todos los amantes de la novela negra participen en este proyecto y por eso abrimos nuestras puertas a todos aquellos apasionados del género que quieran colaborar hablándonos de sus lecturas y de sus descubrimientos", ha dicho Lapointe.
La editora ha revelado que "además de información sobre autores y títulos del género, clásicos o actuales, incluiremos las críticas más destacadas que han recibido cada uno de ellos, las noticias más relevantes de interés para el lector, entrevistas, enlaces, festivales de novela y cine negro, la programación televisiva y cinematográfica especializada, y reportajes especiales dedicados a los apasionados de la novela negra.
La exitosa autora de novela negra Donna Leon arremete contra el escritor sueco
La autora confiesa que no llegó a terminar el primer libro de la trilogía Millenium: "Por la repugnancia que me producía. No hay calidez humana, los sentimientos son ajenos a mí". La escritora se refiere al éxito del sueco ("Sé que se le considera un genio, que ha vendido más libros de los que yo venderé en mi vida y siento mucho que haya muerto tan joven; seguro que era un buen hombre") en un rotundo: "No lo entiendo. Bueno, sí. Y ese éxito me asusta".
Dejando a un lado la saga más vendida del momento, Leon cree que estamos en "un momento muy rico para la novela negra". Es bueno porque los ingleses y americanos ya no dominan el género y "autores de otros países están demostrando lo buenos que pueden llegar a ser". Una calidad que encuentran, asegura la autora, porque el género da a la gente lo que no tiene en su vida: "Les explica por qué pasan las cosas, por qué suceden los crímenes y éstos se resuelven. Se descubre quién lo hizo, quién es el responsable, y la persona es castigada. Y eso no ocurre en la vida".
No obstante, afirma que ahora las obras reflejan que, a veces, el culpable es pillado, pero penado: "Antes, el malo siempre iba a prisión, como en Agatha Christie. Hoy, sin embargo, frecuentemente el malo es descubierto aunque no castigado. Los grandes no van a la cárcel; los pequeños, sí".
La dama de la novela negra y social, como se le llama, afincada en Venecia, no está contenta con la adaptación que la televisión alemana ha hecho de las aventuras de Brunetti. "He visto dos capítulos y en un momento aparece una viejecita dulce de 90 años que viene de la residencia de jugar al bridge", que resulta ser la madre de Brunetti. "¡Pero si la última vez que la vi era una loca con alzhéimer!". Sin embargo, es posible que confíe de nuevo en la pequeña pantalla y deja caer: "La BBC está rascando la puerta". Y aunque acaba de publicar La otra cara de la verdad, ya piensa en la nueva entrega.
fuente: elpais.comEl hombre inquieto es, según anunció Henning Mankell, la entrega final de la serie novelística protagonizada por el inspector Wallander. Con su combinación de narrativa de enigma y policial negro, es una digna despedida sembrada de interrogantes
En "El problema final", el doctor Watson narra cómo Sherlock Holmes y su inexorable enemigo, el profesor Moriarty, se enfrentan en lo que será la última batalla: ambos caen desde lo alto de la catarata de Reichenbach, en los Alpes suizos. Arthur Conan Doyle estaba harto del personaje que había creado y decidió matarlo en ese cuento. Pero sus innumerables lectores no aceptaron esa muerte: mediante cartas al propio Conan Doyle y a su editor manifestaron públicamente la protesta, por lo que el escritor no tuvo más remedio que "resucitar" a su héroe; en el cuento "La casa vacía" reaparece con las ropas de un viejo deforme y le cuenta al sorprendido Watson que sólo Moriarty había muerto en aquella caída.
El sueco Henning Mankell ha creado al inspector Kurt Wallander, lo convirtió en protagonista de nueve novelas y anunció que la décima, El hombre inquieto, será definitivamente la última. Sus lectores vieron en esa promesa la muerte anunciada del personaje y presumieron que su creador lo mataría. Fueron temores innecesarios: en esta última novela, Wallander no pierde la vida, pero sus sesenta años lo castigan sin piedad: debe tomar ocho diferentes pastillas por día (presión y colesterol altos, entre otras dolencias) e inyectarse insulina para su reciente diabetes. El mal de Alzheimer lo aguarda a la vuelta de cualquier esquina: es capaz de olvidar su arma reglamentaria sobre la mesa de un viejo bar donde había ido a beber unas copas. No se ha caído desde lo alto de la catarata de Reichenbach, pero no se puede decir que esté en el mejor de los mundos. Mona, la ex esposa de Wallander, persiste en su problema con el alcohol y a Baiba, la mujer que quiere, le quedan apenas dos meses de vida. En medio de tantos sinsabores, Linda, su hija, le anuncia que será abuelo. A partir del nacimiento de su nieta Klara el orden familiar parece encarrilarse: conoce a Hans, el padre de Klara y pareja de Linda, y acepta viajar a Estocolmo para conocer a Louise y Hákan von Enke, los progenitores de Hans. Ambos son la viva imagen de una pareja sueca de clase media alta y conforman un matrimonio intachable. Ella es una mujer de trato esmerado; él ha sido capitán de submarinos.
Ese equilibrio se quiebra el día en que el capitán Von Enke no regresa a casa. Había salido a cumplir con su caminata diaria, y a partir de ahí le perdieron definitivamente el rastro. Linda pide ayuda a su padre. Esa inexplicable desaparición se convertirá en el disparador de una nueva aventura y de un nuevo conflicto para Wallander: una vez más deberá enfrentarse a los oscuros entramados que se ocultan detrás de lo que aparentaba ser una armónica pareja. Algunos días después también desaparece Louise. Encuentran su cadáver poco tiempo más tarde. Las primeras pericias forenses hablan de un suicidio.
Las cartas están echadas y Wallander decide jugarlas. En primer término, tiene la certeza de que a Louise la han asesinado, pero aún ignora quién y por qué. A poco de investigar descubre que la desaparición de Hákan von Enke y la muerte de Louise trascienden los límites de un drama familiar para proyectarse en un asunto de alto contenido político, con participación de la ex URSS, Alemania, Estados Unidos, la CIA y la OTAN. En la cartera de Louise han encontrado unos microfilms con material ultrasecreto del gobierno de Suecia. Es un juego peligroso, pero Wallander lo jugará hasta las últimas consecuencias.
Tal vez su constante mutación sea una de las razones que hacen que el género policial se mantenga con la vitalidad de sus primeros días. De los cuentos y novelas de enigma -resolver ese enigma eran su razón de ser- se pasó al policial duro, donde ya no importa quién ha matado a quién sino la violencia, de hechos y palabras, que hay detrás de ese crimen. Ahora y desde Suecia se ofrece un nuevo modo de narrar el crimen. La exitosa trilogía Millennium de Stieg Larsson puede ser un acabado ejemplo. Las diez novelas que constituyen la serie del inspector Wallander y Antes de que hiele, la obra que protagoniza su hija Linda, resultan la prueba definitiva. Esta moderna forma del género se nutre tanto del policial clásico como del policial negro, pero en ninguno de los dos casos sigue las pautas que cada forma exige. Propone el enigma, pero no es ese enigma la razón esencial del texto. Ofrece la violencia del policial negro, es cierto, pero lo hace mediante una escritura que en lugar de ser cortante y violenta se demora, con buen tono, en morosas descripciones.
En El hombre inquieto nos encontramos frente a un enigma a resolver -¿por qué desapareció el capitán Hákan von Enke?-, pero en lugar de brindarnos una respuesta el relato se bifurca en nuevos interrogantes: ¿Por qué el matrimonio mantuvo oculta a los ojos del mundo a su hija minusválida? ¿Por qué se suicida su esposa Louise? ¿Fue suicidio o asesinato? Mankell es quien tiene las respuestas, y nos las brindará en las últimas páginas del libro. Junto con la resolución del enigma, anuncia: "El relato de Kurt Wallander termina ahí, irrevocablemente. Los años que le queden por vivir, diez o quizas algunos más, le pertenecen a él, a él y a Linda, a él y a Klara. Y a nadie más". Cuesta aceptar esa decisión. Íntimamente el lector apuesta a que tarde o temprano el autor pondrá nuevamente en escena al inspector. Tal vez en su morral Wallander cargue una docena de diferentes remedios para mantenerse en pie, de seguro en más de una ocasión perderá la memoria, pero estamos convencidos de que finalmente, porque es Mankell quien conduce la nave, llegará a buen puerto.
© LA NACION/Vicente Battista
Eva Gabrielsson, pareja del autor sueco, rechaza una oferta oficial y millonaria de la familia para compartir la herencia. El legado sigue en manos del padre y del hermano.
La mujer, que a lo largo de 2010 publicará un libro contando el calvario que ha vivido desde la repentina muerte de Larsson, esperó hasta las seis de la tarde del jueves, día en el que finalizaba el ofrecimiento, para rechazarlo. Su entorno asegura que ella no quiere nada de las ganancias de los libros (20 millones de copias vendidas sólo en Europa), pero sí tener el control absoluto de cómo se gestiona la obra del autor.
A su entender, como ha dicho a este periódico en varias ocasiones, no se está respetando la memoria de Larsson, con el que nunca se casó por miedo a que la ultraderecha tuviera acceso a los datos personales del escritor, siempre combativo con los xenófobos. Para Gabrielsson, tanto Joakim como Erland tenían que haber renunciado a la herencia ("Stieg no tenía apenas contacto con ellos desde que se fue de casa") y dejarle a ella, quien mejor lo conocía, manejar lo que dejó escrito Larsson antes de morir.
Para desenredar el entuerto, cansados ya de ser retratados como los malos de la película, los Larsson propusieron el 2 de noviembre este último acuerdo, a través de un artículo publicado en el periódico sueco Svenska Dagbladet. "Queremos que Eva tenga una vida confortable y que viva holgadamente", explica Joakim Larsson por teléfono desde Umeå, al norte de Suecia. "Estoy triste, pensé que ella iba a aceptar. La oferta es muy buena: una cantidad de dinero considerable y formar parte de la empresa con mi padre y conmigo. Todos saldríamos beneficiados. Nosotros queremos acabar con este drama de una vez", añade.
La abogada de Gabrielsson, Sara Pers-Krause, dijo entonces, después de ver publicado el artículo, que su clienta no tenía la intención de resolver el problema a través de los medios de comunicación. Los Larsson formalizaron después la propuesta con los abogados, pero meses después todo ha quedado en nada.
La vida de los Larsson, a pesar de la gran fortuna que han acumulado últimamente, es sencilla y austera. Joakim, el hermano, vive en un chalé adosado a las afueras de la ciudad de Umeå, cerca del Círculo Polar Ártico. Trabajó hasta verano como oficinista. El padre, Erland, reside en un barrio de jubilados junto a la pareja que tiene tras la muerte de la madre de Stieg, en 1992, y sigue usando su viejo coche. "No necesito el dinero. No me gustan los lujos", dice Erland. "Pero no voy a consentir que ella se quede con los derechos y que nosotros no podamos opinar de nada. Ni pensarlo".
La posibilidad de un acuerdo ha llenado páginas de la prensa sueca, impactada por el enorme éxito mundial que han tenido las novelas de Stieg Larsson y el barullo generado con su inesperada muerte. Una y otra parte han especulado ahora con acabar de la mejor manera el año, aunque todo se ha ido al traste. El jueves, los amigos de Gabrielsson, ante el silencio de ella, pensaban que al día siguiente, viernes, anunciaría un sí definitivo. Creían que sencillamente estaba esperando a que pasase la resaca de los premios Nobel.
La obra de Stieg Larsson, traducida a más de 30 idiomas, ha causado un gran revuelo en el mundo literario. Él se quedó sin conocer su propio éxito y apenas queda el recuerdo de verle paseando, camino de la editorial, con los manuscritos bajo el brazo, vestido con unos pantalones vaqueros gastados y una chaqueta de pana.
Un mes antes de que Stieg sufriese el ataque al corazón, el jubilado Lasse Bergström, antiguo jefe de la editorial Norstedst, estuvo varios días enfrascado en el manuscrito de Larsson. Los colegas de Bergström confiaban aún en su olfato de viejo cazatalentos y le hacían llegar a casa los borradores de algunos escritores primerizos. Fue leer la última palabra de la pila de papeles, y Bergström se acercó de inmediato al ordenador para escribir su opinión sobre lo que acababa de devorar: "He pasado tres días en cama con Stieg Larsson III, y sólo me he levantado para preparar la comida y ver el fútbol en la tele. [...] En otras palabras, Stieg Larsson, con su casi increíble capacidad de sostener una gran narración dramática en el género de novelas de intriga, lo ha hecho otra vez, y mucho mejor que la media".
Kurdo Baksi, amigo íntimo de Larsson, siente mucho que la historia de la herencia no haya tocado su fin: "Era bueno para Eva, era bueno para todos. Me cuesta entender por qué dice que no. El conflicto dura ya cinco años y cada vez se hace más grande. Es una pena". Baksi está convencido de que si él lograse sentar a Joakim, Erland y Eva en una misma mesa, sin abogados de por medio, se podría llegar a un acuerdo. Entonces, el alma de Stieg Larsson descansaría para siempre.
fuente: elpais.com