El escritor invitado a Bogotá Contada, presentó su novela El misterio de la orquídea calavera
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Élmer Mendoza, autor mexicano creador del detective Édgar El Zurdo Mendieta./eltiempo.com |
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El misterio de la orquídea calavera de Élmer Mendoza | |
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Doce años después de estar por primera vez a
Bogotá, el escritor mexicano Élmer Mendoza volvió con una doble
intención: desentrañar historias sobre la capital y al mismo tiempo
lanzar su nuevo libro 'El misterio de la orquídea calavera'.
Lo primero quedará consignado en un texto que
Mendoza, reconocido exponente de la llamada narcoliteratura, hará sobre
la ciudad para el proyecto Bogotá Contada, de Idartes; mientras que
sobre su libro, una novela negra para jóvenes, habló con EL TIEMPO como
pretexto para ahondar en su trabajo enfocado en las historias sobre
narcos en el norte de su país.
'El Misterio de la Orquídea Calavera' está
protagonizada por 'el capi' Garay, un joven de 18 años, que debe
negociar la liberación de su padre, que ha sido secuestrado en San Luis
Potosí (México), pero en realidad tiene otro relato interno, el de
Edward James, un fascinante escocés que existió y se gastó 5 millones de
dólares en construir los jardines de Xitila donde sembraba orquídeas:
¿Cómo nace este libro cuyo eje ya no
es 'el zurdo' Mendieta, personaje de su exitosa saga ('Balas de Plata',
'La prueba del ácido', 'Nombre de perro')?
Partió de una pregunta sobre qué hacía yo para
descansar. Mi literatura es muy adrenalínica, siempre estoy en el filo
de la navaja. Y tenía dos historias incompletas, una con el 'capi y otra
con Edward James, entonces se me ocurrió juntarlas. Me interesaba
contar cómo la historia de un hombre como James podía influenciar una
personalidad tan endeble como la de 'el capi'.
¿Por qué una novela negra para jóvenes?
No
sé si es una decisión inteligente, digamos que es el medio el que me
condiciona. En mi país ha subido mucho el secuestro, que es un delito
tan inhumano, eso de apoderarse de la vida de alguien por dinero, no
consigo entenderlo, entonces quise poner un delito así de definitivo
para ayudarme a levantar a la personalidad de 'el capi', que es el hijo
tonto de una familia y que a sus 18 años vive esta situación en la que
puede convertirse en un perdedor o hacer algo con su vida. La
circunstancia del secuestro le ayuda a conocerse, espero que mis jóvenes
lectores pesquen esa punta de la madeja.
¿Es más difícil escribir novela para jóvenes?
Si
hay que pensar a quién va dirigido un libro, pero a mí ambas se me
hacen difícíles, lo cual es bueno, porque el día que a un escritor se le
hace fácil es porque ya terminó. Yo trato de que mis novelas se
parezcan pero no sean iguales y esta tenía que ser completamente
distinta. Algunas veces estaba trabajando y advertía que estaba
escribiendo como si mi personaje fuera 'el zurdo' Mendieta, entonces lo
eliminaba sin piedad.
¿Cómo logra el tono de un adolescente como el de 'el capi' Garay?
Fue
un proceso de casi tres años. Yo siempre escribo dos novelas a la vez y
en esta lo que hice fue escuchar a los jóvenes de Tijuana, de
Guadalajara, que hablan muy parecido.
En sus novelas prima el lenguaje coloquial y alguna vez dijo que empezó a escribir porque le interesaba el lenguaje...
Es
muy importante. Es el lenguaje que me sale del corazón y eso me permite
hacer un discurso diferente. Tengo antecedentes de maestros poderosos
que tuvieron el valor de usar el lenguaje de la calle. Ejemplos como el
Artistófanes que en su obra 'La asamblea de las mujeres', puso a un
personaje a defecar en público, para eso se necesita un lenguaje;
Shakespeare que cortaba las palabras pero entendía el poder oral para
llegar al público; Cervantes, que es la mezcla del lenguaje y ritmos
narrativos. Dante, a quien sus amigos le decían que cómo se le ocurría
escribir 'La divina comedia' en toscano, que lo hiciera en latín que era
el lenguaje de los hombres cultos. Al final, después de doce años la
publicó en el lenguaje de la gente.
Y en autores modernos...
Sí,
en todos los idiomas hay registro callejeros. No hay ninguna literatura
que describa la palabra güevón como los autores colombianos. Yo la leo,
veo el contexto y digo qué bonito, pero no lo podría hacer. Es una
palabra que no me pertenece que es lo que yo hago con el lenguaje de mi
región.
¿Qué opina de que lo llamen exponente de la narcoliteratura. ¿Qué es eso?
No
me importa la etiqueta, soy el jefe o el creador y eso algún mérito
tiene. Hablamos de una literatura que ha tenido que definir su estética y
tiene que ver con la creación de atmósferas de violencia, de
corrupción, que tienen que ver con los vasos comunicantes entre la gente
que vive al margen de la ley con los que están dentro de la ley. Es
también incorporar un lenguaje, un cierto grado de emotividad e
historias muy fuertes.
¿Y en eso hay relación con Colombia?
Yo
digo que mientras aquí escribían sobre sicarios, nosotros escribíamos
sobre narcos pasando la frontera, negociando cargamentos de millones, no
sobre el control de las vidas, que se supone que es el tema de los
sicarios, sino del mercado de los adictos y eso implica ciertas
diferencias. En Estados Unidos hay una narrativa sobre el mundo de los
adictos que a nosotros nos falta, yo digo que nosotros
(mexicanos)escribimos de todo lo que tiene que pasar para que ellos
tengan esos personajes y escriban sobre ellos.
¿Es más fácil hacer novela negra en países como estos?
Hace 30 años se decía que en América Latina no
podía haber novela policíaca porque no teníamos ni policías decentes,
pero se ha demostrado que se puede y hay ejemplos invaluables. Los
territorios narrativos que daban prestigio acá no eran los policíacos,
se tendía al 'boom', al planteamiento de lo maravilloso que ocurría en
regiones pequeñas, pero creo que estamos impulsando una posibilidad de
hacer novela policíaca que va a reventar muy bien en América y en
Colombia.
¿Es 'el' momento de la novela negra en América Latina?
Fue
tan intenso lo del boom que creo que estamos buscando cómo sacudirlo.
Aquí siempre hay un delito y una historia, además de la posibilidad de
mezclar: historias de amor, de corrupción, de lo que quieras, con una
investigación policíaca.
Creo que se fortalecerá y tendrá que ver con
que los autores están demostrando que la novela policiaca no es
mediocre, que no se escribe en tres meses como se pensaba, sino que
lleva años. También tiene que ver con las propuestas desacomplejadas de
la neopolicíaca latinoamericana cuyos ejemplos son Leonardo Padura, Paco
Ignacio Taibo II, Ramón Díaz, Roberto Ampuero y Juan Sasturain
Sobre Bogotá
"Llegué
con dos historias de hechos que ocurrieron antes del siglo 19 y sobre
dos sitios, pero me han salido tantas más que decidiré lo que escriba
una hora antes de sentarme frente al computador. He visto una ciudad más
hermosa y más limpia que hace doce años, con gente más relajada".