Llevo semanas dándole vueltas a la posibilidad de escribir una novela. Y no porque tenga una historia perfectamente estructurada en mi cabeza que pida a gritos salir a tomar el aire. Nada de eso. Voy a escribirla porque parece ser que debo escribirla. Desde hace un tiempo escucho a mi alrededor a quienes me preguntan sobre cuándo voy a publicarla. Suelo responder inmediatamente que soy un simple aunque esforzado periodista cultural, que lo de escribir ficción me merece un enorme respeto, y bla, bla, bla, pero es como si le hablara a un ectoplasma porque inmediatamente ladean una sonrisa y dan por hecho que tengo algo en ciernes ya que a) «Tú lo tienes muy fácil porque por tu trabajo debes leer mucho». Cierto, leo mucho y a lo mejor por eso debería saber cómo se estructura bien una historia, cómo se crean sólidos personajes y qué tramas funcionan y cuáles no. Sin embargo, cada vez que lo he intentado, descubro que ni por esas me veo en condiciones de sacar un proyecto literario adelante. Y justo cuando ya estoy convencido de mi inutilidad aparece siempre un nuevo entusiasta que sentencia b) «Además lo tendrías mejor que muchos escritores que empiezan porque te conocen en el sector editorial». Eso es verdad, no había pensado en ese insignificante detalle. Vamos, que puedo llevar un vulgar manuscrito a mis amigos editores y alguno se apiadará de mí.
Si a eso añado que c) «Seguro que alguna amiga tienes entre las agentes literarias», que también, y d) «Solo es cuestión de que te cojas un año sabático como hacen muchos y pim pam», ya no tengo excusa para sacarme un Millenium 2 de las meninges, pedir un anticipo, perdón, que mi agente pida un descomunal anticipo, quién sabe si hasta con un premio literario garantizado, y así podré abandonar para siempre esta vida de plumilla. Así que me van a perdonar pero voy a empezar por buscar un título corto y pegadizo, y mañana pensaré en cómo llenar 750 páginas electrizantes de novela negra. Digo negra porque e) «Ahora es lo que se lleva y se trata de que rentabilices rápidamente el esfuerzo». Lo que sumaría al que me regaló la f) «Que no están los tiempos para ir de exquisito, y aún menos en el mundo de las letras». Si lo sabré yo.
De cómo LOS AUTORES indagan desde sus novelas y su oficio literario sobre el fenómeno del crimen y sus perversiones latentes en el LADO MAS OSCURO de la sociedad y el individuo.
24.3.10
Mi primera novela
ÓSCAR López
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