Jamás ha sido capaz de escribir una novela negra
Escribe desde los cinco años y, aunque ha jugado con la fantasía y el terror (lo suyo siempre han sido las leyendas, los monstruos, las princesas olvidadas), jamás ha sido capaz de escribir una novela negra. "Me encantaría, pero no me sale", admite Ana María Matute, distinguida esta semana con su adorado Premio Cervantes y sillón K de la Real Academia Española. A sus 84 años mantiene intacta su pasión por el misterio y confiesa que lee más novela negra "que otra cosa".
Entre sus favoritos figura Henning Mankell, el creador del mítico Kurt Wallander, el detective sueco que más corazones (de amantes del género) ha robado en la última década. Inspector al borde de la jubilación, Wallander es una especie de álter ego del propio Mankell: tiene su misma edad, comparte su afición por la naturaleza y la ópera y no lleva nada bien que el mundo se esté convirtiendo en un lugar horrible.
Y si tiene que señalar a una dama del crimen, Ana María Matute elige entre todas a Elizabeth George, una norteamericana que sitúa sus historias en Gran Bretaña (admiradora como es de Agatha Christie), y a la que la crítica maltrata a menudo. Es responsable de las aventuras del detective Thomas Lynley (un aristócrata metido a agente de Scotland Yard), que no se lleva nada bien con su jefa, la sargento Barbara Havers, todo un carácter.
"Aún no he tenido la oportunidad de leer a Larsson, asegura Matute, que sin embargo conoce muy bien la obra de Michael Connelly, otro de sus escritores 'negros' favoritos. Fan de Raymond Chandler, Connelly rinde tributo a El Bosco con su detective Harry Bosch (cuyo nombre completo es el mismo que el del pintor neerlandés: Hieronymus Bosch). Autor de más de una veintena de novelas, la carrera de Connelly arrancó en 1992 con la publicación de 'El Eco Negro'.
"Me gusta la novela negra porque también es crónica social", asegura Matute, para quien las bases del género las acabó de asentar Georges Simenon. "Creo que está todo ahí, pero considero exagerado que lo comparen con los rusos, con Dostoievski y los demás, porque los rusos son mucho mejores", añade la escritora, que no piensa dejar de escribir. Y mucho menos, de leer novela negra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario