1.6.15

Claroscuros de novela

El premio Goncourt Pierre Lemaitre muestra su vocación policiaca con  Irène

El escritor francés y premio Goncourt Pierre Lemaitre, en una imagen del 2013./Hélene Pambrun./elperiodico.com

Dice que su profesión no tiene nada de sexi y que cuando describe su trabajo tiene la sensación de hablar del de un zapatero. Un oficio. Pierre Lemaitre (París, 1951) se considera "novelista" y no escritor, situándose en el bando de los que "cuentan historias" y no de los que "escriben textos", según la peculiar taxonomía de Raymond Chandler.
Catapultado en el 2013 por el premio Goncourt gracias a  Nos vemos allá arriba  (Salamandra), espléndida tragicomedia situada en el colofón de la Gran Guerra, Lemaitre regresa a las librerías españolas con una novela de género,  Irène  (Alfaguara / Bromera) publicada originalmente en el 2006. Se trata de la primera de cinco entregas de una saga protagonizada por Camille Verhoeven, un inspector de policía que apenas alcanza el metro y medio de altura. Es un homenaje literario de Lemaitre a sus mentores a través de la historia de un asesino en serie que imita los crímenes de las novelas de autores tan dispares como Bret Easton Ellis, Émile Gaboriau, James Ellroy o Willliam McIlvanney.
Es también una muestra de la devoción que siente por la pintura flamenca, porque Lemaitre escribe obsesionado por el detalle, la definición de los personajes y la importancia de los segundos planos propia de las tablas flamencas. Por eso el protagonista de  Irène  lleva un apellido holandés. "Es un buen personaje, porque es complejo", dice su creador, satisfecho con los servicios prestados por el inspector Verhoeven, una especie de alter ego. "Lo he vestido con algunos rasgos míos. Eso de la agresividad, lo difícil que es convivir con él (pregúntale a mi mujer, ya verás) y su capacidad inmediata para molestar a la gente… Yo, si me dejo llevar, también puedo hacerlo. Empezar, por ejemplo, una conversación con un banquero diciéndole: 'señor, odio a los banqueros'. Así que con el personaje de Camille me permito forzar las cosas y ser todavía más desagradable. ¡Y eso me encanta!". La impulsiva confesión sobre los banqueros no es sorprendente en uno de los 77 autores franceses de novela negra que en el 2012 firmaron un manifiesto de apoyo al líder del Frente de Izquierdas, Jean-Luc Mélenchon.
Otra cosa que le molesta sobremanera es que el policiaco siga considerándose un género menor. "Cuando me dieron el Goncourt hubo quien dijo que me habían premiado por mi primera novela, como si no hubiera escrito siete anteriormente. Además, no hay un solo autor de novela negra en la Academia francesa, ni siquiera Simenon".

Amor y muerte

Lemaitre defiende en un pasaje de Irène  que en literatura el crimen es tan antiguo como el amor. "Mira la historia de Edipo. Hay sexo y amor. Se acuesta con su madre, mata a su padre. Un crimen, un incesto. Eros y Tánatos. Siempre es eso. No hemos inventado nada desde entonces. La  Ilíada  y la  Odisea podrían resumir casi toda la literatura mundial. Después de Homero, repetimos a Homero. Se escribe siempre el mismo libro. Por eso los mitos vuelven siempre". ¿Y cuál es el que se esconde tras 'Irène'? "En Irène  el mito es el de un Edipo al revés porque Camille tiene ganas de matar a su madre". Eso sólo lo logrará al final de una pentalogía que Lemaitre hace tiempo que dio por finalizada. "La historia de Camille se ha terminado porque el personaje ya ha dicho todo lo que tenía que decir. Pero la novela negra, no. Me gusta. ¿Por qué tendría que dejarlo? Si usted me da una buena razón para dejarlo, lo dejo", bromea sentado en el café El Refugio, no lejos de Montmartre, al que llega vestido con una camiseta y una americana negras que le dan un aire neoyorquino a lo Lou Reed.
Entre sus proyectos tiene dos novelas en marcha y el guion para una serie de televisión, policiaca, claro, fascinado por esa fusión de escritura y cine que ha favorecido esa segunda generación televisiva que se inicia con 'The wire'. En su trabajo, ese que no tiene nada de sexi, el escritor buscará el embrión de la novela y luego se volcará en los personajes. "Porque son ellos los que van a sostener una buena historia".

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