25.4.13

Tu ganas, Elmore

Adaptado por Quentin Tarantino y Steven Soderbergh, autor de la estupenda serie de televisión Justified, es sin duda uno de los grandes escritores estadounidenses y uno de los grandes clásicos vivos de la novela negra

Elmore Leonard en su casa de Bloomfield Village, Michigan en diciembre de 2001. / Paul Sancya./elpais.com
Elmore Leonard recibió en 2012, a sus 87 años, el premio al conjunto de una obra literaria que concede en Estados Unidos la National Book Foundation (Distinguished Contribution to American Letters, uno de los más importantes que se conceden en este país). Hasta ahora sólo otro escritor popular había merecido este reconocimiento: Stephen King. Adaptado por Quentin Tarantino y Steven Soderbergh, autor de la estupenda serie de televisión Justified, es sin duda uno de los grandes escritores estadounidenses y uno de los grandes clásicos vivos de la novela negra.
"Nuestros mejores autores de novela negra son muchas veces los narradores más astutos de nuestra realidad social", escribió Olen Steinhauer en The New York Times sobre el volumen de historias Raylan en las que se basa Justified, que en castellano ha publicado Alianza Editorial, mientras que el canal Calle 13 emite la tercera temporada de la serie (en EEUU acaba de terminar la cuarta). La historia de este agente judicial de gatillo fácil es una buena muestra de la narrativa de Leonard: lo que ocurre no llega a ser nunca tan importante como los ambientes que describe y, sobre todo, como sus personajes. Justified es una serie sobre Kentucky, sobre sus pueblos deprimidos, sobre el cinturón de la biblia y sobre una mafia cutre y despiadada. Y también sobre agentes judiciales que, como Raylan con su sombrero, parecen pertenecer a otros tiempos.
Su capacidad para describir los rincones perdidos de América es comparable a la que mostró John Steinbeck durante la Gran Depresión y, desde luego, a la de los clásicos de la novela negra (el género con el que siempre es identificado) como James M. Cain, Jim Thompson o James Hadley Chase (Ma Baker, con permiso de la realidad, podría haber sido perfectamente un personaje suyo).
Sus malos suelen ser unos tipos memorables en un mundo literario en el que todos se mueven en una inmensa gama de grises. Tarantino en Jackie Brown y Soderbergh en Un romance muy peligroso supieron explotar con mucho talento estas difusas fronteras en las que se mueve su narrativa, al igual que Barry Sonnenfeld en la estupenda Como conquistar Hollywood, en la que John Travolta interpreta al memorable Chili Palmer, un matón de la mafia que acaba metido en el negocio de las películas. De todos sus personajes, me quedaría sin duda con Palmer, con Raylan y con Jack Foley, el ladrón de bancos más honesto del mundo, interpretado por George Clooney en Un romance muy peligroso (extraña traducción del original Out of sight –fuera de vista o extraordinario– que a su vez es una adaptación muy libre del título de la novela original, Tú ganas, Jack).
"Lo que verdaderamente retrata a tus personajes literarios es cómo hablan. La trama y todo lo demás, incluso el desenlace de la historia, apenas importa", señaló a Patricia Tubella en una entrevista con este diario, en 2011 en Londres. "Recibo cartas de gente encarcelada que me pregunta dónde cumplí condena o, incluso, si soy negro. Pero no tiene misterio: escucho a la gente hablar, uso mis contactos en la policía y en el hampa", dijo en la presentación de uno de sus libros al ser preguntado sobre su talento para los diálogos. Uno años antes, dentro de una magnífica serie de The New York Times en la que grandes autor daban consejos para escribir, Elmore Leonard afirmó: "Mi regla más importante es: si parece escritura, vuelve a escribirlo" (me gustan mucho también otras dos: "nunca empieces un relato hablando del tiempo" y "procura dejar fuera la parte que los lectores tienden a saltarse").
Como no podía ser de otra forma, los relatos de Leonard se ciñen a sus propias reglas: muy ágiles, llenos de diálogos y personajes difíciles de olvidar (no ocurre lo mismo con sus tramas, a veces son tan enrevesadas que resulta casi imposible no perderse en algún momento). Empezó escribiendo novelas del oeste (Un hombre, llevada al cine por Martin Ritt en 1967 con Paul Newman como protagonista, fue su mayor éxito) y el western ha marcado el resto de su literatura; aunque en castellano se han editado sobre todo las novelas negras, la mayoría en Alianza Editorial pero también hay unas cuantas en Ediciones B y Versal, aparte de en bolsillo: mi favorita sigue siendo Pronto, en la que un tipo se cruza a la vez con el FBI y con la mafia de Miami cuando está a punto de retirarse. También es magnífica El día de Hitler, sobre los círculos nazis en EEUU durante la II Guerra Mundial, protagonizada por Carl Webster, un policía a través del que describe los años treinta en Un tipo implacable. El blues del Mississippi, Almas paganas, Perros callejeros o Cuba libre son otros cuantos ejemplos de la capacidad narrativa de Leonard. 

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