No había escrito antes un thriller y, pese a llevar dos décadas viviendo en EE.UU., nunca había acudido a personajes de otras nacionalidades. A ambas cosas la escritora accede en su nuevo libro, Las confidentes
Elizabeth Subercaseaux, escritora chilena que debuta en la novela negra.
foto.fuente:emol.comTodo se inicia en Pennsylvania, en 2008, y continúa en Santiago, en 1999. Dos historias de amores y frustraciones, cerradas como un cuento, pero que no son más que el punto de partida para una novela que no es romántica, sino negra.
Así comienza "Las confidentes" (Suma de Letras), la última entrega de la escritora chilena Elizabeth Subercaseaux, quien enfrenta de manera polifónica los asesinatos de dos mujeres ocurridos el mismo día, a la misma hora y del mismo modo, pero a un hemisferio de distancia: Uno fue en Connecticut, el otro en Quillota.
Claro que ésos no son los únicos escenarios: Francia y la India también son algunos de los entornos en que se mueven las historias, que saltan en el mapa, pero también en el tiempo. "Como se trata de una novela polifónica donde se entrecruzan dos historias paralelas, pero muy similares, y estas historias son contadas diez años después de que ocurren, fue necesario dar esos saltos", explica la autora.
Este factor además determina un tono "multicultural" que marca a la obra, y que no sólo tiene que ver con el relato, sino también con la propia biografía de la escritora. "Vivo en dos culturas muy distintas, la chilena y la estadounidense, y como vivo en ambos países y además paso mucho tiempo en Francia, no fue difícil hilar esas historias. Conozco muy bien las tres culturas, sobre todo la norteamericana, porque vivo hace más de veinte años allí. Es la primera vez que me atrevo a trabajar con personajes de otras nacionalidades", recalca.
Entre las protagonistas femeninas de "Las confidentes" resalta sobre todo Prudencia, una mujer altamente conservadora, que actúa como policía de los estándares morales y religiosos que cree adecuados. "Ella representa un sector muy conservador de la sociedad chilena, generalmente ligado al latifundio", aclara Subercaseux.
De este modo, el personaje establece el puente más claro entre la novela y una realidad particular que se grafica, preocupación que la escritora define como permanente en su obra. "Yo nunca he escrito nada que no tenga que ver con las sociedades donde vivo", dice, aludiendo a una obra marcada por la la exposición de temas sociales y de género, en los que se filtra una mirada que define de una sola forma: "Bastante crítica".
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