3.2.17

“El mundo que estamos viviendo está muy jodido”: Leonardo Padura

El escritor cubano habló  acerca de su país y las figuras de Donald Trump y Vladimir Putin. Para él existe la necesidad de buscar una nueva utopía
Leonardo Padura es Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015. Foto: León Darío Peláez/Semana.com

Netflix estrenó en diciembre ‘Cuatro estaciones en La Habana’, una miniserie basada en cuatro novelas de Padura protagonizadas por el detective Mario Conde: Pasado Perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras y Paisaje de otoño.
Así se convirtió en realidad uno de los grandes anhelos de los amantes de la novela negra y de un personaje que, como nadie, ha puesto el dedo en la llaga de la realidad cubana. El Mario Conde cinematográfico es una realidad.

 ¿Le gustó lo que vio en ‘Cuatro estaciones en La Habana’?

Con mi esposa, Lucía López Coll, estuvimos involucrados en el guión y por eso no tengo la opción, como otros autores, de decir que fue mal adaptada. Aunque no tengo cifras, sé que ha sido notable su recepción. Y la crítica no ha sido mala.
Muchos de sus seguidores querían ver a Mario Conde, pero en el cine…
La televisión hoy trabaja con la misma dignidad del cine. De hecho, el primer capítulo, Vientos de La Habana (como se llamó para la serie Vientos de cuaresma), tiene una versión para el cine que se presentó en el festival de San Sebastián. Pero sí, la mató la aparición en Netflix.
¿Qué siente cuando ve a Conde, su gran creación, en pantalla?
Hay un momento de extrañamiento. Tienes que adaptarte a verlo y a oírlo distinto a como lo tienes en la cabeza. Pero hay que decir que Jorge Perugorría, el actor que lo interpreta, se preparó por años y lo concibió muy bien.
¿No le han dicho aún que está mejor el Mario Conde de la serie que el de sus novelas?
Yo creo que la opinión de la gente tiene que ver con la formación y con los gustos que tiene. Yo prefiero, por supuesto, leer un libro, muy a pesar de ser un cinéfilo empedernido. Si al lector le gusta la novela, felicidades; si al espectador le gusta la película, pues felicidades. Y si no es ninguna de las dos, trataremos de hacerlo mejor la próxima vez.
¿Al tenerlo en imágenes, no teme de que se pierda el Mario Conde literario?
Las adaptaciones hacen parte de la promoción del escritor: llega al público que conoce las novelas y llega al que no. Puede que el público busque los libros o no, pero igual conocerá al autor. La fuerza del audiovisual en el mundo contemporáneo es muy grande y el tránsito hacia el cine siempre beneficiará al escritor.
Se dice que desde William Faulkner los escritores escriben pensando en el cine…
Tal vez haya escritores que lo hagan, pero yo no. Pasó algo simpático: cuando hacía los guiones me decían que mis libros eran muy cinematográficos, pero no lo son para nada. Mis libros son ‘palabreros’: todo ocurre en la cabeza de Conde. Y si los adaptábamos así serían unas películas largas y aburridas. Entonces, fue necesario hacer una relectura de las novelas para llevarlas al cine. Igual, yo seguiré escribiendo como siempre: rompiendo el ritmo narrativo con reflexiones de Conde, nada cinematográficas, pero sí muy literarias.
¿Qué tan complejo es adaptar una novela negra?
Siempre tratamos de que fueran películas de serie negra y este género tiene unas condiciones precisas. Y al hacer el guión fuimos, hasta cierto punto, opresivos con el desarrollo de la historia, que debe seguir una lógica para que se entienda por qué hay una investigación, cómo se hace y hasta dónde llega. Se sacrificaron cosas de los libros para ceñirnos al guión por el género y por el cine.
Hay buenos ejemplos de adaptaciones…
Sí, hay dos muy grandes: El halcón maltes, de Dashiell Hammett, dirigida por John Houston en 1941. Los diálogos son copiados exactamente de la novela. Lo mismo ocurrió con Tener y no tener, libro de Ernest Hemingway, que dirigió en 1944 Howard Hawks con guion de William Faulkner. Sí, es posible mantenerse cerca de la literatura en obras específicas, pero no en todas.
Algún crítico dijo que había muchos clisés…
La gente entiende ciertas expresiones de la realidad cubana como clisés. Y yo soy el escritor más anti clisé de la realidad cubana: en mis novelas no hay jineteras, ni balseros, pues trato de que haya siempre una visión abierta e inclusiva. Y eso se refleja tanto en las películas como en la literatura.
A propósito, Conde sigue mostrando el desencanto de la realidad cubana...
Mario Conde es un perdedor aunque no un derrotado. ¿Que cuál es la diferencia? un perdedor es consciente de ello y no lucha; Conde es un derrotado porque lucha y pierde. Él hace crítica social y debe tener una altura moral: puede trasgredir límites, pero no los esenciales como el sentido de humanidad, la decencia, la justicia y la solidaridad. Y en las películas había que mantener ese espíritu.
¿Qué películas vio para meterse en estas adaptaciones?
Tengo gustos eclécticos en el cine, pero siempre pido que las películas me cuenten una buena historia. Al escribir los guiones, mi esposa y yo vimos mucho cine negro, el de mayor calidad, como El tercer hombre (Carol Reed, 1949) Chinatown (Roman Polansky, 1974) y Los sospechosos de siempre (Bryan Singer, 1995), entre otras. Pensamos que si mis novelas, de alguna forma, son un homenaje a la tradición de la literatura policíaca, las películas debían ser un homenaje al cine negro, siempre muy subestimado.
¿’Herejes’ y otros libros donde aparece Mario Conde también irán a la pantalla en algún momento?
Hay un proyecto de hacer una gran serie por temporadas con todas las novelas de Conde, pero aún existen temas por resolver. Hoy el guionista es el trompo que sostiene una película, pero debe asumir que está al servicio del productor, que hace exigencias por el dinero que invierte, y del director, que pone su estética y también hace exigencias. Te cuento un simple detalle: en el guión de una de las novelas, Conde recoge a un perro en la calle y se lo lleva a su casa. Una acción que tiene que ver mucho con el carácter del personaje. Pero no se pudo filmar porque no se pudo contratar a un entrenador de perros que llevara al animal. Conde se quedó sin perro.
Hablando de perros, no parece muy viable llevar al cine ‘El hombre que amaba a los perros’…
El proyecto ya está en manos de unos productores españoles y franceses. Discutimos mucho cómo podría hacerse y decidimos que debe ser una serie: una novela de estas solo es posible adaptarla en ese formato, pues en el cine el argumento sufriría muchísimo y yo sí quiero aquí conservar las características del libro, que recorre un periodo histórico dilatado, un tránsito biográfico diverso, con personajes tan diferentes como León Troski, Ramón Mercader o Iván. No queremos sintetizarla y que pierda su carácter épico.
A Leonardo Padura, aunque responde cuando se le pregunta, no le gusta hablar de política. Sin ir muy lejos, en la charla que sostuvo en el Hay Festival Cartagena con Héctor Abad Faciolince este último dijo públicamente que se abstendría de preguntarle por la muerte de Fidel Castro. Aún así, hubo alusiones a Stalin y al socialismo.
¿Por tres preguntas aceptaría saltar del cine a la política?
Dale…
¿Qué cree que pasará en Cuba con el gobierno de Donald Trump?
Imprevisible. Hay que esperar los próximos meses, aún no hay señales directas, no hay pronunciamientos. Creo que Trump es un problema de carácter universal y lo más complicado ahora es para México, pero se puede extender a otros países. Ojalá con Trump no haya un retroceso en las relaciones de Cuba con Estados Unidos que nos lleve de nuevo a un periodo de hostilidad y de enfrentamientos, que complique económicamente a Cuba: la hostilidad y los enfrentamientos, ya está comprobado, no cambian al sistema cubano y el que sufre es el pueblo.

Como tantos otros intelectuales, ¿levanta la cabeza y le preocupa lo que ve alrededor?

Alguien dijo hace poco en el Hay Festival que aspiraba a que su pasaporte no dijera ciudadano británico o de la Unión Europea, que prefería que dijera ciudadano del mundo. Sí, en estos momentos debemos pensar como ciudadanos del mundo: hoy el aleteo de una mariposa en Afganistán puede ocasionar un huracán en el Caribe. Lo sabemos. Las crisis hoy son globales: de economía, de política, de inmigración, de terrorismo, de cambio climático. Hoy esa conciencia ciudadana universal se necesita más que nunca: el mundo se volvió más pequeño que nunca. 


 Y Putin también está por ahí…
Noam Chomsky dijo hace poco que “lo predecible de Trump es que es impredecible”. Y yo digo que lo predecible de Putin es que quiere mucho poder. Al respecto, con Cuba sostiene más que comercial, una buena relación política.

 ¿Celebrará los 100 años de La revolución bolchevique?

Habría que celebrarla pensando en que grandes ideales pueden pervertirse y llegar a ser justamente lo contrario. Como cuando cayeron en manos de Stalin que pervirtió la utopía hasta el punto de hacerla desaparecer y convertirla en uno de los grandes fracasos del siglo XX. Habría que pensar en una nueva utopía, no sé de qué carácter, pero el mundo que estamos viviendo está muy jodido y necesitamos mejorarlo.

27.1.17

Las mejores actividades del BCNegra 2017

Seleccionamos lo más destacado del festival de novela negra que se celebra en Barcelona hasta el 4 de febrero

Cartel BCNegra (BCNegra)/lavanguardia.com


 BCNegra, el festival dedicado a la novela negra creado en Barcelona en 2005, vuelve un año más cargado de grandes propuestas para todas las edades. Los amantes del género criminal disfrutarán con el programa de esta 12ª edición, que empezó este jueves por la noche y durará hasta el 4 de febrero. Repasa los principales iconos del género pero rinde un especial homenaje a Pepe Carvalho, el emblemático personaje del escritor y periodista catalán Manuel Vázquez Montalbán, con motivo del 40º aniversario de la publicación de la novela La soledad del mánager.

Con una participación muy variada de escritores y divulgadores, ofrece desde exposiciones, conferencias y clubs de lectura hasta ciclos de cine y cazas de tesoros, tanto dirigidas a los más expertos como al público más joven. Seleccionamos las mejores actividades para no perderse ningún plato fuerte.
 Dibujo de BCNegra 2017 (Ajuntament de Barcelona)

Tributo a ‘Pepe Carvalho’
Este viernes se inaugura la exposición colectiva ‘Pepe Carvalho’, centrada en el personaje que protagoniza el ciclo literario de este año. Varios artistas visuales, como Eduardo Arroyo, Fiona Morrison, Antón Llamazares o Jaume Plensa, recibieron una novela de Vázquez Montalbán de la Serie Carvalho y convirtieron lo más significativo de ellas en obras artísticas. El resultado puede verse en la Biblioteca Jaume Fuster hasta el 1 de marzo, la entrada es gratuita.
Damas Británicas y crimen
Si hay un nombre destacado en el mundo de la novela detectivesca, este es el de Agatha Christie, la escritora inglesa que ha llegado a ser nombrada como la ‘’reina del crimen’’. Pero desde la creación de uno de los detectives más conocidos del siglo XX, Hèrcules Poirot, muchas otras damas británicas han contribuido a la expansión y la innovación de este género. La poeta y novelista Sophie Hannah y la historiadora del arte, fotógrafa y escritora Gilly Macmillan, entablarán una conversación al respeto el lunes 30 de enero en el Auditori del Conservatori del Liceu, a les 19:30h.
La ‘oscura’ Barcelona de los años 20
Bajo el lema ‘’cuando en Barcelona se mataba más que en Chicago’’, el próximo miércoles 1 de febrero se llevará a cabo una mesa redonda en la que hará un salto a la Barcelona de los años veinte, reinada por el pistolerismo y considerada una de las etapas más siniestras de la capital catalana. El escritor y periodista Antonio Baños moderará el acto, en el que participarán los escritores Andreu Martín, Antonio Soler y Paco Ignacio Taibo II para hablar de crímenes, de Salvador Seguí, de derechos laborales, y mucho más.
Una mirada crítica a la sociedad norteamericana
Dennis Lehane, el escritor estadounidense autor de novelas como Mystic River Shutter Island , llega a Barcelona por primera vez para recoger el Premi Pepe Carvalho que le ha sido concendido este año, y participará también en una conversación sobre los Estados Unidos de hoy, en un momento en que están alterado el panorama internacional. Reconocido por sus historias centradas en la vida de colectivos marginados en ambientes urbanos, el autor conversará con los escritores Antonio Lozano y Ignacio Taibo II. El próximo viernes 3 de febrero, a las 19h, en la sala BARTS.
Jornada de juegos de rol... negros
El sábado 4 de febrero tendrá lugar, en la Biblioteca Ignasi Iglésias – Can Fabra, la jornada de juegos de rol negros, una actividad destinada a toda la familia para disfrutar de los mejores juegos sobre criminales y detectives. Podrán participar los mayores de 16 años, pero para los más pequeños, a partir de 6 años, se llevará a cabo de 11 a 14h la actividad ‘’Petits detectius de monstres’’. Hace falta inscripción previa.
Crímenes artísticos en el museo
El crimen ha sido de forma habitual representado desde una vertiente artística en el séptimo arte. La Filmoteca de Catalunya ha hecho una selección de los mejores fragmentos de películas de género negro en motivo del BCNEGRA y el resultado, un collage con las imágenes, podrá verse en la sesión de cine que tendrá lugar el sábado 4, a las 18h, en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), a cargo del director adjunto de la Filmoteca, Octavi Martí, y con entrada gratuita.
Pepe Carvalho, excomunista, exagente de la CIA... y por encima de todo emblema atemporal de la novela negra europea (Getty Images)/

14.10.16

"La novela negra y las fábulas son iguales": Ian Rankin Read

En sus comienzos, el escocés Ian Rankin quiso ser como Robert Louis Stevenson

Ian Rankin durante su entrevista en Madrid SERGIO GONZÁLEZ VALERO./elmundo.es


 Puesto a ello escribió una novela en la línea de El extraño caso del doctor Jekyll y el Mr Hyde J. Pero la obra en cuestión, Nudos y cruces, fue saludada como uno de los relatos criminales más sobresalientes de finales de los años 80. Al día de hoy, Rankin es uno de grandes de la ficción policiaca en la escena internacional y, más allá de géneros, uno de los escritores más leídos en el Reino UnidoPerros salvajes, su nueva entrega, le ha valido el Premio RBA de Novela Negra y le ha traído a Madrid como primer visitante de la novena edición de Getafe Negro.

¿Hay más justicia en la novela negra que en la vida real, donde tantos crímenes quedan impunes?
Sí, probablemente. Uno de los atractivos para el lector es que, en las novelas, los crímenes se resuelven. Siempre se hace justicia y, en la vida real, no siempre sucede así.
Desde ese punto de vista, dado que en sus páginas el crimen siempre paga y en la realidad hay veces que no, cabría decir que el relato criminal tampoco está tan apegado a la realidad como se asegura...
Lo que pasa realmente es que a los lectores les gustan las historias cerradas, que resuelven los misterios que plantean, cuando comienza el trabajo de investigación policial. Después viene el juicio, que es donde muchas veces se absuelve a los criminales en la vida real. Pero en mis novelas no hablo de juicios, me limito a cerrar la investigación policial. Por lo demás, por eso precisamente, dejo en mis libros un final abierto.
¿Puede decirse, por tanto, que el relato criminal obedece a una idealización de la investigación, más que al retrato fidedigno de su realidad?
La verdadera investigación policial es muy aburrida, aunque muy eficaz. Sin esas partes tediosas no se resolverían los crímenes, pero serían un tostón incluidas en una novela policiaca. Sí, estas ficciones representan el ideal de lo que debería ser una investigación policial.
Todos hemos envejecido en los casi treinta años transcurridos desde la primera entrega de la serie de John Rebus, Nudos y cruces (1987), y esta Perros salvajes (2016). ¿El de Rebus es un trasunto de su propio envejecimiento?
No exactamente. Cuando empecé con la serie de Rebus, lo que me interesaba era dar cuenta de los cambios en la sociedad. Aunque, naturalmente, él también va envejeciendo. Prácticamente, cada nuevo libro corresponde a otro año en la vida del inspector Rebus. De hecho, en la última entrega, que se publicará en español el año que viene, ya tiene ciertos problemas de salud.
Philip Marlowe, Sam Spade, Ed Johnson y Sepulturero Jones..., los detectives clásicos no envejecen. Sin embargo, el ex inspector John Rebus ya está jubilado y aparece en Perros salvajes como asesor de la policía... ¿A qué debe?
En el Reino Unido, en la edad dorada de estos relatos, tampoco pasaba el tiempo por su personaje principal. No es el caso de John Rebus, a medida que va viviendo más, le empiezan a afectar las nuevas cosas que ve y lo que investiga. Les acechan los fantasmas hasta hacer mella en su personalidad.
¿Cuál es la edad dorada de la novela policiaca británica? ¿Coincidió con la estadounidense?
En mi país fue anterior, en los años 20 y 30, con las obras de Agatha Christie. Raymond Chandler decía que su obra era una reacción ante la novela policiaca británica, que presentaba asuntos en los que todas las piezas encajaban como en un puzle y estaban localizadas en los ambientes de la alta burguesía, cuando no en las mansiones de la aristocracia. Siempre gente adinerada, en cualquier caso. Chandler reaccionó contra toda esta pompa y localizó sus ficciones en ambientes urbanos. Sus protagonistas son pobres, vulnerables y desfavorecidos.
¿No hemos metido en el mismo saco la novela negra y la novela detectivesca?
En el mundo anglosajón no hay diferencia entre una y otra. No es como aquí, en Francia y en otros sitios.
En alguna ocasión, usted se ha referido a la novela negra como a un género fácil" para el lector. ¿Es más fácil la novela negra que la psicológica, por poner un ejemplo?
No lo sé. Lo que sí es cierto es que la novela se enmarca en la misma tradición que las fábulas y los cuentos de hadas con que nos duermen cuando somos niños. Aunque parezca algo imposible, tanto el relato criminal como el cuento infantil tienen uno de sus pilares en su afán moralizante. Unos y otros vienen a decirnos que no hagamos determinadas cosas porque traen horribles consecuencias. Desde ese punto de vista, puede que sí sea más fácil la novela negra que la psicológica. La estructura de la novela negra late en nuestra mente desde los cuentos de la infancia.
¿Qué atrae más al lector: la acción de un relato criminal o la supuesta veracidad de lo que cuenta?
Es difícil decirlo. Depende de cada uno. Los hay que se quedan con la acción. Pero no faltan quienes prefieren los temas sociales tratados en la novela negra. Lo bueno de esta narrativa es que te metes en la historia y, si es buena y te entretiene lo bastante, no adviertes los cometarios políticos que subyacen en lo que estás leyendo. Eso es lo que cuenta, no darte cuenta de que, en medio de tu entretenimiento, te estás planteando cuestiones de enjundia, como puedan ser qué nos parece que se cometan los crímenes y las atrocidades mostrados.

23.9.16

Agatha Christie: 126 años del nacimiento de la reina del suspenso

 Agatha Christie escribió a lo largo de su vida más de 150 cuentos, 80 novelas y 21 obras de teatro, entre las que destaca La Ratonera, que llegó a estar 63 años en el teatro 

 Agatha Christie, en su cocina./lavanguardia.com

Agatha Christie, la indiscutible reina literaria del suspense, nació tal día como hoy hace 126 años. Considerada como una de las escritoras más exitosas de todos los tiempos, Agatha Mary Clarissa Miller debutó en el mundo de las letras en 1920 con la novela El misterioso caso de Styles, donde conoceríamos a su personaje más icónico, el célebre detective Hércules Poirot.

En su carrera como novelista, en la que figuran obras como Muerte en el Nilo (1937) y Diez Negritos (1939), brilla con luz propia una obra: Asesinato en el Orient Express (1934), que se ha convertido en su título más popular y que ha sido llevada al cine en varias ocasiones.

Agatha Christie escribió a lo largo de su vida más de 150 cuentos, 80 novelas y 21 obras de teatro, entre las que destaca La Ratonera, que llegó a estar 63 años en el teatro.

La novelista británica, que desafió en ochenta puzzles policiacos a las mentes de millones de lectores, murió pacíficamente el 12 de enero de 1976 a los 85 años, un año después de su célebre personaje Hércules Poirot tras una “buena vida”, según aseguró ella misma en su autobiografía.

De niña tuvo un carácter tímido y retraído, y rechazaba sus muñecas para jugar con amigos imaginarios. Su padre, que vivía de rentas, se pasaba el día jugando a las cartas, murió cuando ella tenía 11 años, dejando a su mujer e hijos en bancarrota.

Durante la I Guerra Mundial trabajó como enfermera en un hospital, de donde sacó la inspiración para escribir una historia policial cuya víctima moría envenenada. La novela fue El misterioso caso de Styles (1920), y con ella inauguró su carrera como escritora.

EL MISTERIO DE SU DESAPARICIÓN

Se casó el 24 de diciembre de 1914 con Archibald Christie, pero se divorciaron en 1928 cuando la abandonó para irse con su secretaria. Esto, unido a la muerte de su madre, le causó una gran crisis nerviosa que dio lugar a una amnesia. En una noche de diciembre del año 1926, apareció su coche abandonado cerca de la carretera, pero no había rastro de ella. Sobre el suceso se hicieron muchas especulaciones. Apareció once días más tarde en un hotel de la playa registrada con el apellido de la amante de su marido. Al no saber quién era publicó una carta en un periódico para ver si alguien la reconocía, pero como firmó con otro apellido nadie lo hizo. Afortunadamente su familia la encontró y pudo recuperarse de este golpe con tratamiento psiquiátrico.

Sus historias han sido llevadas al cine y la televisión, especialmente las protagonizadas por Hercules Poirot y Miss Marple. Se calcula que se han vendido unos cuatro mil millones de sus novelas que fueron traducidas a unos 103 idiomas. En 1971 fue condecorada con la Orden del Imperio Británico.

16.9.16

Literatura negra en Medellín

 Del miércoles 14 al viernes 16 de septiembre, se realiza Medellín Negro, un congreso sobre la literatura policíaca en Colombia

En esta edición, Medellín Negro tendrá como invitado especial al escritor y periodista argentino Leonardo Oyola/semana.com




En el Salón Humboldt del Jardín Botánico se desarrolla Medellín Negro, un evento que cumple seis ediciones como el congreso más grande de literatura negra -también conocida como policiaca- en el país. Con el apoyo de instituciones como la Universidad de Antioquia y la Universidad de Los Andes  se reúnen los amantes de este género y lo debaten.
Para esta edición el tema central es la noción de justicia, pues la idea, además de exaltar la producción que se ha adelantado los últimos años, es generar una discusión real en torno al contexto que inspira cada una de las historias. De acuerdo a Mallory N. Craig – Kuhn, una de las personas que lidera la iniciativa de la Universidad de Antioquia, “al tratarse de una narración realista, nos inspiramos en lo que nos ocurre. Por eso, es muy importante preguntarnos cómo entendemos la justicia y a qué tipo de justicia podemos y queremos llegar”.
No obstante, Mallory no es la única que reconoce la importancia del contexto social en la producción de novela negra. Autores como Santiago Gamboa, Fernando Vallejo, Gustavo Forero, entre muchos más, no solo son grandes exponentes nacionales del género, sino que también tienen como ejes temáticos el crimen en las sociedades contemporáneas.
“La novela negra está en uno de sus mejores momentos porque hay mucha experimentación. Antes solamente había producción con estructuras clásicas, es decir que los personajes siempre eran los mismos y generalmente había una sanción -legal o social- al final del los relatos. Hoy en día, los personajes  son indígenas, mujeres y clases bajas, y además, los finales son más flexibles”, agrega Mallory.
En esta edición, Medellín Negro tendrá como invitado especial al escritor y periodista argentino Leonardo Oyola, autor de la novelas Chamamé y Kryptonita. Adicionalmente, el congreso exaltará las múltiples posibilidades del género de crimen en un momento en que no solo hay muchos estímulos para producir novela, sino también historias por contar.
*La entrada es libre.
Para más información visitar este enlace

23.7.15

¿Demasiada sierra mecánica?

Lemaitre, Sund y Llobregat nos ofrecen cabezas grapadas, dientes arrancados o dedos amputados en la moda de crueldad de la novela criminal; Salem, investigación gamberra

Un momento de la investigación de un crimen. / elpais.com
Un asesino busca modelos de atrocidades para sus obras. ¿Dónde? En las novelas de crímenes. Pierre Lemaitre (París, 1951) imagina en Irène (título original, Travail soigné) una serie de crímenes entre 2001 y 2003, de la periferia de París a Glasgow, copiados de ficciones de James Ellroy, Bret Easton Ellis, William McIlvanney, Émile Gaboriau, Sjöwall y Wahlöö. Al asesino los periódicos lo llaman el Novelista. Su perseguidor será el comandante Camille Verhoeven, de 40 años y 1,45 metros de estatura por culpa de una madre fumadora: un Toulouse-Lautrec sin pelos en la cabeza, “gnomo de la policía judicial”, funcionario prestigioso a pesar de sus indisciplinas, marido de la bella Irène. Si el criminal rinde homenaje sangriento a la novela policiaca, el excelente Lemaitre parte de una operación análoga: Irène parece seguir la fórmula de Agatha Christie en Diez negritos, donde una cadena de homicidios se ajusta, uno por uno, a las desapariciones descritas en una canción.
Hay en Irène un rasgo característico que se repite en otras novelas criminales contemporáneas: el gusto por los catálogos de herramientas destructoras, taladradoras, sierras mecánicas, pistolas de clavos, cuchillos, ácido clorhídrico, mecheros, cortaúñas para arrancar labios, por ejemplo. Y también merecen registros escrupulosos los daños producidos: descuartizamientos, perforaciones, fracturas. Una cabeza aparece grapada en la pared por las mejillas, o encima de la cómoda con los ojos quemados, o, en Persona, pegada al cuerpo, pero con los dientes arrancados. Irène es la primera entrega de una trilogía dedicada a Camille Verhoeven, y Persona inicia la trilogía Los rostros de Victoria Bergman, de Erik Axl Sund, seudónimo de los suecos Jerker Eriksson (1974) y Hakan Axlander Sundquist (1965). Da la coincidencia de que Verhoeven y la policía de Persona, la comisaria Jeanette Kihlberg, sufrirán al final de su primera aventura casi el mismo martillazo del destino.
Hija y nieta de policías, mujer de un pintor y madre de un hijo (hijo de una pintora era el policía de Irène), Kihlberg investiga un misterio de adolescentes torturados hasta la muerte con minuciosidad, inmigrantes a quienes nadie busca ni reivindica. La trama, tensa, bien anudada, une a la comisaria con la psicoterapeuta Sofia Zetterlund, especialista en desdoblamientos y otros trastornos de la personalidad. Zetterlund no se puede quitar de la cabeza a una antigua paciente, Victoria Bergman, niña de la que abusaron su padre y otros hombres, mala quizá, porque criaturas como ella, a quienes “los adultos les robaron la infancia”, acaban devolviendo los golpes: “Víctimas y verdugos se confunden”. La capacidad de provocar en el lector cierta simpatía o compasión por el demonio es lo mejor de Erik Axl Sund, un caso literario de dos conciencias en una.
Jordi Llobregat (Valencia, 1971) exhibe en El secreto de Vesalio una ávida imaginación de coleccionista de maravillas, feliz de volver a juntar cuentos oídos muchas veces sobre enmascarados, sacrílegos experimentos, científicos locos, una humanidad fantasmal que habita en las cloacas, cajas de música con un compartimento secreto, mensajes en tinta simpática en un manuscrito del siglo XVI, gente que vuelve de la muerte y mata. En la Barcelona de 1888, en vísperas de la Exposición Universal, el cadáver de un médico insigne aparece en aguas del puerto. Jóvenes obreras se esfuman inexplicablemente y resurgen en las alcantarillas o en las dársenas, monstruosamente asesinadas. Daniel Amat, profesor de lenguas clásicas en Oxford e hijo del médico, se presenta en Barcelona para aclarar las circunstancias de la muerte de su padre. Lo anima un periodista de sucesos acabado, hambriento de una noticia sensacional: si no la encuentra en el plazo de una semana, lo echarán del periódico. (Por cierto, ¿en las redacciones de los periódicos resonaban ya en 1888 máquinas de escribir?).
Pero la novela de época no renuncia a la marca de la narrativa criminal vigente: El secreto de Vesalio comparte con Irène y Persona la insistencia en los repertorios sadianos de crueldades, y su inspector de policía, a pesar de ser más suave que el criminal de la historia, amputa un dedo con un cortapuros. El horror recreativo transforma a estas novelas en realistas, pero de una realidad de periodismo sensacionalista. Carlos Salem (Buenos Aires, 1959) se lo toma a broma: los crímenes de En el cielo no hay cerveza se ceban en tertulianos o presentadores de la televisión escandalosa. Los asesinados no son 10 como los Negritos de Christie, sino 12 como los apóstoles de Cristo, y lucen nombres transparentes, caricaturas de nombres reales del mundo televisivo español. El investigador, de Lavapiés, fue joven poeta de éxito y acabó travestido en autora de novelas erótico-sentimentales. El sospechoso, inocente pero cargante como un niñato perpetuo, un tal Diosito, dice ser el segundo hijo de Dios y lo es de un millonario que se cree Dios. Salem utiliza la biografía de Diosito, “un evangelio de cerveza-ficción”, para distorsionar el esquema de la novela negra hasta romperlo y ofrecer una novela de costumbres gamberras.

Policiaca, criminal, sangrienta

Irène Pierre Lemaitre. Traducción de Juan Carlos Durán Romero. Alfaguara Negra. Madrid, 2015. 396 páginas. 19 euros.
Persona. Los rostros de Victoria Bergman. Erik Axl Sund. Traducción del francés de Joan Riambau. Roja & Negra Random House. Barcelona, 2015. 404 páginas. 19,90 euros.
El secreto de Vesalio. Jordi Llobregat. Destino. Barcelona, 2015. 540 páginas. 20 euros.
En el cielo no hay cerveza. Carlos Salem. Navona Negra. Barcelona, 2015. 430 páginas. 17 euros.

22.7.15

Seis cosas por las que amar la Semana Negra

Los libros y los locos por los libros están por todas partes

Lorena Nosti (lesionada) y Paco Ignacio Taibo II./ Daniel Mordzinski./elpais.com

La 28ª edición Semana Negra de Gijón, esa fiesta, ese milagro cultural, ha terminado. Atrás quedan decenas de actos y presentaciones, cientos de risas y buenos momentos, miles de intercambios, interacciones, enseñanzas. Ya saben, Carlos Zanón se llevó el Hammett por Yo fui Johnny Thunders (RBA), no puede ser más merecido, y que anduvimos por allí compartiendo la vida y la literatura con amigos, haciendo fotos y aprendiendo con Daniel Mordzinski (para muestra, la que ilustra este artículo) y buscando a Patricia Highsmith.
Pero hoy quería traerles unos motivos, sentimentales algunos, casi empíricos otros, por los que lo que ocurre en Gijón cada julio es único.
Un lugar único donde se venera a los grandes. Julián Ibáñez, Claude Mesplede o Paco Ignacio Taibo II son algunos de los maestros que uno se puede encontrar en la Semana Negra. Y digo encontrar, porque así es. Se puede hablar con ellos, se puede tomar algo con ellos. Eso no pasa en cualquier sitio. No.
La feria de los milagros. Quienes hayan estado por Gijón ya saben a qué me refiero. En un lugar post industrial, algo surrealista y rodeado de atracciones, arena, bares y feriantes, la Semana Negra se celebra en un lugar único. Lo mejor: he visto actos que empiezan casi vacíos, la gente va llegando, pasan por allí, se quedan y escuchan y al final algunos hasta se compran el libro que se presenta. Lo prometo. Milagros en Gijón.
La comuna y la noche. Se lo dice alguien no muy partidario de socializar: lo que ocurre en la Semana Negra es digno de estudio. Escritores, profesores, artistas, periodistas y lectores cenan y alternan, salen y cervecean juntos. La camaradería de las noches de Don Manuel, donde igual se habla de libros que se canta un tango o una escritora argentina explica que significa antimola y por qué le marcó Verano Azul es algo digno de estudio.
La literatura, ese veneno. Los libros y los locos por los libros están por todas partes. Hay actos, decenas si no cientos de actos, pero también discusiones, escritores con los que se puede hablar, que se dejan entrevista en cualquier lugar, firmas… Una fiesta literaria alejada de todo boato.
Clases magistrales. Este bloguero tuvo la oportunidad de trabajar de nuevo con Daniel Mordzinski, de quien no para de aprender, o escuchar a Paco Ignacio Taibo II cómo le contaba la historia surrealista que vivió con James Crumley en EE UU, donde a punto estuvieron de ser apaleados por unos fans irredentos y cerveceros. Víctor del Árbol, Alexis Ravelo, Carlos Zanón, Claude Mesplède, Marcelo Luján, Carlos Salem y otros muchos me enseñaron cosas estos días. Laura Muñoz sigue empeñada en regalarme fotos y momentos. 
Los escritores. Sí, esos señores que hacen libros y que en Gijón están más cercanos que nunca. Los hay de todos los niveles, colores, gustos y nacionalidades. Y hacen que el festival tenga sentido. Son accesibles, se dejan entrevistar, comparten sus pasiones, te convierten a su credo.

Gracias a todos. Vive le noir!