19.4.12

Ovejitas negras

¿Se saben el cuento del lobo y el rebaño virginal? Pues ahí hay una novela negra
Leonie Swann, autora alemana de novela negra.foto: Richard Igel. fuente:elmundo.es

Leonie Swann epató a la tropa 'negrocriminal' al completo hace cinco años con una ópera prima titulada 'Las ovejas de Glennkill', un 'thriller' de lo más peculiar que venía a ser un cruce entre 'Rebelión en la granja' y 'Diez negritos'. Una de esas gloriosas vueltas de tuerca al género que, repletas de ironía e inmejorable humor, se publican por estos lares cada cierto tiempo.

Leonie Swann regresa ahora con una segunda entrega de lo que, a estas alturas del partido, tiene toda la pinta de ser una saga tan fructífera como desopilante. Bienvenidas sean, visto lo visto, y leído lo leído, todas las entregas que nos quiera despachar la buena de Leonie Swann, alemana del mismo Múnich pero residente en Berlín, que se obsesionó con un rebaño de irreductibles ovejas al que conoció en Irlanda y, para quitárselo de la cabeza, no dudó en convertir en sagaz grupo detectives de merinas con piel de lobo. Imaginamos que, por su alto contenido algodonoso y sus múltiples balidos, se trata de la lectura de cabecera de Carmen Sevilla.

En '¡Que viene el lobo!', su nueva novela, también publicada por Salamandra, Leonie Swann saca el lado viajero de Miss Maple y el resto del rebaño de orejas detectives para ambientar la trama en la campiña francesa. Acompañadas de Rebecca, la hija del pastor George Glenn, nuestras 'chicas' investigan el caso de un hombre lobo que osa perturbar la paz de un idílico prado.

¿Idílico? ¿Quién dijo idílico? El peligro se hace patente con el descubrimiento de un cadáver en los límites del bosque, y las ovejas se adentran en la oscuridad de la floresta en busca de las pistas que todo asesino (y más si se trata de un licántropo) deja tras de sí. Las risas están más que servidas siempre que nos unamos al equipo investigador compuesto por Miss Maple, Sir Ritchfield, Othello, Ramses, Zora, Heide, Cloud, Cordelia y el resto del rebaño.

Aquí tenéis, como muestra, el arranque de una novela con la que, curiosamente, contar ovejas os mantendrá más despiertos que se costumbre. ¡Mucho cuidado con ella, engancha!

–¿Y después? –preguntó el cordero de invierno.

–Después las ovejas madre pusieron a salvo a los corderos lejos el hombre del perro pequeño. Y encontraron un un –Cloud, la oveja más lanuda del rebaño, no supo cómo continuar.

–Un montón de heno –propuso Cordelia, que era una oveja sumamente idealista.

–Eso, un montón de heno –repitió Cloud–. Y las ovejas madre comieron y los corderos se acurrucaron en el heno... y guardaron silencio.

Las ovejas balaron entusiasmadas. Después de tanto contarla, la historia de 'El silencio de los corderos' había ido sufriendo graduales variaciones, y en cada ocasión ganaba un poco.

Rebecca, la pastora, les había leído el libro en otoño, cuando las hojas ya amarilleaban pero el sol aún era redondo y estaba maduro y sano. A estas alturas las ovejas ya no podían explicarse por qué entonces, en las primeras frías y plateadas noches de otoño, el libro les había dado tanto miedo. Sólo Mopple the Whale, el carnero gordo y memorioso, se acordaba de que en el libro que Rebecca les había leído en los soleados escalones de la caravana casi no aparecían corderos, y muy poco heno.

El viento empujaba nieve entre sus patas, allá abajo temblaban las peladas matas que crecían junto a la cerca del prado, y la historia había terminado.

–¿Era un montón de heno grande? –quiso saber Heide, que todavía era joven y no le gustaba que las historias terminaran así sin más.

–Muy grande –afirmó Cloud con convicción–. Tanto como... Tanto como...

Miró alrededor en busca de cosas grandes. ¿Heide? No. Heide no era especialmente grande para ser una oveja. Mopple the Whale era el más voluminoso. Pero más grande que cualquier oveja era la caravana, que estaba en medio del prado, y mayor aún el establo, y lo más grande de todo era el viejo roble que se alzaba cerca de la linde el bosque y en otoño había desprendido infinidad de hojas marrones, amargas y crujientes. Había sido un trabajo de mil demonios comerse todas esas hojas.

A la izquierda del prado se hallaba el huerto, y a la derecha el campo de cabras. En éste no había nada grande. Sólo cabras. Pasados los dos campos, al fondo estaba el bosque, ajeno y susurrante; delante, la propiedad, con establos y casas, chimeneas humeantes y personas ruidosas, y más cerca, gris y enorme como una calabaza, el castillo. Dado que el prado se elevaba un tanto en dirección al bosque, se veía estupendamente.

–Tan grande como el castillo –concluyó Cloud con aire triunfal.

Las ovejas se quedaron pasmadas. El castillo era en verdad muy grande. Tenía una torre puntiaguda y muchas ventanas, y todas las tardes les quitaba el sol demasiado pronto. Cambiarlo por un montón de heno habría sido genial.

16.4.12

Novela negra (iberoamericana) sin prejuicios

La Universidad estadounidense de Brown aborda el boom del género policiaco en el continente. Leonardo Padura y Rubén Varona representan a una literatura en auge
El escritor cubano Leonardo Padura, en su despacho en La Habana. foto: José Goitia. fuente:elpais.com

En el interior de una casa de ladrillo rojo de 1920 de la Universidad de Brown (Rhode Island) en Estados Unidos esta semana se dialoga sobre literatura iberoamericana. En contra de fronteras y prejuicios culturales, el reto es abordarla de manera transatlántica. Una demanda que se extiende no solo a la lengua, sino a los géneros. En la sexta edición de la Conferencia Internacional de Estudios Transatlánticos, organizada por esta universidad, se ha puesto el foco en la novela policiaca.

"Estamos asistiendo al boom del género negro", explica el profesor Julio Ortega, organizador del seminario, literalmente parapetado tras una interminable montaña de libros, la mayoría escritos por él. "Antes parecía que este tipo de literatura solo se hacía donde había un sistema judicial serio que penalizaba el crimen, pero ahora se ha extendido a cualquier lugar, porque lo verdaderamente importante no es el castigo sino la búsqueda de la verdad".

El escritor y periodista cubano Leonardo Padura -creador del teniente Mario Conde, protagonista de cuatro de sus novelas, todas ambientadas en La Habana- defiende la pujanza de la literatura policiaca iberoamericana. "Con autores como Rubén Fonseca o [Manuel] Vázquez Montalbán no puede ser considerada un género menor", explica. Sin embargo, Padura no comparte en absoluto que esas obras puedan leerse en clave transatlántica, independientemente del lugar en el que estén ambientadas. "Son novelísticas nacionales. Cuando lees a [Henning] Mankell estás leyendo literatura sueca, cuando lees a Manolo [Vázquez Montalbán] lees literatura española. La novela policiaca, como se asienta tanto en los prototipos nacionales, en las estructuras nacionales, es marcadamente nacional".

Sea como sea, no existe consenso acerca de si el género policiaco debe ser entendido en función de la idiosincrasia de los lugares donde acaece o debe abordarse desde la interculturalidad. Si bien, entre los ponentes que, además, son escritores, son muchos los que, como Padura, sostienen que el fin último de la novela negra es escrutar la sociedad, promover una mirada crítica sobre ella, por lo que la conexión entre el crimen y el ámbito en el que se comete es insoslayable. "Si no entiendes México, no entiendes la novela de Ignacio Taibo", señala Rubén Varona, escritor colombiano de 32 años.

La presencia de Padura en la conferencia no se debe únicamente a su condición de escritor de género, sino, fundamentalmente, a su condición de escritor cubano. La importancia de su nacionalidad podría resultar paradójica dado el carácter trasfronterizo del seminario, pero la elección para nada es casual. El año que viene la organización quiere celebrar en la isla su séptima edición. "La historia cultural cubana es muy importante y es transatlántica porque no se entiende sin las aportaciones españolas y africanas", explica el profesor Ortega, que considera esencial participar en la transición de la isla de de manera pacífica y a través de la literatura".

El escritor cubano ve en el gesto un paso muy importante. "Cuba necesita comunicación, hay dos generaciones de lectores que sufren una gran desinformación con respecto a la literatura, no así con el cine o la música, y cualquier tipo de movimiento que acerque la literatura al país es bienvenido. Las mentes están en el siglo XXI pero las penalidades en el XX. Los jóvenes tienen los mismos gustos que el resto, pero sus posibilidades de acceso a la tecnología son del siglo pasado", dice señalando a su alrededor, donde todos van camino de la siguiente charla pegados a su móviles inteligentes.

13.4.12

El nuevo libro de J.K. Rowling se publicará en septiembre y se llamará 'The Casual Vacancy'

J.K. Rowling tiene una fortuna estimada de 741 millones de dólares gracias a los siete libros de la saga Harry Potter y todos los beneficios de la adaptación de la saga al cine
J.K. Rowling, autora de la popular saga Harry Potter, quien publicará su primera novela para adultos llamada The Casual Vacancy, en el género negro. foto.fuente:lainformación.com

J.K. Rowling tiene lista su primera novela para adultos. Un relato definido como "oscuro y cómico" que cuenta la historia de Pagford, un idílico pueblo inglés con una guerra entre sus habitantes por elegir al nuevo párroco.

Según han señalado desde la editorial, el libro se llamará 'The Casual Vacancy' y se publicará en todo el mundo el próximo 27 de septiembre tanto en papel como en formato digital, publica The Guardian

Se espera que el libro sea un fenómeno en ventas. Jon Howells, portavoz de la editorial Waterstones, ha señalado que "obviamente la novela, será un éxito de ventas importante, probablemente el título más vendido de ficción de este año.

Rowling, de 46 años, tiene una fortuna estimada de 741 millones de dólares gracias a los siete libros de la saga Harry Potter y todos los beneficios de la adaptación de la saga al cine.

Esta será su primera novela desde que el último libro de Harry Potter fue publicado en 2007.

Los libros de Rowling han vendido más de 450 millones de copias y han sido traducidos a 74 idiomas.

4.4.12

Lo peor que le puede pasar a una novela

... Es que un psicoanalista bonaerense se empeñe en escribirla Y si encima, el sujeto es cantante melódico, ¡quilombo!
Portada Los padecientes de Gabriel Rolón. Destino. foto.fuente:elmundo.es

Allá vamos. Llegará un momento, de seguir las cosas así (tan negras, literalmente), en que hasta Pere Gimferrer anunciará un poemario/'thriller' titulado 'Ruiseñor o fiambre'. Son dos las preguntas sin respuesta, A y B, que hoy, por hoy, me producen un profundo resquemor: A) ¿Dónde vive escondido el único sueco del planeta que no escribe novela negra? Y B) ¿Por qué todos los trabajadores del mundo libro (versión cutrelux del concepto mundo libre), todos, sin excepción, acaban escribiendo su homenaje a la novela negra, ese género que los encandiló cuando empezaban en esto de la escritura? Pues eso. Que las respuestas, empeñadas en estar en el viento, siguen sin aparecer.

Gabriel Rolón ha sido el último advenedizo en subirse al carro de la moda 'negropolicial'. 'Wikipediando' con su genio y figura, que es gerundio. Veamos: "Gabriel Rolón es un psicoanalista, escritor y cantante argentino, famoso por su participación en varios programas de radio y televisión. Es autor del 'bestseller' 'Historias de Diván'". Y de Rolón nos llega ahora, como caído del cielo, 'Los padecientes', novela negra publicada por Destino. ¿Y quiénes son los padecientes?, se preguntará el lector menos avispado. ¿Y qué es poesía?, responderá, repreguntado a su vez, el poeta más avispado. Pues eso. Padecientes.

Argumento altamente desargumentado: Pablo Rouviot, reconocido psicoanalista (¡bingo!), es un hombre taciturno y solitario que no ha podido superar una turbulenta y recientísima historia de amor. Cierta noche, una 'mina' [nótese el argentinismo] se planta en su consultorio y le formula un pedido peculiar: ayuda detectives para constatar que no fue a su hermano, joven bastante 'zumbado', a quien se le fue la mano al acuchillar salvajemente en un descampado al papá de ambos. Lo que necesita Paula, que tal es el nombre de la 'mina', es que Pablo le ayude a demostrar que su hermano es, como Francisco Camps, inimputable. Eso sí, en este caso por tratarse de alguien incapaz de comprender la peligrosidad de sus actos. Y hasta aquí podemos leer, como si esto fuese una de las tarjetitas del '¡1,2,3... responda otra vez!' que tanto añoramos.

¿El resto? De serie, si es que lo hay. La consabida y mil y una vez repetida pseudotrama policial en la que médicos, polis, rubias y abogados alargan con sus tejemanejes una historia sin más fundamento que el de mostrarnos el frenético día a día del buen psicoanalista. Thriller psicológico llaman ahora a este tipo de producto prototípico del ese mercado literario que, según Ruiz Zafón (experto en la materia), tiene mucho más de mercado que de literario. Es 'Los padecientes' la primera novela que escribe el psicoanalista y cantante argentino Gabriel Rolón [con añadido de última hora: me entero ahora de que también es dramaturgo; ¿quién dijo que ya no quedaban hombres del Renacimiento cuando bastaba con buscar en Argentina?], apodado por su legión de fans como 'El nuevo Bucay'. Y eso se nota un poco. Aun así, se trata de un relato que en su Cono Sur natal ya ha vendido 80.000 ejemplares. 80.000, que se dice pronto. Y están pensando en hacer la película. Ricardo Darín, ¡ya podéis dejar de 'googlear'!

Aunque casi es mejor que juzguéis vosotros mismos, ¿no? Para algo sois los otros 'padecientes' de esta novela. Ahí va un párrafo:

"La verdad late sojuzgada y silenciosa. Oculta en los rincones más oscuros de la mente, olvidada en oscuros archivos judiciales, encubierta en los confusos dictámenes oraculares o simplemente presa de la represión o el desconocimiento, como si se tratara de uno de esos animales que invernan largo tiempo sin manifestarse, pero que aun en ese estado siguen vivos. La verdad. Eso tan deseado y tan temido al mismo tiempo. A veces por maldad, otras por dolor o simplemente porque el tiempo extendió un velo de fatal encubrimiento, yace oprimida y, cuanto más oculta, más fuerte. Porque no sabe morir. Porque puede ser silenciada, ocultada u olvidada, pero aun así clama a su manera por hacerse notar, por gritar su presencia. Omnipresente en su aparente ausencia. Marcando y condicionando el modo de gozar y padecer, de relacionarnos con otros y con nosotros mismos".